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Archivo para septiembre, 2022

Escapando de la Crueldad del Rebaño: Repensando la Parábola de la Oveja Perdida

Lunes, 12 de septiembre de 2022
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B96DFE6A-E6AE-40EC-B86B-437F427FD23BHermana Luisa Derouen, OP

La publicación de hoy es de la colaboradora invitada Sr. Luisa Derouen. La Hna. Luisa es una Hermana Dominica de la Paz que comenzó a ministrar entre la comunidad transgénero en 1999 y ha sido compañera espiritual formal e informal de unas 250 personas transgénero en todo el país. Ahora está semijubilada en St. Catharine Motherhouse en el centro de Kentucky.

Las lecturas litúrgicas de hoy para el domingo 24 del tiempo ordinario se pueden encontrar aquí.

Me desperté tarde una noche con el timbre de mi teléfono. Era Shane, un joven trans que amaba su fe católica, pero había dejado de ir a la iglesia porque se sentía atacado y rechazado. Estaba sollozando. No dejaba de decir: “¡Extraño ir a Misa y extraño recibir la Sagrada Comunión! Pero no puedo volver a la iglesia porque no estoy seguro allí. La Iglesia Católica no me quiere”.

En otro momento, una mujer trans recurrió a los obituarios del periódico de la mañana. Vio que alguien de su familia inmediata había muerto. Su familia la había rechazado por completo y, para su sorpresa, vio que figuraba en la lista (con su nombre masculino anterior) ¡por haber precedido a esta persona en la muerte! No puedo imaginar cómo se sentiría si mi familia me repudiara hasta el punto de nombrarme públicamente muerta.

El Evangelio de hoy del conocido capítulo 15 de Lucas, las parábolas de una oveja perdida, una moneda perdida y un hijo perdido, es lo que me trajo a la mente estos recuerdos. La parábola que quiero reflexionar aquí es la historia de la oveja perdida. Para la mayoría de nosotros, la interpretación familiar de esta parábola es que la oveja se distrajo y se separó de las demás. Tal vez era demasiado joven para conocer el peligro de irse solo. Tal vez solo estaba siendo terco y no quería ir con el rebaño. Cualquiera que sea la explicación que se dé, generalmente la responsabilidad de este dilema recae sobre la oveja perdida. Ninguna de las otras ovejas está realmente implicada.

C333D955-245B-43BF-A71B-3628AA8A8225Pero desde que leí el libro de Austen Hartke, transforming: The Bible and the Lives of Transgender Christians, pienso en esta parábola de manera muy diferente. Él ofrece la posibilidad de que tal vez la oveja realmente no se alejó en absoluto, sino que estaba tratando de escapar de la crueldad del rebaño. Tal vez el rebaño lo rechazó rotundamente y lo echó fuera de entre ellos. Hartke escribe que se sabe que las ovejas rechazan a una de las suyas si son demasiado diferentes.

Los seres humanos tienen una historia notoria de, en el mejor de los casos, marginar a aquellos que decidimos que son “otros” y, en el peor de los casos, matarlos. Muchos de ustedes que son personas preciosas LGBTQ+ de Dios saben bien lo que se siente ser mal juzgado y expulsado por su comunidad católica. ¡Cuánto anhelamos que los pastores de nuestra Iglesia te busquen y te abracen! Hay algunos obispos valientes que están con vosotros y por vosotros, pero todavía son muy pocos.

Pero a lo largo de las Escrituras, Dios nos llama a algo muy diferente. Dios nunca nos rechaza a ninguno de nosotros, y como el pastor, la mujer y el padre amoroso en las parábolas de hoy, Dios nos busca cuando estamos perdidos o echados fuera. Dios ha elegido consistentemente manifestarse precisamente a través del “otro”, el marginado, el inaceptable. Los caminos de Dios no son nuestros caminos. Los pensamientos de Dios no son nuestros pensamientos (Is. 55:8).

Dos ejemplos de las Escrituras hebreas son la historia de Rut y la historia de Naamán. Rut era una extranjera moabita, pero su valentía y fidelidad hicieron de su hijo el abuelo del rey David. Naamán, un oficial militar de una nación gentil, no solo era “otro”, sino un enemigo otro. Sin embargo, tuvo más fe que muchos israelitas y se curó de su grave enfermedad de la piel (2 Reyes 5).

De nuestras Escrituras cristianas tenemos al centurión gentil cuya fe en Jesús sanó a su hijo, y de quien recibimos el anuncio de fe que profesamos en cada Misa: “No soy digno de tenerte bajo mi techo” (Mateo 8:1- 13). Después de veinte siglos de ser calumniada, María Magdalena finalmente es reconocida nuevamente como la Apóstol de los Apóstoles.

Jesús se propuso abrazar a aquellos que eran “otros” en su sociedad precisamente porque sabe bien lo que experimentan las personas LGBTQ+ y otras personas en los márgenes. Desde su nacimiento hasta su muerte, fue aceptado y rechazado. Sabía que estas son precisamente las personas que tienen tanto que enseñarnos sobre nosotros mismos y sobre Dios.

He experimentado esta gracia tantas veces como tuve el privilegio de acompañar a muchos de vosotros. He aprendido de ti cómo es tener el coraje de vivir en tu propia verdad aunque pagues un alto precio. He aprendido mucho sobre la fuerza interior, la compasión y la increíble capacidad de perdonar a aquellos que han sido malos al juzgarte. Tienes mucho que dar a nuestra Iglesia si tan solo te recibiéramos como el precioso pueblo de Dios que eres.

En este aniversario de la tragedia del 11 de septiembre, también recordamos al primer héroe de ese terrible día, el P. Mychal Judge, un sacerdote gay de Dios. En la muerte nos regaló a todos la maravillosa oración que lo guiaba cada día. Es una buena oración también para nosotros en nuestro deseo de ser buenos pastores para todos.

Señor, llévame a donde quieras que vaya;
Déjame conocer a quien quieres que conozca;
Dime lo que quieres que diga,
Y mantenme fuera de tu camino.

—Sr. Luisa Derouen, 11 de septiembre de 2022

Fuente New Ways Ministry

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‘Semillas para el alma’, de Gabriel Mª Otalora, ¿quién podría resistirse?

Lunes, 12 de septiembre de 2022
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C0EB0F3D-0A02-4659-A7E8-FD295F867F9CEl autor y bloguero de Religión Digital publica su nuevo libro en Bonum

Gabriel Mª Otalora nos propone desarrollar una siembra cordial y respetuosa de pequeños redescubrimientos y semillas de espiritualidad creativa, aptas para germinar preguntas que nos reconectan con la fe

Nacido en Bilbao (Euskadi) en 1957, Gabriel Mª Otalora es Licenciado en Derecho y diplomado en Práctica Jurídica

Trabajó en varias multinacionales y como gerente en dos organizaciones solidarias. Con una amplia y dilatada trayectoria pastoral, escribe en su blog Punto de encuentro y en Religión Digital, Fe adulta, Eclesalia, Redes cristianas y Blog de teología, entre otros medios

Gabriel Mª Otalora nos propone desarrollar una siembra cordial y respetuosa de pequeños redescubrimientos y semillas de espiritualidad creativa, aptas para germinar preguntas que nos reconectan con la fe, con nuestra misión y la belleza única de la palabra de Jesús, que nos devuelve el sentido y la alegría de vivir.

