Gnosticismo.
Mt 3, 13-17
«Éste es mi hijo, el amado, mi predilecto»
En Jesús hemos visto que somos hijos y herederos, y esta concepción del ser humano está presente en todo el evangelio con constantes referencias al Padre. Y ya sabemos que esto no pasa de ser una analogía, pero es la analogía que eligió Jesús para mostrar nuestra relación con la divinidad y nuestro papel en el mundo. El corazón de la buena Noticia, lo que puede dar sentido a nuestra vida, es que Dios, nuestro Padre, no necesita nada de nosotros, pero que tiene hijos que sí nos necesitan…
Esta idea de Dios y del ser humano, pronto se vio influenciada por filosofías previas al cristianismo que tradicionalmente han aprovechado los fundamentos de las grandes religiones para acomodar sus principios y captar fieles. A estas filosofías parásitas se las conoce con el nombre común de gnosticismo, y su capacidad para mimetizarse con la religión a la que parasitan, se refleja muy bien en la influencia que tuvieron en las primeras comunidades cristianas; especialmente en las comunidades joaneas.
¿Pero qué es el gnosticismo?…
El gnosticismo es un sistema filosófico-religioso que enfatiza el conocimiento espiritual (la gnosis) por encima de las enseñanzas y tradiciones propias de la fe religiosa. En el caso del cristianismo, esto se traduce en que el mensaje y la praxis de Jesús quedan relegados a un segundo término en favor de un conocimiento superior de nuestra realidad que se obtiene directamente en nuestro interior.
Ni la fe ni las obras salvan (o liberan, o lo que cada uno quiera entender por salvar), sino que es ese conocimiento trascendental de nuestra realidad y de la realidad de Dios lo que produce la salvación; es decir, lo que permite al iniciado resolver todos los problemas relativos a la divinidad, el hombre y el mundo, porque está basado en la participación directa de lo divino.
El neo-gnosticismo suele apelar a la tradición mística cristiana como su antecedente directo, pero no es lo mismo. Para aquellos místicos, la intuición de Dios en lo más profundo de su ser era la forma de dar cauce a su fe, pero el gnosticismo actual sustituye la fe por la gnosis. De hecho, la importancia que desde el gnosticismo se da a practicar —o no— una vida evangélica varía según las diversas corrientes gnósticas, pero en todos los casos es algo secundario.
Por tanto, estamos hablando de un movimiento iniciático donde los iniciados saben que los seres humanos no somos lo que creemos ser —o lo que tradicionalmente ha dicho la filosofía o la religión—, mientras que los no iniciados vivimos en la ignorancia de nuestra auténtica realidad y la realidad de Dios.
En la actualidad hay Iglesias gnósticas con sus ritos y creencias, pero el gnosticismo también ejerce su influencia en ambientes intelectuales del cristianismo, en cuyo caso siempre se presenta como vanguardia; como nuevo paradigma hacia el que debemos caminar.
Miguel Ángel Munárriz Casajús
Para leer el comentario que José E. Galarreta hizo en su momento, pinche aquí
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