¿De dónde sale Jesús?
Este momento de Jesús que hemos escuchado en el evangelio se sitúa en Jerusalén entre fariseos y maestros de la ley. El cp 21 de Mateo comienza así: Jesús se marcha de Jerusalén. No es una salida geográfica, sino que Jesús marcha, sale del “centro religioso judío”, porque aquella gente: fariseos y maestros de la ley “no tienen remedio” y se marcha a tierra extranjera: Tiro y Sidón. Podríamos decir que es una salida misionera.
Hay iglesias (y no me refiero a los edificios), hay movimientos religiosos e ideológicos de los que no es que sea mejor salir, sino que nunca debiéramos haber entrado en ellos.
02.- Jesús –judío- se abre a todos.
Es difícil encontrar en los cuatro evangelios una imagen de Jesús tan judía como la que nos ofrece Mateo en este relato que hemos escuchado.
Al mismo tiempo, es difícil encontrar otro texto como éste en el que esa historia “étnica” se quiebra y cambia de rumbo hacia el universalismo. Jesús lo hace a través de una mujer sencilla, extranjera y pagana: siro-fenicia, pero creyente.
Mateo escribe a cristianos de origen judío y les ofrece esta (y otras) catequesis de modo que pasen del particularismo étnico, incluso racial, al universalismo.
Será San Pablo quien dé el paso definitivo de lo judío a lo universal.
Dos palabras subrayan este paso de lo particular y étnico (etnia) al pueblo (laos) de Dios universal. San Pablo dice: antes eráis etnia, ahora sois laos). (Efe 2,19). (Ethné (etnia) y laos (pueblo).
En la Iglesia estamos no por la etnia, por la raza sino por el laos de Dios, por ser pueblo de Dios.
Esta mujer cananea, que no es miembro del Pueblo de Dios porque no era de la etnia judía, encarna el ideal de lo que debe ser un miembro del Pueblo de Dios.
Dos breves -pero importantes- conclusiones:
* La simplicidad (con matices fanáticos) con que se utilizan algunos términos tales como Pueblo de Dios e Iglesia, porque ni están todos los que son ni son todos los que están. Ni todos los creyentes (como la mujer siro fenicia) están en la Iglesia, ni todos los que están en la Iglesia son creyentes.
Pasaba ayer y pasa hoy.
Muchos obispos –especialmente fundamentalistas- piensan que el catolicismo es una “identidad cohesionada por una ideología dogmática” frente al mundo pagano y hostil.
* Rahner llamaba cristianos anónimos a tantos creyentes, que –como la mujer siro/fenicia- no militan en la Iglesia, ni están bautizados, pero son gente honrada, “buena gente”. (Y que –por otra parte- son la mayoría de la humanidad).
Jesús rompe las fronteras estrechas del judaísmo, de la ley, del rito, y las sustituye por la misericordia por la misericordia. La intransigencia dogmática, la ley quedan superadas por la misericordia.
* San Pablo fue quien, años después, daría forma teológica a estas cosas y formuló una antropología y eclesiología anti-racista: Ya no hay judío ni griego, pues toda diferencia entre judío y no judío ha quedado superada, (Rom 10, 12). “Todos vosotros, los que creéis en Cristo Jesús, sois hijos de Dios… Ya no hay distinción entre judío y no judío, ni entre esclavo y libre, ni entre varón y mujer. Todos sois uno en Cristo Jesús”, (Gál 26, 28).
El cristiano, es abierto, universal por esencia. Dietrich Bonhoeffer (1906-1945) clamaba y rompió con la iglesia oficial del Reich que propugnaba una iglesia aria. No se puede preguntar si uno es judío para entrar en la Iglesia.
Francisco lo decía estos días en Lisboa: En la Iglesia caben todos, todos, todos…
Para ser cristiano –iglesia- no podemos pedir el DNI, ni pasaporte, ni “papeles”, ni el sexo al que pertenezca…
Lo hemos escuchado en la 1ª lectura de Isaías: tu casa, (la Iglesia), Padre, está abierta a para todos los pueblos.
