Julio Guerrero Moreno: “Haced esto en memoria de mí”.
“Haced esto en memoria de mí”. “Así, pues, todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que el venga” (Lucas 22:20; Mateo 26:28; Lucas 22: 19; 1 Corintios 11:26).
Hagámoslo pues, sin titubeos, sin miedos, sin dilación, pero hagámoslo con el alma, con fe, con amor.
Reunámonos con hermanas y hermanos, en oración comunitaria, compartiendo el pan y el vino, repitiendo sus palabras, sin cuestionamientos teológicos estériles, pero, y esto es muy importante, con fe en que Cristo está entre nosotr@s, con determinación de entregarnos a su Proyecto, al Reino que Él inició con su vida, Pasión y Muerte, démonos por entero, con humildad, con perdón, a los demás y a nosotr@s mism@s, y en ese caso, si hay sinceridad e intención de compromiso con Él, nuestra vida irá aproximándose a la Suya, dejándonos guíar por su Mensaje, por su Obra, por sus Actitudes ante esta vida, habrá quienes, según sus “talentos” se preocupará más por unos aspectos, y otros por otros distintos, pero como dijo Pablo, entre todos mostraremos al mundo su presencia, daremos el Testimonio que la humanidad espera de nosotr@s, sus discípul@s desde siempre.
No tratemos nunca de pensar que hacemos nada sagrado –aunque en oración todo lo es-, nada prohibido, nada inadecuado, pues tod@s somos sacerdotes por el bautismo, tod@s conocemos a Cristo y Él, en vida, nos invitó a recordarle en la comida compartida, antes del compromiso permanente, sin exigirnos nada fuera de lo normal, pero que esa normalidad sea imagen de su Presencia.
Creo que el no verlo con la sencillez y profundidad con la que lo veía el Maestro nos ha separado y separa con demasiada distancia cuando el Mensaje es claro, “amaos l@s un@s a l@s otr@s como Yo os he amado”.
Nuestro objetivo es velar por una humanidad más sana, sanándonos primero nosotr@s de la avaricia, de la codicia, de los deseos malignos e insanos, poco a poco, con paciencia y cariño, y después o al tiempo, acompañar a l@s demás en el transcurrir del tiempo, con especial atención a quien sufre enfermedad, soledad no buscada, cárcel, necesidad de una palabra o acto amigo.
Todo lo demás sobra.
Julio Guerrero Moreno, religioso seglar.
Fuente Fe Adulta
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