La marcha del Orgullo de Budapest recuerda la “preocupante” legislación de Hungría
(Marcha anual del Orgullo en Budapest, Hungría, 15 de julio de 2023. Misterband.com)
Miles de personas se unen al Orgullo de Budapest en protesta por las medidas estatales contra el colectivo LGBT
Miles de húngaros desafiaron el sábado 15 de julio al calor abrasador para participar en la marcha anual del Orgullo Gay en Budapest, en protesta contra los controles gubernamentales sobre las manifestaciones públicas de la comunidad LGBT.
Varios partidos de la oposición estuvieron representados en la marcha con sus propios camiones. Este año, la marcha no estaba rodeada de cordones, la gente podía entrar o salir por donde quisiera. Algunos contramanifestantes de extrema derecha mostraron su punto de vista diferente sobre la comunidad LGBTQ, pero a nadie le importó y no causaron ningún problema.
Mientras el gobernante Fidesz intenta estigmatizar a los colectivos LGBTQ incluso utilizando la ley contra ellos, esta vez el Orgullo tuvo un serio mensaje político procedente del extranjero.
El gobierno del Primer Ministro Viktor Orban promueve una agenda conservadora cristiana y en 2021 prohibió “la exhibición y promoción de la homosexualidad” en libros y películas accesibles a menores de 18 años, a pesar de las fuertes críticas de grupos de defensa de los derechos y de la Unión Europea.
“El movimiento del Orgullo debería ser pionero de la libertad de expresión, la aceptación y la igualdad”, declaró Gergely Varga, un manifestante y maquillador de unos 30 años que vestía ropa con los colores del arco iris diseñada por un amigo. “Pero por desgracia tengo que decir que estar orgulloso de ser gay no está tan aceptado en Hungría como en Occidente“.
Los participantes ondearon banderas arco iris, bailaron y vitorearon mientras recorrían el centro de la capital húngara.
“Creo que el Orgullo de Budapest es realmente liberador, podemos estar muy orgullosos de ello, pero creo que seguimos estando discriminados en la gris vida cotidiana“, afirmó la diseñadora Danyi Mark.
Ni los organizadores ni el gobierno dieron un número de manifestantes, aunque los testigos estimaron que fueron unos 10.000.
Los anuncios televisivos del desfile del Orgullo sólo podían emitirse a altas horas de la noche, y la mayoría de las cadenas no se arriesgaron en absoluto, según informó el sitio húngaro de noticias Telex.hu.
También esta semana, la segunda mayor librería de Hungría recibió una multa récord por vender un libro que muestra la homosexualidad sin envoltorio cerrado.
El viernes 14, las embajadas de Estados Unidos, Alemania y otros 36 países e instituciones culturales emitieron una declaración conjunta de apoyo a la comunidad LGBTQI+ de Hungría. En la declaración, califican de preocupantes la legislación y la retórica política húngaras que contribuyen a la estigmatización de la comunidad LGBTQI+ e instaron a Hungría a proteger los derechos de las personas LGBT y eliminar las leyes discriminatorias.
El embajador estadounidense David Pressman y muchos otros diplomáticos participaron en la marcha del sábado. “Creo que (la declaración conjunta) realmente enmarca que esto no es una cuestión Occidente contra Oriente, es una realidad, es una realidad húngara, y es una cuestión que preocupa y en la que se centran los gobiernos de todo el mundo”, dijo el embajador de estados Unidos en Budapest, David Pressman.
La postura del gobierno hacia la comunidad LGBT de Hungría se consideró que resonaba entre los votantes conservadores de Orban en el campo antes de su cuarta victoria electoral en 2022.
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El Gobierno de Viktor Orbán comenzó una nueva escalada legislativa contra la comunidad LGTBI húngara aprovechando la pandemia del coronavirus. En marzo de 2020, tras asumir Orbán poderes extraordinarios, su número dos, Zsolt Semjén, presentaba un proyecto de ley que entre otras medidas incluía una modificación de las leyes del registro civil para anular la posibilidad de cambiar el género asignado en los archivos registrales. Un movimiento que tenía lugar tan solo dos años después de que entrase en vigor la norma que durante ese tiempo sí que permitió a los ciudadanos húngaros adaptar sus datos legales a su identidad de género, para lo cual necesitaban un informe médico pero sin estar obligados a someterse a tratamiento hormonal o cirugía de reasignación. Finalmente, el 19 de mayo de 2020 la Asamblea Nacional aprobaba la ley que incluye la reforma tránsfoba.
