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Archivo para Sábado, 6 de enero de 2024

Abierto al mundo

Sábado, 6 de enero de 2024
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En el día de la Epifanía Dios se muestra al Mundo, a todas las personas, a todos los hombres y mujeres sin distinción de lugares, etnias, condiciones, religiones, ideologías, orientación sexual, invitándonos, como dice Francisco  a reconocer que “La humildad de Dios se esconde en el hermano y la hermana que sufren, en el pesebre, en la cruz“… Estemos atentos.

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(Parco 2, Fotografía de Bernard Faucon)

 

“Estar abierto al mundo

es una peligrosa forma de vivir,

porque nos amenaza con la posibilidad

de aprender cosas

que siempre nos han enseñado a rechazar.”

*

Joan Chittister

 

 

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***

 

Habiendo nacido Jesús en Belén de Judea en tiempos del rey Herodes, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén preguntando:

¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo».

Al enterarse el rey Herodes, se sobresaltó, y todo Jerusalén con él; convocó a los sumos sacerdotes y a los escribas del país, y les preguntó dónde tenía que nacer el Mesías. Ellos le contestaron:

En Belén de Judea, porque así lo ha escrito el profeta: “Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres ni mucho menos la última de las poblaciones de Judá, pues de ti saldrá un jefe que pastoreará a mi pueblo Israel”».

Entonces Herodes llamó en secreto a los magos para que le precisaran el tiempo en que había aparecido la estrella, y los mandó a Belén, diciéndoles:

«ld y averiguad cuidadosamente qué hay del niño y, cuando lo encontréis, avisadme, para ir yo también a adorarlo.»

Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino, y de pronto, la estrella que habían visto salir  comenzó a guiarlos hasta que vino a pararse encima de donde estaba el niño.

Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre, y cayendo de rodillas lo adoraron; después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra.

Y habiendo recibido en sueños un oráculo, para que no volvieran a Herodes, se marcharon a su tierra por otro camino.

*

Mateo 2, 1-12

***

*

Tú que estás por encima de nosotros,

Tú que eres uno de nosotros,

Tú que estás también en nosotros,

puedan todos verte también en mí,

pueda yo prepararte el camino,

pueda yo darte gracias por cuanto me sucede.

Pueda yo no olvidar en ello las necesidades de los otros.

Mantenme en tu amor

como quieres que todos vivan en el mío.

Que todo en mi ser se encamine a tu gloria

y que yo no desespere jamás.

Porque estoy en tus manos,

y en ti todo es fuerza y bondad.

Dame sentidos puros, para verte…

Dame sentidos humildes, para oírte…

Dame sentidos de amor, para servirte…

Dame sentidos de fe, para morar en ti…

*

Dag Hammarskjóld.

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Bendición para el día de la Epifanía.

Sábado, 6 de enero de 2024
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(Fotografía de Bernard Faucon)

Bendición para el día de la Epifanía.

Que vuestros anhelos y proyectos
tomen forma y se hagan realidad
en todos los caminos y puntos de encuentro
que recorráis siguiendo su estrella.

Que las palabras de todos los seres vivos
reposen serenamente, como rocío mañanero,
en vuestras cálidas y acogedoras entrañas,
y germinen, florezcan y den un fruto verdadero.

Que el diálogo sea herramienta de fraternidad
que os clarifique, serene y traiga la sabiduría;
que sepáis escuchar a sabios e ignorantes,
para no caer en las redes de los nuevos Herodes.

Que disfrutéis de la sinfonía de la creación entera,
de la música de las plantas y de toda la naturaleza,
del canto de las aves, insectos y demás animales,
y de la furia y el murmullo del mar y del viento.

Que gustéis el clamor de los que no tienen voz,
el silencio de quienes aprenden a no hablar,
la paz de quienes luchan por la justicia y hermandad
y la grandeza de las cosas gratuitas y pequeñas.

Que la palabra de Dios irrumpa en vuestra vida
como buena noticia, alegre y gratuita,
para que podáis escuchar, ver, percibir,
oler y gustar todo lo bueno que os rodea.

Y que el Dios que se ha manifestado
como Palabra, Voz, Silencio y Mensaje,
Prosa y Poesía, Canto, Música y Entrega,
os proteja y cuide hoy, y cada día.

*

Florentino Ulibarri
Fe Adulta

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“Nuestra incapacidad para adorar”. Epifanía del Señor – B (Mateo 2,1-12)

Sábado, 6 de enero de 2024
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epifania6-1024x785El hombre actual ha quedado en gran medida atrofiado para descubrir a Dios. No es que sea ateo. Es que se ha hecho «incapaz de Dios». Cuando un hombre o una mujer solo busca o conoce el amor bajo formas decadentes, cuando su vida está movida exclusivamente por intereses egoístas de beneficio o ganancia, algo se seca en su corazón.

Muchos viven hoy un estilo de vida que los abruma y empobrece. Envejecidos prematuramente, endurecidos por dentro, sin capacidad de abrirse a Dios por ningún resquicio de su existencia, caminan por la vida sin la compañía interior de nadie.

El teólogo Alfred Delp, ejecutado por los nazis, veía en este «endurecimiento interior» el mayor peligro para el hombre moderno: «Así el hombre deja de alzar hacia las estrellas las manos de su ser. La incapacidad del hombre actual para adorar, amar y venerar tiene su causa en su desmedida ambición y en el endurecimiento de su existencia».

Esta incapacidad para adorar a Dios se ha apoderado también de muchos creyentes, que solo buscan un «Dios útil». Solo les interesa un Dios que sirva para sus proyectos individualistas. Dios queda así convertido en un «artículo de consumo» del que disponer según nuestras conveniencias e intereses. Pero Dios es otra cosa. Dios es Amor infinito, encarnado en nuestra propia existencia. Y, ante ese Dios, lo primero es la adoración, el júbilo, la acción de gracias.

Cuando se olvida esto, el cristianismo corre el peligro de convertirse en un esfuerzo gigantesco de humanización, y la Iglesia en una institución siempre tensa, siempre agobiada, siempre con la sensación de no lograr el éxito moral por el que lucha y se esfuerza.

Sin embargo, la fe cristiana es, antes que nada, descubrimiento de la bondad de Dios, experiencia agradecida de que solo él salva: el gesto de los magos ante el Niño de Belén expresa la actitud primera de todo creyente ante Dios hecho hombre.

Dios existe. Está ahí, en el fondo de nuestra vida. Somos acogidos por él. No estamos perdidos en medio del universo. Podemos vivir con confianza. Ante un Dios del que solo sabemos que es Amor no cabe sino el gozo, la adoración y la acción de gracias. Por eso, «cuando un cristiano piensa que ya ni siquiera es capaz de orar, debería tener al menos alegría» (Ladislao Boros).

