A la Resurrección se llega antes y mejor por el amor: Magdalena y Discípulo Amado
Del blog de Tomás Muro La Verdad es Libre:
Algunas consideraciones
01.- El sepulcro: la muerte plena.
Probablemente con el simbolismo de la plenitud del número “siete”: en el texto evangélico de hoy aparece siete veces la expresión: “sepulcro”, se nos está diciendo que Jesús, como todo ser humano, ha muerto, morimos, completamente.
El huerto del sepulcro aparece en varios momentos (Jn 19,41; 20,14). El huerto es una alusión al paraíso terrenal, al comienzo de la humanidad, de una nueva humanidad en Cristo.
Estamos en el primer día de la semana de la nueva creación. Amanecía, pero la comunidad eclesial estaba a oscuras.
02.- ¿Informe semanal?
Si un equipo de televisión se hubiese desplazado a Jerusalén, al sepulcro – huerto en la mañana de Pascua para hacer un “informe semanal”, no habría podido tomar ni una sola imagen, sencillamente porque Jesús, ya Cristo resucitado, está más allá de nuestra historia, de nuestra percepción. La resurrección la “vieron” Magdalena, el Discípulo Amado, Magdalena, Tomás, etc. porque creyeron. Le vieron en la fe. Vieron porque creyeron.
03.- Magdalena, la resurrección de Jesús desde el Cantar de los Cantares
La clave de lectura de todo el pasaje de la Magdalena y la resurrección está en el Cantar de los Cantares (un canto de bodas, de amor del AT).
- Magdalena -comenta un santo Padre- “lo amó vivo, lo amó muerto, lo amó resucitado”.
Al Señor llegamos siempre por vía del amor.
- Magdalena se levanta muy temprano, cuando todavía está oscuro (Cantar de los Cantares (CC) 3,1 / Jn 20,1)
- Y se pone a buscarlo por la ciudad santa de Jerusalén (CC 3,2 / Jn 20,1).
- Ambas mujeres, la del Cantar de los Cantares y Magdalena, preguntan a las personas con quienes se encuentran: los guardias de la ciudad / los ángeles / el jardinero, si lo han visto, (CC 3,3 / Jn 20,13.15).
- La esposa del Cantar de los Cantares y Magdalena terminan por encontrar al amado. (CC 3,4a; Jn 20,17).
El amor es lo que le hace llegar a Magdalena, y a todos, a la fe (confianza) en la Resurrección.
04.- María Magdalena va al sepulcro al amanecer, pero de noche.
Los demás evangelistas hablan de la resurrección a la salida del sol (Mc 16,1). M Magdalena (los discípulos) van al sepulcro de noche, han quedado derrumbados. La noche y las tinieblas indican siempre carencia de Cristo.
¿Tal vez como nosotros? [1] ¿Vivimos en las sombras de la muerte?
Cristo había resucitado ya, pero estaban y -quizás- estamos en tinieblas.
La única respuesta al problema de la muerte del momento cultural que nos toca vivir son los tanatorios y la incineración.
La Pascua es la respuesta cristiana a la muerte, es el amanecer de la espesa noche que nos amenaza.
05.- Magdalena ve la losa del sepulcro quitada.
Magdalena no va al sepulcro a ver a Cristo resucitado, sino que va, como otras mujeres, a embalsamar, a tratar el cadáver de Jesús. Lo mismo que nosotros cuando vamos al cementerio, vamos a encontrar nuestros muertos, quizás a orar por ellos. Magdalena no piensa en Cristo resucitado. “Ve la losa quitada”, pero no llega a la fe en el resucitado. Magdalena no ve nada y no sabe dónde lo han puesto. Tampoco nosotros vemos mucho tras la muerte y nos quedamos en la “nada”, en el vacío. Por eso Magdalena vuelve a la comunidad. Hay que activar la fe, para “ver” al resucitado.
06.- El discípulo amado y Pedro
Quien llega antes a la fe en el Resucitado es quien más ama. El que más ama, más corre. Esto nos ocurre en todos los ámbitos de la vida.
Es evidente que no se trata de una carrera física, un pequeño maratón, sino que se trata más bien de un proceso de fe.
Hay que estudiar, cuidar la exegesis, la teología sobre la resurrección de Cristo, sobre toda la Biblia, pero a la fe y esperanza en la vida se llega por el amor.
07.- Feliz Pascua.
Desde la mañana de Pascua se abre para el creyente una nueva vida, un nuevo modo de ver la vida. El que ama, tiene prisa, corre, vey cree. Tengamos prisa y corramos por vivir en paz y esperanza.
Resucitamos en cada vida que nace, en cada momento que nos perdonan y perdonamos, en cada gesto de acogida, en la esperanza infinita…
Desde la Resurrección del Señor: Feliz Pascua.
[1] En el evangelio de San Juan la noche no es una cuestión física, sino personal.
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