¿Y tú que dices de mí?
Mt 16, 13-20
Leí el texto y lo dejé. Lo volví a tomar y lo subrayé. El silencio, compañero de camino en la lectura y la oración, se hizo presente. Agradecida, volví al texto: “¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?”. Pregunta comprensible para aquellos hombres judíos que esperaban al Mesías.
Pero das un paso más a modo de reto directo a los tuyos, a tus discípulos: “Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Debió haber un impasse que rápidamente resolvió el impetuoso Simón Pedro: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”. Tenía cerca la profunda experiencia del mar revuelto sacudiendo la barca (Mt 14, 22-33).
¡Ay, Pedro, cómo te entiendo! La experiencia de conocer y tener cerca a Jesús parece que siempre te lleva a creer que ya has entendido, que ya no vas a sentir miedo, que ya es el tiempo de permanecer erguido, disponible… pero te quedaba mucho camino que recorrer. Como a todos.
Menos mal que veías a Pedro mucho más al fondo de lo que él se veía. Sabías quien era y de donde salía lo que te dijo. Pero también sabías lo que le faltaba por vivir. Le diste las llaves, las del Reino de los cielos. Confiaste: “Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos”.
Tu mensaje era de servicio en las labores del Reino, pero ha habido a lo largo de los tiempos, (desde los inicios, se ve en los Hechos), confusión y dolor en el uso de las llaves, usadas más que para el servicio, para el poder. Y esto va por todos, los de arriba y los del pueblo llano.
“A veces hemos hecho de las llaves el monopolio y la vestimenta de nuestro propio ser como creyentes, o como cristianos ‘comprometidos’, y las hemos utilizado como un instrumento de poder o como un afán de hacer que los demás hagan las cosas ‘como yo las veo’ y piensen las cosas ‘como yo las pienso’. ¡Eso no es el Evangelio!” (Sergio Delmar Junco) (1)
Volví al texto y me sobresaltó una pregunta que no estaba escrita:
– ¿Y tú que dices de mí?
– Te digo, como Pedro en otro momento, que “Tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero” (2) y que confío en tu paciencia para seguir adelante.
Mari Paz López Santos
FEADULTA, Domingo, 27 agosto 2023
(1) “El sonido de la luz”, Sergio Delmar Junco, misionero del Espíritu Santo, pág. 240
(2) Jn 21, 17
Fuente Fe Adulta
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