Lo que va de hijo a hijo.
Todas tus parábolas, una vez iniciadas,
tienen un final
que nos alcanza como lanza afilada.
Recogen, en síntesis, lo que es historia cotidiana
de pugna y respuesta
a tu respetuosa invitación y llamada.
Y expresan en pocas palabras humanas
nuestra rebeldía
que algo tendrá que ver con tu espíritu y semejanza.
Los hay que saben expresar muy dignamente
respeto y obediencia:
es lo que se espera de gente religiosa y prudente.
Pero se quedan en la caravana en la que estaban;
no les da la gana
de interpretar tus gestos, hechos y palabras.
Dicen sí, porque es la respuesta correcta,
pero no hacen nada
aunque la brisa sople con fuerza y en dirección buena.
Y los hay que, desde el principio, se rebelan
y no quieren ser
ni siervos, ni beatos ni hijos deudores.
Saben recapacitar para encontrar en camino,
respuesta adecuada,
para trabajar la viña y vivir como hijos.
Quizá, Señor, te agrade más la frescura y rebeldía,
nuestra libertad,
que las palabras adecuadas de una respuesta perfecta.
Quizá temas más nuestro ser e historia vacíos
de amor y vida
que todos nuestros cuestionamientos e impertinencias.
No sé lo que dije,
hace un instante…
pero he venido,
me has acogido
y estoy contento…
y muy satisfecho.
*
Florentino Ulibarri
Fe Adulta
***
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