La verdad no se dice, se hace
Del blog de Tomás Muro La Verdad es Libre:
01. Siempre dos hermanos.
Resulta curioso las veces que en la Biblia aparecen dos hermanos: Caín y Abel, (Gn 4,1-2); Esaú y Jacob, (Gn 25,24ss); un padre tenía dos hijos: el hijo mayor y el hijo pródigo, (Lc 15,11ss); en la parábola de hoy también un padre tenía dos hijos… Dos hermanas: Marta y María
Tal vez más que de dos hermanos se trata de dos dimensiones, que todos llevamos dentro. Todos somos algo bipolares. Probablemente todos llevamos dentro algo de Caín y algo de Abel; un poco de hermano mayor cumplidor, prepotente; y algo de hijos pródigos. Todos hablamos mucho y seguramente hacemos poco, como en la parábola de hoy.
Los dos hijos representan como dos modos de entender también la libertad y la responsabilidad. Uno habla buenas palabras y no hace nada, cosa harto frecuente también hoy. El otro dice menos, pero es responsable y trabajador.
Son posturas que se repiten en nosotros.
02.- Obras son amores, que no buenas razones.
Así reza el refrán: más obras y menos palabras. De grandes palabras (palabrería) están llenos los espacios políticos, eclesiásticos y también los personales. Las promesas de las campañas electorales duran hasta el día siguiente de las elecciones. ¡Ya quisiéramos también que la Iglesia fuese conforme a lo que leemos en el Nuevo Testamento, en las encíclicas y documentos!, etc.
03. Ortodoxia y orto praxis.
Orto significa: recto / correcto. Doxa: doctrina / pensamiento y Praxis: práctica / acción.
Corren tiempos en los que se disfruta buscando recuperar una ultra-ortodoxia que anquilosa la vida y el evangelio, y olvidamos la ortopraxis, es decir la vida.
Muchas veces la ortodoxia tiene poco que ver con lo que hacemos, con la ortopraxis.
- A veces la ortodoxia no es más que una trinchera donde defendemos nuestros posicionamientos ideológicos y religiosos. Algunos movimientos religiosos modernos viven afincados en una super-ortodoxia insignificante, sin significado, pero es el “santo y seña”
- Otras personas y actitudes hacen la verdad: están con los que sufren, los pobres, el sida, etc., incluso con una doctrina (ortodoxia) muy elemental, incluso no muy puritana para el orden establecido.
04.- La verdad no se dice, se hace.
Esta veta la recogió con energía la Teología de la Liberación.
Gustavo Gutiérrez [1] formula muy bien esta cuestión cuando dice que la “Verdad no se dice, se hace“, o también en castellano se suele decir que “obras son amores, que no buenas razones”.
Supongamos que uno recita perfectamente el Credo. Eso no quiere decir que tenga fe. Es lo mismo que el hijo que dice “sí”, pero no va a trabajar. Dicen lo que hay que decir, pero sin ninguna implicación personal.
05.- El cristianismo no son unas olimpiadas
A veces da la impresión de que la moral católica es como el Comité Olímpico Internacional. Citius, altius, fortius: más rápido, más alto, más fuerte. Mire usted para ir a la Olimpíada hay que saltar 2,50 mts en salto de altura, además de hacer los 100 mts en 10 segundos. Bueno eso lo dice usted, pero luego, el común de los ciudadanos pasamos caminando tranquilamente por debajo del listón y hacemos los 100 mts en unos tres minutos y amigablemente.
Algo de esto es lo que pasa en la Iglesia Católica (también en las demás iglesias y en la humanidad). La normativa es altísima, pero también es altísimo el tanto por cien de los católicos que vive, que vivimos en tensión con la Iglesia y va -vamos- por la vida como buenamente podemos. El 90% de los católicos vivimos como podemos: el que no está separado – divorciado, vive en pareja de hecho; quien no toma anticonceptivos, no va a Misa; quien no vive en discrepancia con los modos eclesiásticos, tiene dificultades con algunas interpretaciones dogmáticas y vive en tensión con la jerarquía…
Hemos de pensar que nadie es totalmente coherente y responsable en la vida. Dios nos libre de una persona humana que sea totalmente justa, santa, perfecta. Las incoherencias y debilidades nos hacen humanos.
Un ser humano perfecto sería inhumano e insoportable, al menos en este mundo. Hemos de aprender a vivir con nuestras propias limitaciones, defectos y pecado. Cada cual somos algo de Caín y Abel, del hermano mayor y menor, del hijo que fue a trabajar a la viña y del que no fue, de Marta y María, coherentes e incoherentes al mismo tiempo. Siempre nos hará bien recordarnos lo de San Felipe de Neri (1515-1595): sed buenos si podéis, que probablemente no podremos.
06.- ¿Quién hizo la voluntad de Dios Padre?
Lo de Jesús tiene su retranca. Resulta que termina (y empieza) poniendo como modelos de cristianismo a los prototipos oficiales de pecadores: publicanos y prostitutas.
La conclusión de la parábola de JesuCristo es desconcertante y osada. Jesús pone modelos de vida escandalosos para los estamentos oficiales. Probablemente nadie se lo creyó entonces, ni hoy, que los publicanos (ladrones legales de impuestos) y las prostitutas estarán -están- por delante de nosotros en la viña del Señor, en el Reino.
Nos puede resultar escandaloso y molesto, pero en el cristianismo de Jesús las cosas -gracias a Dios- son así.
[1] Gustavo Gutiérrez es un teólogo sacerdote peruano nacido en 1928, al que se le considera uno de los creadores-fundadores de la Teología de la Liberación latinoamericana.
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