¿Iglesia española, iglesia vasca? ¿Dos comunidades eclesiales? ¿Dos celebraciones de la Pascua en una misma parroquia? etc.
¿Somos católicos en serio: es decir, universales?
03.- Los perros y los amos
El lenguaje es fuerte.
Los perros son los no judíos, los extranjeros.
La misma mujer siro-fenicia da por válido este presupuesto cuando le dice a Jesús:También los perros comen las migajas que caen de la mesa de sus amos.
La escena del evangelio de hoy se desarrolla, dentro de las más puras coordenadas de la religiosidad étnica. [1] Pero se da una superación de lo racial de lo étnico.
Los extranjeros son los perros. Los de mi etnia, los de mi raza y mi pueblo somos los amos.
Pero desde el cristianismo no podemos hablar de perros y de amos. Todos vosotros sois hermanos, (Mt 23,8).
Ya en el AT se repite con mucha frecuencia la llamada a tratar bien al extranjero:
No maltratarás ni oprimirás al extranjero, porque extranjeros fuisteis vosotros en la tierra de Egipto. (Éxodo 22,21).
Jesús no desprecia a nadie, no se impone por la fuerza de la nacionalidad, de la etnia, de la ley, de la tradición.
Por encima de los cromosomas están las neuronas, por encima de lo racial está el pensamiento.
04.- Mujer, qué grande es tu fe.
Esta afirmación rompe los esquemas religiosos hasta entonces vigentes en el Pueblo de Dios.
Que una mujer sea protagonista de este relato es un hecho significativo. Si alguien no tenía voz en Israel eran precisamente las mujeres. Eligiendo a una mujer, extranjera y cananea, Mateo acaba con todos los esquemas religiosos hasta entonces vigentes.
Desde Jesús lo que determina la pertenencia al Pueblo de Dios es la fe en Jesús, la adhesión a su persona. No olvidemos nunca que, en el contexto del evangelio de Mateo, la fe significa la relativización de la Ley y de la Tradición, necesarias, pero nunca prioritarias. ni con valor de absolutos.
Llama la atención la marginación a la que la mujer se ha visto sometida en la historia de la Iglesia. Parece como si la Iglesia hubiese recuperado el sistema religioso veterotestamentario de marginación de la mujer en el Pueblo de Dios.
Y yo creo que no es una mera cuestión jurídica, que la pueda solucionar la sinodalidad con una disposición normativa del papa o del dicasterio que fuere: “desde mañana la mujer podría celebrar misa”… No. Es una cuestión más honda, que ya la resolvió san Pablo: “no hay judío ni griego, hombre ni mujer, todos sois uno e iguales”.
Lo que nos une en la Iglesia no es la biología, ni la etnia, sino la fe. Y mujer y hombre pueden ser creyentes por igual.
La presencia de la mujer en la Iglesia no es una cuestión del Derecho Canónico (ley), sino de la teología cristiana más honda: todos somos iguales. Hombres y mujeres.
05.- JESÚS SANA
Jesús cura, perdona, sana, alivia, acompaña a todo el mundo sea de la nación que sea, sin hacer acepción de personas, (Rom 2,11). A Jesús le da lo mismo da que seamos leprosos, endemoniados, medio locos, paralíticos, hombres o mujeres (lgtbi), samaritanos, judíos, o sirofenicios, centurión romano, cananeos, cobradores de impuestos, o que estemos muertos moral (hijos pródigos)o físicamente. Jesús cura, salva.
Las naciones y las Iglesias tienen fronteras, pero la salvación de Jesús no tiene límites.
Salid a los cruces de los caminos e invitad a todos los que encontréis, buenos y malos. (Mt 22).
Como la hija de aquella mujer pagana, confiemos en el Señor
y en ese momento quedaremos curados.
[1] San Pablo cambió esta cuestión tan radicalmente que ya no usará la palabra etnia para el pueblo como Iglesia, comenzará a hablar de laos: laico: pueblo
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