18 de Junio. Domingo XI Ciclo A
«En aquel tiempo, al ver Jesús a las gentes, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas,»
Jesús es el ser humano compasivo. En este fragmento del evangelio de la comunidad de Mateo, nos encontramos con que la compasión, en el Maestro, no es una cosa meramente afectiva, del corazón, sino que le lleva a la acción.
Ante lo que percibe, con la finura espiritual que le caracteriza, Jesús decide actuar y envía a algunos de sus discípulos a anunciar el Reino a través de la liberación, la salud y la misericordia. Todo ello va precedido de una actitud de humildad, la oración. Jesús recuerda quién es el dueño de la mies y quienes son los empleados.
En el texto leemos los nombres de algunos de los seguidores de Jesús y esto hemos de entenderlo en la línea de la comunidad que está al servicio de la Buena Noticia, no en la de pensar que Jesús constituye un grupo de privilegiados.
«Dad gratis lo que recibís gratis». Esta máxima puesta en boca del Maestro nos orienta hacia la gratuidad y el reconocimiento de lo que es verdaderamente importante. No habla de dinero, de valores «terrenales», no, ampliemos nuestra mirada, de nuevo la compasión nos ha de empujar a entregar, a compartir, gratuitamente aquello que hemos recibido sin el menor esfuerzo. Los dones que Dios nos ha otorgado y que pueden ayudar a echar demonios, resucitar muertos y sanar enfermos, debemos ofrecerlos para que la puerta del Reino de Dios sea cada vez más grande y nadie se quede sin entrar.
Nuestros esfuerzos, nuestra compasión, nos conduce a entrar en ese Reino que YA está, que no es necesario crear, sino, sencillamente, entrar.
Oración
Gracias, Dios Trinidad, porque tu mirada acogedora, tu camino de compasión, nos conduce hacia aquel jardín de belleza, verdad y bondad del que un día decidimos salir.
*
Fuente Monasterio de Monjas Trinitarias de Suesa
***
Comentarios recientes