La mujer cananea y el sínodo de la sinodalidad.
COMENTARIO AL EVANGELIO DEL DOMINGO XX TO
(Mt 13, 21-28.)
Síntesis: Relato de la conversión de Jesús: De judío a cristiano católico (universal). Paralelismo con la conversión que nos pide el proceso hacia una Iglesia Sinodal: De la exclusión a la Iglesia de todos, todas y todes. Repitan, por favor: Todos, todas y todes. De una Iglesia organizada piramidalmente a una Iglesia circular: Sin clericalismo ni patriarcado ni machismo. Iglesia de iguales y corresponsables con su misión: Sacramento del Reinado de Dios.
El comentario del Evangelio de este domingo lo hago desde “mi estar” en esta Iglesia en revisión, en discernimiento sobre su futuro. Como mujer que espera y trabaja para que no perdamos la oportunidad que el Sínodo de la Sinodalidad nos ofrece de actualizar y abrir la Iglesia a los signos de los tiempos.
Las tres lecturas de la liturgia de hoy hablan de los gentiles, de los que están fuera del pueblo de Israel y sus instituciones. Y por extensión, de todos los excluidos de casas y mesas “institucionalizadas y excluyentes”. Y el mensaje a descubrir en estas lecturas es el alcance universal del Reinado de Dios y el papel que la Iglesia Católica, como Patrimonio de la Humanidad, debe desempeñar en él. En la primera lectura Isaías anticipa: “A los extranjeros los traeré a mi monte santo y los llenaré de júbilo en mi casa de oración”. En la segunda, Pablo, apóstol de los gentiles, se dirige a los Romanos, gentiles ellos, y les anuncia que toda la humanidad es sujeto de la misericordia divina, sin acepción de personas. Y el Evangelio nos escenifica (psicodramatiza), en los personajes de una mujer siro-fenicia, la cananea, y Jesús, cómo llevar adelante el proceso de cercanía, apertura, aceptación y acogida del otro aunque sea gentil, extranjero o simplemente piense diferente a nosotros.
Siempre me ha gustado este pasaje bíblico de la mujer sirio-fenicia o cananea. Para mí este relato ha sido un estímulo y modelo en mi propia evolución como creyente crítica y librepensadora. Siempre he admirado la ayuda mutua que los dos personajes llevan a efecto en su encuentro e intercambio de saberes. En este diálogo entre la mujer cananea y Jesús los dos aprenden y se enseñan recíprocamente. Se da un encuentro enriquecedor para los dos. Ganaron los dos. Hay que alabar la osadía, seguridad, constancia y persistencia de la mujer. Ejemplo de fuerza, valentía y creatividad. Lo tenía todo en contra: era mujer y extranjera. Pero era madre y los discípulos y Jesús no lo sabían. Su amor de madre y la necesidad de encontrar remedio al dolor de su hija es más grande que la dificultad y resistencia que encuentra en su camino. Tiene claro lo que necesita y sabe quién tiene la solución y resiste hasta el insulto pero consigue lo que busca y desea. Pertinaz, humilde e inteligente. Hoy diríamos que es una mujer empoderada y asertiva.
Pikaza, comentando este relato bíblico, llama a la mujer cananea ”catequista de Jesús”. Esta mujer enseña a Jesús y Jesús aprende de ella. Lucas nos dice que Jesús crecía en talla, sabiduría y bondad. Y el relato que estamos contemplando nos brinda un ejemplo claro del cambio de actitud de Jesús. Jesús aprende de la mujer cananea. En este encuentro se produce en Jesús una conversión, un cambio de mentalidad, un cambio de actitud ante los no judíos. Primero Jesús contesta a la petición de esta madre cananea desde el dogma judío: que los judíos eran hijos y los paganos perros. En segundo lugar Jesús supo escuchar y aprender de la respuesta: “También los perros comen de lo que cae de la mesa de los señores”. La cananea le enseña a superar sus prejuicios judíos. También los gentiles son hijos. Este cambio de actitud, gracias al encuentro con la mujer cananea, humaniza a Jesús. Como todos los humanos, Jesús asumió su “sombra (M. Navarro) y creció, con ello, en madurez personal. Ver a Jesús evolucionando y creciendo como ser humano nos facilita y hace posible identificarnos con él, pues es como nosotros, pero más y mejor. Por eso, nos podemos mirar en él como modelo o ideal humano.
A modo de moraleja, lección aprendida o por aprender.
En el momento actual de la Iglesia: A un mes de la 1ª Asamblea General del Sínodo de la Sinodalidad reflexionar sobre este relato bíblico es inspirador y fortalece la esperanza de que otro modo de ser Iglesia es posible. Porque:
1.- Este relato bíblico es un espejo o marco de referencia en ell que debemos mirarnos todos los sujetos eclesiales, clero y laicado, en esta fase de discernimiento en el Camino hacia una Iglesia Sinodal: Comunión, Misión y participación. Es de capital importancia en esta mirada, la actitud de conversión (cambio de mentalidad) y apertura a lo que el Espíritu quiere decir a las iglesias. Este es un proceso espiritual. Sin miedo a los cambios necesarios. Con la confianza de que no estamos solos. Dios está con nosotros. Y Dios confía en nosotros. Es su Reinado la meta que todos debemos perseguir.
2.- La mujer siro-fenicia, cananea es ejemplo y modelo para la Revuelta de las Mujeres en la Iglesia. Como la mujer cananea tenemos muy claro que: Lo que pedimos, dignidad e igualdad, es justo y necesario. Que como sujetos eclesiales tenemos un potencial infraevaluado en perjuicio de la misión de la Iglesia. Que nuestra integración en todos los estamentos es de justicia e inteligencia. Porque amamos la Iglesia y nos duele su cerrazón y despilfarro de talentos. Porque las justificaciones de esta injusticia “es dogmáticamente imposible” “teólogicamente infundado” “Jesús fue varón” “Jesús eligió sólo apóstoles varones” etc. además de ser un insulto a la historia y la inteligencia, nos suenan o equivalente a “no es justo dar el pan de los hijos a los perros” o «Solo he sido enviado a las ovejas descarriadas de Israel»
3.- Las mujeres y los hombres (todos, todas y todes) en la Iglesia Sinodal (Comunión, Misión y participación) somos necesarios, corresponsables y comprometidos con su misión. La Iglesia, como sacramento de salvación para toda la humanidad, tiene que abrirse a los signos de los tiempos y dar respuesta a los problemas reales de los hombres y mujeres de hoy, si quiere tener futuro.
Mujer, qué grande es tu fe: que se cumpla lo que deseas. Bautizados ¡¡¡qué grande debe ser vuestra fe-confianza en la Iglesia para que se cumpla lo que pedís y deseáis!!!
María África de la Cruz
Fuente Fe Adulta
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