Comentarios desactivados en El primer equipo masculino totalmente trans hace historia en el fútbol
En el Día de la Visibilidad Trans, el TRUK United, compuesto exclusivamente por trans, hizo historia en el fútbol contra un equipo masculino cis. (Lucy Copsey)
El primer equipo masculino totalmente trans hace historia en el fútbol: “Espero que los niños trans vean esto y sepan que hay un lugar para ellos en el deporte”
02 de abril
Escrito por Harriet Williamson
Un equipo de fútbol formado exclusivamente por hombres trans y hombres trans jugó su partido inaugural contra un equipo de hombres cis en el Día de la Visibilidad Trans, por primera vez en la historia europea.
El viernes (31 de marzo), TRUK United FC saltó al campo bajo las órdenes del capitán Arthur Webber contra el Dulwich Hamlet FC Supporters Team en los terrenos de Champion Hill en Londres. Más de 500 seguidores asistieron para ver cómo se hacía historia.
El equipo estaba compuesto únicamente por hombres trans y personas trans masculinas, y terminó con un puntaje final de 8: 1 para Dulwich.
Harry Nicholas, autor de A Trans Man Walks into a Gay Bar, que jugó de central en el partido del viernes, habló en exclusiva con PinkNews sobre por qué este partido era tan vital para la representación trans en el deporte: “Espero que los niños trans vean esto y sepan que hay un lugar para ellos en el deporte. Que es posible”, dijo.
El miembro del equipo TRUK, Harry Nicholas, dice: “Había una gran variedad de talentos, experiencias y nacionalidades en el campo”. Tuvimos jugadores que viajaron desde Leeds y Escocia para hacer el partido. Muchos miembros del equipo nunca se habían conocido antes. Algunos de ellos no habían jugado al fútbol desde la escuela, otros eran semi profesionales. Había una gran variedad de talentos, experiencias y nacionalidades en el campo, pero lo único que nos unió a todos fue que pensamos que no había lugar para nosotros en el fútbol como hombres trans, y este evento cambió eso”.
El equipo incluso contaba con una cara famosa, ya que el actor de Emmerdale Ash Palmisciano, el primer actor transgénero en aparecer en la telenovela, llegó desde Leeds para actuar.
El comentarista y periodista Nick Heath describió el partido como “un verdadero privilegio de ver” y dijo que incluyó “el mejor gol de tiro libre que he visto en vivo”.
Harry Nicholas contó el momento en que TRUK anotó para PinkNews, diciendo: “Cuando Parker Dunn anotó un gol épico, el estadio de 560 personas estalló.
“Corrimos el uno hacia el otro y nos abrazamos. Nuestra entrenadora Lucy y todo el equipo se unieron a nosotros en el campo. Nunca antes había sentido una sensación de comunidad y alegría como esta: jugábamos un deporte que amamos y lo poseíamos.
“La multitud parecía sacar mucho provecho también. Para muchas de las personas que asisten, las multitudes de fútbol son un desafío. Puede haber mucha homofobia y transfobia. Para muchos era la primera vez que veían un partido.
“Hubo cánticos increíbles y fue un evento muy animado. Fue una mezcla de personas LGBTQ+ y aliados que se unieron para celebrar esta noche histórica y demostrar que todos tienen un lugar en el deporte”.
TRUK fue fundado por Lucy Clark, la primera árbitra de fútbol abiertamente trans del mundo, después de recibir mensajes de personas trans que decían que querían involucrarse pero que no sentían que hubiera un club disponible para ellos.
En enero de 2021 se formó TRUK United FC, según su sitio web, con el objetivo de “conectar a la comunidad”, recaudar fondos para el servicio de soporte telefónico TRUK Listens y “hacer del fútbol un deporte más inclusivo”.
El partido del viernes sigue al equipo femenino de TRUK jugando su partido innovador en marzo de 2022 contra el equipo femenino de Dulwich Halmet.
So proud to have been captain of the first ever football team of all transgender men in Europe!
It was such a special night, thank you to the boys for being incredible and to all our supporters!
— Arthur Webber 🏳️🌈🏳️⚧️ (@BernieTranders) March 31, 2023
En un momento en que los derechos de las personas trans se ven amenazados por la desinformación odiosa y la legislación discriminatoria en todo el mundo, y el mismo día en que UK Athletics confirmó su prohibición de que las mujeres trans participen en eventos deportivos femeninos, el partido de TRUK es especialmente vital.
Harry Nicholas concluye: “La puntuación no importaba al principio y no importaba al final. No se trataba de ganar o probarnos a nosotros mismos contra un equipo cis. La verdadera victoria siempre fue que salimos al campo, jugamos, somos visibles y recuperamos nuestro lugar en el fútbol”.
Comentarios desactivados en Librería católica demanda a la ciudad de Florida por el derecho a confundir a los clientes
Una librería católica demandó a una ciudad de Florida por su nueva ley de no discriminación, que requiere que las empresas usen los pronombres preferidos de los clientes.
La librería católica Queen of Angels presentó una demanda contra la ciudad de Jacksonville después de que la ciudad amplió su ordenanza de derechos humanos para incluir protecciones para personas transgénero y no conformes con el género, informó el Christian Post. Específicamente, la ordenanza requiere que “las empresas se dirijan a los clientes usando sus pronombres y títulos preferidos, independientemente del sexo biológico del cliente”. También evita que las empresas “publiquen ‘cualquier comunicación’ que un cliente o un funcionario del gobierno pueda interpretar subjetivamente como que hace que alguien se sienta ‘no bienvenido, objetable o inaceptable’“.
La librería afirmó que la nueva ordenanza va en contra de su libertad religiosa. La propietaria de la tienda, Christie DeTrude, declaró que la tienda es “un negocio claramente católico“ que debe seguir las enseñanzas de la iglesia sobre la identidad de género, incluida la creencia de que el género no cambia. A DeTrude le gustaría hacer circular una política interna de pronombres de empleados que requeriría el uso de pronombres de nacimiento, pero hacerlo iría en contra de la ordenanza. La librería está representada por Alliance Defending Freedom (ADF), un grupo legal conservador.
En 2017, el Ayuntamiento de Jacksonville intentó ampliar la ordenanza de derechos humanos para incluir el género y la sexualidad, pero finalmente un tribunal de apelaciones vetó la ley. El tribunal afirmó que la ordenanza no estaba escrita en su totalidad y, por lo tanto, no podía adoptarse. Fue revisado en 2020 y aprobado por el consejo con una votación de 15-4.
El director ejecutivo de New Ways Ministry, Francis DeBernardo, comentó sobre el caso:
“Deseo que una institución católica como la Librería Reina de los Ángeles priorice seguir la enseñanza católica de honrar la dignidad de los seres humanos y tratarlos con pleno respeto, en lugar de cambiar la situación para que parezca que la librería misma es una víctima. Nuestra fe nos llama a un alto nivel de interacción humana donde priorizamos el cuidado de otros seres humanos como el valor más alto”.
—Sarah Cassidy (ella/ella), New Ways Ministry, 3 de abril de 2023
Comentarios desactivados en Gustavo Robles, profesor y activista LGBT, es asesinado en Cuautla
Gustavo Robles Taboada, profesor y activista de la comunidad LGBT, fue asesinado en Cuautla, Morelos, la noche del martes 28 de marzo.
Medios locales informaron que el hecho se perpetró cuando Robles Taboada viajaba a bordo de su camioneta en el Bulevar Emiliano Zapata, de la colonia Francisco I. Madero.
Después de las investigaciones correspondientes, la Fiscalía General del Estado confirmó que la víctima era el profesor, a quien atacaron hombres que viajaban en una motocicleta negra y posteriormente huyeron del lugar sin que hasta el momento se conozca su paradero.
Vecinos y pobladores del lugar se percataron de los hechos y llamaron a servicios de emergencia.
Al arribar se percataron que Gustavo tenía sangre en el pecho ya ya no presentaba signos vitales, por lo que llegó al lugar la fiscalía regional oriente y los servicios médico forense para el levantamiento del cuerpo.
De acuerdo con testigos, los responsables huyeron sobre la calle Circunvalación hacia el mercado de la colonia Pablo Torres Burgos, pero no dieron con ellos.
El Sol de Cuautla informó que el joven era colaborador en el Ayuntamiento y fungía como auxiliar en la Dirección de Educación e integrante de la comunidad LGBTTTI en Morelos.
Gustavo era promotor de la educación y contra los discursos homofóbicos en aquella región del estado y se desempeñaba como estilista y funcionario en el Ayuntamiento de Ayala, como director de Turismo, el hecho ha causado conmoción e indignación entre integrantes de la comunidad y otros colectivos.
Isaac Pimentel Mejía, alcalde de Ciudad Ayala, confirmó el deceso.
“Gracias por el amor que nos diste, las enseñanzas que nos dejaste, el apoyo que nos brindaste y tu amistad, que siempre fue incondicional. Siempre estarás en nuestro corazón, querido amigo. Dios te reciba en su santa gloria. Descansa en paz”, agregó Pimentel Mejía a través de sus redes sociales
Familiares y amigos iniciaron una campaña para exigir a las autoridades que se esclarezca el caso y se de con los responsables del crimen hacia el profesor, quien era considerado un gran elemento en labores en pro de la comunidad LBGT+.
El Ayuntamiento de Ayala también lamentó el asesinato del profesor de Cuautla y envió sus condolencias a la familia Robles Taboada.
“Enviamos nuestro más sentido pésame a la familia y amigos de Gustavo Robles Taboada, quien fuera nuestro compañero de trabajo en vida”, señaló en su cuenta oficial de Facebook.
Hasta ahora, la FGE no ha dado más detalles sobre su fallecimiento, y tampoco ha confirmado si trato el caso como crimen de odio, tampoco señaló que Gustavo haya sido víctima de alguna extorsión o amenaza que haya llevado posteriormente a el atentado.
México registró 33 mil 315 homicidios en 2021 después de los dos años más violentos de su historia, bajo el mandato del presidente Andrés Manuel López Obrador, con 34 mil 690 víctimas de asesinato en 2019 y 34 mil 554 en 2020.
Comentarios desactivados en “Jesucristo Verdaderamente Vive”
Cristo, resucitado y glorioso
es la fuente profunda de nuestra esperanza.
Su resurrección no es algo del pasado;
Entraña una fuerza de vida
que ha penetrado el mundo.
Donde parece que todo ha muerto,
por todas partes vuelven a aparecer
Brotes de la resurrección.
Es una fuerza imparable.
Verdad que muchas veces
parece que Dios no existiera:
Vemos injusticias, maldades, indiferencias
y crueldades que no ceden.
Pero también es cierto
que en medio de la oscuridad
siempre comienza a brotar algo nuevo,
que tarde o temprano produce un fruto.
En un campo arrasado
Vuelve a aparecer la vida,
tozuda e invencible.
Habrá muchas cosas negras,
Pero el bien siempre tiende
A volver a brotar y difundirse.
Cada día en el mundo renace la belleza,
Que resucita transformada
A través de los tormentos de la historia…
esta es la fuerza de la resurrección
y cada evangelizador
es un instrumento de este dinamismo.
*
Papa Francisco
Exhortación Apostólica “La alegría del Evangelio” n.276.
Fuente: Red Mundial de Comunidades Eclesiales
***
¡Cristo verdaderamente ha resucitado!
¡Feliz Pascua!
***
El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro. Echó a correr y fue donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo a quien quería Jesús, y le dijo:
– “Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto.”
Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; y, asomándose, vio las vendas en el suelo; pero no entró.
Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro. Vio las vendas en el suelo y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no por el suelo con las vendas, sino enrollado en un sitio aparte.
Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó. Pues hasta entonces no había entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos.
*
Juan 20, 1-9
***
En el fluir confuso de los acontecimientos hemos descubierto un centro, hemos descubierto un punto de apoyo: ¡Cristo ha resucitado!