José Antonio Pagola

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”Venimos de Oriente para adorar al Rey”. Domingo 6 de enero de 2023

Sábado, 6 de enero de 2024
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08-epifania (C) cerezoLeído en Koinonia:

Isaías 60, 1-6: La gloria del Señor amanece sobre ti.
Salmo responsorial: 71: Se postrarán ante ti, Señor, todos los reyes de la tierra.
Efesios 3, 2-6: Ahora ha sido revelado que también los gentiles son coherederos.
Mateo 2, 1-12: Venimos de Oriente para adorar al Rey

Hoy la Iglesia católica celebra con gozo desbordante la fiesta de los reyes magos. Litúrgicamente se denomina “epifanía”que significa manifestación de la salvación de Dios. Con esta fiesta vamos concluyendo el ciclo de navidad que nos permitirá contemplar a Jesús pequeño, humilde y pobre… niño que, a su vez, revela la grandeza del amor de Dios.

El profeta Isaías exalta la grandeza de la ciudad de Jerusalén porque se convertirá en luz para todos los pueblos. Es la luz para toda la humanidad, es la esperanza para los pobres. La oscuridad de la injusticia y la violencia, la opresión y la marginación será vencida definitivamente por la presencia luminosa de Dios manifestada en el niño de Belén. El salmo 71 también canta las maravillas que hace Dios en medio de su pueblo. Manifiesta la esperanza que todos los reyes y poderosos se abajen y se postren ante la pequeñez y la humildad. Los motivos de la alabanza es la justicia de Dios que derrota a los opresores y defiende a los pobres y oprimidos. La justicia de Dios a favor de lo empobrecidos y excluidos de todos los tiempos se hace motivo de regocijo y alabanza para el salmista.

 La época en que se escribe esta parte del libro del profeta Isaías (Tercer Isaías) corresponde a la restauración, es decir, al regreso a Jerusalén de los exiliados en Babilonia, regreso a la gran ciudad de Dios. Cuando este grupo de exiliados llegó a Israel encontró sus ciudades destruidas, sus campos abandonados o apropiados por otras familias, las murallas derruidas y el templo, el lugar donde Yahvé habitaba, incendiado. Esta dramática realidad los desanimó completamente, centrando sus esperanzas y sus motivaciones únicamente en la reconstrucción de sus viviendas y sus campos, dejando de lado la restauración del templo y, con ello, la confianza en la venida gloriosa de Yahvé, quien traería para Israel la salvación plena en la misma historia. Isaías anima la fe de su pueblo, los invita a poner nuevamente su fe y su corazón en la fuerza salvífica de Yahvé, quien traerá la paz y la justicia a su pueblo, por ello Jerusalén será una ciudad radiante, llena de luz, en donde la presencia de Dios como rey hará de ella una nación grande, ante cuya presencia se postrarán todos los pueblos de la tierra. El profeta manifiesta con esta gran revelación que Dios es quien dará inicio a una nueva época para Israel, una época donde reinará la luz de Dios y serán destruidas todas las fuerzas del mal, pues Dios se hace presente en Israel y ya más nadie podrá hacerle daño.

Esta visión profética posee una comprensión muy reducida de la acción salvífica de Dios, ya que es asumida como una promesa que se cumplirá en beneficio única y exclusivamente del pueblo de Israel y no de toda la tierra.

En la carta de Pablo a la comunidad de Éfeso hace caer en cuenta a todos los creyentes que las promesas hechas al pueblo de la ley y la alianza ahora se extienden a los gentiles, es decir, a toda la humanidad. De tal manera que la salvación no será propiedad exclusiva de un pueblo sino de todos los pueblos, del gran pueblo de Dios, es decir, de todos los seres humanos que se abren a la buena noticia de la salvación.

Pablo, a través de la carta a los Efesios, ampliará esa comprensión, afirmando que la salvación venida por Dios, a través de Jesús, es para “todos”, judíos y paganos. El plan de Dios, según Pablo, consiste en formar un solo pueblo, una sola comunidad creyente, un solo cuerpo, una sola Iglesia, un organismo vivo capaz de comunicar a toda la creación la vida y la salvación otorgada por Dios. La carta a los Efesios expresa que el misterio recibido por Pablo consiste en que la Buena Nueva de Cristo se hace efectiva también en los paganos, ellos son coherederos y miembros de ese mismo Cuerpo; esto significa que Dios se ha querido revelar a toda la humanidad, actúa en todos, salva a todos, reconcilia a todos sin excepción.

Dos actitudes totalmente opuestas se reflejan en el relato de la visita de los reyes, sabios o magos de oriente que presenta el evangelista Mateo. Más allá de si es o no es un acontecimiento histórico, lo hermoso de este texto es hacer ver al lector cómo el corazón de los poderosos de Israel se cierra ante la presencia de la pequeñez del niño de Belén. En cambio los gentiles, los paganos o extranjeros se abajan de su realeza para reconocer en la pobreza, humildad y pequeñez de aquel niño la revelación de la propuesta salvífica de Dios ofrecida a toda la humanidad que le busca con sincero corazón. ¿En qué personas y situaciones de la vida reconoces a Jesús?

El evangelio que leemos hoy, en la Fiesta de la «Epi-fanía», confirma este carácter universal de la salvación de Dios. Mateo expresa, por medio de este relato simbólico, el origen divino de Jesús y su tarea salvífica como Mesías, como rey de Israel, heredero del trono de David; para ello el evangelista insiste en nombrar con exactitud el lugar donde nació Jesús y en confirmar, a través del Antiguo Testamento, que con su presencia en la historia se da cumplimiento a las palabras de los profetas. Por otro lado, el rechazo de este nacimiento por parte de las autoridades políticas (Herodes) y religiosas (sumos sacerdotes y escribas) del pueblo judío y el gozo infinito de los magos, venidos de Oriente, anuncian desde ya ese carácter universal de la misión de Jesús, la apertura del evangelio a los paganos y su vinculación a la comunidad cristiana. La Epifanía del Señor es la celebración precisa para confesar nuestra fe en un Dios que se manifiesta a toda la humanidad, que se hace presente en todas las culturas, que actúa en todos, y que invita a la comunidad creyente a abrir sus puertas a las necesidades y pluralidades del mundo actual.

En un tiempo como el que vivimos, marcado radicalmente por el pluralismo religioso, y marcado también, crecientemente, por la teología del pluralismo religioso, el sentido de lo «misionero» y de la «universalidad cristiana» han cambiado profundamente. Hasta ahora, en demasiados casos, lo misionero era sinónimo de proselitismo, de «convertir al cristianismo» a los «gentiles», y la «universalidad cristiana» era entendida desde la centralidad del cristianismo: éramos la religión central, la (única) querida por Dios, y por tanto, la religión-destino de la humanidad. Todos los pueblos (universalidad) estaban destinados a abandonar su religión ancestral y a hacerse cristianos… Tarde o temprano el mundo llegaría a su destino: a ser «un sólo rebaño, con un solo pastor»…

Hoy todo esto ha cambiado, aunque muchos cristianos (incluidos muchos de sus pastores) todavía siguen en la visión tradicional. Buen día hoy, pues, para presentar estos desafíos y para profundizarlos. No desaprovechemos la oportunidad para actualizar también personalmente nuestra visión en estos temas. En la RELaT (servicioskoinonia.org/relat) hay muchos materiales para estudiar el tema, así como para debatirlo en grupos de estudio o de catequesis.

