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¿Cuál es el rol de los medios en la prevención de discursos de odio?

Jueves, 23 de noviembre de 2023

IMG_1274En rol de los medios en la prevención de los discursos de odio, es un libro de descarga gratuita que recoge las reflexiones sobre el tema. Surgió a partir de un ciclo del que participamos desde Agencia Presentes con “Herramientas para identificar y abordar discursos de odio”, que reproducimos.

CIUDAD DE BUENOS AIRES, Argentina. El rol de los medios en la prevención de los discursos de odio es una publicación que surge como una respuesta y también una suerte de brújula que puede ayudar a abordar el momento que estamos viviendo. La publicación es el resultado de un ciclo de actividades organizadas en un contexto en el que los discursos de odio empezaban a circular con mayor virulencia en las redes sociales y medios de comunicación.

Entre octubre y noviembre de 2022, en una serie de charlas y encuentros convocados por la Defensoría del Público -a cargo de Miriam Lewin- y la agencia de noticias Télam, debatimos sobre discursos de odio en la sociedad argentina -el 1 de septiembre había sido el intento de asesinato contra la vicepresidenta Cristina Fernandez de Kirchner- y algunos de los temas que luego, en la campaña electoral, cobraron aún mayor protagonismo. Los mensajes discriminatorios, el negacionismo, la estigmatización y criminalización de la diferencia. Desde Presentes participamos de la jornada de reflexión sobre “Géneros, diversidades y disidencias”. Y en cada instancia se abrió un interrogante: ¿cuál es el rol del Estado y el marco normativo para el abordaje de estas temáticas, y el abordaje en los medios y agencias de comunicación?

IMG_1273Presentación del libro El rol de los medios en la prevención de los discursos de odio. MIriam Lewin (Defensoría del Público), Bernarda Llorente (Télam) y Victoria Montenegro (Legisladora de CABA).

El ciclo de charlas se convirtió en este libro, El rol de los medios en la prevención de los discursos de odio, editado por la Defensoría del Público de Servicios de Comunicación Audiovisual, Télam y la legisladora Victoria Montenegro. Los textos recogen la participación de Andrea Copani (Secretaría de Derechos Humanos), Bernarda Llorente (Télam), Catalina Figueira Risso (Feminacida), Daniel Feierstein (CONICET), Ezequiel Ipar (Universidad Nacional de San Martín), Héctor Shalom (Centro Ana Frank), Horacio Lutzky (Defensoría del Público), Miriam Lewin (Defensora del Público), Silvina Molina (Télam), Vera Jarach (Madres de Plaza de Mayo, línea fundadora), Victoria Montenegro (legisladora de la Ciudad de Buenos Aires) y de Agencia Presentes.

La legisladora porteña Victoria Montenegro ya en marzo de 2022 había convocado -desde la Comisión de Derechos Humanos, Garantías y Antidiscriminación que preside- a debatir el tema con agrupaciones y organismos, frente al “incremento de situaciones de vandalismo contra elementos que visibilizan la memoria colectiva de nuestro pueblo, junto a los ataques sufridos por organizaciones sociales, políticas, el incremento de actos violentos contra la comunidad LGBTIQ+, el ataque a personas en situación de calle y a muchos otros sectores de la sociedad”.

Desde Presentes participamos de aquella reunión en la Legislatura y en el ciclo de la Defensoría compartimos lo que venimos trabajando sobre la temática con la equipa con base en Argentina y en México, donde los discursos anti trans cobran una dimensión gravísima. Reproducimos el capítulo Herramientas para identificar y abordar discursos de odio, que forma parte del libro. Y recomendamos la lectura de la publicación entera, que es libre y gratuita y se puede descargar acá.

IMG_1272Jornada de reflexión “Géneros, diversidades y disidencias”. María Eugenia Ludueña (Presentes), Catalin Figueira (Feminacida), Silvina Molina (Télam) y Miriam Lewin (Defensora del Público), octubre 2022.