Existe una sola verdad: ¡Cristo ha resucitado! Existe una sola verdad dirigida a todos: ¡Cristo ha resucitado!
Si el Dios-Hombre no hubiera resucitado, entonces todo el mundo se habría vuelto completamente absurdo y Pilato hubiera tenido razón cuando preguntó con desdén: «¿Qué es la verdad?». Si el Dios-Hombre no hubiera resucitado, todas las cosas más preciosas se habrían vuelto indefectiblemente cenizas, la belleza se habría marchitado de manera irrevocable. Si el Dios-Hombre no hubiera resucitado, el puente entre la tierra y el cielo se habría hundido para siempre. Y nosotros habríamos perdido la una y el otro, porque no habríamos conocido el cielo, ni habríamos podido defendernos de la aniquilación de la tierra. Pero ha resucitado aquel ante el que somos eternamente culpables, y Pilato y Caifas se han visto cubiertos de infamia.
Un estremecimiento de júbilo desconcierta a la criatura, que exulta de pura alegría porque Cristo ha resucitado y llama junto a él a su Esposa: «¡Levántate, amiga mía, hermosa mía, y ven!».
Llega a su cumplimiento el gran misterio de la salvación. Crece la semilla de la vida y renueva de manera misteriosa el corazón de la criatura. La Esposa y el Espíritu dicen al Cordero: «¡Ven!». La Esposa, gloriosa y esplendente de su belleza primordial, encontrará al Cordero.
*
Pavel Florenskij, Il cuore cherubico,
Cásale Monferrato 1999, pp. 172-174, passim
Comentarios desactivados en “Dios tiene la última palabra”. 09 de abril de 2023. Pascua de Resurrección (A). Mateo 28, 1- 10.
La resurrección de Jesús no es solo una celebración litúrgica. Es, antes que nada, la manifestación del amor poderoso de Dios, que nos salva de la muerte y del pecado. ¿Es posible experimentar hoy su fuerza vivificadora?
Lo primero es tomar conciencia de que la vida está habitada por un Misterio acogedor que Jesús llama «Padre». En el mundo hay tal «exceso» de sufrimiento que la vida nos puede parecer algo caótico y absurdo. No es así. Aunque a veces no sea fácil experimentarlo, nuestra existencia está sostenida y dirigida por Dios hacia una plenitud final.
Esto lo hemos de empezar a vivir desde nuestro propio ser: yo soy amado por Dios; a mí me espera una plenitud sin fin. Hay tantas frustraciones en nuestra vida, nos queremos a veces tan poco, nos despreciamos tanto, que ahogamos en nosotros la alegría de vivir. Dios resucitador puede despertar de nuevo nuestra confianza y nuestro gozo.
No es la muerte la que tiene la última palabra, sino Dios. Hay tanta muerte injusta, tanta enfermedad dolorosa, tanta vida sin sentido, que podríamos hundirnos en la desesperanza. La resurrección de Jesús nos recuerda que Dios existe y salva. Él nos hará conocer la vida plena que aquí no hemos conocido.
Celebrar la resurrección de Jesús es abrirnos a la energía vivificadora de Dios. El verdadero enemigo de la vida no es el sufrimiento, sino la tristeza. Nos falta pasión por la vida y compasión por los que sufren. Y nos sobra apatía y hedonismo barato que nos hacen vivir sin disfrutar lo mejor de la existencia: el amor. La resurrección puede ser fuente y estímulo de vida nueva.
Hch 10,34-43: Nosotros hemos comido y bebido con él después de su resurrección Salmo responsorial 117: Este es el día en que actuó el Señor sea nuestra alegría y nuestro gozo Col 3,1-4: Busquen los bienes de allá arriba, donde está Cristo Jn 20,1-9: Él había de resucitar de entre los muertos
A) Primer comentario
Para este domingo de Pascua nos ofrece la liturgia como primera lectura uno de los discursos de Pedro una vez transformado por la fuerza de Pentecostés: aquél que pronunció en casa del centurión Cornelio, a propósito del consumo de alimentos puros e impuros, lo que estaba en íntima relación con el tema del anuncio del Evangelio a los no judíos y de su ingreso a la naciente comunidad cristiana. El discurso de Pedro es un resumen de la proclamación típica del Evangelio que contiene los elementos esenciales de la historia de la salvación y de las promesas de Dios cumplidas en Jesús. Pedro y los demás apóstoles predican la muerte de Jesús a manos de los judíos, pero también su resurrección por obra del Padre, porque “Dios estaba con él”. De modo que la muerte y resurrección de Jesús son la vía de acceso de todos los hombres y mujeres, judíos y no judíos, a la gran familia surgida de la fe en su persona como Hijo y Enviado de Dios, y como Salvador universal; una familia donde no hay exclusiones de ningún tipo. Ese es uno de los principales signos de la resurrección de Jesús y el medio más efectivo para comprobar al mundo que él se mantiene vivo en la comunidad.
Una comunidad, un pueblo, una sociedad donde hay excluidos o marginados, donde el rigor de las leyes divide y aparta a unos de otros, es la antítesis del efecto primordial de la Resurrección; y en mucho mayor medida si se trata de una comunidad o de un pueblo que dice llamarse cristiano.
El evangelio de Juan nos presenta a María Magdalena madrugando para ir al sepulcro de Jesús. “Todavía estaba oscuro”, subraya el evangelista. Es preciso tener en cuenta ese detalle, porque a Juan le gusta jugar con esos símbolos en contraste: luz-tinieblas, mundo-espíritu, verdad-falsedad, etc. María, pues, permanece todavía a oscuras; no ha experimentado aún la realidad de la Resurrección. Al ver que la piedra con que habían tapado el sepulcro se halla corrida, no entra, como lo hacen las mujeres en el relato lucano, sino que se devuelve para buscar a Pedro y al “otro discípulo”. Ella permanece sometida todavía a la figura masculina; su reacción natural es dejar que sean ellos quienes vean y comprueben, y que luego digan ellos mismos qué fue lo que vieron. Este es otro contraste con el relato lucano. Pero incluso entre Pedro y el otro discípulo al que el Señor “quería mucho”, existe en el relato de Juan un cierto rezago de relación jerárquica: pese a que el “otro discípulo” corrió más, debía ser Pedro, el de mayor edad, quien entrase primero a mirar. Y en efecto, en la tumba sólo están las vendas y el sudario; el cuerpo de Jesús ha desaparecido. Viendo esto creyeron, entendieron que la Escritura decía que él tenía que resucitar, y partieron a comunicar tan trascendental noticia a los demás discípulos. La estructura simbólica del relato queda perfectamente construida.
La acción transformadora más palpable de la resurrección de Jesús fue a partir de entonces su capacidad de transformar el interior de los discípulos -antes disgregados, egoístas, divididos y atemorizados- para volver a convocarlos o reunirlos en torno a la causa del Evangelio y llenarlos de su espíritu de perdón.
La pequeña comunidad de los discípulos no sólo había sido disuelta por el «ajusticiamiento» de Jesús, sino también por el miedo a sus enemigos y por la inseguridad que deja en un grupo la traición de uno de sus integrantes.
Los corazones de todos estaban heridos. A la hora de la verdad, todos eran dignos de reproche: nadie había entendido correctamente la propuesta del Maestro. Por eso, quien no lo había traicionado lo había abandonado a su suerte. Y si todos eran dignos de reproche, todos estaban necesitados de perdón. Volver a dar cohesión a la comunidad de seguidores, darles unidad interna en el perdón mutuo, en la solidaridad, en la fraternidad y en la igualdad, era humanamente un imposible. Sin embargo, la presencia y la fuerza interior del «Resucitado» lo logró.
Cuando los discípulos de esta primera comunidad sienten interiormente esta presencia transformadora de Jesús, y cuando la comunican, es cuando realmente experimentan su resurrección. Y es entonces cuando ya les sobran todas las pruebas exteriores de la misma. El contenido simbólico de los relatos del Resucitado actuante que presentan a la comunidad, revela el proceso renovador que opera el Resucitado en el interior de las personas y del grupo.
Magnífico ejemplo de lo que el efecto de la Resurrección puede producir también hoy entre nosotros, en el ámbito personal y comunitario. La capacidad del perdón; de la reconciliación con nosotros mismos, con Dios y con los demás; la capacidad de reunificación; la de transformarse en proclamadores eficientes de la presencia viva del Resucitado, puede operarse también entre nosotros como en aquel puñado de hombres tristes, cobardes y desperdigados a quienes transformó el milagro de la Resurrección.
El evangelio de hoy está recogido en la serie «Un tal Jesús» de los hermanos López Vigil, en el capítulo 125 ó 126, Sus audios, así como los guiones de literarios de los episodios y sus correspondientes comentarios teológicos se pueden encontrar y tomar en http://www.untaljesus.net
B) Segundo comentario: «El Resucitado es el Crucificado»
Como otros años, incluimos aquí un segundo guión de homilía, netamente en la línea de la espiritualidad latinoamericana de la liberación, que titulamos con ese conocido lema de la cristología de la liberación que encabeza este apartado.
Lo que no es la resurrección de Jesús
Se suele decir en teología que la resurrección de Jesús no es un hecho “histórico”, con lo cual se quiere decir no que sea un hecho irreal, sino que su realidad está más allá de lo físico. La resurrección de Jesús no es un hecho realmente registrable en la historia; nadie hubiera podido fotografiar aquella resurrección. La resurrección de Jesús objeto de nuestra fe es más que un fenómeno físico. De hecho, los evangelios no nos narran la resurrección: nadie la vio. Los testimonios que nos aportan son de experiencias de creyentes que, después, “sienten vivo” al resucitado, pero no son testimonios del hecho mismo de la resurrección.
La resurrección de Jesús no tiene parecido alguno con la “reviviscencia” de Lázaro. La de Jesús no consistió en la vuelta a esta vida, ni en la reanimación de un cadáver (de hecho, en teoría, no repugnaría creer en la resurrección de Jesús aunque hubiera quedado su cadáver entre nosotros, porque el cuerpo resucitado no es, sin más, el cadáver). La resurrección (tanto la de Jesús como la nuestra) no es una vuelta hacia atrás, sino un paso adelante, un paso hacia otra forma de vida, la de Dios.
Importa recalcar este aspecto para darnos cuenta de que nuestra fe en la resurrección no es la adhesión a un “mito”, como ocurre en tantas religiones, que tienen mitos de resurrección. Nuestra afirmación de la resurrección no tiene por objeto un hecho físico sino una verdad de fe con un sentido muy profundo, que es el que queremos desentrañar.
La “buena noticia” de la resurrección fue conflictiva
Una primera lectura de los Hechos de los Apóstoles suscita una cierta extrañeza: ¿por qué la noticia de la resurrección suscitó la ira y la persecución por parte de los judíos? Noticias de resurrecciones eran en aquel mundo religioso menos infrecuentes y extrañas que entre nosotros. A nadie hubiera tenido que ofender en principio la noticia de que alguien hubiera tenido la suerte de ser resucitado por Dios. Sin embargo, la resurrección de Jesús fue recibida con una agresividad extrema por parte de las autoridades judías. Hace pensar el fuerte contraste con la situación actual: hoy día nadie se irrita al escuchar esa noticia. ¿La resurrección de Jesús ahora suscita indiferencia? ¿Por qué esa diferencia? ¿Será que no anunciamos la misma resurrección, o que no anunciamos lo mismo en el anuncio de la resurrección de Jesús?
Leyendo más atentamente los Hechos de los Apóstoles ya se da uno cuenta de que el anuncio mismo que hacían los apóstoles tenía un aire polémico: anunciaban la resurrección “de ese Jesús a quien ustedes crucificaron”. Es decir, no anunciaban la resurrección en abstracto, como si la resurrección de Jesús fuese simplemente la afirmación de la prolongación de la vida humana tras la muerte. Tampoco estaban anunciando la resurrección de un alguien cualquiera, como si lo que importara fuera simplemente que un ser humano, cualquiera que fuese, había traspasado las puertas de la muerte.
