Así es el adviento que necesitamos.
Como el viento que silba en plena noche,
como las luces que parpadean en el horizonte,
como el rocío que empapa la tierra de madrugada,
como el campo arado para acoger la simiente…
Como los resoles de mediodía que mantienen la vida,
como los relojes con sus horas y notas musicales,
como los visillos que desvelan y esconden interioridades,
como los atardeceres que se cuelan por ventanas y rendijas…
Como el silencio de la naturaleza que duerme y crece,
como los oteros que se yerguen siempre inmutables,
como los manantiales que crean corrientes y fuentes,
como los árboles que muestran sus yemas humildemente…
Como la semilla que cae, muere y renace,
como las estrellas que tiemblan y lucen,
como las sendas y caminos llenos de cruces y señales,
como la vida siempre a la intemperie…
Mensajeros que van y vienen,
vigías apostados en almenas y torres,
profetas cargados de promesas,
peregrinos en busca de destino…
Los sueños desbocados de nuestras ilusiones,
las esperanzas de los que nada tienen,
los surcos del Espíritu hechos historia,
Dios bailando en nuestro vientre…
Así es el Adviento que necesitamos
y que se nos ofrece gratis cada instante.
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Florentino Ulibarri
Fe Adulta
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