Como dice en esta publicación Vera Jarach, Integrante de Madres de Plaza de Mayo, línea fundadora, sobreviviente del Holocausto, mamá de Franca Jarach, desaparecida en 1976: “El odio se disemina, como las semillas de odio, de distintas maneras y por distintas razones. En general, surge con muchísima frecuencia en situaciones graves en las que todo parece andar mal, donde hay que buscar un chivo emisario. Ahí es cuando esas semillas brotan. Las consecuencias son graves. Son las peores violencias de la humanidad: las persecuciones, los racismos, los genocidios, las guerras, todo eso es fruto del odio. En nuestra historia argentina, es todo eso que ha sucedido en la historia lejana, lo que ocurre actualmente y lo que puede volver a suceder».

Vera propone, sumar, a la consigna “Nunca más”, «dos que son primordiales:Nunca más el odio” y “Nunca más el silencio”. Están asociadas una a la otra porque a los primeros signos de odio, lo que debe hacerse es no callarse la boca, no mirar para el otro lado; hay que romper el silencio”.

Herramientas para identificar y abordar discursos de odio

IMG_1271Por María Eugenia Ludueña (Periodista especializada en géneros, diversidad y derechos humanos de la Agencia Presentes. Licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de Buenos Aires (UBA). Docente en la Maestría de
Comunicación y Derechos Humanos de la Facultad de Periodismo de la Universidad Nacional de La Plata y profesora de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET).

En Agencia Presentes vemos con preocupación el gran avance de los discursos de odio en nuestra re-gión y en el mundo. Aunque Argentina no es el pri- mer país donde emergió este fenómeno, observamos fuertes movimientos antiderechos que se apropian del lenguaje y hacen cierto tipo de operaciones, que vamos a tratar de analizar en este encuentro.

Quisiera aclarar, en primer lugar, que no tenemos soluciones cerradas para este problema, que sin dudas nos parece muy grave, pero consideramos que es parte de otro mayor, de derechos humanos y des-igualdades estructurales.

Qué entendemos por discurso de odio

Comencemos por la definición de discurso de odio que tomamos de las Naciones Unidas. Se trata de cualquier forma de comunicación de palabra por escrito, o del comportamiento, que sea un ataque o utilice el lenguaje peyorativo o discriminatorio en relación a una persona o un grupo por sus características inherentes. Es decir, en razón de su religión, origen, nacionalidad, raza, etnia, color, ascendencia, género o cualquier otro factor que tenga que ver con su identidad. En muchos casos, el discurso de odio tiene que ver con la intolerancia y también con la desigualdad.

Desde Presentes venimos trabajando en una agenda con dos grupos muy vulnerados por los discursos de odio. Por un lado, el de los colectivos de la diversidad sexual, pero también aquellos de la diversidad cultural, en especial las mujeres y diversidades indígenas. En los últimos días23, por ejemplo, pudimos observar cómo algunos medios construyen noticias apelando a ciertas estrategias que generan odio, a veces de manera brutal y otras de modos más sutiles. Hay modos de contar las noticias e historias que pueden ser discriminatorios, insultantes, ofensivos, amenazantes o motivar de manera directa la violencia. Lo vemos en la cobertura de temas indígenas que hacen ciertos sectores, con tratamientos estigmatizantes y deshumanizantes, que desconocen el marco de los derechos humanos.

Si bien tenemos definiciones de organismos inter- nacionales sobre el discurso de odio bastante con- sensuadas, no existe tal claridad acerca de la definición jurídica internacional, que desde hace años está en discusión.