El crucificado es el resucitado
Los apóstoles no anunciaban una resurrección muy concreta: la de aquel hombre llamado Jesús, a quien las autoridades civiles y religiosas habían rechazado, excomulgado y condenado.
Cuando Jesús fue atacado por las autoridades, se encontró solo. Sus discípulos lo abandonaron, y Dios mismo guardó silencio, como si estuviera de acuerdo. Todo pareció concluir con su crucifixión. Todos se dispersaron y quisieron olvidar.
Pero ahí ocurrió algo. Una experiencia nueva y poderosa se les impuso: sintieron que estaba vivo. Les invadió una certeza extraña: que Dios sacaba la cara por Jesús, y se empeñaba en reivindicar su nombre y su honra. “Jesús está vivo, no pudieron hundirlo en la muerte. Dios lo ha resucitado, lo ha sentado a su derecha misma, confirmando la veracidad y el valor de su vida, de su palabra, de su Causa. Jesús tenía razón, y no la tenían los que lo expulsaron de este mundo y despreciaron su Causa. Dios está de parte de Jesús, Dios respalda la Causa del Crucificado. El Crucificado ha resucitado, !vive!
Y esto era lo que verdaderamente irritó a las autoridades judías: Jesús les irritó estando vivo, y les irritó igualmente estando resucitado. También a ellas, lo que les irritaba no era el hecho físico mismo de una resurrección, que un ser humano muera o resucite; lo que no podían tolerar era pensar que la Causa de Jesús, su proyecto, su utopía, que tan peligrosa habían considerado en vida de Jesús y que ya creían enterrada, volviera a ponerse en pie, resucitara. Y no podían aceptar que Dios estuviera sacando la cara por aquel crucificado condenado y excomulgado. Ellos creían en otro Dios.
Creer con la fe de Jesús
Pero los discípulos, que redescubrieron en Jesús el rostro de Dios (como Dios de Jesús) comprendieron que Jesús era el Hijo, el Señor, la Verdad, el Camino, la Vida, el Alfa, la Omega. La muerte no tenía ningún poder sobre él. Estaba vivo. Había resucitado. Y no podían sino confesarlo y “seguirlo”, “persiguiendo su Causa”, obedeciendo a Dios antes que a los hombres, aunque costase la muerte. Leer más…
Comentarios desactivados en 9.4.23 La Pascua empieza por tres mujeres. Entrar en la tumba, morir con Jesús, recrear el mundo (Mc 16, 1-8)
Del blog de Xabier Pikaza:
Éste es el mensaje de Jesús, ésta es la iglesia.
Tres mujeres van a despedir a Jesús con aromas, como se despide a los muertos.
Pero ven la tumba abierta y entran. Han de morir con Jesús, compartir su vida y anunciarla al mundo entero.
Jesús les da el encargo de “poner en marcha a la iglesia” (discípulos de Jesús y Pedro…). Pero tienen miedo. No pueden cumplir el encargo de Jesús, no van a Galilea. Parece que quedan en Jerusalén/Roma/Bizancio… guardando la vacía de Jesús hasta hoytumba (2023).
¿Podrán cumplir las tres mujeres el encargo de Jesús?. ¿Seguirán teniendo miedo? ¿Será la culpa de los varones que no aceptamos laPascua de la mujeres, no entramos en el sepulcro de Jesús, no resucitamos con él?
| X.Pikaza
Mc 16, 1-9
(a. Mujeres) 1 Pasado el sábado, María Magdalena, y María la de Jacob y Salomé compraron perfumes para ir a embalsamar a Jesús. 2 Y muy de mañana, el día después del sábado, a la salida del sol, fueron al sepulcro. 3 Iban comentando:¿Quién nos correrá la piedra de la entrada del sepulcro? 4 Y mirando vieron que la piedra había sido corrida, aunque era inmensamente grande.
(b. Joven de pascua, Jesús) 5 Cuando entraron en el sepulcro, vieron a un joven sentado a la derecha, que iba vestido con una túnica blanca. Ellas se asustaron. 6 Pero él les dijo: No os asustéis. Buscáis a Jesús el nazareno, el crucificado. Ha resucitado; no está aquí. Mirad el lugar donde lo habían puesto. 7 Pero id, decid a sus discípulos y a Pedro: El os precede a Galilea; allí lo veréis, tal como os dijo.
(c. Mujeres, discípulos y Pedro. No ha llegado aún la pascua).Pero ellas, saliendo del sepulcro huyeron. Tenían gran miedo, estaban fuera de sí. Y no dijeron nada a nadie, pues tenían miedo
Introdcción
Las palabras del joven de pascua («id a Galilea… allí le veréis»: auton opsesthe, Mc 16, 7) abren un horizonte de esperanza y un camino de fe-compromiso desde el hueco del sepulcro, para unirnos a Jesús, para morir y resucitar con él.
Esta experiencia de las mujeres marca una nueva trayectoria en la historia. No se trata de un simple ajuste de rumbo, sinodeun cambio radical de “territorio”.
Se trata de empezar de nuevo el camino de Jesús, desde Galilea, sin quedarnos en Jerusalén (como habían querido muchos seguidores de Jesús.
Se trata de saber que lo importante no es aquello que sucederá al final (en la culminación del tiempo, más allá del mundo), sino lo que podemos y debemos hacer en este tiempo, retomando el camino de Jesús en Galilea, pero no simplemente como antes, sino sabiendo quién ha sido y es Jesús, a quien han matado precisamente en Jerusalén, cuando quiso implantar allí el Reino de Dios.
En este contexto no son fundamentales las posibles “apariciones” concretas de Jesús resucitado, por más significativas que ellas sean, como ha confesado Pablo (1 Cor 15, 3-9) y como han escenificado los capítulos finales de los otros evangelio
Marcos quiere algo distinto quiere retomar la experiencia básica de Jesús, condensada en el signo de la “tumba ”, en la que debemos entrar, para renacer con él… (una muerte vencida, una cruz salvadora) y en la palabra de pascua cristiana del “joven” que habla desde el hueco (vacío) de la tumba, proclamando que Jesús ¡ha resucitado! y diciendo a las mujeres (y por ellas a los demás discípulos) vayan a Galilea (¡allí le veréis como os dijo!), para retomar su obra.
Esta “visión” de la tumba abierta rompe un modelo de escatología apocalíptica (según la cual todo debía haber terminado, con la venida imperiosa del Hijo de hombre) y sitúa a los discípulos ante la necesidad de recuperar el pasado de Jesús pero no con visiones santas, con triunfos y victorias sobre el mundo. En contra de eso, el evangelio nos introduce en la tumba de Jesús, para descubrirnos muertos con él, por el…
16, 1-4. Entrar en el sepulcro, morir con/como él
Según Marcos, estas mujeres han visto enterrar a Jesús (15, 47) y por eso vuelven a su tumba, para culminar los ritos funerarios y así despedirse de él para siempre.
No hay varones que les acompañen y puedan descorrer con fuerza la piedra de la boca del sepulcro (16, 3). Pedro y los discípulos restantes han huido, y podemos suponer que siguen huyendo todavía hacia Galilea (la “promesa” de 14, 28 indica que no han llegado todavía, que Jesús irá primero). José de Arimatea, que ha cumplido su misión “judía” (15, 42-46), no está con ellas. El centurión de la cruz(15, 39) ha desaparecido…
− Pasado el sábado (16, 1). Han cumplido el ritmo de reposo y sacralidad que marca la ley del sábado, que a partir de aquí podrá verse tiempo viejo, culto a las fuerzas de este mundo que mantienen a Jesús en el sepulcro. Ese sábado puede interpretarse, según eso, como expresión de pecado, esto es, de triunfo de aquellos que han matado a Jesús y que descansan de su asesinato.
− María Magdalena, María la de Jacob, y Salomé (16, 1). Son las tres que hemos visto en 15,40, las mujeres fieles de Jesús, que le han seguido-servido, y que ahora quieren realizar el último servicio, con aromas para embalsamarle. Con ese gesto acabaría externamente su testimonio y tarea de amistad, llegando hasta el fin en su relación Jesús. Después sólo tendrían un recuerdo de muerte.
− Compraron perfumes… (16, 1). Desde el nivel en que se sitúa el texto, ellas no saben que Jesús ha sido ungido ya por la mujer del vaso de alabastro (cf. 14, 3-9). Por el contrario, un lector que ha entendido bien a Marcos sabe ya que Jesús no puede estar en el sepulcro al que caminan, pues él está presente en la palabra de pascua y su cuerpo (sôma) se ha hecho pan compartido para aquellos que le aceptan (cf. 14, 22). Qieren perfumar un cadáver… y así despedirse de él para siempre
− Y muy de mañana, el día después del sábado, a la salida del sol, fueron… (16, 2). Vinieron al sepulcro cuando salía el sol, que es el signo de la creación de Dios, el día que sigue al sábado… Por dos veces (16, 1,2) se repite que ha pasado el sábado, tiempo sagrado de la Ley de los judíos (día especial para ellos), de manera que empieza el Día del Sol, que es el mismo para todos. Ha pasado el sábado antiguo, se disipa la noche, sale el sol, que es signo de luz, día-vida universal, para todos los hombres y mujeres, aunque ellas todavía no lo sepan… Esta experiencia, a la salida del Sol, el día que sigue al sábado parcial (de los judíos), marca la experiencia de los cristianos de Marcos, que recuerdan todas las controversias de Jesús en torno al Sábado. De ahora en adelante, los cristianos celebrarán de un modo especial el Día del Sol.
− Y se decían: ¿quién nos correrá la piedra…? (16, 3). Son débiles, poco expertas en correr y descorrer la losa de la tumba. Quieren ungir a Jesús, vienen con perfumes; pero saben que son incapaces de mover la piedra, pues no tienen fuerza para ello.
− Y mirando vieron que la piedra se había sido corrida, aunque era inmensamente grande (16, 4). El texto no habla de un sepulcro “vacío”, sino más bien abierto. Esta referencia a la piedra “muy grande” (megas sphodra) tiene un sentido claramente simbólico. Antes, en el momento de cerrar la tumba, se decía que el mismo José de Arimatea (¡el solo!) la había corrido, haciéndola rodar, como si no hubiera tenido dificultades para ello (15, 46). Pero no es lo mismo “cerrar” una tumba (algo que se sitúa en un nivel humano), que abrirla, superando así la muerte (cosa que sólo Dios puede hacer), de manera que la piedra del sepulcro resulta diferente, en un caso y en otro. Por eso, en un sentido profundo, cuando las mujeres preguntan (16, 3) “quién podrá descorrer la piedra” están pensando que es preciso un “poder divino” para ello. Eso es lo que aparece ahora, cuando se afirma que “vieron que la piedra había sido corrida” (en pasivo divino), pues no se trata de una simple rueda-puerta de sepulcro, sino de la piedra-rueda de la muerte.
16, 5-7. Sepulcro abierto, entrar en el sepulcro
Normalmente se habla de “tumba vacía”, pero ese lenguaje resulta al menos ambiguo. La tumba de Jesús no está vacía, está abierta para todos los que quieran entrar en ella. No está vacía: Está llena de Dios, del mensaje de la resurrección… Las mujeres quieren ungir a Jesús y despedirse, el pero joven de la tumba (Jesús) les dice que no necesita más unción… Que salgan de la tumba, que “conviertan a la iglesia” (discípulos y Pedro…), y que vayan todos a Galilea para re-iniciar el camino del evangelio. Así de “bien” empieza el texto: Hay tres mujeres que ven la tumba abierta y entran…, sin miedo… no para ungir a un muerto, sino para retomar el camino de aquel que está Vivo.
