María gestó en su seno a Jesús. ¿La mujer ¿no puede “gestar” en la Iglesia?
Del blog de Tomás Muro La Verdad es Libre:
01.- María acoge y nos ofrece la buena-noticia de Dios: Jesús.
María recibe la visita del ángel Gabriel.
Ángel -del griego- significa: anuncio / noticia. Así la palabra eu – angel-ion quiere decir: buena (eu) noticia (angel-ion)
Gabriel significa: “la fuerza / fortaleza de Dios”.
La potencia, la fuerza de Dios visita a María y le anuncia que va a ser madre.
María acoge el anuncio de Dios: Hágase en mí.
Pero esta aceptación no fue sencilla para María, porque la mujer no podía tomar ninguna decisión sin haberla consultado con su marido y haber obtenido su aprobación. María no informa a José, no pide ninguna autorización a su marido.
Sin embargo María acepta lo que Dios le dice: Hágase en mí, según tu Palabra, (Lc 1,38)
La Virgen acoge la Palabra y llega así a comunicar vida a la humanidad. Será la madre del hijo de Dios.
La mujer, que en el mundo judío del AT no podía acercarse al santuario, “contendrá” en su seno y en su vida a la Palabra de Dios, a Jesús.
La mujer, que ni tan siquiera podía tocar la Biblia, acogerá dentro de sí la Palabra hecho niño, hecho carne.
La mujer, que no podía dirigirse al sacerdote y mucho menos tocarlo, será la madre del “Santo de los santos”.
Según la vieja ley del AT, María no podía ser madre de Jesús, pero la Virgen responde a la llamada de la vida que se abre y que, para nacer, exige que no se quede en las cosas pasadas:
Ahora dice el Señor a su pueblo:
“Ya no recuerdes el ayer,
no pienses más en cosas del pasado.
Yo voy a hacer algo nuevo,
y verás que ahora mismo va a aparecer.
Voy a abrir un camino en el desierto
y ríos en la tierra estéril.
(Is 43,18-19).
María abandona lo viejo, “lo cierto”, lo seguro, la tradición de los padres para abrirse a lo nuevo, a lo desconocido, al misterio. María abandona la ortodoxia, para poder ser plenamente libre y acoger la “herética” propuesta de Gabriel.
Por eso la religión oficial del AT considera a María como hereje.
02.- Día del Seminario.
Algún día será posible el ministerio eclesial sin clericalismo e incluyendo a la mujer.
En las diócesis vascas celebramos hoy el día del seminario.
De todos es sabida la escasez de clero y de seminaristas en la Iglesia en general y en nuestra diócesis en particular.
Una “empresa” que se queda sin “mandos intermedios”, se lo piensa. Pero da la impresión de que en la Iglesia se piensa poco y en esta cuestión de los ministerios (servicios) se recuerda menos.
¿Qué nos dice la caja negra del hundimiento?
A lo mejor es que no hay seminaristas porque no hay cristianos.
Si no hay cristianos haríamos bien en preguntarnos por qué, ¿qué ha pasado en nuestro pueblo en los últimos 150 años, y qué ha pasado también en Occidente y en la Iglesia?
No se quiere volver la mirada a la historia y recorrer los caminos bíblicos, históricos, teológico-pastorales para abrir la reflexión hacia una diversidad de ministerios.
Este momento –etapa- de sinodalidad en la que nos encontramos, ¿Querrá –y podrá- repensar y recomponer esta cuestión?
¿Esta carencia de clero se arregla trayendo curas de otras latitudes y todos de la misma ideología? El problema no es de curas, sino más profundo, es una cuestión de fe y de abandono del Nuevo Testamento y del Concilio Vaticano II.
Primero habrá que pensar, y después potenciar otras formas y modelos de ministerios en la Iglesia.
Hace unos días el papa Francisco decía a la Comisión teológica Internacional que seguir la tradición no es “enrocarse” en unos moldes del pasado, sino –como María- abrir nuevos cauces al cristianismo, a la Palabra.
Necesitamos ministerios eclesiales libres de clericalismo. La Iglesia nació sin clero.
Son posibles otros ministerios creados desde otros criterios, quizás carismáticos, presbíteros (“ancianos”) casados o no, mujeres diaconisas, etc.
Si María acogió y gestó en su seno a Jesús, ¿cómo y por qué no la mujer no puede ser “gestora” (de gestar) en la Iglesia?
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