Se trata de transformar, transfigurar la vida
Del blog de Tomás Muro La Verdad es libre:
01.- Trans – figurar.
Tal vez nos ha ocurrido también a nosotros, cuando hemos escuchado una música, o hemos visto la constancia de una persona en su trabajo, o tal vez hemos pasado mil veces por delante de la Iglesia de nuestro pueblo o hemos leído una poesía o un salmo y no nos han dicho nada. Pero un buen día vemos esas mismas realidades y nos han impactado, hemos caído en cuenta de aspectos y valores de los que no éramos conscientes.
Muchas veces cuando te encuentras con determinadas personas, “no ves nada”, no translucen nada, al menos nada que valga la pena. Otras veces el encuentro con una persona sencilla, pobre, humilde, transmite luz, bondad, cercanía…
Podemos emplear la palabra transmitir para hablar de transfigurar.
¿Transfiguramos y transformamos las realidades de la vida en luz, en sensatez, en pensamiento?
En el lenguaje del concilio Vaticano II podríamos pensar que la creación, la vida, el amor son sacramento de Dios. La naturaleza, el amor de la pareja, la amistad son como un sacramento de Dios.
02.- No fue tarea sencilla ver a Cristo en Jesús.
¡Cuántas veces y cuánto tiempo vieron sus discípulos y sus paisanos a Jesús, pero no vieron a Cristo! De hecho, muchos dejaron de ser sus discípulosdel Señor. (Jn 6).
Incluso pensemos que María, la madre del Señor, sabía, ¡Claro que sabía que Jesús era su hijo!, pero hubo de llegar a la fe en que su hijo era Cristo, la Palabra de Dios.
Por eso decimos de la Virgen María que es la primera creyente en Cristo. Era madre de Jesús, pero hubo de llegar a creer que su hijo era expresión, hijo de Dios.
03.- Textos muy semejantes: Bautismo y Transfiguración.
En el NT Dios habla –directamente- solamente en dos momentos: en el Jordán (Bautismo de Jesús) y en el Tabor (Transfiguración).
En ambos momentos se escucha una voz del cielo: Este es mi hijo amado…
Ambos momentos (bautismo y Transfiguración) son como una epifanía (manifestación) de Jesús. Jesús es expresión de Dios. Jesús transmite a Dios Padre.
Jesús se manifiesta, en su corporeidad: en sus encuentros con personas, enfermos, en sus discusiones con fariseos, en sus momentos trágicos de muerte y momentos de gloria: resurrección.
Contrastes del relato de la transfiguración:
La escena de la Transfiguración está llena de contrastes.
- Jesús se encuentra en plena gloria pero habla de su muerte. Los discípulos casi entran en el cielo, pero están asustados y «se caían de sueño».
- Quieren quedarse allí, pero tienen que bajar y subir a Jerusalén.
- Dios les manifiesta al Hijo escogido, pero se les ordena no decir nada.
El relato de la transfiguración: un mundo de símbolos
El relato de la Transfiguración está tejido de muchas reminiscencias bíblicas:
Los montes son el lugar más cercano al cielo, casi tocan el cielo, el lugar de Dios. Moisés y Jesús están con Dios.
¿Procuro encontrarme cerca de Dios?
La nube es la protección que Dios ofrece al pueblo ante el rigor del solo caminando por el desierto de la vida. ¿Me siento protegido por Dios? ¿Dios me acompaña en la vida?
rostros resplandecientes, luz, vestidos luminosos. Desde la luz, desde Dios las cosas y los problemas de la vida y de la muerte se ven de manera distinta.
¿Hay luz en mi vida?
Escuchadle, Escucha Israel. Es sensato y razonable escuchar, acoger la Palabra y las palabras que se nos dicen en la vida. ¿”Atiendo a razones” en mi vida?