− Y entrando en el sepulcro, vieron a un joven, sentado a la derecha, vestido con una túnica blanca (16, 5). Es fundamental el gesto de “entrada” en el sepulcro, que, según lo visto al comentar 15, 42-46, debe representarse como una cámara excavada en la Piedra. Resulta extraño (¡cómo tienen valor para entrar en una tumba misteriosamente abierta!), y sin embargo entran, parece que sin miedo, como si aquella fuera su casa, viendo allí a un joven vestido de blanco (de cielo). Es evidentemente un ángel, un mensajero de Dios, o, quizá mejor, el mismo Dios que está allí para recibirles (o el mismo Jesús, que resucita en la muerte).
– Este joven (neaniskos), parece aquel que huyó desnudo cuando prendieron a Jesús y en realidad puede ser es el mismo Jesús, que ahora aparece cubierto con una “estola/túnica blanca”, una túnica/vestio de cielo, que les dice «¡No temáis!»…
−No temáis: buscáis a Jesús el nazareno, el crucificado (16, 6). El texto no ha dicho que tuvieran miedo al entrar, y, sin embargo, ahora que están dentro, el joven les dice que no se extrañen, que no teman (mê ekthambeisthe). Están en una tumba vacía de cadáver, pero llena de otra presencia, de una luz que se refleja en la túnica blanca del joven, que les comienza recordando lo que quieren; ungir un cadáver, venerar una tumba, perpetuar una historia que siempre termina en la muerte.
– Ellas han venido a despedir a un muerto, pero Jesús, enterrado aquí (como ellas saben, porque han visto dónde lo ponían: 15,47) no está, pues ha dado su vida en amor, y Dios ha descorrido sobre él la losa de la piedra de la muerte. Por eso, el joven (que es Jesús, que la presencia de Dios en la tumba llena de pascua) les muestra el lugar donde había estado, diciéndoles así que no está, sino que le encontrarán en Galilea,
− ¡Ha resucitado! No está aquí, mirad el lugar donde lo habían puesto(16, 6). La presencia de un cadáver puede dar seguridad a los amigos: es memoria tangible del muerto, recuerdo que dura, haciéndoles capaces de transformar su memoria y de pacificarla. En esa línea, muchos grandes edificios sagrados, incluso cristianos (en contra de lo que este pasaje supone, en referencia a Jesús), se alzan sobre enterramientos, para mantener la memoria de los muertos memorables. Pues bien, Jesús no ha dejado ni siquiera un cuerpo.
– El vacío del cadáver, la soledad que deja el muerto se ha convertido en lugar de proclamación de una presencia y de una vida superior: ¡ha resucitado! Sobre esa certeza pascual, no sobre una fijación de muerte (una tumba), se edifica la iglesia del Cristo. Si el sepulcro se encontrara lleno con el sôma de Jesús (cuerpo muerto, para la resurrección final) el evangelio debería entenderse desde los ritos nacionales del judaísmo. Frente a una religión de pureza sacerdotal, que sigue vinculada a la ley (ungir sin cesar a un cadáver, venerar a un muerto, perpetuar un pasado, en el entorno de Jerusalén), la palabra del joven de pascua dirige a las mujeres hacia Galilea, es decir, al espacio de la libertad universal del evangelio.
Las dos frases más repetidas por la iglesia en este domingo son: “Cristo ha resucitado” y “Dios ha resucitado a Jesús”. Resumen las afirmaciones más frecuentes del Nuevo Testamento sobre este tema.
Sin embargo, como evangelio para este domingo se ha elegido uno que no tiene como protagonistas ni a Dios, ni a Cristo, ni confiesa su resurrección. Los tres protagonistas que menciona son puramente humanos: María Magdalena, Simón Pedro y el discípulo amado. Ni siquiera hay un ángel. El relato del evangelio de Juan se centra en las reacciones de estos personajes, muy distintas.
EL primer día de la semana, María la Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro. Echó a correr y fue donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo: «Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto».
Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; e, inclinándose, vio los lienzos tendidos; pero no entró.
Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio los lienzos tendidos y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no con los lienzos, sino enrollado en un sitio aparte.
Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó. Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos.
María reacciona de forma precipitada: le basta ver que han quitado la losa del sepulcro para concluir que alguien se ha llevado el cadáver; la resurrección ni siquiera se le pasa por la cabeza.
Simón Pedro actúa como un inspector de policía diligente: corre al sepulcro y no se limita, como María, a ver la losa corrida; entra, advierte que las vendas están en el suelo y que el sudario, en cambio, está enrollado en sitio aparte. Algo muy extraño. Pero no saca ninguna conclusión.
El discípulo amado también corre, más incluso que Simón Pedro, pero luego lo espera pacientemente. Y ve lo mismo que Pedro, pero concluye que Jesús ha resucitado.
El evangelio de san Juan, que tanto nos hace sufrir a lo largo del año con sus enrevesados discursos, ofrece hoy un mensaje espléndido: ante la resurrección de Jesús podemos pensar que es un fraude (María), no saber qué pensar (Pedro) o dar el salto misterioso de la fe (discípulo amado).
¿Por qué espera el discípulo amado a Pedro?
Es frecuente interpretar este hecho de la siguiente manera. El discípulo amado (sea Juan o quien fuere) fundó una comunidad cristiana bastante peculiar, que corría el peligro de considerarse superior a las demás iglesias y terminar separada de ellas. De hecho, el cuarto evangelio deja clara la enorme intuición religiosa del fundador, superior a la de Pedro: le basta ver para creer, igual que más adelante, cuando Jesús se aparezca en el lago de Galilea, inmediatamente sabe que “es el Señor”. Sin embargo, su intuición especial no lo sitúa por encima de Pedro, al que espera a la entrada de la tumba en señal de respeto. La comunidad del discípulo amado, imitando a su fundador, debe sentirse unida a la iglesia total, de la que Pedro es responsable.
Las otras dos lecturas: beneficios y compromisos.
A diferencia del evangelio, las otras dos lecturas de este domingo (Hechos y Colosenses) afirman rotundamente la resurrección de Jesús. Aunque son muy distintas, hay algo que las une:
a) las dos mencionan los beneficios de la resurrección de Jesús para nosotros: el perdón de los pecados (Hechos) y la gloria futura (Colosenses);
b) las dos afirman que la resurrección de Jesús implica un compromiso para los cristianos: predicar y dar testimonio, como los Apóstoles (Hechos), y aspirar a los bienes de arriba, donde está Cristo, no a los de la tierra (Colosenses).
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 10, 34a. 37-43
En aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo:
«Vosotros conocéis lo que sucedió en toda Judea, comenzando por Galilea, después del bautismo que predicó Juan. Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.
Nosotros somos testigos de todo lo que hizo en la tierra de los judíos y en Jerusalén. A este lo mataron, colgándolo de un madero. Pero Dios lo resucitó al tercer día y le concedió la gracia de manifestarse, no a todo el pueblo, sino a los testigos designados por Dios: a nosotros, que hemos comido y bebido con él después de su resurrección de entre los muertos.
Nos encargó predicar al pueblo, dando solemne testimonio de que Dios lo ha constituido juez de vivos y muertos. De él dan testimonio todos los profetas: que todos los que creen en él reciben, por su nombre, el perdón de los pecados».
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses 3, 1-4
Hermanos:
Si habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde Cristo está sentado a la derecha de Dios; aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra.
Porque habéis muerto; y vuestra vida está con Cristo escondida en Dios. Cuando aparezca Cristo, vida vuestra, entonces también vosotros apareceréis gloriosos, juntamente con él.
Comentarios desactivados en Domingo de Resurrección. Ciclo A. 09 de abril de 2023
“Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó. Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos”.
Los evangelios sinópticos: Mateo, Marcos y Lucas, dejan recogidos tres anuncios de Jesús a sus discípulos. Por tres veces Jesús anuncia su muerte y resurrección. Tres veces y de una manera clara y directa. Pero nada. Los discípulos no entienden.
La muerte de Jesús les pilla de sorpresa, les llena de temor y saca lo peor de ellos: la traición, la infidelidad, el abandono. Metidos en su propio miedo no pueden pensar ni recordar el anuncio de su maestro: “que él había de resucitar de entre los muertos”.
Magdalena le busca pero le busco muerto y al no encontrarlo se abre a la vida. Se han llevado a su Maestro y eso la lleva a reunirse con sus condiscípulos. Pero para que todos juntos puedan hacer experiencia del Resucitado será necesario que cada uno haga su camino personal de apertura.
El discípulo amado llega primero al sepulcro, pero el primero en entrar será Pedro. Pedro entra pero no ve más que ausencia. Juan entra y descubre signos de resurrección.
Magdalena volverá y será la primera en encontrarse con el Resucitado. El proceso personal hacia la vida plena es diferente para cada persona.
La manera en la que cada persona caminamos tras las huellas de Jesús es única. Dios no hace copias, hace originales. Cada persona es una obra maestra de Dios única e irrepetible. Por eso nuestra relación de amistad con Él es genuina.
La mañana de Pascua nos devuelve la originalidad que somos cada una de nosotras. Cada encuentro con el Resucitado es único. Cada una de nosotras necesitamos hacer la experiencia y Dios nos brinda la oportunidad necesaria.
Oración
Irrumpe, Trinidad Santa, en nuestros temores y oscuridades con la novedad de tu Resurrección.
Comentarios desactivados en Es inútil buscar argumentos para demostrar su resurrección.
DOMINGO DE PASCUA (A)
Jn 20,1-9
Hoy es muy difícil decir algo adecuado. Estamos ante el misterio más profundo de nuestra religión y por tanto imposible de desvelar a través de conceptos. Lo más que puedo hacer es ayudaros a evitar errores que arrastramos y nos impiden descubrir la realidad que se esconde en esta fiesta. La VIDA, más allá de la vida biológica es lo más importante que podemos afrontar desde nuestra experiencia tan humana. Es una osadía intentar explicarlo, sabiendo de antemano que la tarea es imposible.
No nos dejemos engañar por los relatos de apariciones de los evangelios. Pueden ser una trampa en la que, con gran facilidad caemos. No nos pueden hablar de hechos reales, porque nada de lo que acontece puede llevar a lo sobrenatural. Lo que puedo ver y oír no me puede llevar a una visión trascendente de la vida. Hoy la exégesis nos explica cómo debemos entender esos relatos. Nunca intentan decirnos que lo que vieron fue lo que cambió su visión de lo que aconteció en Jesús, al contrario, todos los textos nos quieren llevar a la vivencia interna, que es donde descubrirás la Realidad.
Jesús había alcanzado la VIDA antes de morir. Y él fue consciente de ello. Él era el agua viva, dice a la Samaritana, Él había nacido del Espíritu, como pidió a Nicodemo; él vive por el Padre; él es la resurrección y la Vida. Ya en ese momento, cuando habla con sus interlocutores, está en posesión de la verdadera Vida. Eso explica que le traiga sin cuidado lo que pueda pasar con su vida biológica. Lo que verdaderamente le interesa es esa VIDA (con mayúscula) que él alcanzó durante su vida (con minúscula).
No caigamos en la trampa de entender la resurrección como la reanimación de un cadáver. La inmensa mayoría de los cristianos entendemos de ese modo la resurrección y quedamos atrapados en la materialidad. Un instante después de la muerte, el cuerpo no es más que estiércol. Los sentimientos que nos unen al ser querido muerto, por muy profundos y humanos que sean, no son más que una relación psicológica. Esos despojos no mantienen ninguna relación con el ser que estuvo vivo. La muerte devuelve al cuerpo al universo de la materia de una manera irreversible.