Nacido en Bilbao (País Vasco) en 1957, Gabriel Mª Otalora es Licenciado en Derecho y diplomado en Práctica Jurídica. Posgrado de Antropología Social, Máster en Gestión del Conocimiento y Capital intelectual. Máster en Recursos Humanos. Profesor de la Escuela del Seguro y del Máster en Planificación y Gestión de RR.HH. Evaluador de la Agencia Vasca de la Calidad (Euskalit).

Trabajó en varias multinacionales y como gerente en dos organizaciones solidarias. Con una amplia y dilatada trayectoria pastoral, escribe en su blog Punto de encuentro y en Religión Digital, Fe adulta, Eclesalia, Redes cristianas y Blog de teología, entre otros medios. También colabora en los diarios del Grupo Noticias y en Radio Popular de Bizkaia, y ha sido columnista durante una década en Radio Euskadi y Onda Vasca. Imparte conferencias sobre temas éticos y religiosos y dirige un grupo de espiritualidad para presos en la prisión de Bizkaia. Ha escrito una docena de libros, y recibió el premio de Periodismo Solidario Manos Unidas 2010.

 Fuente Religión Digital

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El Tribunal Supremo de la India protege a las familias LGTB+ en una sentencia histórica

Lunes, 12 de septiembre de 2022
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19CB34A6-51F4-45F9-8A7E-6F068723C10FPor Diamond Yao

La Corte Suprema de la India dictaminó que las familias del mismo sexo tienen derecho a beneficios sociales y protecciones legales en una decisión que podría tener importantes implicaciones para la comunidad LGBTQ+ del país.

Un fallo histórico de D.Y. Chandrachud y A.S. Bopanna amplió la definición legal de familia para incluir familias “no tradicionales”. Como resultado del fallo del 28 de agosto, las familias “no tradicionales” tendrán derecho a los mismos beneficios otorgados a las “familias tradicionales”, definidas como una unidad única e inmutable que consiste en una madre, un padre y sus hijos biológicos. Según la decisión de la corte, las familias “no tradicionales” también incluyen parejas homosexuales, personas en parejas no casadas domésticas, padres solteros, padrastros y familias adoptivas.

El fallo no se refiere específicamente a los padres que tienen hijos por subrogación o tecnologías de reproducción asistida.

La decisión se dictó en el caso de Deepika Singh, una enfermera a quien su empleador le negó la licencia de maternidad después de dar a luz. Ya se había tomado un tiempo libre antes para cuidar a los hijos de su esposo de un matrimonio anterior, a quienes adoptó. Akshay Verma, el abogado de la Sra. Singh, le dijo al New York Times que la orden “abrió en gran medida el alcance” de los beneficios parentales.

El reciente fallo de India se une a una lista creciente de reformas que desmantelan las reglas conservadoras que datan de la era colonial. En 2014, la Corte Suprema reconoció a las personas trans como un tercer género que merece igualdad de acceso a las protecciones legales y los beneficios de bienestar social. En 2018, el tribunal despenalizó los actos sexuales entre personas del mismo sexo, que antes se castigaban con hasta 10 años de prisión. La última decisión llevó a varios otros países a revocar sus leyes de sodomía de décadas de antigüedad, más recientemente Singapur.

El reciente fallo de la Corte Suprema fue aclamado como un hito para las mujeres y la comunidad LGBTQ+ de la India en un país donde los problemas familiares, incluida la custodia de los hijos, a menudo enfrentan a padres solteros contra familias extensas en largas batallas legales.

“Acogemos con beneplácito este fallo porque se aleja de las ideas heterosexuales de la familia y el hogar que han sido la base del patriarcado durante tanto tiempo, especialmente para las personas pobres”, dijo Anuradha Banerji, activista de la organización de derechos de las mujeres Saheli, en una entrevista. con el New York Times. “Esto ayudará a las personas a no sucumbir al matrimonio porque el matrimonio era la única definición legalmente entendida de familia. Así que creo que este es un cambio muy bienvenido en la definición de familia”.

No está claro qué efecto tendrá el fallo de la Corte Suprema, especialmente en las partes más conservadoras de la India, donde muchos asuntos familiares se deciden fuera de los tribunales.

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Después de esta última victoria, los activistas LGBTQ+ abogan por legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo y permitir que las parejas del mismo sexo críen y adopten niños. Esto ha resultado ser un desafío debido al marco legal del país: el matrimonio indio se rige por un conjunto de leyes coloniales que varían entre las religiones, así como por una ley secular llamada Ley Especial de Matrimonio. Tanto la ley religiosa como la secular definen el matrimonio como la unión de un hombre y una mujer.

El gobierno de India le dijo al New York Times que legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo requeriría una revisión del sistema legal de India.

Actualmente, las personas LGBTQ+ disfrutan de muchas protecciones legales en India, ya que el país continúa evolucionando hacia la igualdad. La discriminación basada en la orientación sexual y la identidad de género es ilegal tanto en la vivienda como en el empleo, y los estados indios como Tamil Nadu han comenzado a tomar medidas contra la práctica dañina y desacreditada de la terapia de conversión. Aunque se reconocen las identidades trans, las personas todavía enfrentan muchas barreras para que su género legal refleje su realidad vivida.

Según una encuesta de 2021 de Ipsos, se estima que el 17 % de los indios se identifican como LGBTQ+. El tres por ciento de la población india es homosexual, el nueve por ciento se identifica como bisexual, el uno por ciento es pansexual, el dos por ciento se identifica como asexual y el dos por ciento se identifica con otra etiqueta.

Diamond Yao es un escritor y periodista independiente que se enfoca en temas sociales y ambientales contemporáneos. Con sede en Montreal/Tio’tia:ke, su trabajo se centra principalmente en las voces marginadas, la interseccionalidad, la diáspora, la sostenibilidad y la sociedad.

Fuente Xtra

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Cardenal se retracta de pedido anterior de revisión de la enseñanza de la Iglesia sobre la homosexualidad

Lunes, 12 de septiembre de 2022
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images1Aparentemente, un importante cardenal se retractó de los comentarios hechos a principios de este año que indicaban que apoyaba una reevaluación de la enseñanza de la iglesia sobre la homosexualidad.

El cardenal Jean-Claude Hollerich de Luxemburgo hizo sus comentarios durante una conferencia de prensa en el Vaticano la semana pasada sobre la próxima etapa del Sínodo sobre la Sinodalidad. Un medio de comunicación de derecha le preguntó al cardenal sobre una entrevista en la que Hollerich pidió una “revisión fundamental” de tales enseñanzas. En la reciente conferencia de prensa, aclaró:

“Creo plenamente en la tradición de la Iglesia. Y lo importante en este proceso no es un cambio de doctrina. Pero lo importante es escuchar a todos, escuchar también el sufrimiento de las personas. Pienso en los padres, por ejemplo, en las personas preocupadas. Y tener un cambio no de doctrina, sino un cambio de actitud, que seamos una iglesia donde todos puedan sentirse como en casa. Así que no soy partidario de cambiar ninguna doctrina.

