Inicio de un tiempo evangélico.
Son tantas y tantas las veces
que has pasado a mi vera
silbando tus canciones,
rozándome con tu brisa,
haciéndome guiños y risas,
deteniendo tu presencia…,
que me siento sin respuesta.
Y son tantas y tantas las veces
que he visto bajar al Espíritu
y posarse en personas anónimas
que caminan por este mundo
buscando la verdad a tientas,
a solas o en compañía fraterna…,
que me avergüenzo de mi inercia.
Por eso, al escuchar de nuevo
esa voz que anuncia tu presencia,
hago un alto en mis sendas,
abro mis entrañas yermas,
me despojo de toda pertenencia
y permanezco atento por si llegas…
y quieres hacerme de tu cuadrilla nazarena.
*
Florentino Ulibarri
Fe Adulta
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