La posibilidad de reanimación de una apersona muerta, es la misma que existe de producir un ser humano partiendo de un montón de basura. Eso no tiene sentido ni para los hombres ni para Dios. Al empeñarnos en entender la resurrección como vuelta a la vida biológica, estamos demostrando nuestro apego al falso yo. Seguimos creyendo que somos lo biológico, lo individual, lo que me distingue de los demás y eso nos impide pensar en una manera distinta de Vida en la unidad del Todo.
Creer en la resurrección es experimentar que Jesús sigue vivo, pero de otra manera. Jesús resucitó antes de morir, porque hizo suya la misma Vida de Dios mientras vivía esta vida biológica. Debo descubrir que estoy llamado a esa misma Vida y poner toda la carne en el asador para desplegarla. No tengo que esperar nada, ni de Dios ni de Jesús. Todo lo que necesito está dentro de mí y no me faltará nunca. Ni creencias ni ritos ni conducta moral pueden suplir esta actitud vital que se me exige. La pelota estará siempre en mi tejado y solo yo estoy capacitado para jugarla.
A la Samaritana le dice Jesús: el agua que yo le daré se convertirá en un surtidor que salta hasta la Vida eterna. A Nicodemo le dice: Hay que nacer de nuevo; lo que nace de la carne es carne, lo que nace del espíritu es Espíritu. El Padre vive y yo vivo por el Padre, del mismo modo el que me asimile, vivirá por mí. Yo soy la resurrección y la Vida, el que cree en mí, aunque haya muerto vivirá, y todo el que vive y cree en mí no morirá para siempre. En todos estos pasajes, Jesús no habla para un más allá, sino en presente. ¿Creemos esto? Mucho me temo que seguimos entrampados en la confusión.
Jesús había conseguido, como hombre, la plenitud de Vida del mismo Dios. Porque había muerto a todo lo terreno, a su egoísmo, y se había entregado por entero a los demás, llega a la más alta cota de ser como hombre mortal. Este admirable logro fue posible, después de haber descubierto que esa era la meta de todo ser humano, que ese era el único camino para llegar a hacer presente lo divino. Esta toma de conciencia la pudo alcanzar, porque había experimentado a Dios como Don. Una vez que se llega a la meta, es inútil seguir preocupándose del vehículo que hemos utilizado.
La liturgia de Pascua no está diciendo que, en cada uno de nosotros, hay zonas muertas que tenemos que resucitar. Nos está diciendo que debemos preocuparnos por la vida biológica, pero no hasta tal punto que olvidemos la verdadera Vida. Nos está diciendo que tenemos que estar muriendo todos los días y al mismo tiempo resucitando, es decir pasando de la muerte a la Vida. Si al celebrar la resurrección de Jesús no experimentamos una nueva Vida, es que nuestra celebración ha sido folclore. Aunque tengamos partes muertas, todos estamos ya en la Vida que no termina.
La experiencia pascual de sus inmediatos seguidores consistió en darse cuenta de esta realidad en Jesús, descubriéndola en ellos mismos. Es inútil tratar de descubrir a Jesús resucitado y viviendo, si antes no descubrimos en nosotros esa misma Vida que el posee. Esa toma de conciencia no puede llegar a través de explicaciones o argumentos teológicos. La razón no puede tener arte ni parte en este proceso. Para lo que nos puede servir la inteligencia es para superar los errores que nos impiden descubrirla.
En la medida que haga mía esa Vida, estoy garantizando mi resurrección. Como Jesús, tengo que resucitar antes de morir, de otro modo nada sucederá cuando me muera. En la vida espiritual, nada importante puede venir de fuera. Como decía Aristóteles de la biológica: la vida es movimiento desde dentro. Por olvidar una cosa tan obvia, la religión nos ha metido en un enredo. Nadie me tiene que dar nada porque lo tengo todo desde siempre. Descubrirlo y vivirlo es cosa mía. Si me dejo llevar por la corriente, nada conseguiré y el hedonismo me arrastrará en sus olas.
No te preocupes de lo que va a ser de ti cuando te mueras. Lo importante es vivir aquí y ahora esa VIDA. Todo lo demás ni está en tus manos ni debe importarte. Esperar un milagro que me mantenga vivo para siempre no tiene ni sentido ni provecho. La única manera de aprovechar mi vida, es desplegando la Vida que no acaba. Todo lo que no sea trabajar en esa dirección será perder el tiempo. No hay atajos ni posibles milagros de última hora. Todo depende de mi actitud vital y decidida. Solo permanecerá lo que en esta vida despliegue desde mi ser profundo.
Para profundizar
Cómo puede resucitar el que está vivo.
Jesús no estuvo muerto ni un instante.
Cambiemos el concepto de esa VIDA
Y cambiará la idea de la Pascua.
No hay sombra en un objeto si no le da la luz.
Podemos vivir en la sombra sin descubrir la luz.
Podemos vivir en la luz, sabiendo que la sombra está a la vuelta.
No podemos separar la muerte de la Vida,
Pero podemos olvidarnos de una de ellas.
No hay que pasar la muerte para vivir la Vida.
Como nos han contado tantas veces.
La Vida es ya mi ámbito, aunque no la descubra.
La pascua no es un tiempo, es un estado,
En el que todos permanecemos siempre.
Muerte y resurrección caminan de la mano
Y nunca pueden separarse del todo.
Jesús había resucitado antes de muerto,
Pero no lo pudieron sospechar sus seguidores.
La experiencia pascual obró el milagro
Y fue una bendición para nosotros.
Gracias a ellos sabemos que está vivo
Y que esa misma Vida está en nosotros.
Si solo nos fijamos en él, seguimos muertos.
La Pascua atañe a cada uno en lo más hondo.
No hay nada que esperar cuando lo tienes todo.
Busca dentro de ti lo que celebras
Y todo cambiará radicalmente.
«Llegó también Simón Pedro detrás de él, entró al sepulcro y vio las vendas y el sudario»
La sábana santa es una pieza de lino que presenta la imagen de un hombre que fue flagelado, crucificado, coronado con un casco espinoso y que recibió una herida en el costado; es decir, un hombre que sufrió las mismas torturas y murió de la misma forma que describen los evangelios. Cuando Juan Pablo II fue a visitar la sábana en Turín, afirmó que es un «espejo del evangelio», pues todo lo relatado en él sobre la pasión está constatado en el hombre de la sábana.
Eran tantos los indicios que apuntaban a su autenticidad, que el fervor popular vio en ella el sudario que envolvió a Jesús en el sepulcro. Pero en 1988 llegó la decepción, pues al ser sometida a la prueba del carbono 14 en tres laboratorios prestigiosos, el resultado fue unánime: databa de una fecha comprendida entre 1260 y 1390, lo que la convertía en un fraude elaborado en aquella época tan propicia a falsificar reliquias. A mayor abundamiento, esas fechas coinciden con su primera exposición pública.
Pero estos resultados nunca se consideraron concluyentes. En primer lugar, porque contradecían las evidencias anteriores, y, en segundo lugar, porque desde el ámbito científico se admite que el carbono 14 pude haberse alterado por la radiación que hipotéticamente grabó la imagen, o por el incendio sufrido por ella en 1532, o por su permanencia a la intemperie a lo largo de siglos. También se deben considerar los remiendos de algodón de sus bordes (de donde procedían las muestran) en tareas de restauración de aquella época.
Pero vayamos por partes. Remontándonos en el tiempo, cabe reseñar que desde el s. VI están documentadas gran número de referencias a un lienzo de características similares a la sábana santa llamado Mandylión. Existe controversia sobre la imagen que representa, pues según algunas versiones el Mandylión se circunscribía al rostro de Jesús, mientras que otras afirman que abarcaba el cuerpo completo. Sí sabemos que se trasladó con gran boato a Constantinopla en 944, y que fue robado por unos cruzados franceses y llevado a Francia. Aquí desapareció su pista.
La sábana santa apareció en Lirey, Francia, en 1357, y fue donada en 1453 al duque se Saboya por Margarita de Charny. Fue trasladada a Turín en 1578.
También desde un punto de vista histórico, diremos que el lino está tejido en forma de espiga; técnica habitual en Egipto y Oriente Medio en época de Jesús, pero que no llegó a Europa hasta el s. XV. Además, el estudio palinológico (del polen) de Max Frei, establece que la sábana no puede ser original de Europa, y que tuvo que haber estado varios siglos fuera de ella; cosa imposible si fue falsificada en Europa en los siglos trece o catorce.
Pero, siendo esto importante, lo verdaderamente singular se encuentra en su análisis técnico. En 1898, un abogado italiano fotografió la reliquia y encontró que el negativo fotográfico mostraba una imagen mucho más clara y precisa que la fotografía en sí; es decir, que los colores en la imagen real están invertidos; que toda la sábana es un gran negativo que, al ser pasado por el filtro del negativo fotográfico, nos da la imagen real. Este hecho es incompatible con la hipótesis de fraude, dada la ignorancia de la técnica fotográfica en aquella época.
En 1978 se sometió a un examen exhaustivo por parte de un grupo de investigadores del STURP (proyecto de investigación del sudario de Turín) cuyas conclusiones más relevantes fueron; que la sangre que aparece adherida a ella es humana y del grupo AB (muy raro en Europa y muy frecuente en Palestina), y que la evaluación ultravioleta e infrarroja muestra que no existe ningún tipo de pintura o tinte sobre la tela.
Pero lo más extraordinario había ocurrido poco antes, pues cuando una imagen de la sábana fue sometida en 1976 al analizador de imágenes VP-8 (desarrollado para la exploración de Marte), se obtuvo una imagen tridimensional totalmente inesperada. Según comenta el ingeniero P. M. Schumacher que participó en el diseño del VP-8 y realizó la prueba, esto no había ocurrido con ninguna otra imagen (ni ocurrió después). La explicación que da Schumacher a este hecho, es que hay una correspondencia matemática entre la intensidad de cada punto de la imagen y la distancia lógica entre un lienzo y un cuerpo cubierto por él.
Pero… ¿cómo se llegó a producir esta imagen?
Ésta es la gran pregunta a la que el mundo científico todavía no ha sabido responder. Los investigadores del STURP afirman que: «La imagen es el resultado de algo que provocó la oxidación, la deshidratación y la conjugación de la estructura de los polisacáridos de las microfibras del lino. Estos cambios pueden reproducirse en laboratorio… pero no se conoce ningún método que pueda explicar la totalidad de la imagen». Para ser más claros, ni hoy en día somos capaces de reproducirla.
Pues bien. Hasta aquí el relato sucinto de los hechos relativos a la síndone (si los repasan verán que no hay ninguna conjetura). A partir de aquí la interpretación que cada uno haga de ellos. Si les soy sincero les diré que la sábana santa no condiciona mi fe, pero me desconcierta, y, sobre todo, me resulta emocionante la simple posibilidad de que estemos en posesión de un testimonio de Jesús tan extraordinario como éste.
Miguel Ángel Munárriz Casajús
Para leer otro comentario a este evangelio publicado en fe adulta, pinche aquí
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Jn 20, 1-9
12 de abril de 2020
¿Cómo hablar de Resurrección en medio de esta situación que estamos viviendo? ¿Cómo entonar un Aleluya desde el drama del sufrimiento, del caos, de la muerte, de la noche de tantos duelos personales y colectivos, en un mundo paralizado y paralizante? Sobran palabras y quizá un silencio es la mejor respuesta. Pero la fe cristiana siempre ha sentido la responsabilidad de hacer una lectura creyente de los acontecimientos en un diálogo profundo con la realidad. Nuestra fe es exigente y radical porque nos pide ver más allá del drama humano. No hay más que ver la historia de Jesús y su desenlace. La fe cristiana es una posición ante la vida que no busca un consuelo narcótico, sino que sostiene la raíz de la existencia revelando que hay algo más que el drama humano y que puede ser traspasado y liberado.