“Estoy a favor de una Iglesia donde realmente todos puedan sentirse bienvenidos. Y esta acogida no significa que no pueda haber discusiones. Esta acogida no significa que no pueda haber posiciones diferentes. Pero si cerramos la puerta a las personas, empujamos a algunas personas a la desesperación, y eso es algo que no queremos”.

Esta declaración contrasta con los comentarios de Hollerich en la entrevista de febrero, en la que dijo, en parte:

“También creo que estamos pensando en el futuro aquí en [términos de] enseñanza. Como ha expresado el Papa en el pasado, esto puede conducir a un cambio de doctrina. Porque creo que el fundamento sociológico-científico de esta enseñanza ya no es correcto. . Creo que ya es hora de que hagamos una revisión fundamental de la doctrina aquí”.

Hollerich, quien de manera importante es el Relator General del Sínodo y encabeza la Comisión de las Conferencias Episcopales de la Unión Europea, está registrado como en gran parte pro-LGBTQ+. Ha apoyado a los trabajadores de la iglesia en la iniciativa #OutInChurch de Alemania, ofreció una apertura a las bendiciones de la iglesia del mismo género, condenó la discriminación anti-LGBTQ+ y defendió a los sacerdotes homosexuales como chivos expiatorios del escándalo de abuso sexual de la iglesia.

Este registro positivo hace que la reversión del cardenal ahora sea aún más decepcionante. El Cardenal Hollerich estaba en lo correcto la primera vez que la enseñanza de la iglesia sobre la homosexualidad está desactualizada y necesita una “revisión fundamental” en vista de los conocimientos científicos y sociales contemporáneos.

Pero al mismo tiempo, tal vez algo más estaba en juego. Hollerich parecía más concentrado en la conferencia de prensa en algo más allá de esta cuestión específica del desarrollo doctrinal. Insistía en que la iglesia realmente se escuchara unos a otros en este proceso sinodal y luego creciera a partir de los conocimientos adquiridos.

Si los líderes de la iglesia son igualmente serios acerca de proceder de esta manera, los informes de los sínodos en todo el mundo dejan en claro que la inclusión de las personas LGBTQ+, incluidos los cambios en la enseñanza de la iglesia, son una prioridad urgente para muchos católicos. Dondequiera que el Cardenal Hollerich se encuentre personalmente sobre la cuestión del cambio doctrinal, se espera que refleje esta actitud ya cambiada entre los fieles en el documento de trabajo del Sínodo que se publicará este otoño.

—Robert Shine (él/él), New Ways Ministry, 2 de septiembre de 2022

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National Catholic Reporter, “Cardenal superior del sínodo: la Iglesia debe cambiar la actitud, no la enseñanza, sobre las relaciones homosexuales

Fuente New Ways Ministry

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Transfemicidio en Salta: Carina Guzmán tenía 37 años y una vida marcada por las violencias

Lunes, 12 de septiembre de 2022
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Carina-Guzman-transfemicidioCarina Guzmán, una mujer trans, fue encontrada muerta en su casa de General Güemes (Salta), con signos de violencia. Desde chica había sufrido violaciones, abusos y discriminación.

El cuerpo de Carina Guzmán, con rastros de violencia, fue encontrado el 31 de agosto en su casa del barrio Villa Tranquila, en la ciudad de General Güemes, más de 50 kilómetros al sur de la ciudad de Salta. Extraoficialmente se supo que hay personas demoradas en relación al hecho. Amigas de la víctima, que tenía 37 años , contaron detalles de su vida, atravesada por los abusos y la discriminación por su identidad de género.

Quizás la última manifestación de esa discriminación sea la de la investigación de su muerte. Hoy el Ministerio Público Fiscal de Salta informó a Presentes que la causa quedará a cargo del fiscal penal Leandro Flores, de la Unidad de Graves Atentados contra las Personas. Carina no había hecho el cambio de identidad y en su DNI sigue figurando con el nombre que le dieron al nacer. Aunque la ley de identidad de género consagra el derecho en términos de la vivencia interna de cada persona, la investigación del crimen no será con la intervención de la fiscala Mónica Poma, de la Unidad Fiscal Especializada en Femicidios (UFEM).

Cinco personas detenidas

El Ministerio Público Fiscal aún no informó el resultado de la autopsia del cuerpo, información extraoficial indica que tiene huellas claras de golpes y heridas cortantes. El cuerpo fue encontrado alrededor de las 9.30 del 31 de agosto. La noticia de la muerte de la joven trans generó gran consternación en gran parte de les habitantes de Güemes, que se hicieron eco en las redes.

El periodista Ángel Teseira, de Güemes, informó hoy que cinco personas fueron detenidas en relación a este hecho. Lo confirmó luego el jefe de Operaciones de la Unidad regional VII, Juan Carlos Tapia. También dijo que esas personas eran conocidas por Carina. Según el relato policial, le robaron el teléfono celular. También «elementos pertenecientes a Carina que se encontraba en poder de uno de los detenidos”, contó Teseira.

El relato de su amiga Estrella

Para el 31 de agosto Carina llevaba varios días desconectada de sus vínculos, y esta ausencia generó preocupación. Una de las personas que la buscó fue su amiga Estrella Mendez, mujer trans e integrante del colectivo LGBTIQ+ de General Güemes, ciudad atravesada por la ruta nacional 34, y muy cercana a la ruta 9, que conduce a la ciudad de Salta.

Estrella estuvo en la casa de Carina poco antes de que alguien llamara a emergencias y la Policía derrumbara la puerta. Contó que a eso de las 9 de la mañana del 31 de agosto fue a buscarla, una vez más, golpeó y le llamó en alta voz sin obtener respuesta. Finalmente, por una rendija en la puerta pudo ver sus piernas. Infirió que estaba acostada en el piso, pero pensó que estaba dormida y se fue a trabajar. Minutos después la llamada de una conocida común le informó del fallecimiento de su amiga.
Estrella está consternada. Contó que Carina “siempre” la llamaba, a veces con diferencia de diez minutos. “A mí no me molestaba porque era chistosa, siempre salía con algo que te hacía reír”. Pero “hacía semanas” que no lo hacía y tampoco atendía las llamadas. Preocupada, comenzó a buscarla. El sábado fue a una feria, donde siempre se encontraban, y en otros lugares donde solían verse. El martes 30 fue a la casa de Carina, no la encontró y le pareció raro que “el portón estuviera sin candado”. También esa vez, como tantas otras, miró por la rendija de la puerta pero no notó nada extraño. Estrella dijo que otras amigas también habían ido a la casa, con el mismo resultado.

Ese mismo día Estrella llamó a la pareja de Carina, que había viajado a Jujuy. Supo que aunque tenía previsto viajar a esa provincia, tampoco sabían nada de ella. Al día siguiente, ya miércoles 31 de agosto, fue de nuevo a la casa, y vio sus piernas, pero interpretó que estaba dormida.
Estrella contó que conoció a Carina hace ya tiempo, y salían a bailar. Carina ejercía la prostitución. Estrella se preocupó de aclarar que ella no trabaja “en la calle” prostituyéndose, “como siempre la gente nos señala a todas”. Hace trámites y tareas de limpieza para personas mayores. “Una me da 200, otra 200 y así me gano la vida”, contó.