En el Nuevo Testamento, además de Juan 7,42, encontramos referencias a Belén en las narraciones de Mateo 2 y Lucas 2 acerca del nacimiento del Salvador en la ciudad de David. La tradición de que el Mesías debía nacer en Belén tiene su base en el texto de Miqueas 5,2, donde se señala que de Belén Efrata debía salir quien gobernaría Israel y sería pastor del pueblo. Hoy ya sabemos que Jesús nació probablemente en Nazaret, y que la afirmación de que nació en Belén es una afirmación con intenció teológica.

El término “magos” procede del griego “magoi”, que significa matemático, astrónomo y astrólogo. Estas dos últimas disciplinas eran una misma en la antigüedad, por lo que con ambas se podía estudiar el destino y designio de las personas. Es decir, los «reyes magos» no fueron ni reyes ni magos en el sentido actual de estas palabras; habrían sido astrólogos o estudiosos del cielo. Fue el teólogo y abogado cartaginés Tertuliano (160-220 d.C.) quien aseguró que los magos serían reyes y que procederían de Oriente. En la visita de los magos a Jesús, los Padres de la Iglesia vieron simbolizadas la realeza (oro), la divinidad (incienso) y la pasión (mirra) de Cristo. Leer más…

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Epifanía 1. “Reyes” magos, luminosa parábola (=leyenda) evangélica (U. Luz)

Sábado, 6 de enero de 2024
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Adoracion_Reyes_Magos_Hugo_Van_der_GoesDel blog de Xabier Pikaza:

La fiesta de la Navidad, que acabamos de celebrar, ha sido entendida  por la iglesia como “epifanía” o revelación de Dios, que nace en la historia de los hombres, para iluminar su vida y abrir en ella un camino de salvación divina o resurrección.

Esta fiesta de la epifanía de Dios en el nacimiento de Jesús ha sido y sigue siendo fundamental en el oriente cristiano, anterior a la Navidad, de manera que en sentido estricto Dios “nace” el 6 de enero más que el 25 de diciembre. Por eso, teniendo en el fondo ese interesantísimo “detalle” quiero presentar en RD y FB tres postales complementarias sobre la epifanía: (1) Un estudio histórico-crítico con U. Luz. (2) Un análisis teológico con Joseph Ratzinger/BXVI. (3) Una propuesta pastoral, de tipo propio.

LUMINOSA “LEYENDA” TEOLÓGICA (U. LUZ)

 Ulrich Luz, exegeta protestante de Suiza (*1938) es autor del estudio más denso e influyente sobre Mateo en la segunda mitad del siglo XX. Siguiendo en parte sus huellas, escribí yo mismo un extenso comentario a Mateo. Más que seguir mi comentario, que el lector de RD y FB puede tener a mano, pues normalmente lo cito en mis postales, quiero seguir aquí el luminoso comentario de Luz que interpreta el relato de los magos (Mt 2) como parábola o leyenda teológica, que sirve para entender el sentido del nacimiento de Jesús y para fundar la misión cristiana, en un contexto política y religiosamente conflictivo, en un contexto de apertura de la Iglesia al paganismo (y del paganismo a la Iglesia) desde una perspectiva oriental (persa), Este relato de los magos es una parábola/leyenda, propia de Mateo (con su estilo y sus preocupaciones pastorales).

Como protestante,, U. Luz ha destacado el carácter personal de la estrella (cada creyente tiene la suya), más que su carácter histórico y comunitario, y tampoco ha destacado la importancia de la figura de la Madre de Jesús como Gebirá, Iniciadora mesiánica

Como hombre de fe, U. Luz ha puesto de relieve el carácter “espiritual” de los dones de los magos. Como buen suizo, no ha entrado en las implicaciones económicas y sociales del tema, pues eso complicaría su propuesta.

Texto:

1 Nacido Jesús en Belén de Judá, en tiempo del rey Herodes, llegaron unos magos de oriente a Jerusalén 2 y dijeron: «¿Dónde está el recién nacido rey de los judíos? Porque hemos visto salir su estrella y hemos venido a adorarle». 3 Cuando el rey Herodes oyó esto, se sobresaltó, y con él toda Jerusalén. 4 Y convocó a todos los sumos sacerdotes y letrados del pueblo y se informó por ellos del lugar donde había de nacer el Mesías. 5 Ellos le dijeron: «En Belén de Judá; porque así está escrito por los profetas:

6 ‘Y tú, Belén, tierra de Judá, en modo alguno eres el menor entre los principales clanes de Judá, porque de ti saldrá un jefe que será pastor de mi pueblo, Israel’.

7 Entonces Herodes llamó aparte a los magos y se informó cuidadosamente acerca del tiempo de la aparición de la estrella, 8 los envió a Belén y dijo: «Id y averiguad exactamente qué hay de ese niño. Si lo encontráis, notificádmelo para que yo también vaya a adorarlo». 9 Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino. Y he aquí que la estrella que habían visto en oriente iba delante de ellos hasta que llegó y se detuvo encima del lugar donde estaba el niño. 10 Al ver la estrella sintieron mucha alegría. 11 Y al entrar en la casa, vieron al niño con María, su madre. Y postrándose, le adoraron y abrieron sus cofres y le ofrecieron dones de oro, incienso y mirra. 12 Y avisados en sueños de que no volvieran donde Herodes, se marcharon a su tierra por otro camino.

Redacción y tradición. Históricamente estos  “reyes” magos no existieron

Esta parábola está muy elaborada por Mateo. Rara vez contiene un lenguaje no mateano.  Debemos suponer que él mismo la ha compuesto, y que no tiene un fondo histórico anterior.  Por eso, hay que decir, que históricamente los reyes magos no existieron, como los niños aprenden a los 5 ó 6 años. Los magos son los padres o iniciadores de los niños a lavida y a la ve. Los magos tenemos que ser nosotros.

Temas y analogías en la historia de las religiones

Mateo a “inventado” esta parábola de los magos, pero no la inventado de la nada, sino  recreando y adaptando poderosas y hermosas leyendas o parábolas de la historia anterior.

De los relatos afines sobre el niño rey, la haggadá de Moisés es la más próxima a nuestro relato y al texto de Mt 2, 13-23: los magos (TgJ a Ex 1, 15; ExR 1, 18 a Ex 1, 22) o los letrados (F. Josefo, Ant., 2, 205) anuncian al Faraón el nacimiento de Moisés; el Faraón se sobresalta (F. Josefo, Ant., 2, 206) y planea la matanza de niños. Las tradiciones mosaicas fecundaron probablemente nuestro relato… pero el texto de Mateo recibe también otros influjos.  