El Evangelio de este Domingo inicia el penúltimo capítulo de Juan en el que se hace evidente la luz, la vida y la verdad que ha ido tejiendo todo el mensaje joánico. Narra la experiencia de tres referentes en el origen de nuestra fe: María de Magdala, Pedro y Juan. Son tres personas, pero no se representan a sí mismas porque presuponen tres prototipos de formas diferentes de acceder al mensaje de la Resurrección.
El texto ya nos sitúa en una nueva era: “El primer día de la semana” Ya no es el Sabbat el día religioso, hay una superación de la visión judía de la revelación de Dios y que va apuntando hacia una nueva Alianza entre la humano y lo Divino. María va muy de mañana al sepulcro, casi antes del amanecer. Estamos ante un símbolo que nos revela que, en el punto más oscuro de la noche, cuando la noche ya no puede ser más noche, justo el instante siguiente es ya el amanecer; nace la luz y algo nuevo asoma a la consciencia humana. El sepulcro es el símbolo de la muerte, de lo que ha perdido sentido, es el llanto y el drama humano hecho realidad. Jesús no está en la tumba vacía, sin embrago, puede ser una prueba negativa de su nueva existencia. María es capaz de leer un signo lleno de misterio y al mismo tiempo de esperanza: la piedra está quitada e interpreta que se han llevado el cuerpo de Jesús. Su reacción no es paralizante, va corriendo a contarlo y a abrir una nueva perspectiva de los hechos.
Pedro, que representa la autoridad, y Juan que representa el vínculo de amor con el Maestro, van corriendo juntos para ver qué está pasando. Dice el Evangelio que llega antes Juan, quizá porque está liberado del peso de la institución y va centrado en lo esencial que va dirigiendo su vida. Se asoma al sepulcro y no entró. Seguramente no necesitaba ya más signos que lo que su inspiración profunda le iba revelando. Pedro sí entró y comienza una descripción exhaustiva de lo que allí había. Signos, signos y signos. La mente humana necesita evidencias, necesita medir, necesita espacio, tiempo, formas, contar, separar, controlar. Pero también la mente humana es capaz de procesar una novedad que conecta con otra realidad profunda que no entra en las categorías tangibles. El evangelio de hoy nos sitúa ante una realidad que trasciende la evidencia física y la apertura a mirar de una manera diferente; nos conduce a una nueva visión de la vida. Hasta entonces, narra el Evangelio de Juan, no habían entendido que Jesús resucitaría y vencería a la muerte.
Nos encontramos ante la savia que va regando los vasos conductores del cristianismo que no se detiene en los límites humanos, sino que los amplía y trasciende. Es muy fácil creer en la Resurrección como dogma (si lo dicen los elegidos con tanta contundencia será verdad) recitarlo en el Credo, ponerlo como bandera de nuestra religión, esperar al fin de nuestra vida biológica para vivir con esa ilusión. Puede, incluso, darnos seguridad y tener cierto control en la ruta a la que vamos caminando. Lo realmente difícil es vivir la resurrección en el aquí y ahora, no vivirla como un premio sino como un nuevo modo de existencia, encontrar pequeños signos en la vida ordinaria que nos hablan de esa conexión con otra consciencia de la que también está hecho el ser humano. El Cielo y la Tierra en unidad, inseparables, la luz y la tiniebla, la muerte y la vida cohabitando en nuestro escenario vital. Un mensaje que nos habla de que la esencia humana es atemporal, no necesita signos, no tiene espacio, no tiene límites, sólo LUZ en un movimiento permanente hacia la plenitud.
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Domingo de Pascua
09 abril 2023
Jn 20, 1-9
Ante el sepulcro -el dato frío, doloroso e inexorable de la muerte-, la mente calla. Tal como señala el relato simbólico del cuarto evangelio, la mente lee que nos han “robado” al ser querido y “no sabemos dónde lo han puesto”, ni cuál ha sido su destino.
¿A dónde va la persona que muere? Si no quiere decir tonterías, la mente enmudece. La fe cristiana confiesa que Jesús resucitó de entre los muertos y que esa es la esperanza que nos aguarda a todos. Sin embargo, el Jesús del cuarto evangelio proclama la resurrección en presente: “Yo soy la resurrección y la vida” (Jn 11,25). Lo cual significa que, ya ahora, somos resurrección y vida.
La realidad a la que apunta la metáfora de la resurrección escapa a las coordenadas espaciotemporales, es decir, no es algo que pueda suceder en el tiempo y en el espacio. Apunta a la vida, la consciencia, la dimensión profunda de lo realmente real, aquella que permanece cuando todo cambia, a la plenitud de presencia que sostiene y constituye todo este mundo de formas cambiantes. En nuestra identidad profunda, somos precisamente esa plenitud de presencia –“resurrección y vida”, en palabras del evangelio- que trasciende el espacio-tiempo, sin principio y sin final.
Lo que sucede es que el yo no se conforma con ello y se apropia de esa esperanza, erigiéndose en sujeto de la misma, hasta decir: “Yo resucitaré”. Sin embargo, lo que llamamos yo es solo una forma transitoria y fugaz. En nuestra ignorancia, soñamos con un yo eterno -al yo le encantaría perpetuarse-, sin advertir que eso es algo en sí mismo contradictorio: ninguna forma puede ser eterna.
Distintas tradiciones sapienciales invitan a aprender a “morir antes de morir”. Saben que, solo en la medida en que morimos a la identificación con el yo, encontramos nuestra verdad profunda. Lo que muere es el yo; lo que vive es la consciencia -la vida- que somos. “Morir antes de morir” significa, por tanto, reconocer que somos vida -tal como decía Jesús- y “hacer el duelo” del yo y de sus expectativas.
¿Cómo veo el hecho de la muerte? ¿Qué vivo ante ella?
Comentarios desactivados en A la Resurrección se llega antes y mejor por el amor: Magdalena y Discípulo Amado
Del blog de Tomás Muro La Verdad es Libre:
Algunas consideraciones
01.- El sepulcro: la muerte plena.
Probablemente con el simbolismo de la plenitud del número “siete”: en el texto evangélico de hoy aparece siete veces la expresión: “sepulcro”, se nos está diciendo que Jesús, como todo ser humano, ha muerto, morimos, completamente.
El huerto del sepulcro aparece en varios momentos (Jn 19,41; 20,14). El huerto es una alusión al paraíso terrenal, al comienzo de la humanidad, de una nueva humanidad en Cristo.
Estamos en el primer día de la semana de la nueva creación. Amanecía, pero la comunidad eclesial estaba a oscuras.
02.- ¿Informe semanal?
Si un equipo de televisión se hubiese desplazado a Jerusalén, al sepulcro – huerto en la mañana de Pascua para hacer un “informe semanal”, no habría podido tomar ni una sola imagen, sencillamente porque Jesús, ya Cristo resucitado, está más allá de nuestra historia, de nuestra percepción. La resurrección la “vieron” Magdalena, el Discípulo Amado, Magdalena, Tomás, etc. porque creyeron. Le vieron en la fe. Vieron porque creyeron.
03.- Magdalena, la resurrección de Jesús desde el Cantar de los Cantares
La clave de lectura de todo el pasaje de la Magdalena y la resurrección está en el Cantar de los Cantares (un canto de bodas, de amor del AT).
Magdalena -comenta un santo Padre- “lo amó vivo, lo amó muerto, lo amó resucitado”.
Al Señor llegamos siempre por vía del amor.
Magdalena se levanta muy temprano, cuando todavía está oscuro (Cantar de los Cantares (CC) 3,1 / Jn 20,1)
Y se pone a buscarlo por la ciudad santa de Jerusalén (CC 3,2 / Jn 20,1).
Ambas mujeres, la del Cantar de los Cantares y Magdalena, preguntan a las personas con quienes se encuentran: los guardias de la ciudad / los ángeles / el jardinero, si lo han visto, (CC 3,3 / Jn 20,13.15).
La esposa del Cantar de los Cantares y Magdalena terminan por encontrar al amado. (CC 3,4a; Jn 20,17).
El amor es lo que le hace llegar a Magdalena, y a todos, a la fe (confianza) en la Resurrección.
04.- María Magdalena va al sepulcro al amanecer, pero de noche.
Los demás evangelistas hablan de la resurrección a la salida del sol (Mc 16,1). M Magdalena (los discípulos) van al sepulcro de noche, han quedado derrumbados. La noche y las tinieblas indican siempre carencia de Cristo.
¿Tal vez como nosotros? [1] ¿Vivimos en las sombras de la muerte?
Cristo había resucitado ya, pero estaban y -quizás- estamos en tinieblas.
La única respuesta al problema de la muerte del momento cultural que nos toca vivir son los tanatorios y la incineración.
La Pascua es la respuesta cristiana a la muerte, es el amanecer de la espesa noche que nos amenaza.
05.- Magdalena ve la losa del sepulcro quitada.
Magdalena no va al sepulcro a ver a Cristo resucitado, sino que va, como otras mujeres, a embalsamar, a tratar el cadáver de Jesús. Lo mismo que nosotros cuando vamos al cementerio, vamos a encontrar nuestros muertos, quizás a orar por ellos. Magdalena no piensa en Cristo resucitado. “Ve la losa quitada”, pero no llega a la fe en el resucitado. Magdalena no ve nada y no sabe dónde lo han puesto. Tampoco nosotros vemos mucho tras la muerte y nos quedamos en la “nada”, en el vacío. Por eso Magdalena vuelve a la comunidad. Hay que activar la fe, para “ver” al resucitado.
06.- El discípulo amado y Pedro
Quien llega antes a la fe en el Resucitado es quien más ama. El que más ama, más corre. Esto nos ocurre en todos los ámbitos de la vida.
Es evidente que no se trata de una carrera física, un pequeño maratón, sino que se trata más bien de un proceso de fe.
Hay que estudiar, cuidar la exegesis, la teología sobre la resurrección de Cristo, sobre toda la Biblia, pero a la fe y esperanza en la vida se llega por el amor.
07.- Feliz Pascua.
Desde la mañana de Pascua se abre para el creyente una nueva vida, un nuevo modo de ver la vida. El que ama, tiene prisa, corre, vey cree. Tengamos prisa y corramos por vivir en paz y esperanza.
Resucitamos en cada vida que nace, en cada momento que nos perdonan y perdonamos, en cada gesto de acogida, en la esperanza infinita…
Desde la Resurrección del Señor: Feliz Pascua.
[1] En el evangelio de San Juan la noche no es una cuestión física, sino personal.
Comentarios desactivados en Domingo de Resurrección.
Hermanos y hermanas, dolor, sensibilidad, prontitud, esperanza, confianza son algunas de las disposiciones de los discípulos la mañana de Pascua. Oremos,
Queremos ser cauce de vida y alegría
• Que la Iglesia sea siempre fuente de vida, siendo semilla y fermento de otro mundo posible en el que los últimos sean los primeros.
Queremos ser cauce de vida y alegría
• Que seamos hombres y mujeres comprometidas sin fisuras en la defensa de la vida, haciéndonos presentes especialmente allí donde la vida está permanentemente amenazada.
Queremos ser cauce de vida y alegría
• Que la celebración de la Pascua de Jesús incida de manera concreta en nuestra vida de cada día y nos lleve a tomarnos en serio nuestra opción creyente.
Queremos ser cauce de vida y alegría
• Que sepamos leer los signos que tenemos en la vida: acogiendo el testimonio de los pobres, la esperanza de los que luchan por la justicia, la alegría de quienes se entregan y la fe de los que no tienen miedo.
Queremos ser cauce de vida y alegría
• Que hagamos una apuesta firme en favor de la vida, que nuestra alegría la conozca todo el mundo, que vivamos al estilo de Jesús.
Queremos ser cauce de vida y alegría
Padre Madre buena, que acertemos a ponernos tras las huellas del Resucitado, reconociendo a Jesús en quien tenemos a nuestro lado y siendo siempre motivo de bien y alegría.