Y luego, entre sollozos, expresó: “Carina no hacía daño a nadie. Era una persona humilde, lo poco que tenía ella lo daba, lo brindaba. No sé quién ni por qué le hizo daño a ella. Además, era una pulguita, muy flaquita, no tenía defensa”.

Violencia estructural y discriminación

Carina ejercía el trabajo sexual como modo de subsistencia, en la precariedad de un predio vacío, cercano a la terminal de ómnibus. La identificación del espacio fue derrumbada en un intento por evitar que se reúnan personas con adicciones, como, sin embargo, sigue ocurriendo. Tanto Estrella como otra amiga de Carina que accedió a hablar con la condición de que no se brinde su identidad, denunciaron que en este lugar se cometen todo tipo de delitos, sobre todo vinculados con abusos sexuales.
La otra amiga, una mujer que conoció a Carina cuando era apenas una adolescente, contó que solía prostituirse en la estación de servicio donde ella trabajaba en el sector de ventas. La describió como “excelente persona”, con un problema de adicción al alcohol, nacida en el seno de una familia con ese problema. Y contó que por ella misma supo que Carina había sido violada por primera vez cuando tenía apenas siete años,. También que sufría constantes hechos de discriminación de parte de “homofóbicos que no aceptaban” su identidad de género.

Esta mujer relató que la vio hace dos semanas, en un boliche y la encontró de nuevo en días recientes. Carina estaba con un grupo de personas que limpian vidrios. Le pidió un cigarrillo, le dijo que no había comido ese día, y plata para comprar comida.

La familia de Carina es “muy humilde”, contaron. Una amiga creó un grupo de whatsapp para reunir fondos para ayudar con los gastos del sepelio. Y contó, igual que otres testigues que accedieron a hablar, a condición del anonimato, que tres o cuatro días antes de que la encontraran muerta, Carina tuvo un altercado con una mujer. En esas circunstancias recibió un golpe en la cabeza. Ese hecho fue en las inmediaciones del lugar que conocen como Gauchito Gil, cerca de la terminal de ómnibus. Los trascendidos señalan que les detenides participaron de ese incidente, aunque aun no hay información oficial.

 1 de septiembre de 2022
Elena Corvalán
Edición: María Eugenia Ludueña
Fuente Agencia Presentes

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Lágrimas que sanan

Domingo, 11 de septiembre de 2022
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abrazo

 

El padre de la historia del hijo pródigo sufrió mucho. Vio partir a su hijo menor, sabiendo las desilusiones, rechazos y abusos a los que tendría que enfrentarse. Vio a su hijo mayor cargarse de amargura, sin tener la posibilidad de ofrecerle afecto y apoyo. Una gran parte de su vida el padre la pasó esperando. No podía obligar a su hijo menor a regresar al hogar ni tampoco hacer que su hijo mayor olvidara sus rencores. únicamente ellos, por sí mismos, podían tomar la iniciativa de regresar.

Durante esos largos años de espera, el padre lloró copiosas lágrimas y murió muchas muertes. Se vació de sufrimiento. Pero ese vacío creó un lugar de bienvenida para sus dos hijos para cuando fuera la hora de su regreso. Estamos llamados a ser como ese padre.”

*
Henri Nouwen

***

En aquel tiempo, solían acercarse a Jesús los publicanos y los pecadores a escucharle. Y los fariseos y los escribas murmuraban entre ellos:

-“Ése acoge a los pecadores y come con ellos.”

Jesús les dijo esta parábola:

“Si uno de vosotros tiene cien ovejas y se le pierde una, ¿no deja las noventa y nueve en el campo y va tras la descarriada, hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, se la carga sobre los hombros, muy contento; y, al llegar a casa, reúne a los amigos y a los vecinos para decirles: “¡Felicitadme!, he encontrado la oveja que se me había perdido.”

Os digo que así también habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse.

Y si una mujer tiene diez monedas y se le pierde una, ¿no enciende una lámpara y barre la casa y busca con cuidado, hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, reúne a las amigas y a las vecinas para decirles:

¡Felicitadme!, he encontrado la moneda que se me había perdido.”

Os digo que la misma alegría habrá entre los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta.”

También les dijo:

“Un hombre tenía dos hijos; el menor de ellos dijo a su padre: “Padre, dame la parte que me toca de la fortuna.”

El padre les repartió los bienes.

No muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo, emigró a un país lejano, y allí derrochó su fortuna viviendo perdidamente.

Cuando lo había gastado todo, vino por aquella tierra un hambre terrible, y empezó él a pasar necesidad.

Fue entonces y tanto le insistió a un habitante de aquel país que lo mandó a sus campos a guardar cerdos. Le entraban ganas de llenarse

el estómago de las algarrobas que comían los cerdos; y nadie le daba de comer.

Recapacitando entonces, se dijo:

“Cuántos jornaleros de mi padre tienen abundancia de pan, mientras yo aquí me muero de hambre. Me pondré en camino adonde está mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo: trátame como a uno de tus jornaleros.”

Se puso en camino adonde estaba su padre; cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió; y, echando a correr, se le echó al cuello y se puso a besarlo.

Su hijo le dijo:

“Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo.”

Pero el padre dijo a sus criados:

“Sacad en seguida el mejor traje y vestidlo; ponedle un anillo en la mano y sandalias en los pies; traed el ternero cebado y matadlo; celebremos un banquete, porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado.”

Y empezaron el banquete.

Su hijo mayor estaba en el campo. Cuando al volver se acercaba a la casa, oyó la música y el baile, y llamando a uno de los mozos, le preguntó qué pasaba.

Éste le contestó:

“Ha vuelto tu hermano; y tu padre ha matado el ternero cebado, porque lo ha recobrado con salud.”

Él se indignó y se negaba a entrar; pero su padre salió e intentaba persuadirlo.

Y él replicó a su padre:

“Mira: en tantos años como te sirvo, sin desobedecer nunca una orden tuya, a mí nunca me has dado un cabrito para tener un banquete con mis amigos; y cuando ha venido ese hijo tuyo que se ha comido tus bienes con malas mujeres, le matas el ternero cebado.

El padre le dijo:

“Hijo, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo: deberías alegrarte, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado.”

*

Lucas 15, 1-32

***

El hijo mayor, que no ha recibido ninguna distinción particular, podría sentirse incomprendido con la respuesta del padre: «Hijo, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo». Para él, la justicia es la máxima de todas las virtudes; sin embargo, para el padre, «la misericordia es la plenitud de la justicia» (Tomás de Aquino), de suerte que «la misericordia saldrá siempre victoriosa en el juicio» (Sant 2,13). Si el justo hubiera podido comprender la actitud interior del padre, habría comprendido que había sido amado y preferido al hermano, porque le pertenecían a él no sólo ciertas cosas del padre, sino todo. Dios no tiene necesidad de hacer milagros particulares a los que le son fieles; la cosa más milagrosa de todas consiste en el hecho de que nosotros podamos ser sus hijos y en que no retiene para él nada de lo que es suyo. Los milagros se hacen en los márgenes, para recuperar a personas que se han marchado, para hacer signos a los que se han alejado, para festejar a los que vuelven. Sin embargo, la realidad cotidiana de la fe no tiene necesidad del milagro, porque tener parte en los bienes del padre ya es suficientemente maravilloso.