La estrella proviene de tradiciones más cercanas a Grecia y Roma.  En fuentes helenísticas se habla de un cometa en el nacimiento de Mitrídates y en el episodio de Nerón que cuenta Suetonio. También se habla de cometas u otros fenómenos luminosos en el nacimiento de dioses. En monedas de Alejandro, de los diadocos, de César, de Augusto, pero también de Alejandro Janeo y de Herodes, se encuentra una estrella como símbolo del rey.

Aparte de eso, está difundida la idea de que cada persona tiene su estrella, la gente rica una estrella brillante y los demás deslucida, que aparece con el nacimiento y se extingue con la muerte. En esta idea se basa la astrología popular de aquella época.

Más ardua es la cuestión de si hay que pensar en la profecía de Balaán sobre la estrella de Jacob (Nm 24, 17). La interpretación mesiánica de este pasaje fue muy frecuente. También en el relato de Balaán un profeta pagano frustra los planes de un rey malo al anunciar que Dios está con Israel (Nm 23, 21) y que en Israel surge un soberano. En tradiciones posteriores Balaán es caracterizado como mago. La historia de la exégesis muestra que los lectores cristianos pensaron en Balaán. Por otra parte, la estrella no se identifica con el Mesías, como en la exégesis de Nm 24, 17. Pero, la estrella de los magos de Mateo es una estrella subversiva (va en contra del rey Herodes, va a favor del niño opuesto a Herodes).

Historicidad.

Nuestro relato es una leyenda escueta y sobria que no sigue las leyes de la verosimilitud histórica. Esto lo muestran las preguntas desesperadas de los exegetas: ¿Por qué Herodes no agregó al menos un espía a los magos? ¿Cómo pudo todo el pueblo de Jerusalén y los letrados sobresaltarse junto con el odiado rey Herodes por la llegada del Mesías? Tampoco se describe la estrella de un modo realista, es decir, plausible a nivel astronómico.

En la abundante literatura astronómica sobre nuestro texto aparecen en primer plano tres posibilidades de explicación:

  • Una supernova, de la que no existen documentos de aquella época.
  • Un cometa. Pero el cometa Halley, el más mencionado, del año 12/11 a.C. llegó demasiado pronto para el nacimiento de Jesús. Más en serio hay que tomar un cometa (¿o una nova?) atestiguada por astrónomos chinos para el año 5-4 a.C..
  • La conjunción de Júpiter y Saturno, que se produjo tres veces el año 7-6 a.C. Llamó la atención y fue predicha por astrónomos babilónicos. No encajaba mal en nuestro relato, porque Júpiter es el astro de los reyes, y Saturno, como astro del sábado, fue considerado a veces como estrella de los judíos.

Hay que decir que todos esos intentos aportan muy poco a la explicación de nuestro relato. Mateo quiso describir una estrella milagrosa que apareció en oriente, precedió a los magos camino de Jerusalén y de Belén (de norte a sur) y se detuvo encima de la casa donde se encontraba el niño. Áster significa filológicamente una estrella concreta, no un grupo de estrellas (= astron). En las conjunciones de Júpiter y Saturno de los años 7-6 a.C., los dos planetas nunca se aproximaron lo bastante para verlos como un solo astro. Todo esto no excluye, obviamente, que el recuerdo de alguna aparición astral llamativa en la época del nacimiento de Jesús pudiera perdurar en la memoria de la comunidad.

La historicidad de la estrella queda descartada, en fin, por el hecho de que Lucas nada sabe al respecto; además, el episodio de los magos no podría encajar en el relato lucano del nacimiento. Parece que tampoco los padres de Jesús saben nada de los acontecimientos prodigiosos de su nacimiento (Mc 3, 31-35). No se detecta, en suma, un núcleo histórico; en cambio, las numerosas tradiciones paralelas en la historia de las religiones hacen más comprensible la elaboración del relato. Resumiendo: este relato no posee, a mi juicio, un núcleo histórico.

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Fiesta de la Epifanía del Señor. Ciclo B

Sábado, 6 de enero de 2024
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9FA81411-5090-454E-B9B3-E254B0896C3DDel blog El Evangelio del Domingo, de José Luis Sicre sj:

El autor del primer evangelio, Mateo, que probablemente reside en Antioquía de Siria, lleva años viviendo una experiencia muy especial: aunque Jesús fue judío, la mayoría de los judíos no lo aceptan como Mesías, mientras que cada vez es mayor el número de paganos que se incorporan a la comunidad cristiana. Algunos podrían interpretar este extraño hecho de forma puramente humana: los paganos que se convierten son personas piadosas, muy vinculadas a la sinagoga judía, pero no se animan a dar el paso definitivo de la circuncisión; los cristianos, en cambio, no les exigen circuncidarse para incorporarse a la iglesia.

Mateo prefiere interpretar este hecho como una revelación de Dios a los paganos. Para expresarlo, se le ocurre una idea genial: anticipar esa revelación a la infancia de Jesús, usando un relato que no debemos interpretar históricamente, sino como el primer cuento de Navidad. Un cuento precioso y de gran hondura teológica. Y que nadie se escandalice de esto. Las parábolas del hijo pródigo y del buen samaritano son también cuentecitos, pero han cambiado más vidas que infinidad de historias reales.

La estrella

Los antiguos estaban convencidos de que el nacimiento de un gran personaje, o un cambio importante en el mundo, era anunciado por la aparición de una estrella. Sin necesidad de recurrir a lo que pensasen otros pueblos, la Biblia anuncia que saldrá la estrella de Jacob como símbolo de su poder (Números 24,17). Este pasaje era relacionado con la aparición del Mesías.

Los buenos: los magos

De acuerdo con lo anterior, nadie en Israel se habría extrañado de que una estrella anunciase el nacimiento del Mesías. La originalidad de Mateo radica en que la estrella que anuncia el nacimiento del Mesías se deja ver lejos de Judá. Pero la gente normal no se pasa las noches mirando al cielo, ni entiende mucho de astronomía. ¿Quién podrá distinguirla? Unos astrónomos de la época, los magos de oriente.

La palabra “mago” se aplicaba en el siglo I a personajes muy distin­tos: a los sacerdotes persas, a quienes tenían poderes sobrenaturales, a propagandis­tas de religiones nuevas, y a charlatanes. En nuestro texto se refiere a astrólogos de oriente, con conocimientos profundos de la historia judía. No son reyes. Este dato pertenece a la leyenda posterior, como luego veremos.

Los malos: Herodes, los sumos sacerdotes y los escribas

La narración, muy sencilla, es una auténtica joya literaria. El arran­que, para un lector judío, resulta dramático. “Jesús nació en Belén de Judá en tiempos del rey Herodes”. Cuando Mateo escribe su evangelio han pasado ya unos ochenta años desde la muerte de este rey. Pero sigue vivo en el recuerdo de los judíos por sus construcciones, su miedo y su crueldad. Es un caso patológico de apego al poder y miedo a perderlo, que le llevó incluso a asesi­nar a sus hijos y a su esposa Mariamne. Si se entera del nacimiento de Jesús, ¿cómo reaccionará ante este competidor? Si se entera, lo mata.

