Todo labrador que siembra, espera paciente y esperanzadamente.
Del blog de Tomás Muro La Verdad es Libre:
01.- ¿Eres Tú?
Juan Bautista tenía sus dudas iniciales ante Jesús, de ahí que envíe a sus discípulos a preguntar a Jesús ¿Eres Tú el que ha de venir o hemos de esperar a otro?
Y ello resulta un poco extraño porque Jesús y Juan B eran primos e incluso Jesús había formado parte de los grupos de Juan Bautista en el desierto.
A lo mejor es que el Mesías esperado por Juan Bautista no coincidía exactamente con lo que estaba viendo y oyendo de Jesús. Puede ser. ¿Juan Bautista sería un hombre honrado y austero que viviría en el ascetismo de la vida monacal cercano a la espiritualidad de los monjes de Qumrám?
Si eso fue así, es natural que lo que veía en Jesús no le pareciera muy oportuno.
Por otra parte la pregunta por quién es Jesús es muy frecuente en los Evangelios ¿Quién es este que perdona los pecados? ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre? ¿Quién es este que hasta los vientos y el mar le obedecen? Si eres Hijo de Dios…
Además, cada cual tiene sus sensibilidades, sus modos de ser y conocer. Hay temperamentos más cristianos que religiosos, otros son más religiosos que cristianos, otros más humanistas, otros más transcendentes desde la cultura y el humanismo: desde la poesía, música, literatura, el cine, otros ven la vida más desde la ética, etc. Todos son caminos hacia Dios. Nuestras palabras, nuestros lenguajes y culturas son limitados y no llegamos ni a conocer ni a expresar qué y quién sea Dios.
Las búsquedas y evoluciones en la vida son valiosas, honestas. No es sensato ni eclesial estar al acecho con la sospecha como visión de la realidad. La espera, la duda y las preguntas del Bautista y de todo ser humano, son honradas, humanas, valiosas.
Dejemos que hagan buen recorrido las preguntas humanas.
02.- Elogio del Bautista: icono de Cristo.
Jesús y Juan Bautista fueron muy diferentes en su pensamiento. Juan fue un profeta algo agresivo y áspero con la injusticia, con el legalismo e fariseos y saduceos. Pero Jesús habla de su primo Juan como de un gran hombre: ¿Qué salisteis a contemplar en el desierto, una caña sacudida por el viento? … Os aseguro que no ha nacido de mujer uno más grande que Juan.
La grandeza de Juan Bautista y de todo ser humano es vivir como testigo de la verdad, ser mensajeros de Cristo: Yo envío mi mensajero delante de ti.
Juan Bautista fue testigo de Cristo, no se atribuyó títulos ni méritos, no buscó puestos, no soy digno ni de desatarle las sandalias, Juan fue por delante anunciando al que había de venir.
Seamos iconos, no ídolos. Miremos la vida, la cultura, el trabajo, las personas como iconos, no como ídolos.
03.- La respuesta de Jesús.
Jesús no les entrega a los discípulos de Juan Bautista un libro de dogmática, ni el Catecismo y les dice: “esta es mi doctrina”. Jesús remite a los discípulos del Bautista a los gestos liberadores: los ciegos ven, y los inválidos andan; los leprosos quedan limpios, y los sordos oyen; los muertos resucitan, y a los pobres se les anuncia el Evangelio.
EL evangelio es buena noticia, es liberador.
Jesús no remite a la perfección cultual o doctrinal, lo de Jesús son hechos salvíficos, liberadores: Jesús cura, restablece el equilibrio de las personas (endemoniados), rehabilita a los marginados (leprosos), el encuentro de Jesús confiere sentido y vida, etc.
Jesús entrega todas estas realidades salvíficas especialmente a los pobres: A los pobres se les anuncia el evangelio. Lo genuino del evangelio de Jesús es la salvación –liberación, perdón, etc.- especialmente a los pobres.
04.- Paciencia y esperanza en la vida.
En la vida tenemos cansancios y a veces canseras. El cansancio es consecuencia propia del trabajo y se remedia con un descanso. La cansera es más profunda y es tedio, hastío, con la sensación de haber perdido el tiempo y las energías.
Muchas situaciones pueden producir no ya cansancio, sino cansera, porque no se ve salida, no se aprecia voluntad de cambiar las cosas, una rutina y apatía espantosa lo colorea y corroe todo en la vida política y eclesiástica.
Tened paciencia, hermanos, hasta la venida del Señor. El labrador aguarda paciente la cosecha.
Paciencia es una palabra que viene del griego que significa la capacidad de padecer o soportar algo sin alterarse, es decir: saber soportar, saber aguantar el peso de la vida con una profunda esperanza en el Evangelio. Y la esperanza es la venida del Señor. Manteneos firmes. Dichos quien ponga su confianza en la liberación de Cristo. Dichoso quien no se escandalice de mí.
El simil de la semilla es sencillo pero muy valioso. La semilla es pequeña, se ve poco, es débil, pero llena de vida.
Todo labrador que siembra, espera paciente y esperanzadamente.
La vida saldrá siempre adelante, aunque no sepamos cómo ni por dónde, pero el Reino de Dios, los valores del reino de Dios llegarán. Esperemos al Señor haciendo ya gestos liberadores.
Y dichoso quien no se escandalice de Cristo.
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