Al creyente no le está permitido separar entre lo mío y lo tuyo, porque a los ojos del amor paterno ambas cosas son una sola. No se narra la impresión que las palabras del padre produjeron en el «justo». Corresponde ahora a cada uno de nosotros seguir adelante para contar la historia hasta el final.

*

Hans Urs von Balthasar,
Tú tienes palabras de vida eterna,
Encuentro, Madrid 1998.

***

***

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“La mejor metáfora De Dios”. 24 Tiempo ordinario – C (Lucas 15,1-32)

Domingo, 11 de septiembre de 2022
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24-TO-C-600x388La parábola más conocida de Jesús, y tal vez la más repetida, es la llamada «parábola del padre bueno». ¿Qué sintieron los que oyeron por vez primera esta parábola inolvidable sobre la bondad de un padre preocupado solo por la felicidad de sus hijos?

Sin duda, desde el principio quedaron desconcertados. ¿Qué clase de padre era este que no imponía su autoridad?, ¿cómo podía consentir la desvergüenza de un hijo que le pedía repartir la herencia antes de morirse?, ¿cómo podía dividir su propiedad poniendo en peligro el futuro de la familia?

Jesús los desconcertó todavía más cuando comenzó a hablar de la acogida de aquel padre al hijo que volvía a casa hambriento y humillado. Estando todavía lejos, el padre corrió a su encuentro, le abrazó con ternura, le besó efusivamente, interrumpió su confesión y se apresuró a acogerlo como hijo querido en su hogar. Los oyentes no lo podían creer. Aquel padre había perdido su dignidad. No actuaba como el patrón y patriarca de una familia. Sus gestos eran los de una madre que trata de proteger y defender a su hijo de la vergüenza y el deshonor.

Más tarde salió también al encuentro del hijo mayor. Escuchó con paciencia sus acusaciones, le habló con ternura especial y le invitó a la fiesta. Solo quería ver a sus hijos sentados a la misma mesa, compartiendo un banquete festivo.

¿Qué estaba sugiriendo Jesús? ¿Es posible que Dios sea así? ¿Como un padre que no se guarda para sí su herencia, que no anda obsesionado por la moralidad de sus hijos y que, rompiendo las reglas de lo correcto, busca para ellos una vida dichosa? ¿Será esta la mejor metáfora de Dios: un padre acogiendo con los brazos abiertos a los que andan «perdidos» y suplicando a los que le son fieles que acojan con amor a todos?

Los teólogos han elaborado durante veinte siglos discursos profundos sobre Dios, pero ¿no es todavía hoy esta metáfora de Jesús la mejor expresión de su misterio?

José Antonio Pagola

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“Habrá alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta”. Domingo 11 de septiembre de 2022. 24º Ordinario

Domingo, 11 de septiembre de 2022
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49-ordinarioC24 cerezoLeído en Koinonia:

Éxodo 32, 7-11. 13-14: El Señor se arrepintió de la amenaza que había pronunciado:
Salmo responsorial: 50: Me pondré en camino adonde esta mi padre.
1Timoteo 1, 12-17: Cristo vino para salvar a los pecadores.
Lucas 15, 1-32: Habrá alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta.

Los textos de la liturgia de hoy nos presentan un variado abanico de temas entre los que podemos elegir para nuestra reflexión.

La parábola del padre misericordioso

Antes la llamábamos la parábola del hijo pródigo… Pero el principal protagonista en ella no son los hijos, sino el Padre, siempre lleno de misericordia, por encima de todo.

Con gestos y palabras Jesús expresa su predilección por aquellas personas que en su época eran consideradas “perdidas” a causa del pecado. La cercanía y el cariño manifestado hacia ellos era motivo de crítica por parte de quienes se erigían como garantes de la fe y la religión. Jesús justifica su manera de proceder dándonos a conocer lo que aprendió de su Padre. Sus palabras nos ayudan a entender que su vida es un reflejo del corazón de Dios.

La parábola de “un padre que tenía dos hijos” revela a Dios como un Padre que venera a sus hijos con amor entrañable. La compasión, la misericordia y la ternura son sus notas más características. El relato nos hace saber que Dios ama a sus hijos, que los acompaña en sus decisiones y sufre sus yerros; que aguarda esperanzado y con ansias su regreso; efusivo en sus demostraciones de cariño; que festeja con alegría el momento del reencuentro. ¿Qué habrán sentido los oyentes de la parábola al oír estas palabras? ¿Qué habrán experimentado al saber que Dios estaba contento por reencontrarse con los pecadores, tanto tiempo excluidos de la mesa fraterna? ¿Con qué personajes de la parábola se habrán identificado? ¿Qué habrán pensado unos y otros? ¿Era posible que Dios actuase así con todos? ¿Era necesario dejar en evidencia el reproche y la amargura de aquellos que creían conocer a Dios, pero se daban cuenta que habían errado también ellos en el modo?

Padres… y madres

La parábola también puede parecer un icono del amor que muchas madres tienen por sus hijos cuando se meten en problemas o pasan dificultades. Porque sobre todo en nuestro continente latinoamericano, muchos hogares populares tienen por cabeza de familia a la madre; el padre no está ahí para aguardar pacientemente a los hijos que se fueron.

Pensemos especialmente en aquellas mujeres sufridas de nuestro pueblo que luchan para que sus hijos salgan de la trampa de las adicciones o la delincuencia. ¡Cuánto dolor en su corazón de madres! ¡Cuánta incomprensión hacia ellas por parte de otros miembros de la familia, que no entienden su cariño! ¡Y cuánta alegría cuando ven que ellos retoman el rumbo correcto, que se recuperan, que salen de la muerte! ¡Con cuánto amor los cuidan y los sostienen hasta en los peores momentos! Pensemos también en las madres que no se cansan de buscar y pedir que regresen con vida sus hijos desaparecidos, víctimas de la violencia.

¿Se perdió una… o las 99?

Jesús habla de la pérdida de una oveja, y dice que lo normal es dejar por el momento las 99 en el redil y salir a buscar a la extraviada. Pero se está dando alguna situación en la que parece que las cifras se han invertido: serían casi 99 las que se extraviaron, y sólo quedan unas pocas en el redil.

Eso es lo que parece sugerir la realidad (que a veces iguala la ficción) en algunas latitudes eclesiales actuales, por ejemplo en el Norte de Europa y de América. Allí, en muchas partes, los cristianos andamos desconcertados. Piensan que una ola creciente de materialismo nos invade, que han muerto las viejas utopías, que una política monetarista y de realismo a ultranza se impone a todos los niveles. La sociedad parece secularizarse a marchas forzadas, y parece que la barca de Pedro zozobra… Muchos se han ido, y los hemos despedido con tristeza y resignación. Otros no entran en el aprisco, el panorama no les atrae. Quedamos unos pocos que, replegados sobre nosotros mismos, nos dedicamos a salvar-conservar lo que nos queda, ya que mucho se ha perdido. Da la impresión de que, efectivamente, se fueron las noventa y nueve ovejas, quedando sólo unas pocas, a cuya atención y conservación deberíamos dedicarnos por entero.

