James Martin: “Hay muchos sacerdotes gais castos y célibes en la Iglesia. Es importante que se diga”
El jesuita estadounidense prevé tensiones en el Sínodo: “Probablemente es inevitable”
“Hay muchos sacerdotes gais castos y célibes en la Iglesia. Es importante que se diga. Sin embargo, insisto, es crucial señalar que estos sacerdotes llevan una vida casta y célibe, al igual que sus colegas heterosexuales, y dedican sus vidas al servicio en la Iglesia. Esto probablemente siempre ha sido así”, señala el jesuita estadounidense James Martin en entrevista con El Periódico
Sobre el número de sacerdotes homosexuales en la Iglesia, “es imposible determinarlo debido al estigma que aún existe en torno a este tema”, dado que “muchos han sufrido en silencio debido a las burlas, incluso mientras servían en la Iglesia”
“Personas que han participado en el instrumentum laboris me han dicho que la mitad de las diócesis de todo el mundo han mencionado la necesidad de una mayor acogida e inclusión de las personas LGTBI. Esto no se limita a Occidente, sino que se extiende por todo el mundo”
“Hay muchos sacerdotes gais castos y célibes en la Iglesia. Es importante que se diga. Sin embargo, insisto, es crucial señalar que estos sacerdotes llevan una vida casta y célibe, al igual que sus colegas heterosexuales, y dedican sus vidas al servicio en la Iglesia. Esto probablemente siempre ha sido así”, señala el jesuita estadounidense James Martin en entrevista con El Periódico en vísperas de su participación en el Sínodo sobre la Sinodalidad.
Destacado impulsor de la pastoral de acogida en la Iglesia a los miembros de la comunidad LGTBI, lo que ha valido estar permanentemente en el centro de la críticas de los sectores más conservadores de la Iglesia, Martin añade que, sobre el número de sacerdotes homosexuales en la Iglesia, “es imposible determinarlo debido al estigma que aún existe en torno a este tema”, dado que “muchos han sufrido en silencio debido a las burlas, incluso mientras servían en la Iglesia”, aunque, en todo caso, afirma que “estos sacerdotes han celebrado misas, bautizado a niños, celebrado matrimonios, visitado a enfermos en el hospital y enterrado a seres queridos”.
Designado específicamente por el papa Francisco para participar -y votar- en la próxima asamblea sinodal, cuya primera fase se inaugura en el Vaticano este 4 de octubre, su principal misión es llevar a ese escenario la voz de la comunidad LGTBI, una voz que ya se ha dejado oír en las fases previas diocesanas, nacionales y continentales, como confirma el también autor de Tender un puente (Editorial Mensajero).
“Personas que han participado en el instrumentum laboris me han dicho que la mitad de las diócesis de todo el mundo han mencionado la necesidad de una mayor acogida e inclusión de las personas LGTBI. Esto no se limita a Occidente, sino que se extiende por todo el mundo. Sin embargo, tampoco es sorprendente. A medida que más personas se identifican como LGTBI, más familias, parroquias y diócesis se ven afectadas. Por lo tanto, hay un interés natural y creciente en comprender cómo brindar atención pastoral a la comunidad LGBTQ”, señala en la citada entrevista con el diario catalán.
¿Tensiones en el Sínodo? “Probablemente“
Precisamente, esta cuestión, unida al tema de la ordenación de hombres casados, la participación de la mujer o una apertura en cuestiones sobre moral sexual ha llenado de expectativas este Sínodo -que ya no lo es solo de obispos-, por lo que se espera que durante sus jornadas surjan también tensiones.
“Eso es probablemente inevitable, pero no debemos temer a las tensiones. El primer sínodo en la historia de la Iglesia fue el Concilio de Jerusalén, que tuvo lugar alrededor del año 50 d.C. Hubo mucha tensión en ese momento, pero el Espíritu Santo aún pudo actuar”, señala al respecto el jesuita, quien, en todo caso, sobre lo que puede salir de esta asamblea sinodal se muestra cauto: “Para ser sincero, realmente no sé qué esperar. Creo que en esta primera reunión [la siguiente será el próximo año] nos centraremos en cómo dialogar entre nosotros y escucharnos mutuamente”. Lo cual ya no es poco.
Fuente Religión Digital
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