Hermanos, hermanas,
cristianos aquí presentes,
vigías que avizoráis la oscuridad y las tinieblas
de la opresión y la guerra,
de las pateras a la deriva,
de los campos de refugiados,
de las desigualdades y la emigración,
de los muros, bombas y atentados,
del odio y la mentira,
los sin techo y desahuciados,
de los parados y explotados,
de la violencia de género,
del miedo, la soledad y el fracaso,
del alcohol, las drogas y los sueños rotos,
de las pesadillas y fracasos,
de todos los invisibles y ninguneados,
de la noche del dolor, los lloros y la muerte…
Amigos y amigas,
compañeros de vigilia,
no os sintáis abrumados,
no echéis a correr
ni apaguéis vuestras luces,
no abandonéis vuestro puesto de adelantado,
no os durmáis,
no miréis a otro lado,
no desfallezcáis;
permaneced despiertos
y mantened todos vuestros sentidos atentos…
¡Esta noche va a poner fin a todas vuestras noches!
Si esperáis un momento,
si os mantenéis en vuestro puesto vigilantes,
veréis alejarse por la puerta trasera
a los asesinos que violan los derechos humanos,
a los prepotentes que venden la justicia,
a los mentirosos que lo oscurecen todo,
a los fanáticos que imponen su verdad,
a los corruptos que roban sin escrúpulos,
a quienes hacen las leyes a su medida y beneplácito,
a quienes viven rodeados de privilegios,
a los poderosos que humillan a los débiles,
a los que se mofan de vuestra dignidad y honestidad,
a los bien situados que os proponían la huida,
a los que engordan y se ríen con vuestros miedos,
a todos los que negocian con el hambre,
la vivienda, la seguridad, el amor, la religión …
y las necesidades y el afán de sus semejantes…
Si alimentáis la esperanza,
si vuestras entrañas permanecen cálidas,
si vuestro corazón no es de piedra
y sangra al ser atravesado por la lanza
de la empatía y de la entrega,
veréis a los pobres y necesitados,
a los desamparados y tristes,
a los angustiados y doloridos,
a los emigrantes y refugiados,
a los perseguidos y esquilmados
que lo han perdido todo,
quedarse con vosotros y sonreír,
recuperar las ganas de vivir,
cantar y abrazaros,…
y convertirse en nuevos adelantados y testigos
de luz y esperanza.
Esta noche, en la que hacemos memoria
de las maravillas y prodigios de Dios
en nuestra tierra e historia,
sigue siendo noche maravillosa y prodigiosa,
digna de fiesta, cantos y danzas
porque anuncia, y en ella sentimos,
al sol sin ocaso,
a la luz sin tinieblas,
al árbol florecido,
al fuego que abrasa,
al agua que nos quita la sed,
a la brisa que nos renueva,
a la tienda del encuentro y la alianza,
al peregrino que nos acompaña,
a la vida que se entrega,
al rostro de la misericordia…
Hermanos, hermanas,
creyentes con esperanza renovada:
aquí llega,
alzad la vista,
vedle que está a la puerta,
atisbando nuestra celebración
y nuestra alegría ,
el que violó las puertas de la muerte,
el que nos invitó a seguirle,
el que compartió sueños y proyectos,
comida, gozos y fracasos,
el que entregó su vida por nosotros,
Jesús de Nazaret, el Crucificado,
Cristo, el Señor, resucitado.
Pongámonos en pie,
miremos al horizonte
y caminemos.
Desprendámonos de la mediocridad y la vida holgada,
de la estrechez y de la conformidad,
de los complejos, el miedo y la cobardía.
¡Resucitó Cristo, nuestra esperanza!
¡Él sigue vivo y dándonos vida!
¡Él pasa a nuestro lado
llenándolo todo con su fragancia
y vistiéndolo con su hermosura!
¡Aleluya, el Señor, Jesús Nazareno,
nuestro amigo, maestro y hermano,
camina a nuestro lado
abriéndonos las sendas del reino!
¡La creación entera se alegra y goza,
canta y danza! ¡Aleluya!
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Textos para la Vigilia Pascual
Primera lectura:
Génesis 1,1-2,2
Vio Dios todo lo que había hecho; y era muy bueno
Al principio creó Dios el cielo y la tierra. La tierra era un caos informe; sobre la faz del abismo, la tiniebla. Y el aliento de Dios se cernía sobre la faz de las aguas.
Y dijo Dios: “Que exista la luz.”
Y la luz existió.
Y vio Dios que la luz era buena. Y separó Dios la luz de la tiniebla; llamó Dios a la luz “Día”; a la tiniebla, “Noche”.
Pasó una tarde, pasó una mañana: el día primero.
Y dijo Dios: “Que exista una bóveda entre las aguas, que separe aguas de aguas.”
E hizo Dios una bóveda y separó las aguas de debajo de la bóveda de las aguas de encima de la bóveda.
Y así fue.
Y llamó Dios a la bóveda “Cielo”.
Pasó una tarde, pasó una mañana: el día segundo.
Y dijo Dios: “Que se junten las aguas de debajo del cielo en un solo sitio, y que aparezcan los continentes.”
Y así fue.
Y llamó Dios a los continentes “Tierra”, y a la masa de las aguas la llamó “Mar”.
Y vio Dios que era bueno.
Y dijo Dios: “Verdee la tierra hierba verde que engendre semilla, y árboles frutales que den fruto según su especie y que lleven semilla sobre la tierra.”
Y así fue.
La tierra brotó hierba verde que engendraba semilla según su especie, y árboles que daban fruto y llevaban semilla según su especie.
Y vio Dios que era bueno.
Pasó una tarde, pasó una mañana: el día tercero.
Y dijo Dios: “Que existan lumbreras en la bóveda del cielo, para separar el día de la noche, para señalar las fiestas, los días y los años; y sirvan de lumbreras en la bóveda del cielo, para dar luz sobre la tierra.”
Y así fue.
E hizo Dios dos lumbreras grandes: la lumbrera mayor para regir el día, la lumbrera menor para regir la noche, y las estrellas. Y las puso Dios en la bóveda del cielo, para dar luz sobre la tierra; para regir el día y la noche, para separar la luz de la tiniebla.
Y vio Dios que era bueno.
Pasó una tarde, pasó una mañana: el día cuarto.
Y dijo Dios: “Pululen las aguas un pulular de vivientes, y pájaros vuelen sobre la tierra frente a la bóveda del cielo.”
Y creó Dios los cetáceos y los vivientes que se deslizan y que el agua hizo pulular según sus especies, y las aves aladas según sus especies.
Y vio Dios que era bueno.
Y Dios los bendijo, diciendo: “Creced, multiplicaos, llenad las aguas del mar; que las aves se multipliquen en la tierra.”
Pasó una tarde, pasó una mañana: el día quinto.
Y dijo Dios: “Produzca la tierra vivientes según sus especies: animales domésticos, reptiles y fieras según sus especies.”
Y así fue.
E hizo Dios las fieras según sus especies, los animales domésticos según sus especies y los reptiles según sus especies.
Y vio Dios que era bueno.
Y dijo Dios: “Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza; que domine los peces del mar, las aves del cielo, los animales domésticos, los reptiles de la tierra.”
Y creó Dios al hombre a su imagen; a imagen de Dios lo creó; hombre y mujer los creó.
Y los bendijo Dios y les dijo: “Creced, multiplicaos, llenad la tierra y sometedla; dominad los peces del mar, las aves del cielo, los vivientes que se mueven sobre la tierra.”
Y dijo Dios: “Mirad, os entrego todas las hierbas que engendran semilla sobre la faz de la tierra; y todos los árboles frutales que engendran semilla os servirán de alimento; y a todas las fieras de la tierra, a todas las aves del cielo, a todos los reptiles de la tierra, a todo ser que respira, la hierba verde les servirá de alimento.”
Y así fue.
Y vio Dios todo lo que había hecho; y era muy bueno.
Pasó una tarde, pasó una mañana: el día sexto.
Y quedaron concluidos el cielo, la tierra y sus ejércitos.
Y concluyó Dios para el día séptimo todo el trabajo que había hecho; y descansó el día séptimo de todo el trabajo que había hecho.
*
Salmo responsorial: 103.
Envía tu espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra.
Bendice, alma mía, al Señor;
¡Dios mío, qué grande eres!
Te vistes de belleza y majestad,
la luz te envuelve como un manto. R.
Asentaste la tierra sobre sus cimientos,
y no vacilará jamás;
la cubriste con el manto del océano,
y las aguas se posaron sobre las montañas. R.
De los manantiales sacas los ríos,
para que fluyan entre los montes;
junto a ellos habitan las aves del cielo,
y entre las frondas se oye su canto. R.
Desde tu morada riegas los montes,
y la tierra se sacia de tu acción fecunda;
haces brotar hierba para los ganados,
y forraje para los que sirven al hombre. R.
Cuántas son tus obras, Señor,
y todas las hiciste con sabiduría;
la tierra está llena de tus criaturas.
¡Bendice, alma mía, al Señor! R.
O bien; :
Salmo responsorial: 32.:
La misericordia del Señor llena la tierra
La palabra del Señor es sincera,
y todas sus acciones son leales;
él ama la justicia y el derecho,
y su misericordia llena la tierra. R.
La palabra del Señor hizo el cielo;
el aliento de su boca, sus ejércitos;
encierra en un odre las aguas marinas,
mete en un depósito el océano. R.
Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que él se escogió como heredad.
El Señor mira desde el cielo,
se fija en todos los hombres. R.
Nosotros aguardamos al Señor:
él es nuestro auxilio y escudo.
Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti. R.
Segunda lectura: Génesis 22, 1-18
El sacrificio de Abrahán, nuestro padre en la fe
En aquellos días, Dios puso a prueba a Abrahán, llamándole: “¡Abrahán!” Él respondió: “Aquí me tienes.” Dios le dijo: “Toma a tu hijo único, al que quieres, a Isaac, y vete al país de Moria y ofrécemelo allí en sacrificio en uno de los montes que yo te indicaré.”
Abrahán madrugó, aparejó el asno y se llevó consigo a dos criados y a su hijo Isaac; cortó leña para el sacrificio y se encaminó al lugar que le había indicado Dios.
El tercer día levantó Abrahán los ojos y descubrió el sitio de lejos. Y Abrahán dijo a sus criados: “Quedaos aquí con el asno; yo con el muchacho iré hasta allá para adorar, y después volveremos con vosotros.”
Abrahán tomó la leña para el sacrificio, se la cargó a su hijo Isaac, y él llevaba el fuego y el cuchillo. Los dos caminaban juntos.
Isaac dijo a Abrahán, su padre: “Padre.”
Él respondió: “Aquí estoy, hijo mío.”
El muchacho dijo: “Tenemos fuego y leña, pero, ¿dónde está el cordero para el sacrificio?”
Abrahán contestó: “Dios proveerá el cordero para el sacrificio, hijo mío.”
Y siguieron caminando juntos.
Cuando llegaron al sitio que le había dicho Dios, Abrahán levantó allí el altar y apiló la leña, luego ató a su hijo Isaac y lo puso sobre el altar, encima de la leña. Entonces Abrahán tomó el cuchillo para degollar a su hijo; pero el ángel del Señor le gritó desde el cielo: “¡Abrahán, Abrahán!”
Él contestó: “Aquí me tienes.”
El ángel le ordenó: “No alargues la mano contra tu hijo ni le hagas nada. Ahora sé que temes a Dios, porque no te has reservado a tu hijo, tu único hijo.”
Abrahán levantó los ojos y vio un carnero enredado por los cuernos en la maleza. Se acercó, tomó el carnero y lo ofreció en sacrificio en lugar de su hijo.