Como estamos en tiempos de «Iglesia en salida», es obvio que no vale el argumento de conservar los restos para justificar el no salir a la calle al encuentro de las 99. Pero tampoco servirá de mucho el salir a la búsqueda de esas 99, para volverles a presentar lo mismo, aquello de lo que ellos han querido alejarse. El caso es hoy más complejo: porque cuando se trata de un fenómeno tan masivo como es en el Norte de Europa y de América, no se puede seguir echando la culpa a la secularización… (No podemos maldecir la realidad sociológica: el mundo moderno es secular, y no va a poder ser de otra manera; lo que sí tendríamos que tener es una versión del cristianismo propia para el mundo secular, no pedir a las 99 que vuelvan a un redil del que culturalmente ya salieron hace tiempo).

En América Latina no estamos en esa situación todavía, aunque los observadores socio-religiosos insisten en que vamos también en esa dirección, que nadie piense que América es distinta. De hecho, Argentina, México, y las grandes metrópolis ya presentan síntomas (y números) claros.

Los diez mandamientos

La primera lectura nos presenta el tema de los diez mandamientos… Dios se los habría dado a Moisés para el pueblo de Israel, y después para los cristianos, e intencionalmente para toda la humanidad. Serían en fundamento de la moral. Sin ellos no sabríamos cómo conducirnos moralmente. Antes de ellos (sólo nuestra especie concreta tiene 200.000 años, pero los mandamientos del monte Sinaí no podrían tener en ningún caso más de 3.200) tal vez estuvimos en un estado de amoralidad animal…

No cabe duda de que los 10 mandamientos han jugado un papel importante en el judeocristianismo (como en otras religiones lo han jugado sus diversas formulaciones morales). Y todavía hoy para muchos cristianos son la referencia moral explícita de la voluntad de Dios. Pero tampoco cabe duda de que ya hay muchas personas cultas, estudiosas, conocedoras de la historia, de la arqueología, de la psicología… que se sienten mal si van a la misa y escuchan comentar esos textos como si fueran el relato fidedigno de una revelación divina que tuvo lugar en el Sinaí, a manos de Moisés, que seguiría siendo todavía hoy el fundamento de la moralidad humana… Quizá este malestar tenga mucho que ver con esas 99 ovejas que en algunas latitudes han abandonado el redil. Leer más…

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11.9.2022. Jesús no ha fundado una nueva religión establecida, sino una casa de pródigos

Domingo, 11 de septiembre de 2022
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5DC76446-3156-4E9B-8137-8DA08C462A22Del blog de Xabier Pikaza:

El evangelio de este Dom 24 (Lc 15, 1-32) es bien conocido. No voy a comentarlo. Por otra parte, Jesús no dice cómo acabará esta “historia”, sino que ha dejado la respuesta en nuestras manos.

Estrategia de Jesús

  Jesús edificó su iglesia con pródigos y hambrientos, enfermos, extranjeros y carentes,aquellos a quienes su misma pequeñez ha colocado al borde del camino: expulsados, marginados por razones de tipo social o religioso, formando así la iglesia samaritana.

En esa iglesia samaritana la primera “jerarquía” (autoridad de Dios) son los pródigos, con los niños y menores (como dice Mt 18).  El mismo Jesús plantea la alternativa: O crear una iglesia de sabios y prudentes, pero sin el Dios de Jesucristo, o ser iglesia de menores y pródigos que se abren y acogen a todos en su casa abierta (cf. Lc 10, 21‒22, en la línea Mt 25, 31‒46). (Texto de Diccionario de la Biblia).

  La parábola del hijo pródigo nos invita a crear una iglesia de “pródigos” a quienes el padre les abre y regale su casa, para iniciar en ella una fiesta de vida en la que caben todos. La iglesia de los grandes, hermanos mayores (que quieren dominar el mundo con métodos de ley) excluye a los pródigos.  Sólo una iglesia de pródigos abiertos a la vida puede abrir su casa a todos, incluso los grandes, pero convertidos. Así lo ha puesto dramáticamente de relieve el papa Francisco, no sólo en Evangelii Gaudium (2013), sino en Laudato si (2015).

Esta parábola es una revelación de la gracia de la vida, expresada en el Dios de Jesús, Padre prójimo.   

Esta es una parábola arriesgada, pues aquellos que perdonan e inician un camino de perdón pueden acabar siendo perseguidos, como Jesús, crucificado por romper (superar) la ley de los mayores (escribas‒fariseos…). Ese gesto mesiánico de Jesús puede y debe estructurarse en forma de comunidades de perdón y acogida, en una iglesia formada por aquellos que mantienen su recuerdo y camino (cf. Lc 24, 47; Jn 20, 23), una iglesia de pródigos, pero no contra los “grandes”, sino para todos, incluso los grandes.

          Esa iglesia sólo puede nacer del perdón, como dice la parábola y muestra la vida de Jesús, que ha proclamado y ofrecido el perdón como punto de partida, acogiendo en la casa del reino a los pródigos, sin exigirles conversión (que podrá venir después), en nombre del Dios que acoge y perdona (es decir, crea) en amor a los pródigos, no para dominarles mejor, sino para crear vida en amor, desde ellos y con ellos.

Ésta es la estrategia de Jesús, ésta es su alternativa: Él sabe que Dios no “juzga”, sino que ama y confía en que los hombres (los pródigos), siendo amados, seguirán amando a los demás, incluso a sus enemigos (los hermanos grandes). Por eso no funda una religión de pecado y perdón legal o sacrificio (como en el templo de Jerusalén), con sacerdotes superiores (grandes), sino una casa de liberación (comunión) y perdón desde los pródigos

‒ El primer gesto de Jesús, el más sencillo y profundo, es comer con “pecadores”(cf. Mc 2, 13-17; cf. Lc 15, 1-2), haciendo así casa con ellos.  Esas comidas son un dato esencial de su historia, y nos sitúan en la línea de todo su mensaje.  Comer es acoger al hambriento (como el hijo pródigo que viene con hambre), y es, al mismo tiempo, perdonar (reconciliarse), formando así una casa‒comunión donde quepan todos, partiendo del pan.

‒ Jesús no solo come con pecadores, sino que cura y perdona a los enfermos, como paralítico(Mc 2, 1-10), haciéndole capaz de caminar, cuando le dice: ¡Hijo, tus perdonados te son tus pecados! La curación verdadera de la vida es el perdón, la reconciliación con Dios que se expresa en la reconciliación con los hermanos, suscitando así una humanidad liberada (sanada) para comunión de amor.

Sólo el perdón libera y funda comunión entre los hombres,

 rompiendo la barrera que separa a los hermanos, no el perdón, no el perdón de los que se creen grandes, sino el de los pródigos y pobres, un  perdón universal y gratuito, gozoso, de Dios padre, el perdón de los pródigos que acogen en su casa (iglesia) a los mismos grandes que les critican y quieren expulsar, como el fariseo de otra parábola de Lucas, que invoca a Dios más o menos así:

“Gracias te doy Padre, porque oro y porque ayuno, y además porque puedo perdonar a gente como esa, a ese mal publicano”. (cf. Lc 18, 9‒14)

En contra de esa pretendida oración de fariseos y escribas como los que critican a Jesús en Lc 15, 1‒2, la oración de los hermanos pródigos perdonados por Dios, puede y debe acoger, perdonar y curar a los “justos” fariseos, conforme al discurso de misión de Mc 6, 1‒13; Lc 9, 1‒6 y al Padrenuestro (Mt 6, 9‒13; Lc 11, 2‒5). Tras haber pedido a Dios que llegue el Reino (y que haya pan), los pródigos se atreven a decirle que perdone todas sus deudas (y/o pecados), como ellos se perdonan entre sí y perdonan a los ricos (es decir, a los mayores que quieren imponerse sobre ellos).