Un cortocircuito providencial

Y se va a enterar de la manera más inesperada, no por delación de la policía secreta, sino por unos personajes inocentes. Mt escribe con asombrosa habili­dad narrativa. No nos presenta a los magos cuando están en Oriente, observando el cielo y las estre­llas. Omite su descubrimiento y su largo viaje.

La estrella podría haberlos guiado directamente a Belén, pero entonces no se advertiría el contraste entre los magos y las autoridades políticas y religiosas judías. La solución es fácil. La estrella desaparece en el momento más inoportuno, cuando sólo faltan nueve kilómetros para llegar, y los magos se ven obligados a entrar en Jerusalén.

Nada más llegar formulan, con toda ingenuidad, la pregunta más compromete­do­ra: “¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto su estrella y venimos a adorarlo”. Una bomba para Herodes.

El contraste

Y así nace la escena central, importantísima para Mt: el sobresalto de Herodes y la consulta a sacerdotes y escribas. La respuesta es inmediata: “En Belén, porque así lo anunció el profeta Miqueas”. Herodes informa a los magos y éstos parten. Pero van solos. Esto es lo que Mt quiere subrayar. Entre las autori­dades políticas y religiosas judías nadie se preocupa por rendir homenaje a Jesús. Conocen la Biblia, saben las respuestas a todos los proble­mas divinos, pero carecen de fe. Mientras los magos han realizado un largo e incómodo viaje, ellos son incapa­ces de dar un paseo de nueve kilómetros. El Mesías es rechazado desde el principio por su propio pueblo, anunciando lo que ocurrirá años más tarde.

Los magos no se extrañan ni desaniman. Emprenden el camino, y la reapari­ción de la estrella los llena de alegría. Llegan a la casa, rinden homenaje y ofrecen sus dones. Estos regalos se han interpretado desde antiguo de manera simbólica: realeza (oro), divinidad (incienso), sepultura (mirra). Es probable que Mt piense sólo en ofrendas de gran valor dentro del antiguo Oriente. Un sueño impide que caigan en la trampa de Herodes.

Los Reyes magos no son los padres, somos nosotros

A alguno quizá le resulte una interpretación muy racionalista del episodio y puede sentirse como el niño que se entera de que los reyes magos no existen. Podemos sentir pena, pero hay que aceptar la realidad. De todos modos, quien lo desee puede interpretar el relato históricamente, con la condición de que no pierda de vista el sentido teológico de Mt. Desde el primer momento, el Mesías fue rechazado por gran parte de su pueblo y aceptado por los paganos. La comunidad no debe extrañarse de que las autoridades judías la sigan rechazando, mientras los paganos se convierten.

El contraste entre la primera lectura y el evangelio

La liturgia parece ver en el relato de los magos el cumplimiento de lo anunciado en el libro de Isaías (Is 60,1-6).

¡Levántate, brilla, Jerusalén, que llega tu luz;

la gloria del Señor amanece sobre ti!

Mira: las tinieblas cubren la tierra, y la oscuridad los pueblos,

pero sobre ti amanecerá el Señor, su gloria aparecerá sobre ti.

Y caminarán los pueblos a tu luz, los reyes al resplandor de tu aurora.

Levanta la vista en torno, mira: todos ésos se han reunido, vienen a ti;

tus hijos llegan de lejos, a tus hijas las traen en brazos.

Entonces lo verás, radiante de alegría;

tu corazón se asombrará, se ensanchará,

cuando vuelquen sobre ti los tesoros del mar

y te traigan las riquezas de los pueblos.

Te inundará una multitud de camellos,

de dromedarios de Madián y de Efá.

Vienen todos de Saba, trayendo incienso y oro,

y proclamando las alabanzas del Señor.

            Sin embargo, la relación es de contraste. En Isaías, la protagonista es Jerusalén, la gloria de Dios resplandece sobre ella y los pueblos paganos le traen a sus hijos, los judíos desterrados, la inundan con sus riquezas, su incienso y su oro. En el evangelio, Jerusalén no es la protagonista; la gloria de Dios, el Mesías, se revela en Belén, y es a ella adonde terminan encaminándose los magos. Jerusalén es simple lugar de paso, y lugar de residencia de la oposición al Mesías: de Herodes, que desea matarlo, y de los escribas y sacerdotes, que se desinteresan de él.

Alegría, adoración y regalo

Nosotros, descendientes de los pueblos paganos, debemos imitar el ejemplo de los magos: inmensa alegría al ver la estrella, adoración al niño, regalos. Alegría, regalos y niños son típicos del 6 de enero. Pero Mateo piensa en un niño distinto, al que debemos adorar y ofrecernos, llenos de alegría.

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06 Enero. Epifanía del Señor. Ciclo B.

Sábado, 6 de enero de 2024
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“¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido? Hemos visto salir en Oriente su estrella, y venimos a adorarle.”

(Mt 2,1-12)

Hoy recordamos la visita de unos sabios extranjeros a Jesús acabado de nacer. La historia es como un juego de reyes muy diferentes entre ellos: en primer lugar, para entrar en el espíritu del Evangelio, podemos olvidarnos de todas las ideas sobre Melchor, Gaspar y Baltasar que pueblan nuestro imaginario. El segundo rey es Herodes, el rey de Judea. Y el tercer rey es Jesús, el Mesías judío que ya desde el comienzo atrae a gente de otras naciones.

En la escena, los sabios son quienes van de acá para allá. Vienen de lejos siguiendo una estrella que les ha de llevar hasta el rey de los judíos, a pesar de que ellos no lo son. Mirándoles sentimos el sabor que nos dejan las personas libres: lo que les guía es una estrella del cielo, están en movimiento, les llena la alegría. Van sin expectativas, prejuicios ni intereses, saben reconocer a Jesús. Y, lo más importante saben adorarle.

Esto es lo que la liturgia nos invita a hacer en este tiempo: como los sabios, ponernos delante de Jesús vacías de nosotras mismas, sin pedir, sin querer comprender, sin esperar nada. Solo permanecer en silencio.

La actitud de Herodes es completamente diferente. Quiere saber dónde está el Mesías, pero tiene miedo. Teme por su propio poder. Pretende encontrar a Jesús sin moverse de su palacio. Ahora diríamos que convoca a los expertos y quiere pruebas y evidencias científicas de lo que está sucediendo fuera de su control. Actúa con secretismo y engaño, con cálculo e interés.

Y Jesús, tan pequeñín, ya mueve a tanta gente. Este tiempo nos ayuda tal vez a acercarnos a él con más sencillez, confianza, silencio. Cuando crece, a veces sentimos que no le comprendemos, que le pedimos demasiado y hacemos demasiado poco, que no tenemos ganas de acercarnos a él por miedo a que la vida se nos complique más de lo que ya está… Hoy se nos regala una buena ocasión para estar, para poner el corazón, sin más propósito, delante del Señor de nuestra vida.

Oración

Padre, que tu Santa Ruah nos vaya transformando en personas sabias y libres, capaces de cruzar oasis y desiertos buscando a tu Hijo en nuestro mundo y adorarle.

