Veinte mil piezas narran la vida travesti y trans de los últimos cien años en Argentina en una muestra itinerante.
Lo primero que se ve al entrar al Museo Travesti Trans Argentina son unas plataformas enormes y transparentes. Son el símbolo de las idas y vueltas de París de Shirley Bombón, una de las tantas mujeres trans que se fueron a Europa para salvarse y vivir.
“Esta muestra es concebida como una primera presentación de un micromuseo alternativo e itinerante. Fue construido con aquello que no es considerado museable. Condensa casi 100 años de historia del movimiento travesti trans de Argentina”, dice una placa escrita por la creadora del museo, Claudia Vásquez Haro.
El museo itinerante tiene más de 20 mil piezas pero no están todas exhibidas en este lugar. Por ahora se pueden ver algunas significativas en una parte expuesta en el primer piso del edificio de la Comisión Provincial por la Memoria, ubicado en calle 54 nº487, La Plata, capital de la provincia de Buenos Aires. Durante todo noviembre permanecerá allí, y luego será expuesto en la Cámara de Diputados de la provincia de Buenos Aires, para después recorrer el país. El museo es un espacio de memoria colectiva inspirado en el Museo Travesti del Perú, de Giuseppe Campuzano.
Los tacos de Shirley
Los tacos de Shirley
“Shirley era muy conocida. Había vuelto de Europa. Era exuberante. Todas queríamos esos tacos. Ella se los regaló a Valeria, y Valeria me los regaló a mí. Como yo no tengo hijas no tenía a quién entregarlas. Decidí traerlos al museo porque era algo histórico. Con los tacos todas las travestis nos identificamos”, cuenta Koral Flores.
Koral es parte de la organización Otrans. Migró hace 15 años desde Perú hacia Argentina. Su “madre putativa”, la que la ayudó a venir, se llamaba Valeria Sangama Shupingahua. De ella hay una foto con un vestido blanco a punto de casarse. Ella, a su vez, era “hija putativa” de Shirley Bombón, la dueña de los tacos de la entrada.
En 2015 Valeria murió. Sus amigas quisieron hacerle la ceremonia en Osácar, una casa velatoria de La Plata por donde han pasado desde ex gobernadores hasta deportistas. Las que estaban en España e Italia mandaron euros. Cada una de las que vivía en la capital bonaerense puso 300 pesos. Esa comunidad y esa vida también están reflejadas acá. Se ve la foto de Valeria casándose, y también objetos del velatorio con su nombre y la fecha de su muerte.
Claudia Vásquez Haro durante la inauguración del Museo
Los objetos: joyas y un altar
El recorrido del museo es aleatorio, no hay un camino obligado. En otra vitrina hay joyas, anillos con forma de arañas y de búhos, collares, y coronas doradas. Signos de reinado, de la nobleza. Son todos objetos reales de travestis.
“Los certámenes de belleza para las travestis y trans implican un acto performativo, no sólo para visibilizar y cuestionar la reproducción de los estereotipos de belleza hegemónica, sino el lugar desde donde nuestra acción y praxis política. Dimos cuenta de nuestra propia existencia”, dice el cartel que acompaña esos objetos.
En el centro de la exposición hay una especie de altar con una virgen en el medio llamada Santa Bárbara. Ella es muy importante para las travestis de Ecuador. También símbolos de deidades umbandas. Las peruanas, cuenta Claudia Vásquez Haro, veneran a la Virgen de la Puerta y a Sarita Colonia, que es como el Gauchito Gil. Este espacio en el museo muestra la apropiación de la religiosidad y la resignificación de eso por parte de las travestis migrantes.
Las joyas corresponden a los certámenes de belleza
El archivo escrito: desde las detenciones hasta la literatura
En otra parte del recorrido del micromuseo se pueden revisar las copias de los archivos de inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires. Allí se registraban las detenciones a las travestis y sus asesinatos en los años 90, sin respeto a la identidad.
“Estos homosexuales, que utilizan prendas de vestir y cosmética femenina, en la mayoría de los casos son menores de edad, y adictos a las drogas, se juntan en grupos de 4 o 5 cada 1 o 2 kilómetros” (sic).