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Cuatro actitudes ante los pecadores. Domingo 24 Ciclo C.

Domingo, 11 de septiembre de 2022
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hijo prodigoDel blog El Evangelio del Domingo, de José Luis Sicre:

Por una extraña coincidencia, las tres lecturas de este domingo hablan del perdón a los pecadores.

Moisés: intercesión

            Según el libro del Éxodo, Moisés pasó cuarenta días en la cumbre del monte Sinaí hablando con Dios. Demasiado tiempo para el pueblo, que termina pensando que ha muerto. En busca de algo que le ofrezca garantía y seguridad, convence al sacerdote Aarón para que fabrique un becerro de oro. En el Antiguo Oriente, el toro era un símbolo muy adecuado para representar la fuerza y vitalidad de un dios, y por eso los israelitas proclaman: «Este es tu dios, Israel, el que te sacó de Egipto».

            Sin embargo, construir imágenes de Dios es una forma de intentar manipularlo. A la imagen se la puede premiar o castigar; se la puede ungir con perfumes y ofrecer regalos si Dios me concede lo que quiero, o se la puede privar de todo si no me lo concede. Además, la imagen destruye el misterio de Dios reduciéndolo a un objeto visible.

            ¿Cómo reaccionará el Señor ante este pecado? El relato no carece de cierto humor. Dios se muestra indignado, pero no actúa. Al contrario, provoca a Moisés para que interceda por el pueblo. Como un padre que, indignado con su hijo, le dice a su esposa que piensa castigarlo para que ella interceda y le anime a perdonar.

            Las palabras que dirige a Moisés: «se ha pervertido tu pueblo, el que sacaste de Egipto» recuerdan a las que tantas veces dice un marido a su mujer: «tu hijo…», como si no fuera también suyo. Como si Israel no fuera el pueblo de Dios y no hubiera sido él quien lo sacó de Egipto. El tono humorístico, dentro de la tragedia, alcanza su punto culminante cuando Dios le pide permiso a Moisés para terminar con el pueblo: «Déjame, mi ira se va a encender contra ellos hasta consumirlos. Y de ti haré un gran pueblo».

            Pero Moisés no se deja tentar por la promesa de ese nuevo gran pueblo. “El que ahora guío ˗le responde a Dios˗ aunque sea pervertido y de dura cerviz, es tu pueblo, el que sacaste de Egipto con gran poder y mano robusta. No me eches a mí la culpa y acuérdate de lo que prometiste a Abrahán, Isaac y Jacob”. Bastan estas pocas palabras para que el Señor se arrepienta de la amenaza.

            Dos grandes enseñanzas en este breve relato: 1) lo fácil que es convencer a Dios para que perdone; 2) el responsable de la comunidad nunca debe rechazarla por más pervertida que pueda parecer; su postura debe ser la de Moisés, recordando lo bueno que hay en ella y defendiéndola.

En aquellos días, el Señor dijo a Moisés:

– «Anda, baja del monte, que se ha pervertido tu pueblo, el que tú sacaste de Egipto. Pronto se han desviado del camino que yo les había señalado. Se han hecho un novillo de metal, se postran ante él, le ofrecen sacrificios y proclaman:

“Éste es tu Dios, Israel, el que te sacó de Egipto.”»

Y el Señor añadió a Moisés:

– «Veo que este pueblo es un pueblo de dura cerviz. Por eso, déjame: mi ira se va a encender contra ellos hasta consumirlos. Y de ti haré un gran pueblo.»

Entonces Moisés suplicó al Señor, su Dios:

– «¿Por qué, Señor, se va a encender tu ira contra tu pueblo, que tú sacaste de Egipto con gran poder y mano robusta? Acuérdate de tus siervos, Abraham, Isaac y Jacob, a quienes juraste por ti mismo, diciendo:

“Multiplicaré vuestra descendencia como las estrellas del cielo, y toda esta tierra de que he hablado se la daré a vuestra descendencia para que la posea por siempre.”»

Y el Señor se arrepintió de la amenaza que había pronunciado contra su pueblo.

Los seglares piadosos y los teólogos: rechazo y crítica

«En aquel tiempo, solían acercarse a Jesús los publicanos y los pecadores a escucharle. Y los fariseos y los escribas murmuraban entre ellos: Ése acoge a los pecadores y come con ellos.»

            La lección de Moisés, intercediendo por los pecadores, no la han aprendido los teólogos de la época (los escribas) ni los seglares piadosos (fariseos). Son partidarios de una separación radical de buenos y malos que excluya cualquier contacto entre ellos. Y, dentro de los malos, los peores son los publicanos, explotadores al servicio de Roma, y los pecadores, gente que no va a la sinagoga el sábado, no ayuna, no reza tres veces al día, no paga el tributo al templo ni los diezmos, no observa las leyes de pureza, etc.

            Pero lo interesante es que escribas y fariseos no se indignan con los pecadores sino con Jesús, porque los acoge y come con ellos. No debe extrañarnos demasiado. ¿Qué dirían muchos católicos, obispos incluidos, si viesen hoy día a Jesús tomándose una cerveza en la sede de LGTBI?

Jesús: alegría y acogida

            A la murmuración y la crítica de sus adversarios Jesús no responde con un ataque durísimo a su hipocresía sino contando tres parábolas (la oveja perdida, la moneda perdida y los dos hermanos), que insisten las tres en la alegría de Dios por la conversión de un solo pecador.

            ‒ Si uno de vosotros tiene cien ovejas y se le pierde una, ¿no deja las noventa y nueve en el campo y va tras la descarriada, hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, se la carga sobre los hombros, muy contento; y, al Regar a casa, reúne a los amigos y a los vecinos para decirles: ¡Felicitadme!, he encontrado la oveja que se me había perdido. Os digo que así también habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse.

            Y si una mujer tiene diez monedas y se le pierde una, ¿no enciende una lámpara y barre la casa y busca con cuidado, hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, reúne a las amigas y a las vecinas para decirles: ¡Felicitadme!, he encontrado la moneda que se me había perdido. Os digo que la misma alegría habrá entre los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta.


También les dijo:

            ‒ Un hombre tenía dos hijos; el menor de ellos dijo a su padre: “Padre, dame la parte que me toca de la fortuna.” El padre les repartió los bienes.

            No muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo, emigró a un país lejano, y allí derrochó su fortuna viviendo perdidamente. Cuando lo había gastado todo, vino por aquella tierra un hambre terrible, y empezó él a pasar necesidad. Fue entonces y tanto le insistió a un habitante de aquel país que lo mandó a sus campos a guardar cerdos. Le entraban ganas de llenarse el estómago de las algarrobas que comían los cerdos; y nadie le daba de comer. 