*

Fuente: Monasterio Monjas Trinitarias de Suesa

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Dios es el sol que nunca podremos ver, pero su claridad está en todo.

Sábado, 6 de enero de 2024
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Mt 2,1-12

Es la fiesta más antigua que se conoce. Fue la única fiesta de Navidad que se celebró en toda la Iglesia, hasta que en Occidente se empezó a celebrar el 25 de diciembre la Natividad. La palabra “Epifanía” significa en griego “manifestaciones“, sobre todo la primera claridad de la mañana, antes de verse el sol. Siguió celebrándose la fiesta de Epifanía, pero con otros significados. Durante mucho tiempo se celebraban en ella tres “epifanías”: la adoración de los Magos, el bautismo de Jesús y las bodas de Caná. El 6 de enero se celebraba en Roma el triple triunfo de Augusto César.

Empezábamos el tiempo de Navidad con un relato del evangelista Lucas que hablaba de pastores, ángeles y el niño en el pesebre. Hoy terminamos con otro relato de Mt sobre unos magos que vienen a adorar a Jesús. En esta “historia” está recogida la tradición del AT y la experiencia de los primeros cristianos. Se intenta expresar una cristología ya avanzada. Debemos recordar que el título de Rey no se le dio a Jesús hasta después de su muerte. Debemos tener presente que los tres títulos que en el relato se sobreentienden (Rey, Hijo de Dios y Mesías) se implican unos en otros.

La apertura a los paganos fue un salto cualitativo en la manera que tenía el pueblo judío de interpretar sus relaciones con Dios. Este cambio de perspectiva no se llevó a cabo sin traumas. Los escritos del NT dejan bien claro que solo se consiguió después de muchas discusiones y mucha reflexión. No nos debe extrañar esta dificultad. Los judíos se consideraban el pueblo elegido. Creían que Dios había hecho por ellos prodigios que no había hecho con ningún otro pueblo. Todavía nos cuesta mucho aceptar que Dios no puede tener privilegios con nadie, sea persona, pueblo o religión.

La universalidad del mensaje es el tema de las tres lecturas. Todas nos hablan de una novedad en la relación de Dios con los hombres. Dios se manifiesta siempre a todos, aunque solo le descubre el que le busca. La originalidad de la experiencia religiosa del pueblo judío no es obra de una persona sino de un pueblo, capaz de interpretar los acontecimientos como manifestación del amor de Dios hacia ellos. En realidad, Dios no puede hacer por uno lo que no hace por otro. Dios es AMOR absoluto. El amor es su esencia, no una cualidad, que podría tener o no tener, como en nosotros.

Dios constantemente se está manifestan­do en su creación, para todo aquel que está atento. Esa atención no se refiere a los sentidos sino al ser. Muchas veces os he dicho que Dios no actúa desde fuera como las causas segundas, sino desde el ser de cada criatura y acomodándose a su manera de ser; por lo tanto, será inútil todo intento de percibir esas acciones con nuestros sentidos o con nuestra razón. Para descubrir a Dios hay que desplegar una especial atención, dirigida al centro de nuestro ser.

El relato de los Magos va en esta dirección. Ellos descubrie­ron la estrella, porque se dedicaban a escudriñar el cielo; fueron capaces de levantar los ojos de la tierra. A pesar de estar lejos vieron la estrella; la inmensa mayoría de los que estaban alrededor del recién nacido, ni se enteraron. Nuestra religiosidad no consigue su objetivo, porque nos empeñamos en encontrar a Dios donde no está. Porque nos empeñamos en descubrir, no a Dios, sino al ídolo que nos hemos fabricado.

Dios no está en los fenómenos que percibimos por los sentidos. Mejor dicho, Dios está en todos los fenómenos, aunque no de manera especial en los que percibimos como maravillosos. Nosotros nos empeñamos en descubrirlo solo en lo extraordina­rio, pero Dios se manifiesta exactamente igual en los acontecimientos más sencillos y cotidianos. Hay que aprender a descubrir esa presencia. En la fragancia de una flor, en una puesta de sol, en la sonrisa de un niño, en el sufrimiento de un enfermo.

La experiencia de los místicos los llevó a llamar a Dios siempre el escondido. S. Juan de la Cruz: A donde te escondiste, Amado y me dejaste con gemido. Como el ciervo huiste, habiéndome herido. Salí tras ti clamando y eres ido. Y el místico sufí persa Edwin Rumi dice: Calla mi labio carnal. Habla en mi interior la calma, voz sonora de mi alma, que es el alma de otra Alma eterna y universal. ¿Dónde tu rostro reposa, Alma que a mi alma da vida? Nacen sin cesar las cosas, mil y mil veces ansiosas de ver tu faz escondida. Y Pascal: Toda religión que no predique un Dios escondido, es falsa.

Me preocupa que los católicos estemos convencidos de que no hay nada que aprender sobre Dios, porque ya lo sabemos todo. Sea en cuanto a las verdades, sea en cuanto a las normas morales, sea en cuanto a las celebraciones litúrgicas, el hecho de que no haya capacidad de innovación, es la mejor prueba de que estamos en una religión sin vivencia, en una religión muerta. Dios se manifiesta siempre como absoluta novedad. Si encontramos dos veces el mismo dios, podemos estar seguros de que es un ídolo.

La clave de esta celebración es la universalidad del mensaje. En Navidad veíamos a Dios encarnado. Hoy celebramos a Dios manifestado a todos y en todo; es decir, se está siempre manifestando y se manifiesta en todo lo creado. Esto no lo hemos asumido del todo, los cristianos. Seguimos creyéndonos unos privilegiados por conocer a Jesús. Seguimos lamentando la situación de los que no creen en él, porque no podrán participar de su salvación. Desde el Vaticano II, hemos avanzado mucho en la verdadera dirección, pero no hemos dado el paso definitivo.

Hoy debíamos tener muy claro que Jesús no vino a fundar una religión frente a la religión judía; ni una Iglesia frente a otras Iglesias. Jesús predicó el Reino de Dios. Jesús nos trajo un evangelio (buena noticia) para todas las religiones, para todas las Iglesias, para todos los pueblos, para todos los seres humanos. Nuestra religión tiene que estar abierta a esa buena noticia. No somos los únicos portadores de esa noticia.

Es curioso que el término “católica” que significa universal, haya terminado significando solamente una parte de los seguidores de Jesús. Claro que el término universal se puede entender de dos maneras. Universal porque todos pertenezcan a ella; universal por el objetivo de nuestra preocupación y nuestra entrega. Para mí, este segundo aspecto sería más evangélico que el primero. Que la preocupación, el cariño, -en una palabra, el amor- fueran todos los seres humanos sin excepción.

El relato era un mito ancestral muy común en otras culturas. Aunque sea un mito, fue muy bien traído a colación por los cristianos. La aparición de una nueva estrella era el signo más común de la singularidad de un personaje. Para los primeros cristianos no podía haber orto más importante que Jesús a quien ya consideraban divino.