En palabras de Naciones Unidas:

mientras que el sistema interamericano de derechos humanos ha desarrollado determi-nados estándares, no existe una definición universalmente aceptada de “discurso de odio” en el derecho internacional. Según un informe reciente emitido por la UNESCO que estudió las distintas definiciones de discurso de odio en el derecho internacional, el concepto con frecuencia se refiere a “expresiones a favor de la incitación a hacer daño (particularmente a la discriminación, hostilidad o violencia) con base en la identificación de la víctima como perteneciente a determinado grupo social o demográfico. Puede incluir, entre otros, discursos que incitan, amenazan o motivan a cometer actos de violencia. No obstante, para algunos el concepto se extiende también a las expresiones que alimentan un ambiente de prejuicio e intolerancia en el entendido de que tal ambiente puede incentivar la discriminación, hostilidad y ataques violentos dirigidos a ciertas personas” (Citado en Violencia contra personas lesbianas, gay, bisexuales, trans e intersexenAméricaLatina, OEA24).

En Argentina el problema de los discursos de odio cobró especial relevancia, por supuesto, por el intento de magnicidio contra la vicepresidenta, pero es un tema que ya se venía debatiendo desde antes. De hecho, en 2019, la ONU generó un plan estratégico de acción contra los discursos de odio.

En el sistema interamericano de derechos huma-nos hay consenso acerca de que no se trata tanto de censurarlos como de trabajar en estrategias para prevenirlos, yendo a la raíz del problema. Desde los medios, por lo pronto, estamos intentando moderarlos y debatir acerca de cuáles pueden ser las estrategias para afrontarlos.

Desde este enfoque, entonces, voy a compartir nues- tras experiencias y abordajes. En Presentes funcionamos como una plataforma de comunicación, pero también estamos muy en contacto con el activismo, que a su vez está muy empapado de territorios don- de las, los y les periodistas vamos cada vez menos. Son aliades cruciales a la hora de recabar datos, de abordar y reflexionar sobre ciertas problemáticas que, desde algunas maneras de hacer periodismo, podrían quedar un poco lejos.

Una de las problemáticas en las que trabajamos muy cerca del activismo de la diversidad sexual es el avan- ce de los discursos “trans excluyentes”, que se denominan TERF (un acrónimo que proviene del inglés, “trans-exclusionary radical feminism” / feminismo radical trans excluyente), que excluye a las personas trans al considerar que –me da hasta cierta vergüenza decirlo– borran a las mujeres cis de las agendas. Para ponerlo de manera muy resumida: la problemá- tica de la violencia de género y otras exclusiones que sufrimos las mujeres son temas de larga data vincula- dos al patriarcado y a opresiones históricas, y a nadie se le podría ocurrir pensar que tienen que ver con las personas trans, que en América Latina, por otro lado, tienen un promedio de vida entre 35 y 40 años.

A partir de tomar contacto con estos discursos que desde el movimiento “trans excluyente” generan mensajes de odio contra el colectivo trans, empezamos una serie de intercambios para pensar qué hacer.

Principales características de los discursos de odio

A partir de esta y otras experiencias entendemos que existen determinadas características que nos permi- ten identificar los discursos de odio. Pero, aclaro, no estamos hablando de recetas que remiten a categorías cerradas, sino de conversaciones que estamos teniendo con compañeres del equipo que lideramos con Ana Fornaro, codirectora y cofundadora de Pre- sentes, y Lucas Fauno, nuestro editor de audiencias. Es en las redes sociales donde estamos encontrando hoy más manifestaciones de discursos de odio.

Por otro lado, en México, donde reside otra parte de la equipa, entre ellas Milena Pafundi, coordinadora, y Geo González, periodista trans, el problema de las TERF se ha vuelto muy grave. Geo ha sido agredide en determinadas coberturas. Hace un tiempo decidimos hacer una nota para consultar con colectivas travestis y trans de México cómo hacían, qué estrategias habían encontrado viables para frenar los discursos de odio o si podían compartirnos algo acerca de cómo manejarse ante estas expresiones. Porque estos discursos pueden generar violen- cia. Existe una vinculación entre la violencia física y el discurso de odio; no funcionan por separado, aunque a veces parezca que sí. Además, provocan daños emocionales, algo de lo que se habla menos.