El Padre, todo padre, se complace en sus hijos. Dios se complace en su Hijo y en nosotros que también lo somos. Lo mejor que nos puede pasar es que nos sintamos queridos y acogidos por Dios. Todo está, pues, preparado:
04.- La transfiguración es un acontecimiento de oración. [1]
Probablemente este relato de la Transfiguración es la experiencia de fe a la que llegaron en la oración los primeros cristianos, discípulos. En Jesús terminaron por ver la expresión, lo que Dios y la vida nos quieren siempre decir. En algún momento, (proceso, etapa de la vida) los primeros creyentes, representados en Pedro, Santiago y Juan, llegaron a la fe en Cristo a través del encuentro con Jesús.
La Transfiguración fue también la experiencia fundamental de la vida de Jesús, que probablemente no ocurrió en un momento, ni en un monte, ni con los tres citados, sino después de mucho caminar y pensar las cosas en el camino de la vida.
Podemos pensar que desde la perspectiva de muerte y resurrección que Jesús va intuyendo en su vida, ilumina, transforma, transfigura toda la existencia de Jesús. Tal experiencia de encuentro (oración) con Dios confiere una luz a su vida, a sus problemas, que Jesús también tuvo problemas y crisis en su vida.
El encuentro con Dios transfigura la vida y la muerte, su vida y la nuestra, su muerte y la nuestra.
05.- Transfigurar la monotonía de la vida.
La mayor parte de los días de la vida son muy parecidos.
Sin embargo hay días y acontecimientos diferentes; días de mayor profundidad y densidad existencial, que transfiguran la vida:
- cuando una persona, por los caminos que solamente Dios sabe, descubre el sentido de la vida en la noche oscura del alma, de la depresión: cambia la vida
- el día en que una pareja se decide casar, todo se transfigura.
- cuando nace un niño en la familia, la vida de esa familia es ya otra.
- cuando uno decide entregar su vida al servicio de la iglesia, la vida se configura de un modo especial.
- cuando vivimos acontecimientos decisivos: enfermedades, muertes, la vida queda transformada.
- Cuando Oteiza talló, esculpió las piedras de Aránzazu, se transformaron en iconos.
Estas vivencias, encuentros, acontecimientos hacen de la vida otra cosa, es “otra historia” y realmente comienza otra historia.
06.- Transfigurar la realidad.
Vivir es transfigurar las realidades de la vida, es transformar, salir de la mera realidad:
- la comida no es un mero engullir proteínas por muy ecológicas y científicas que sean. “Comer” es convivir, compartir, acoger, celebrar, disfrutar, despedir… Y eso es transfigurar el Cordero pascual, el pan, el vino, el agua, la mesa, la palabra, etc.
- La sexualidad no es el simple ejercicio de unas funciones somático-genitales, sino que es amistad y amor, ágape, es entrega, es acompañarse en la vida, compartir, apoyarse y apoyar, procrear, educar, etc. Y eso es transfigurar lo meramente corpóreo en amor.
- Ser presbíteros, monjes, religiosos o cristianos no es meramente ritualizar sacramentos casi por arte de magia, sino que ser presbítero es vivir el evangelio en el seno de una comunidad cuidando la fe y la esperanza de la comunidad, sobre todo, estando atento a los más pobres. Y eso es transfigurar lo puramente eclesiástico en vida evangélica.
- Las “piedras” y el cemento, la madera y el hierro, no son para el ser humano meramente granito, roble o materias primas, sino que son Aranzazu, el Peine del Viento, los libros, las mesas, los quirófanos y, a su vez, estos se transforman en salud, cultura, vida. Y esto es transfigurar.
Transfigurar es salir de uno mismo, transcender la materialidad para llegar a una tierra nueva, una comprensión nueva, una vivencia de la realidad llena de luz y sentido. Estamos llamados a transfigurar, transformar la vida.
La Eucaristía es una transfiguración. Es importante que la transfiguración se realice en el pan y vino, pero más importante que seamos nosotros los que quedemos transfigurados.
Probablemente la afirmación central de la Transfiguración es la voz que brota del cielo
Este es mi hijo amado, escuchadle
Transfiguración, Ciudad del Vaticano, Librería Editrice Vaticana, 2007, Madrid, Ed La Esfera de los Libros
[1] J. Ratzinger – Benedicto XVI, Jesús de Nazaret. Primera parte. 2007, p 361.
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