Velad
La espera no es una actitud muy común. No se suele pensar con mucha simpatía en la espera. De hecho, la mayor parte de la gente piensa que la espera es una pérdida de tiempo…; quizás porque la cultura que nos ha tocado vivir dice “¡Venga!, ¡haz algo! ¡Demuestra que eres capaz de actuar! ¡No te quedes sentado esperando!”
Sin embargo, esperar es una actitud enormemente radical en la vida. Es confiar en que sucederá algo que supera con mucho nuestra imaginación. Es abandonar el control de nuestro futuro y dejar que sea Dios quien determine nuestra vida. Es vivir con la convicción de que Dios nos va formando con su amor divino y no con nuestros temores. La vida espiritual es una vida en la que esperamos, estamos a la espera, activamente presentes en el momento actual, esperando la novedad que acontecerá, novedad que va más allá de nuestra propia imaginación o previsión. Esta actitud, ciertamente, es muy radical en la vida en este mundo preocupado en controlar los acontecimientos .
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H. J. M. Nouwen,
The Patn of Waiting, Nueva York 1995.
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En aquel tiempo, dijo Jesús sus discípulos
“Mirad, vigilad: pues no sabéis cuándo es el momento. Es igual que un hombre que se fue de viaje y dejó su casa, y dio a cada uno de sus criados su tarea, encargando al portero que velara. Velad entonces, pues no sabéis cuándo vendrá el dueño de la casa, si al atardecer, o a medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer; no sea que venga inesperadamente y os encuentre dormidos. Lo que os digo a vosotros lo digo a todos: ¡Velad!”
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Marcos 13,33-37
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