Hicimos entonces una nota como una suerte de “botiquín” de primeros auxilios para discursos de odio. Una de las primeras cosas que las activistas trans nos compartían tiene que ver con tomar conciencia acerca de la peligrosidad que encarnan estos discursos. Y esta conciencia va unida a una pregunta acerca de cómo los llamamos. ¿Discursos de odio? ¿Discursos discriminatorios? ¿Cómo hablamos de esto?

A veces parece que para que sea un discurso de odio hay que ubicarlo en un extremo, pero si no está en ese extremo no es un discurso de odio, porque nadie dice “vamos, mátenles”, y entonces no sería incitación a la violencia. Pero lo cierto es que esta operación tie-ne distintas gradaciones y niveles. De ahí que sea tan importante estar atentes.

Buscan dañar a una persona o grupo

IMG_1270Foto: Marcha del Orgullo 2023, Ana Mombello.

¿A quiénes apuntan los discursos de odio? ¿Apuntan a cualquier persona o apuntan a ciertos colectivos? No siempre apuntan a minorías. En general, se dirigen a colectivos históricamente vulnerados y tienen que ver con violencias estructurales. “Los discursos de odio no solamente son acusaciones falsas que buscan hacer daño. Están relacionados con violencias estructurales y sistemáticas hacia grupos históricamente vulnerados que favorecen el estigma y los prejuicios en contra de éstos”, nos decía Janet Castillo, coordinadora de la clínica jurídica en derechos sexua- les y reproductivos de la organización LEDESER (Mé- xico), en esta nota escrita por Geo González26.

Sofia Jiménez Poiré, integrante de la Colectiva Dignas Hijas, propone matizar el concepto de “discursos de odio” por “discursos estigmatizantes o discursos anti derechos”. Porque “no aparentan ser de odio sino más bien son discursos en defensa de un grupo”.

Lo primero es identificarlo y evaluar si es un discurso de odio, si es discriminatorio, si se está dirigiendo a generar daño a alguien. Y luego la pregunta que me hago, muchas veces, cuando trato de entender este tema es: ¿cuáles son los intereses que están en juego? ¿A quién defienden estos discursos?

Legitimar un estatus de desigualdad

A veces, una retórica muy incendiaria suele ser el primer signo, pero no el único. Vamos a ver que no se trata de una sola característica, sino de una superposición de capas. En general, lo que hace este discurso es construir una noticia falsa, deshumanizar a la otra persona, estigmatizarla, usar citas tramposas o tergiversadas como “la biología dice…”. Porque muchas veces intentan buscar sus argumentos para reforzar una idea falsa de “neutralidad” o “naturalidad”, cuando estamos hablando de construcciones sociales. Y casi siempre el discurso de odio se arroga el conocimiento de una verdad absoluta pero lo que intenta, en el fondo, es legitimar un estatus de la desigualdad.

Otra característica es la costumbre, muy extendida, sobre todo en temas de diversidad sexual, de usar ar- gumentos de la ciencia (esto se ve también en el tema del agronegocio). Pero la ciencia tampoco es neutral y está atravesada por intereses y desigualdades; de hecho es muy común desde los movimientos “trans excluyentes” la apelación a una ciencia inexacta, lo cual nos hace ver que estamos frente a un discurso discriminatorio. También es común que se ensañen con un rasgo en particular y busquen generalizarlo.

En Presentes, cuando damos los talleres, siempre decimos que en Argentina hay un marco legal de avanzada en cuanto, por ejemplo, a la diversidad sexual–somos uno de los países en contar, en América Latina, con una Ley de Identidad de Género pionera y de avanzada (2012) y de Matrimonio Igualitario (2010)– . Sin embargo, sabemos que las transformaciones culturales son complejas y llevan mucho más tiempo. Por eso aunque tenemos leyes maravillosas, estas no siempre encuentran un correlato en los discursos mediáticos, o los discursos judiciales, que siguen dis- criminando. Aunque en los últimos años asistimos a muchos cambios auspiciosos en materia de derechos humanos de la diversidad sexual, seguimos viendo titulares discriminatorios en Argentina, que cuenta con estas leyes, parecidos a los que podemos ver en El Salvador o en Paraguay, que siguen sin tenerlas.