Desde 2001, una ley definió que la Comisión Provincial por la Memoria (CPM) debía tener los archivos de la ex Dirección de Inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires. Se designó como su sede institucional el edificio donde había funcionado ese órgano policial, en la calle 54 Nº 487 de La Plata, donde ahora está este museo, entre otras actividades y exposiciones.
Esto significó, para la CPM, “custodiar y poner a disposición de la justicia uno de los archivos de la represión más importantes de la Argentina y América Latina, un extenso y pormenorizado registro del espionaje político y la persecución ideológica. El valor de este acervo documental fue reconocido por la UNESCO y declarado Patrimonio de la Humanidad en 2008”, explican en la página oficial.
En esta misma parte del museo también hay otro tipo de textos: la literatura travesti. Están expuestos libros clave para la memoria colectiva, como La gesta del nombre propio, de Lohana Berkins, Una teoría lo suficientemente buena de Marlene Wayar, y las revistas El Teje, que fue el primer periódico travesti latinoamericano. También está la Constitución Travesti, Trans las rejas, La Roy, entre otros.
La lucha por los derechos en imágenes
En la pared del museo se puede hacer un recorrido histórico a través de imágenes que muestran la lucha por los derechos: una foto donde miran a cámara Diana Sacayán, Lohana Berkins, Marlene Wayar y Claudia Vásquez Haro. “Sin haber conocido a estas compañeras hubiera sido imposible pensar desde mi lugar esta muestra”, dice Claudia.
También fotos del día en que los encuentros de mujeres nacionales pasaron a llamarse Encuentros Plurinacionales de Mujeres, Lesbianas, Travestis, Trans, Bisexuales y No Binaries. Además, hay imágenes en festivales, marchas, y en la Cámara de Diputados en la presentación del proyecto de Ley Lohana Berkins de Inclusión Laboral Formal Travesti Trans.
En una foto se ve a Diana Sacayán con su grupo Movimiento Antidiscrinatorio de Liberación (M.A.L) durante la sanción de la ley de Cupo Laboral Travesti Trans. En otras imágenes se ven a las organizaciones travestis trans junto a Cristina Fernández de Kircher, y con la Madre de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini.
Malva, la travesti de 90 años: el inicio y el cierre
Apenas entrar al museo, a un costado de los tacos, colgado en la pared hay un cuadro de Malva Saez acostada en su cama fumando. La historia de Malva la cuenta Carina Sama en su tesis de periodismo documental llamada “Con nombre de flor”. Conocer esa historia fue, para la creadora de este museo, encontrar un eslabón perdido, poder contar la parte de la historia travesti que faltaba, poder llegar a 1930, 1940, y saber lo que había pasado.
La activista Marlene Wayar durante la inauguración
“Falleció en el 2015 a los 90 años. A través del archivo fotográfico donado al Museo Travesti Trans de la Argentina da cuenta de la militancia travesti trans entre los años 40 y 80. Durante las cinco dictaduras que le tocó vivir se exilió a Colombia, Venezuela, Ecuador y Brasil, pero siempre regresó a Buenos Aires”, dice el texto que acompaña la foto.
En otra imagen se ve a Malva posando en un estudio fotográfico, con un vestido negro largo, guantes negros hasta el codo, extendiendo un fular de tela. El texto cuenta que nació en Chile en 1925 y migró a la Argentina en 1943 cruzando la Cordillera de los Andes a pie con dos amigas travestis.
Para Claudia, Malva es el marco: “Nos plantea el lugar de donde venimos, y que esto que lo recibimos en términos de museo a las nuevas generaciones las pone en un lugar de guardianas de una memoria, pero una memoria activa”.
20 de noviembre de 2023
Rosario Marina
Museo Travesti Trans Argentina
Edición: Ana Fornaro
Fuente Agencia Presentes
General, Historia LGTBI
Argentina, Claudia Vásquez Haro, Cristina Fernández de Kircher, Diana Sacayán, Hebe de Bonafini, Koral Flores, Lohana Berkins, Marlene Wayar, Museo Travesti Trans de Argentina, Shirley Bombón, Valeria Sangama Shupingahua
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