Fray Marcos

Fuente Fe Adulta

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¿Magia?

Sábado, 6 de enero de 2024
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Jesús nació en Belén de Judea en tiempo del rey Herodes*. Unos magos que venían de Oriente* se presentaron en Jerusalén, diciendo: “¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido? Es que vimos su estrella en el Oriente* y hemos venido a adorarlo”. (Mt 2, 1-12)

Desde primeros de diciembre todos los medios publicitarios hacen resonar mensajes sobre las fiestas que se aproximan para ir calentando el ambiente y animando al bolsillo a hacer gastos en preparativos para la Navidad.

Este año he puesto especial atención en una frase que es titular de anuncios publicitarios  y en Google arrasa la información: La magia de la Navidad. Y también en algunos de sus derivados como “navidades mágicas”, “pon magia a tu navidad”, etc.

Leyendo la palabra “magos” en el texto del evangelio de Mateo, referida a aquellos que se pusieron en camino porque algo se les había manifestado interiormente, algo les fue revelado, no pude por menos seguir atenta a estas cosas.

Leyendo el pie de página de estos versículos, se indica que la salvación es ofrecida a los paganos a cuyos sabios atrae a la luz. Entiendo que los magos de entonces no son lo que entendemos ahora por magos: hechicero, ilusionista, prestidigitador,  etc. El que había nacido se abría a todos, el mensaje que traía era para toda la humanidad.

Lo que se llama hoy día “la magia de la Navidad” no tiene que ver con lo que significa la Navidad para quien quiera llegar al fondo del nacimiento de Jesús.

La magia de la Navidad” que exhibe una parte del mundo tiene que ver con el consumo puro y duro; nada que ver con lo que vive más de la mitad de la humanidad que no se puede permitir la magia del consumo.

Pero esa Navidad no es la Navidad que celebra la venida de Jesús, su vida y su mensaje. La Navidad real se parece al pequeño Belén que puse en la casita del pueblo: María, José, Jesús, un ángel y los tres reyes magos con sus ofrendas, una pequeña rama de árbol y una vela.

Mi pequeño Belén quedó allí silencioso y escondido. Me enseñó, mientras cerraba persianas y puerta, que es el que más se parece a aquel primero que celebramos en la Navidad, si lo vivimos desde dentro y repartimos esperanza confiada en que la humanidad vivirá mejor cuando reine el Amor, verdadero espíritu de la Navidad.

Que esa esperanza se mantenga en nosotros y nos ayude a saltarnos, como hicieron los que ahora llamamos reyes magos, los obstáculos de este mundo, estando atentos a los signos y los sueños; sabiendo descubrir la Navidad, la de verdad, en medio de un mundo sin sentido. Suena a sana rebeldía… ¿no?

Mari Paz López Santos – 

FEADULTA, 6.1.2024

(*) Biblia de Jerusalén (Nueva Edición Manual, pie de página 1420): Mt. Expone en el Cap. 2 su misión de salvación ofrecida a los paganos, a cuyos sabios atrae a la luz.

 Fuente Fe Adulta

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Magda Bennásar: ¿Por qué revelación?

Sábado, 6 de enero de 2024
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375_0_estrella-belen-portada1Después de que todo el montaje navideño termina es, tal vez, el momento de recuperar el sentido de lo que hemos celebrado y de lo que se nos ha comunicado.

Es muy propio de nuestra cultura griega buscar en el léxico algún término para explicar o describir lo vivido. Y muchas veces decimos: no encuentro la palabra, no sé cómo explicarlo… y no coincide siempre con grandes experiencias pero sí con experiencias reveladoras que quiere decir desveladoras de algo que antes estaba velado u opaco y que despacio se me presenta más claro o más diáfano.

Todo eso se resume en el corazón creyente, buscador, con un término proveniente del griego “epifanía”: revelación, manifestación. Navidad no es una fiesta familiar, así la hemos convertido quitándole mucho de su sentido propio y profundo en detrimento de nuestra fe. No porque una celebración familiar sea mala, Dios me libre, sino porque no es el significado propio y todo el montaje alrededor de familia, regalos, comidas, de encuentros y desencuentros muchas veces vela más que desvelar su sentido auténtico.

Y digo en detrimento de nuestra fe porque la comunidad cristiana nos pone delante de nuestros sentidos un montaje si queréis, muy distinto, y al no tener tiempo ni tal vez herramientas para desbrozarlo, se pasa, una vez más y seguimos corriendo buscando sentido, dejando atrás un reguero de contenidos, de manifestaciones, de epifanías sin recoger. Eran, son, el regalo del mismísimo Dios a ti, a tu familia, a la comunidad, al Universo.

En lenguaje simbólico bíblico una revelación es una estrella, es decir, una manifestación de Dios, es como una luz sesgada o indirecta que pasa a través de lo común y ordinario de nuestra vida.

Navidad, epifanía son momentos en nuestra vida en que se nos hace un poco de luz sobre el significado de todo, que tal vez seguimos sin entender pero empezamos a comprender a intuir a acoger en nuestro interior.

Puede ocurrir a través de alguien que “me escucha” o alguien que nos valora y acompaña, o alguien que con su vida, con su proyecto trae esperanza a la mía. Tal vez una circunstancia no buscada… Puede ser un encuentro con el Dios del silencio que nos habita y acompaña en la noche y de pronto su Palabra, su Presencia tenue me regala paz, renueva mi confianza, aunque siga sin entender en la noche. Es algo así eso de la estrella, como decimos “estrella fugaz”…sólo quien está atento y despierto la percibe, la siente, la ve.

Es propia en este momento de la reflexión la pregunta ¿quién o qué ha sido estrella, revelación en mi vida, en este año que estamos despidiendo, mientras el otro empuja con ganas y con vida nueva para los despiertos?

La conclusión sería, si algo, alguien…ha traído luz, es Dios quien te habla a través de ello o ell@s. No dejes que sea fugaz. Es la ruta que te indica por donde ir, por donde llegar.

Nuestra historia de salvación está llena de personas que a la luz de lo normal son diferentes. Son mujeres y hombres que acogen en sueños o despiertos esas delicadas luces que sólo el Dios del amor puede regalar con esa delicadeza. Ella no busca deslumbrar ni interferir en tus grandes planes y proyectos. Por eso luz sesgada, tímida e indirecta porque respeta que nosotros decidamos. El amor no impone, espera.

Eso sí, si algo o alguien ha sido luz, prioriza, no lo dejes, es tu luz para tu camino. Este es el regalo de Reyes y también el nuestro, de nuestra pequeña comunidad.

Si te sirve nosotras intentamos ese camino y no digo que sea fácil pero es liberador y gozoso, acompañado de nubarrones pero siempre, siempre hay experiencias, personas, que son lámpara, por lo menos para ese tramo del camino de nuestra vida.

No se trata de propósitos, se trata de seguir la luz que el corazón inteligente te insinúa.