La construcción de enemigues

Otro rasgo característico de los discursos de odio y discriminatorios es la construcción del enemigue. El otro día veía una nota en el diario LaNaciónque ana- lizaba a las mujeres mapuche privadas de su libertad en Bariloche. Si bien algunas fueron liberadas, otras continúan con arresto domiciliario; entre ellas una machi, Betiana27. Para el mundo indígena ella es una autoridad espiritual. Pero una nota en el diario LaNaciónse tomó el trabajo de analizar por qué una

  • El 6 de junio de 2023 el Tribunal Oral Federal de General Roca, Río Negro, ordenó su excarcelación, junto a la de Martha Luciana Jaramillo y Romina Rosas, tras pasar 8 meses detenidas.

persona que se identifica con una nación indígena percibe planes sociales de subsistencia. La Machi fue perfilada por ese medio como una enemiga, desde un enfoque prejuicioso, ofensivo y que alienta una visión falsa de la historia, donde los pueblos indígenas han padecido un genocidio y han sido despojados no sólo de la tierra sino de sus derechos más elementales. Cuando hay conflictos por este tema, el mundo indígena en determinados medios aparece estigmatizado o criminalizado.

Otra característica de la construcción del enemigue que busca el discurso de odio es profundizar la no- ción esquemática del “ustedes” y “nosotres”. Desde los medios tenemos que hacer un gran esfuerzo por no polarizar, por no ejercer una comunicación binaria y por no subrayar esas brechas que nos están proponiendo los discursos de odio.

¿Qué tiene que ver el discurso de odio con las violencias? La Comisión Interamericana de Derechos Humanos hizo un Informe sobre violencias contra personas LGBTI en América Latina28 (2015). Es uno de los más importantes y exhaustivos de la región, y allí señaló que la violencia contra las personas lesbianas, gays, bisexuales, trans e intersex se ve reforzada por la diseminación de discursos de odio dirigidos a esta comunidad en distintos contextos. Y, si bien afirma que es necesario estudiar este fenómeno con mayor profundidad, la evidencia sostiene que cuando ocurren crímenes contra personas LGBTIQ+, con frecuencia están en un contexto de deshumanización y discriminación. Me parece interesante señalar también en qué momentos vemos esto con más frecuencia. En general, lo que vemos es que las violencias contra las personas LGBTIQ+ crecen en contextos electorales, que es uno de los momentos donde los discursos de odio se disparan, o ante escenarios de debates legislativos donde pasa exactamente lo mismo.

Hace varios meses, la diputada Victoria Montenegro organizó una mesa contra los discursos de odio en la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires. Me impresionó la cantidad de colectivos convocados por el tema del odio; personas de orígenes muy diversos y con problemáticas de derechos humanos muy diferentes que estaban sintiéndose objeto de esos dis- cursos de odio. Lo que tenían en común todas esas personas era una situación de vulnerabilidad: personas racializadas, en situación de calle, víctimas de la violencia policial, con falta de acceso a derechos. Justamente por la diversidad de sus blancos, los discursos de odio son una parte del problema, pero no el único. El problema de fondo se inscribe en una lucha más grande y muy desigual, y tiene que ver con garantizar los derechos para todes.

Moderar contenidos

Algunas personas buscan amparar los discursos de odio en el marco de la libertad de expresión, con el argumento de “yo tengo derecho a expresarme”. En general quienes abogan por la libertad de expresión que, por supuesto, es un derecho muy importante –no le estoy quitando relevancia– alegan “yo tengo derecho a expresarme”. A veces está bueno pensar que el derecho a la libertad de expresión –y esto lo dice el Relator Especial sobre la Libertad de Expresión de la ONU– no está por encima de ningún derecho, no es un derecho absoluto.