Pero el Gobierno de Orbán no paró tras este retroceso sin precedentes. Envalentonado por la falta de contundencia de sus socios europeos y aprovechando de nuevo el agravamiento de la pandemia por coronavirus, promovió una reforma constitucional que recoge «el derecho de los niños a la propia identidad de acuerdo con su género de nacimiento», prohíbe el matrimonio entre personas del mismo sexo e impone que la educación en las escuelas húngaras se inspire en «la identidad constitucional de nuestro país y la cultura cristiana». Además, la negación de la homoparentalidad recogida en la ley fundamental se completó con la aprobación de otra ley que limita la adopción de menores a las parejas casadas (y, por tanto, necesariamente de distinto sexo). La adopción por parte de personas solteras, única vía a la que hasta entonces se podían acoger las parejas del mismo sexo, solo se otorgaría ya en casos excepcionales y previa autorización del ministerio de Asuntos Familiares.
Posteriormente, en junio de 2021, el Parlamento unicameral húngaro aprobó la ley que prohíbe la información positiva sobre diversidad afectivo-sexual a menores, y que era el que ahora Orbán pretendía refrendar públicamente. El texto, calificado por el activismo como una versión de la ley rusa contra la «propaganda homosexual», se incluyó en un paquete de medidas contra la violencia sexual y la pederastia, corroborando su intención estigmatizadora contra la población LGTBI. La ley afecta a ámbitos como la enseñanza escolar, que se ve sometida a censura, porque se prohíbe la «promoción» de la diversidad afectivo-sexual y de género a los alumnos, mientras que la educación sexual, en cualquier caso, solo podrá ser impartida por profesores o miembros de organizaciones autorizadas, cerrando definitivamente la puerta a charlas sobre la realidad LGTBI por parte de colectivos. Pero también se ve concernida la propia libertad de expresión, pues se prohíbe la difusión de contenidos en libros, películas y otros formatos que estén a disposición de niños o adolescentes en los que se «describan o promuevan identidades de género diferentes de las adjudicadas en el nacimiento, operaciones genitales y homosexualidad». También se prohíbe la publicidad en la que «la promoción, exhibición o expresión de la propia identidad de género, reasignación de género u homosexualidad sea un elemento definitorio». Muestra de ello es la primera norma surgida en aplicación de la ley, un decreto aprobado en el mes de julio pasado, que ordena el sellado y envoltorio de los libros dirigidos a menores que «promuevan» la homosexualidad o la reasignación de género o contengan descripciones de sexualidad «explícita». Se prohíbe la venta de estos libros, vayan dirigidos a menores o adultos, a menos de doscientos metros de una iglesia o un colegio.
Y no olvidemos queen abril de este mismo año, el ultraderechista Orbán aprobó una ley que permite las denuncias anónimas contra familias homosexuales. El Parlamento de Hungría aprobó una ley que permite a cualquier ciudadano denunciar de manera anónima a las parejas homosexuales que tengan hijos a su cargo, en línea con los límites promovidos por el Gobierno del ultraderechista Primer Ministro Viktor Orbán a la comunidad LGTBI en aras de la protección de la infancia.
El texto, avalado por los diputados, autoriza que los ciudadanos puedan alertar las autoridades de aquellos comportamientos que supuestamente violen “el papel del matrimonio y la familia reconocido en la Constitución” y que no tengan en cuenta los derechos de los niños a identificarse “con el sexo de nacimiento”, según Bloomberg.
El Gobierno también ha tomado medidas para limitar contenidos o alusiones a la comunidad LGTBI en las escuelas, argumentando que corresponde a las familias decidir la educación de sus hijos. Sin embargo, sus políticas han generado dudas entre organizaciones defensoras de los Derechos Humanos, así como en la Comisión Europea.
El Ejecutivo comunitario ha llevado a Hungría ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) por la controvertida ley contra la pedofilia y la protección del menor, bajo la premisa de que es discriminatoria y atenta contra los derechos del colectivo LGTBI.
Fuente Agencias/Cristianos Gays
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