Celebra La Vida
Celebra La Vida
No sé si soñaba, no sé si dormía, y la voz de un ángel dijo que te diga: celebra la vida.
Piensa libremente, ayuda a la gente y por lo que quieras lucha y sé paciente. Lleva poca carga, y a nada te aferres porque en este mundo, nada es para siempre. Búscate una estrella que sea tu guía, no hieras a nadie reparte alegría.
Celebra la vida, celebra la vida, que nada se guarda, que todo se brinda. Celebra la vida, celebra la vida, segundo a segundo y día tras día.
Y si alguien te engaña al decir “te quiero”, pon más leña al fuego y empieza de nuevo. No dejes que caigan tus sueños al suelo, que mientras más amas, más cerca está el cielo. Grita contra el odio, contra la mentira, que la guerra es muerte, y la paz es vida.
No sé si soñaba, no sé si dormía, y la voz de un ángel dijo que te diga: Celebra la vida, celebra la vida y deja en la tierra tu mejor semilla; celebra la vida, celebra la vida, que es mucho más vida cuando tú la cuidas.
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Axel Fernando
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Jesús tomó de nuevo la palabra y dijo a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo esta parábola:
“Con el Reino de los Cielos sucede lo que con aquel rey que celebraba la boda de su hijo.
Envió a sus criados para llamar a los invitados a la boda, pero no quisieron venir.
De nuevo envió otros criados encargándoles que dijeran a los invitados:
–“Mi banquete esta preparado; he matado becerros y cebones, y todo esta a punto; venid a la boda”.
Pero ellos no hicieron caso y se fueron unos a su campo y otros a su negocio. Los demás, echando mano a los criados, los maltrataron y los mataron.
El rey entonces se enojó y envió sus tropas para que acabasen con aquellos asesinos e incendiasen su ciudad.
Después dijo a sus criados:
–“El banquete de boda esta preparado, pero los invitados no eran dignos. Id, pues, a los cruces de los caminos y convidad a la boda a todos los que encontréis”,
Los criados salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos, y la sala se llenó de invitados.
Al entrar el rey para ver a los comensales, observó que uno de ellos no llevaba traje de boda,
Le dijo:
–“Amigo, ¿como has entrado aquí sin traje de boda?”,
El se quedó callado.
Entonces el rey dijo a los servidores:
–“Atadlo de pies y manos y echadlo fuera a las tinieblas; allí llorará y le rechinarán los dientes”.
Porque son muchos los llamados, pero pocos los escogidos”.
*Mateo 22,1-14***
Ven, Señor Jesús, y busca o tu siervo, busca o tu oveja perdida.
Ven, pastor, busca, como José buscaba a las ovejas. Se ha extraviado tu oveja mientras tardabas deambulando por los montes. Deja las noventa y nueve y ven a buscar a la oveja que esta perdida. Ven sin perros, sin siervos ni asalariados, que no entrón por la puerta. Ven sin zagal y sin mensajero. Desde hace tiempo espero tu llegada. Sé que vendrás, pues “no he olvidado tus mandamientos”. Ven no con vara, sino con caridad y Espíritu de mansedumbre.
No titubees en dejar por los cerros a las noventa nueve ovejas; los lobos feroces no atacarán hasta que no lleguen a los montes. La serpiente, en el paraíso, solo consiguió hacer daño una vez; sin embargo, después de la expulsión de Adán, ha perdido el gancho de la seducción y sin él no puede dañar. Ven, que esta atormentado por el ataque de lobos peligrosos. Ven, que me han expulsado del paraíso y mi infortunio está mordido con el veneno de la serpiente. Ven, que me encuentro errando lejos del rebaño por estos collados. Yo también era de tu rebaño, pero el lobo nocturno me ha alejado de tu redil. Búscame, pues yo te busco; búscame y encuéntrame, tómame y llévame. Tu encuentras al que buscas, tomas al que encuentras, y cargas sobre tus hombros al que has tomado. No sientes molestia por un peso que te inspira piedad, no te pesa una carga que consideras justa. Ven, pues, Señor, que aunque estoy extraviado, sin embargo “no he olvidado tus mandamientos” y conservo la esperanza de la medicina.
Ven, Señor, porque sólo tu eres capaz de hacer volver a la oveja perdida. No entristezcas a quienes se han alejado de ti. También ellos se alegrarán por la vuelta del pecador. Ven y trae la salvación a la tierra y la alegría al cielo. Acógeme no como a Sara, sino como a Maria, para que sea no solo virgen intacta, sino virgen inmaculada, por efecto de tu gracia, de cualquier mancha de pecado. Ponme bajo la cruz que da la salvación a los extraviados donde encuentran reposo los cansados y vivirán todos los que mueren
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Ambrosio de Milán,
Comentario al salmo 128», XXII, 28-30,
en S. Pricoco – M. Simanehi [eds.], La oración de los cristianos, MiIan 2000, 169.
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