También está bueno pensar qué pasa con el derecho a la comunicación, porque la comunicación tam- bién es un derecho humano. En qué medida, el hacia quiénes se dirigen los discursos de odio puede tener también un correlato con quiénes podemos ejercer el derecho a la comunicación en los medios hoy. Es decir, ¿cuántas mujeres indígenas y diversidades tienen acceso a medios de producción y a generar su propia comunicación, narrativas con identidad en igualdad de condiciones que otros medios? Las desigualdades son aquí muy grandes. Este tema no puede quedar escindido.

Por último, me gustaría comentarles algo que nos pasó en Presentes. En octubre de 2022 cubrimos la noticia de que, en Chile, a Shane Cienfuegos, una persona no binaria, se la reconoció con su carnet que lleva la X. Fue un gran avance después de una pelea jurídica, porque no es un derecho, como acá, consagra- do a través de un decreto presidencial. Lo de Shane es producto de una lucha judicial. Airam Fernández, corresponsal en Santiago de Chile, publicó entonces una serie de videos para Twitter, con Shane como protagonista de la noticia: una victoria judicial. Fue impresionante la cantidad de discursos de odio en las redes sociales de Presentes.

En los seis años que vamos a cumplir no habíamos recibido jamás semejante nivel de agresión. No dábamos abasto para bloquear los comentarios. Porque, si bien no podemos frenar- lo, podemos hacer algunas cosas al respecto. La mo- deración, además, implica diferenciar esa gradalidad de los mensajes. Estamos a favor del debate, no vamos a bloquear a todo aquel que expresa un disenso, queremos dar lugar a la conversación. Lo que no queremos es que nadie se sienta agredide, violentade, o discriminade. Por eso estamos trabajando en la equipa una guía para establecer los niveles de mo- deración y determinar algunos criterios para llevar a cabo algunas acciones con la máxima de cuidar a la comunidad.

Moderar los comentarios odiantes o discriminatorios es parte de nuestra responsabilidad de cuidar a nuestras audiencias. Presentes no puede ser un lugar propicio para estos discursos, que tienen un efecto contagioso. Documentar esos ataques, que de alguna manera también violentan la libertad de expresión, es otra pata de la estrategia. Nos parece importante entender de dónde vienen, cuándo se disparan. Si sabemos que se van a disparar, cómo hacer para pensar alguna estrategia, estar más atentes. Podemos debatir, pero también podemos silenciar, bloquear, denunciar.

Tenemos una nota29 en Presentes que explica cómo denunciar fácil y rápido discursos discriminatorios en la Defensoría del Público, tal como sucedió en 2022, en que la institución recibió un alud de denuncias30.

Podemos reclamarle a los responsables de las grandes plataformas transparencia acerca del uso de los algoritmos, porque sabemos que ciertas expresiones tienen que ver con emociones extremas que se difunden más rápidamente.

Podemos construir una comunicación no binaria tratando de no polarizar; podemos organizarnos colectivamente como estamos acá, hablando, abriendo la comunicación para ver cómo los prevenimos, cómo los erradicamos.

Para concluir, quisiera agregar que hace falta tejer redes de protección, espacios de escucha y contención. Porque todo esto genera daño, no es gratis. Hace falta que acompañemos como podamos y desde donde podamos, exigiendo también políticas pú- blicas para alentar una comunicación diversa, plural y democrática, para que todas las personas tengamos un pleno ejercicio al derecho de la comunicación.

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8 de noviembre de 2023
María Eugenia Ludueña
Josean RiveraArchivo Agencia Presentes

Fuente Agencia Presentes

General, Homofobia/ Transfobia. ,

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