Abrahán llamó aquel sitio “El Señor ve”, por lo que se dice aún hoy “El monte del Señor ve”.
El ángel del Señor volvió a gritar a Abrahán desde el cielo: “Juro por mí mismo -oráculo del Señor-: Por haber hecho esto, por no haberte reservado tu hijo único, te bendeciré, multiplicaré a tus descendientes como las estrellas del cielo y como la arena de la playa.
Tus descendientes conquistarán las puertas de las ciudades enemigas. Todos los pueblos del mundo se bendecirán con tu descendencia, porque me has obedecido.”
Hermanos y hermanas, en esta noche santa celebramos la Vida con mayúsculas, la vida entregada hasta el final por amor y cuya fecundidad brota hasta la vida eterna. Oremos.
Queremos ser cauce de Vida
Que la Iglesia sea Buena Noticia y cauce de vida para lo débil y frágil de este mundo.
Queremos ser cauce de Vida
Que nuestra alegría de esta noche la conozca todo el mundo y sea fermento y cimiento de un mundo distinto.
Queremos ser cauce de Vida
Que las comunidades parroquiales, religiosas y de fe proclamen con fuerza la alegría de la Resurrección.
Queremos ser cauce de Vida
Que la Buena Noticia llegue a todos los rincones de la tierra llevando vida, esperanza y amor.
Queremos ser cauce de Vida
Que vivamos la vida en clave de fiesta, alegría, compromiso, servicio, gratuidad, paz…
Queremos ser cauce de Vida
Padre Madre buena, que la Resurrección de Jesús transforme por entero nuestra vida, haciendo de cada nosotros y nosotras cauce de Vida plena.
“El primer día de la semana, de madrugada, cuando aún estaba oscuro, María Magdalena fue al sepulcro y vio que la piedra había sido apartada” (Jn 20,1)
¿Quién no se siente sepultado a veces? ¿Cuáles son nuestras piedras? Las que no nos dejan salir a la vida, continuar, crecer, ampliar horizontes, relacionarnos con los demás, amar…
Todos tenemos ataduras y mortajas que ni sabemos nombrar quizás y que necesitamos que alguien nos desate. Todos tenemos momentos de oscuridad, en los que no reconocemos el camino que tenemos delante, aunque lo veamos. No reconocemos a Jesús (Camino, Verdad y Vida), pero Él siempre está ahí, dispuesto a mover la piedra de nuestro sepulcro, dispuesto a iluminar nuestra mirada, a pronunciar nuestro nombre con dulzura para despertarnos el alma, para darnos un nuevo comienzo, con Él, una y otra vez. ¿O no es verdad que, en nuestra vida, hay a veces pequeños milagros cotidianos (casi siempre con nombre y apellido) que nos resucitan, que nos ayudan a continuar, a dar un paso más, a atravesar puertas cerradas e iluminar oscuridades?
¡No hay piedra que no se pueda mover! o lo que es lo mismo “¡para Dios no hay nada imposible!”.
Así resucita la vida, día a día. Así ruedan las piedras de nuestros sepulcros, con su ayuda. Así amanece la vida, con suavidad, con serenidad, con luz, con una voz que pronuncia nuestro nombre, una voz que nos llama a mover las piedras de otras tumbas, a dar vida a otros, para resucitarnos unos a otros, para salir con Jesús, del sepulcro.
Esta noche, entonaremos con alegría el ¡Aleluya! Porque “fue en esta noche santa, cuando apartando la losa, salió Cristo victorioso”.
Ya no hay piedra ni sepulcro. Jesús no está en él, y nosotros tampoco.
¡FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN!
AMANECE LA VIDA
Como cuando esperas, sin saber siquiera
qué es lo que pasa, qué es lo que anhelas
como cuando sabes que no quedan fuerzas
pero algo te dice que habrá cosas buenas
como al caminar junto a un campo
en la siembra
parece que escuchas brotar de la tierra
la vida que empieza, la vida que empieza
Como despertarse sin cuándo ni dónde
y la luz en los ojos te orienta y responde
como si ese peso que impide seguir
hubiera cambiado y te impulsa a vivir
como si una piedra impidiese salir
a tu corazón que no puede latir
y de pronto se mueve, y de pronto es ligera
ASÍ, SUAVEMENTE AMANECE LA VIDA
Y DERRIBA LA PIEDRA QUE SELLA LOS DÍAS
ASÍ, POCO A POCO UNA VOZ QUE ACARICIA
PRONUNCIA TU NOMBRE, Y DESPIERTA LA DICHA
ASÍ, NUEVAMENTE,
ASÍ CADA DÍA…
ASÍ, SUAVEMENTE AMANECE LA VIDA
Y DERRIBA LA PIEDRA QUE SELLA LOS DÍAS
ASÍ, POCO A POCO UNA VOZ QUE ACARICIA
PRONUNCIA MI NOMBRE Y DESPIERTA LA DICHA
ASÍ, NUEVAMENTE… ASÍ RESUCITA…
ASÍ, SUAVEMENTE… AMANECE LA VIDA
Salomé Arricibita
Para descargar la canción pinche el siguiente enlace: Amanece_la_Vida.mp3 y dele al botón derecho del ratón y guardar como…
Comentarios desactivados en Es la fiesta de la Vida. La de Jesús y la mía.
VIGILIA PASCUAL (A)
Mt 28,1-10
No se puede entender el tiempo litúrgico de cuaresma sin tener presente la Pascua. Al celebrar la resurrección, damos sentido a todo ese tiempo de preparación. Naturalmente, no se puede resucitar si antes no se ha muerto, pero debemos tener en cuenta que en toda muerte ya está presente la Vida, es decir la resurrección. Tal vez sea este aspecto el más complicado para nosotros hoy. Por eso no podemos conformamos con celebrar externamente lo que le sucedió a Jesús hace dos mil años. Solo sintiendo en nosotros su misma Vida y viviendo hoy lo que él vivió celebraremos adecuadamente la Pascua.
Los principales símbolos utilizados en esta vigilia pascual son el fuego y el agua. Están tomados de los elementos materiales que son los principios imprescindibles de toda vida biológica. Esta es la primera clave para entender el simbolismo de lo que celebramos en la liturgia más importante de todo el año. Del fuego surgen dos cualidades sin las cuales no hubiera podido surgir la vida que conocemos: la luz y el calor. El agua posee unas características que la hacen única y como disolvente eficaz, es elemento indispensable para formar un ser vivo. El 80% de cualquier ser vivo, incluido el hombre, es agua.
Otra clave de esta celebración en el recuerdo y la renovación de nuestro bautismo, es pieza esencial para descubrir de qué Vida estamos hablando. Jesús dijo a Nicodemo: “hay que nacer de nuevo. Hay que nacer del agua y del Espíritu”. Hoy el fuego y el agua simbolizan a Jesús, porque le recordamos como Vida. Una vez más quiero advertir de que no se trata de una vuelta a la vida biológica sino de la Vida definitiva. En el prólogo del evangelio de Juan dice: “En la Palabra había Vida y la Vida era la luz de los hombres”.
La vida que hoy nos debe interesar, no es la física (bios), ni la psíquica (psiques), sino la espiritual y trascendente. Se trata de la misma Vida de Dios que es definitiva y eterna. Por no tener en cuenta la diferencia entre estas dos vidas, nos seguimos armado un lío con la resurrección. La vida biológica no tiene importancia en lo que estamos tratando, más que como soporte y fundamento de la Vida verdadera, la divina. “El que cree en mí, aunque haya muerto vivirá; y todo el que vive y cree en mí no morirá para siempre”.
La vida biológica y la psíquica tienen importancia, solo porque son la que nos capacitan para alcanzar la espiritual. Solo el hombre que es capaz de conocer y de amar, puede comprender a la Vida divina. Nuestra conciencia individual tiene importancia solo como instrumento, como vehículo para alcanzar la Vida definitiva. Esa individualidad que experimentamos en nuestra vida biológica, debe ser superada por la conciencia de un Vida trascendente que nos lleva a la unidad en la totalidad del Ser Supremo.
Lo que celebramos esta noche, es la manifestación en el hombre Jesús de esa plenitud de Vida. Jesús, como hombre, alcanzó la más alta cota de esa Vida divina. Posee la Vida definitiva que es la misma Vida de Dios. Esa Vida ya no puede perderse porque es eterna. Podemos seguir empleando el término “resurrección”, pero debemos evitar el aplicarla inconscientemente a la vida biológica y psicológica, porque es lo que nosotros podemos descubrir por los sentidos. Se trata de otra Vida que tenemos que descubrir en nosotros
Lo que hay de Dios en Jesús no se puede descubrir mirando, oyendo o palpando. Ni vivo ni muerto ni resucitado, puede nadie descubrir su divinidad. Tampoco puede ser el resultado de alguna demostración lógica. Lo divino no cae dentro del objeto de nuestra razón. A la convicción de que Jesús está vivo, no se puede llegar por razonamientos. Lo divino que hay en Jesús, y por lo tanto su resurrección, solo puede ser objeto de experiencia pascual. Cada uno de nosotros estamos llamados a esa misma experiencia.
Para los inmediatos seguidores de Jesús, como para nosotros, se trata de una vivencia interior. La experiencia pascual no se basa en ningún acontecimiento físico que pueda llegar a ellos a través de los sentidos. Solo a través del convencimiento de que Jesús les está dando VIDA, descubren los seguidores de Jesús, que tiene que estar vivo. Debemos superar la trampa de creer que creyeron por lo que vieron o percibieron desde fuera. Solo a través de la convicción personal podemos aceptar nosotras la resurrección. La manera de narrar los relatos de la resurrección nos puede meter por un callejón sin salida.
Creer en la resurrección no es algo que puede acontecer espontáneamente, exige haber pasado de la muerte a la Vida, como le pedía Jesús a Nicodemo. Pero ese paso no se realiza de una vez por todas en un momento determinado de mi existencia, exige una actitud constate de superación del materialismo. Por eso en esta vigilia es de tanta importancia el recuerdo de nuestro bautismo. El cristiano debe estar constantemente muriendo y resucitando. Muriendo a lo terreno y caduco, al egoísmo, y naciendo a la verdadera Vida. Tenemos una concepción estática del bautismo que nos impide vivirlo.
Normalmente recordamos nuestro bautismo como un hecho que sucedió en un lugar y un momento determinado de nuestra vida. Esta visión nos aleja del verdadero sentido del sacramento. En tal día a tal hora, han hecho el signo sobre mí, pero lo significado, es tarea de toda la vida. Todos los días tengo que estar haciendo mía esa Vida y por lo tanto todos los días tengo que estar muriendo a todo lo terreno y caduco y resucitando a lo que hay en mí de eterno y definitivo. Lo significado en el sacramento está ahí siempre.
En la vigilia seguimos leyendo textos del Antiguo Testamento, pero el sentido que hoy debemos darles está muy alejado del que le daban los primeros cristianos, todos judíos. Es verdad que la figura de Jesús sería impensable sin el AT, pero con la misma rotundidad debemos decir que la Ley y los profetas serían un bosque en invierno esperando la primavera. La salvación de Jesús está a años luz de la que propone en la liberación de Egipto, la conquista de la Tierra Prometida o la vuelta del destierro del pueblo. La propuesta de Jesús fue una salvación absoluta y total. No se trata de una liberación de las limitaciones materiales que tanto nos molestan sino de la liberación integral.
Solo desde esa liberación interior nos sentiremos libres de todas las limitaciones, porque nos harán descubrir que ningún de ellas nos impide alcanzar la plenitud. No es la individualidad del ego lo que tengo que desarrollar sino la esencia de lo que soy que está más allá de todo lo material y biológico. Lo que vivieron los seguidores de Jesús, en la experiencia pascual, es imprescindible que lo vivamos también nosotros si de verdad queremos entrar en la dinámica de la verdadera resurrección.
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