“Dios también es nuestra Madre”: La lucha de una teóloga por feminizar el lenguaje de la liturgia
Annette Jantzen cree que “no basta con convertir al ‘Señor’ en ‘Señora'”
Annette Jantzen quiere feminizar el lenguaje de la liturgia. Considera que es demasiado patriarcal, por lo que esta teóloga alemana, casada y madre de tres hijos, que trabaja en el Obispado de Aquisgrán y acompaña a mujeres en situación de vulnerabilidad, ofrece textos y oraciones para que las mujeres entren en esa otra dimensión que ha sido opacada desde hace siglos
“En la misa noto una y otra vez cuán unilateralmente masculino y patriarcal es el lenguaje en la liturgia. Se habla de Dios como Señor, como Gobernante y Todopoderoso. A muchas mujeres les resulta difícil orar con imágenes de ese lenguaje y mi tarea es permitir que las mujeres celebren los servicios de tal manera que puedan encontrar su camino hacia la oración”, señala
Annette Jantzen quiere feminizar el lenguaje de la liturgia. Considera que es demasiado patriarcal, por lo que esta teóloga alemana, casada y madre de tres hijos, que trabaja en el Obispado de Aquisgrán y acompaña a mujeres en situación de vulnerabilidad, ofrece en su blog textos y oraciones para que las mujeres entren en esa otra dimensión que ha sido opacada desde hace siglos, como cuenta en entrevista con Katho.de.
“En la misa noto una y otra vez cuán unilateralmente masculino y patriarcal es el lenguaje en la liturgia. Se habla de Dios como Señor, como Gobernante y Todopoderoso. A muchas mujeres les resulta difícil orar con imágenes de ese lenguaje y mi tarea es permitir que las mujeres celebren los servicios de tal manera que puedan encontrar su camino hacia la oración”, señala.
Un lenguaje para gobernar
Considera Jantzen que “el lenguaje litúrgico o teológico se usa con demasiada frecuencia para gobernar a otros. Porque cuando hablo de Dios como soberano, rey y todopoderoso, esto transmite claramente una imagen de Dios que sabe todo y ya no cuestiona nada”. Y detrás de esas palabras e imágenes, añade, “hay ideas patriarcales de poder y omnipotencia”.
Dichos textos, según la experta, “enfatizan no solo las concepciones autoritarias, sino también violentas de Dios”, por lo que se pregunta cómo imaginar desde ahí, “la obra y la intervención de Dios”. “¿No es también como un padre amoroso y protector o como una madre cariñosa?”, se pregunta.
“Se pierde la mayor parte de Dios”
“Todas las imágenes de Dios son siempre más diferentes a Dios que similares. Así que siempre muestran solo una pequeña parte de Dios. Se pierden la mayor parte de Dios”, añade Jantzen, quien afirma acto seguido que “cuanto más me limito a unas pocas, siempre las mismas imágenes de Dios, más extraño a Dios”.
Por lo tanto, se ha propuesto “ampliar las imágenes de Dios”, porque “las pocas imágenes de Dios que usamos actualmente en la Iglesia moldean nuestra fe, y una fe moldeada es buena y valiosa. Pero no lo son todo, no son Dios mismo, no basta con convertir al ‘Señor’ en ‘Señora’. Se pierde la oportunidad de descubrir otros lados de Dios”.
Aunque reconoce que recibe muchos comentarios positivos “de mujeres que han anhelado durante mucho tiempo un lenguaje de oración más femenino”, reconoce que también hay sacerdotes que “se ponen nerviosos”. Pero subraya que “mis textos son una oferta para reconsiderar y reformular tu propia oración y pensamiento. Porque estoy convencida de que el lenguaje de la liturgia también puede ser una clave importante para una mayor justicia de género en la Iglesia”
En este sentido, considera que “si los hombres que son líderes en la Iglesia dicen abiertamente que les duele personalmente que las mujeres sean excluidas de los oficios, quién sabe, quizás las cosas cambien”, y cree que un lenguaje más “femenino” en la liturgia puede ayudar a cambiar la percepción que hay en la Iglesia sobre este asunto. Porque “mientras Dios no sea para nosotros más que Señor y Padre, difícilmente encontraremos una hermandad genuina”.
Fuente Religión Digital
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