Ven y sígueme no es la doctrina del catecismo, sino una relación de amor.
Del blog de Tomás Muro, La Verdad es libre:
01.- Llamadas (vocaciones) en la vida.
La vida nos llama de diversos modos y hacia diversas metas o realidades.
Pero, sobre todo la vida nos llama hacia su plenitud, que nos es desconocida pero deseada. Tal es el sentido de la vida.
Calderón de la Barca en su auto.sacramental: El gran teatro del mundo escenifica algunas de las posibilidades o llamadas de la vida: la llamada del poder, del dinero, la llamada del placer, de la envidia. Algo semejante refleja la película de Federico Fellini: Los espíritus de Giuletta.
También podemos entender la llamada desde lo que habitualmente hemos entendido por vocación: hay una vocación al matrimonio, a la vida religiosa, al ministerio en la Iglesia, vocación a la docencia, a la medicina, a la misión…
Yo creo que algunas profesiones no son simples puestos de trabajo, sino que requieren una vocación noble, que depende de las cualidades personales y sociológicas: la llamada o vocación para la enseñanza, para la medicina, para la asistencia social de los ancianos, personas con limitaciones, llamadas a escoger unos estudios u otros, para el servicio eclesial, etc.
02.- Vivir a la escucha.
Hemos escuchado la preciosa llamada de Dios a Samuel.
El sueño es una situación un poco extraña. A veces soñamos dormidos y otras veces soñamos despiertos. Las culturas han tratado de interpretar siempre los sueños, que pueden tener muchas explicaciones, (S. Freud), pero podríamos decir que soñamos, al menos despiertos, con un mundo mejor, con una familia, una sociedad, una iglesia casi perfectas. Esos sueños son también como una llamada.
En la biblia hay muchas alusiones a los sueños: estando Adán en sueños la mujer, Eva, nace de su costado. Abraham, el rey David, Daniel, reciben noticias (revelación) en sueños, ¿dormidos o despiertos? José recibe en sueños noticias sobre Jesús.
Lo importante en la vida es vivir a la escucha como Samuel.
Rahner (1904-1984) tenía como piedra angular de su teología que el ser humano es Oyente de la Palabra; vivir a la escucha de lo que nos rodea en la existencia, Dios incluido.
Es importante escuchar la voz de la vida, la palabra de los demás, de los problemas, de la enfermedad, de la vida, de la muerte.
03.- Búsquedas en la vida.
Todos buscamos algo en la vida. La búsqueda está incrustada en la condición humana.
Vivir atentos y en búsqueda es sano. Lo malo es el estancamiento, la instalación, la seguridad. Cuando una persona o institución afirma incluso con violencia su verdad, su doctrina, eso es síntoma de esclerosis, de estancamiento. Las aguas estancadas no son buenas…
El papa Francisco anima a los cristianos a seguir la búsqueda de los discípulos de Jesús, de Abrahám, la búsqueda de los Magos.
Francisco abre la mente a los nuevos problemas que se van presentando en la sociedad
Resulta llamativo cómo el mismo entramado eclesiástico se enfrenta a las búsquedas, al Papa Francisco. El “clan de Toledo”, el cardenal Sarah piden al papa que retire o anule la posibilidad de la bendición de parejas homosexuales.
04.- ¿Dónde vives?
Aquellos discípulos iban buscando en la vida. Cuando llegan donde Jesús le preguntan ¿Dónde vives?
No es una pregunta teórica, doctrinal. No le preguntan por el catecismo de “Radio María”, sino por la vida de Jesús. ¿Dónde, cómo vives?
¿Dónde, cómo vivimos? ¿Cuáles son los criterios, el estilo de nuestra vida?
05.- Venid y lo veréis
Jesús no les entrega a los discípulos un libro, el catecismo, unas “constituciones”, el Código de Derecho Canónico, etc., sino que les llama a una relación personal con Él. Venid a convivir y veréis qué es ser cristiano.
Los católicos estamos muy habituados a vivir una religión cuyo centro es lo que se puede hacer o no, lo que está permitido o prohibido, lo que vale o no vale. Y esta actitud se aplica lo mismo para la celebración de la penitencia con absolución general que para el control de natalidad. ¿Se puede o no se puede, vale o no vale?
Pero Jesús no nos llama a eso, ni mucho menos. Jesús nos llama a vivir con él, a tener una relación personal de amor y misericordia con él. Jesús nos llama a vivir en gracia, que significa vivir agradecidos y unidos al Señor y desde Él a vivir amando a los demás.
Mucha gente –más o menos cristiana- piensa que, si la Jerarquía pusiera unas normas más fáciles de cumplir respecto de los divorciados, de los homosexuales, de la Misa, de la confesión, la vida eclesiástica mejoraría mucho y aumentarían el número de cristianos en las Iglesias. No sé si mejoraría la vida eclesiástica, no creo que aumentase la vida cristiana.
Eso sería una prolongación permisiva del clericalismo de la jerarquía y del clericalismo de los laicos. Sería una especie de “rebajas eclesiásticas de enero”.
Ser cristiano es una relación con el Señor: “venid y lo veréis”. El cristianismo es un gozo que se vive en la relación personal con Cristo y que después se trasluce en la vida como buenamente podemos.
Los ministros y maestros del cristianismo) no os llamamos al cristianismo, sino más bien al Nuevo Ser (JesuCristo), del cual el cristianismo debe ser testigo y nada más, sin confundirse jamás con ese Nuevo Ser (JesuCristo). Cuando oigáis la llamada de Jesús, olvidad todas las doctrinas cristianas, olvidad vuestras propias voluntades y vuestras dudas particulares. Si alguna vez Le seguís, olvidad toda la moral cristiana, vuestros logros y vuestras dudas particulares. Nada se os pide –ninguna idea de Dios, ninguna bondad especial propia, ni que seáis religiosos, ni que seáis cristianos, ni siquiera que seáis sabios, ni que os atengáis a una moral. Lo que se os pide es tan sólo que os abráis a lo que se os da y que queráis aceptarlo: el Nuevo Ser, el ser de amor, de justicia y de verdad que se manifiesta en Aquel cuyo yugo es llevadero y cuya carga es ligera. (Tillich)
Aquí estoy, Señor, para hacer tu Voluntad
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