Magda Bennásar Oliver, sfcc

Fuente Fe Adulta

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La estrella y el camino de la verdad.

Sábado, 6 de enero de 2024
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IMG_2192Fiesta de Epifanía.

Mt 2, 1-12

Parece claro que el presente texto es una construcción del evangelista, que le sirve para mostrar la dimensión universal del nacimiento de Jesús, como apertura o “epifanía” (manifestación) a todos los humanos, personificados en los “magos de Oriente”.

         Con ello prepara el próximo relato –debido a la persecución de Herodes, los padres del niño huirán con él a Egipto–, en el que se hace presente la intención de Mateo de presentar a Jesús como el “nuevo Moisés” que vendrá de Egipto para liberar a su pueblo.

        Más allá de la intencionalidad del evangelista, el texto encierra un profundo simbolismo, cargado de sabiduría.

         Todo empieza con una “estrella”. Es la luz interior (intuición, insight) la que desencadena el proceso de búsqueda y nos pone en camino. Puede aparecer de manera inesperada en cualquier momento y, con frecuencia, suele surgir en una situación de crisis que, al remover nuestros hábitos, hace que nos abramos a una dimensión más profunda.

        En cualquier caso, se trata siempre de la voz del anhelo que nos habita, y que no es otra cosa que expresión de nuestra verdadera identidad que nos llama para “volver a casa”.

     La estrella no tiene otra finalidad que la de conducirnos a “casa”. Pero apenas iniciamos el camino aparecen las dificultades: los apegos que no estamos dispuestos a soltar, las formas de funcionar que se nos han hecho habituales, el miedo a la incomodidad que supone todo cambio, el susto ante lo desconocido… y, en último término, la ignorancia básica que nos hace tomarnos por lo que no somos y nos mantiene en esa noria de insatisfacción que empieza y acaba en el yo.

          El relato dice que los magos llevaron oro, incienso y mirra. La meta a la que apunta la voz del anhelo requiere desapego y desprendimiento de nuestros “tesoros”. Y eso solo es posible cuando comprendemos que aquello a lo que nos habíamos aferrado palidece ante la verdad de lo que somos.

          En efecto, el camino en el que nos introduce el anhelo es el camino de la verdad: la estrella siempre conduce a la verdad. Y sabemos o intuimos que la verdad nos va a desnudar de todo aquello que habíamos absolutizado. Por ese motivo es importante que nos preguntemos si realmente buscamos la verdad… o nos conformamos con cualquier sucedáneo.

        Puede ser que afirmemos alegremente que deseamos la verdad y, sin embargo, nos embarquemos en el llamado “camino espiritual” buscando sencillamente bienestar, tranquilidad o seguridad, es decir, una situación que podamos controlar. Si es así, no será extraño que nos veamos zarandeados por la Vida y, antes o después, confrontados con la motivación real que mueve nuestra búsqueda.

¿Busco la verdad por encima de cualquier otra cosa o busco que se puedan realizar mis expectativas?

Enrique Martínez Lozano

Fuente Boletín Semanal

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Mejor por otro camino que por el de Herodes. Y hay mucho Herodes suelto

Sábado, 6 de enero de 2024
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IMG_2191Del blog de Tomás Muro La Verdad es libre:

01.- ¿Dónde está el Rey de los judíos? ¿Adán, dónde estás?

Tras el mal uso de la libertad del ser humano (pecado), lo primero que Dios le pregunta a Adán es ¿Adán dónde estás? (Gn 3,9).

        No se trata de una pregunta “geográfica”: ¿estás en el parque Cristina enea o en Alderdi eder?

        ¿Dónde estamos personalmente? A veces hemos de pararnos, como los magos, en la vida, pensar y preguntarnos: ¿dónde estoy? ¿En qué momento de la vida me encuentro? Cada cual con nuestras situaciones, problemas y desorientaciones en la vida.

02.- Magos de oriente. búsqueda de los magos / Universalismo

        Este relato de los Magos (extranjeros) pertenece a la tradición de San Mateo, escrita para cristianos de origen judío. Es una “catequesis” universalista. La luz, la estrella es para todos, no solo para los judíos

        Los Magos, gente pagana y extranjera, han visto salir la estrella en oriente

¿Y quién no es extranjero y medio pagano en esta vida? es la Iglesia!

        Las palabras tienen significados que pueden quedar olvidados o gastados. En castellano decimos: “orientar”, a veces:  “estoy desorientado”, etc.

Los Magos están en una espesa noche, como todos y como casi siempre. Si ven la estrella es porque están de noche y siempre que es media noche, comienza un nuevo día. Vienen de Oriente. Los Magos vienen del sol naciente y caminan hacia la luz. [1] Están orientados. Oriente es donde nace el sol, la luz. Los Magos siguen la luz, siguen la estela de la estrella. Aman y, por ello, buscan la verdad.

La vida nos puede ser favorable o menos, podemos atravesar por noches oscuras y valles de tinieblas, pero como antiguamente Abraham y los Magos, si miramos las estrellas, la estrella, estamos orientados, quizás sufrientes, pero orientados.

03.- ¿Dónde está el rey de los judíos? ¿dónde está dios?

     v 2. Preguntaron: ¿Dónde está el rey de los judíos? Hemos vistos salir su estrella y venimos a adorarle.

        ¿Dónde está el rey de los judíos?

        Herodes es rey de Judea. Extrañamente ante el rey de Judea, los magos buscan al rey de los judíos. Únicamente se postran ante la Luz, la Verdad.

        Los magos están hablando con el rey Herodes, pero ni le buscan a él, ni  se postran ante él y le preguntan dónde está el rey, porque “tú no lo eres”. [2]

        Cristo es el rey de los judíos (de los seres humanos).

      El “dónde”, el lugar del hombre es Dios, y “Dios con nosotros” se llama Jesús, Enmanuel.

        También nuestro recorrido personal puede ser como el de los Magos, con las incertidumbres de las noches, con las dudas, esperanzas y desesperanza, siguiendo los parpadeos de las estrellas que aparecen y desaparecen.

La fe es luz, no una demostración.

  1. 12 Otra vez el sueño: los magos se vuelven a su casa por otro camino.

Los magos, como José, son sensibles y “reciben el mensaje de Dios en sueños”. Le oyen, le escuchan.

Los Magos se vuelven a su casa por otro camino. Los Magos no siguen los caminos de Herodes (los caminos del G20, del capitalismo, de Putin, de Netanyahu): quien ha visto y encontrado a Cristo se vuelve a casa por el camino de Señor.

Tras haber visto la luz de la estrella, volvamos también nosotros a casa por otro camino.

[1] En toda la historia del cristianismo las iglesias (templos) se han construido en la simbólica dirección este-oeste: hacia la luz del sol naciente.

[2] La comunidad cristiana únicamente reconoce como rey -Xto rey- al Señor. El cp 18 y parte del 19 de San Juan narran el prendimiento de Jesús y el diálogo entre Jesús y Pilato. ¿Tú eres rey? … Sí, yo soy rey.

 

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