            Recapacitando entonces, se dijo: “Cuántos jornaleros de mi padre tienen abundancia de pan, mientras yo aquí me muero de hambre. Me pondré en camino adonde está mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo: trátame como a uno de tus jornaleros.”

            Se puso en camino a donde estaba su padre; cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió; y, echando a correr, se le echó al cuello y se puso a besarlo. Su hijo le dijo: “Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo. ” Pero el padre dijo a sus criados: “Sacad en seguida el mejor traje y vestido; ponedle un anillo en la mano y sandalias en los pies; traed el ternero cebado y matadlo; celebremos un banquete, porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado.” 

            Y empezaron el banquete.

            Su hijo mayor estaba en el campo. Cuando al volver se acercaba a la casa, oyó la música y el baile, y llamando a uno de los mozos, le preguntó qué pasaba. Éste le contestó: “Ha vuelto tu hermano; y tu padre ha matado el ternero cebado, porque lo ha recobrado con salud.” Él se indignó y se negaba a entrar; pero su padre salió e intentaba persuadirlo. Y él replicó a su padre: “Mira: en tantos años como te sirvo, sin desobedecer nunca una orden tuya, a mí nunca me has dado un cabrito para tener un banquete con mis amigos; y cuando ha venido ese hijo tuyo que se ha comido tus bienes con malas mujeres, le matas el ternero cebado.” El padre le dijo: “Hijo, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo: deberías alegrarte, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado.”

            La parábola de los dos hermanos (conocida con el título equivocado de “el hijo pródigo”) es la que más encaja con el problema inicial. El hermano menor representa a publicanos y pecadores, el mayor a escribas y fariseos. Quien lee la parábola sin prejuicios, se escandaliza de la conducta del padre, que malcría a su hijo menor mientras se muestra duro y exigente con el mayor. Este escándalo es el mismo que experimentaban los fariseos y escribas con Jesús. Y es el que él quiere que superen pensando en el amor y la alegría que siente Dios como padre que recupera un hijo perdido. El que no vea a Dios como padre, sino como legislador, obsesionado porque se cumplan sus leyes, nunca podrá comprender esta parábola ni la vida y el mensaje de Jesús.

            La parábola nos ayuda al mismo tiempo a autoevaluarnos. A veces nos portamos con Dios como el hijo pequeño que se marcha de la casa y sólo vuelve cuando le interesa; otras, en circunstancias familiares difíciles, actuamos como el padre, perdonando y aceptando lo inaceptable; otras, como el hermano mayor, condenamos al que no se comportan adecuadamente y evitamos el contacto con él. Conviene repasar la propia historia desde estos tres puntos de vista y ver cuál predomina.

Dios: compasión

            Los textos anteriores enseñan a través de relatos (Éxodo) y parábolas (evangelio), la segunda lectura cuenta la experiencia personal de Pablo. Él, fariseo de pura cepa, termina descubriéndose como «un blasfemo, un perseguidor y un violento». Ha maldecido a Jesús, ha metido en la cárcel a los cristianos, ha querido exterminarlos. «Pero Dios tuvo compasión de mí… Dios derrochó su gracia en mí… Jesús se compadeció de mí». La experiencia de Pablo, en mayor o menor grado, es la de cualquiera de nosotros. Y nuestra reacción debe ser también la suya de servicio y alabanza a Dios.

            Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo 1, 12-17

Querido hermano:

Doy gracias a Cristo Jesús, nuestro Señor, que me hizo capaz, se fió de mí y me confió este ministerio. Eso que yo antes era un blasfemo, un perseguidor y un insolente. Pero Dios tuvo compasión de mí, porque yo no era creyente y no sabía lo que hacía. El Señor derrochó su gracia en mí, dándome la fe y el amor en Cristo Jesús. Podéis fiaros y aceptar sin reserva lo que os digo: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, y yo soy el primero. Y por eso se compadeció de mi: para que en mí, el primero, mostrara Cristo Jesús toda su paciencia, y pudiera ser modelo de todos los que creerán en él y tendrán vida eterna. Al Rey de los siglos, inmortal, invisible, único Dios, honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.

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Domingo XXIV del Tiempo Ordinario. 11 septiembre, 2022

Domingo, 11 de septiembre de 2022
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Solían acercarse a Jesús los publicanos y pecadores a escucharle.

Jesús les dijo esta parábola:

Si una mujer tiene diez monedas y se le pierde una, ¿no enciende una lámpara y barre la casa con cuidado, hasta que la encuentra?”

 (Lc 15, 1-10)

 

El evangelio de este domingo nos pone dos ejemplos de escucha. La escucha de los publicanos y pecadores y la escucha de los fariseos y escribas.

La escucha de los fariseos y escribas.

Estos últimos son “mensajeros” de críticas, están al acecho de lo que Jesús hace y dice, tienen el corazón enfermo, amargado, no pueden escuchar, oyen y al oír desatan un parloteo interior, un desenfoque de la realidad.

La mente nos agita, engendra ambición, no deja perdonar, nos agarrota con ruidos que nos hacen personas duras, sin capacidad de acoger, de perdona; nos atiborra de ruidos, de orgullo; nos hace sentirnos “las mejores”.

La escucha de los publicanos y pecadores.

El otro ejemplo, el de los publicanos y pecadores que se acercan a Jesús para escucharle. Escuchar con la cabeza y con el corazón. Se acercan a Jesús para escucharle. Es un modo, un talante de ser y de vivir. Dicen los místicos que el camino más largo de recorrer en la vida es un camino muy corto, el que va de la cabeza al corazón.

Cuando llegamos al corazón nos invita con suavidad a escuchar. Y es una llamada a buscar lo que hemos perdido, la “moneda perdida” que es muchas veces la paz del corazón. Sentirnos vulnerables, nos llama a escuchar al Maestro, al Señor Jesús. Quien se abre a la escucha de Jesús, se abre a la plenitud.

Quien con sencillez escucha, siente “cosquilleos” en el corazón, y como la mujer de la parábola, necesitamos comunicar lo que sentimos y decir a quienes nos rodean: ¡felicitadme! He encontrado lo que buscaba: el Espíritu de Dios.

Oración

Padre bueno,

que nos has enviado a Jesús:

nuestra gratitud.

Jesús, Tú nos hablas,

nos invitas a la escucha,

silencia nuestro corazón.

Santo Espíritu,

que nos iluminas y fortaleces.

Sólo podemos decir:

¡Hágase en mí tu voluntad! Amén

*

Fuente:  Monasterio Monjas Trinitarias de Suesa

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Para Dios nadie está perdido

Domingo, 11 de septiembre de 2022
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buenpastor6

DOMINGO 24(C)

Lc 15

Hoy leemos el c. 15 de Lc, que empieza exponiendo el contexto en que se desarrollan las tres parábolas: la oveja, la moneda y el hijo perdidos. Todos los publicanos y pecadores se acercaban a él. Los fariseos critican a Jesús por esto. Las tres parábolas son una respuesta de Jesús a esas murmuraciones. Los fariseos pensaban acercarse a Dios a través del cumplimiento de la Ley. Tantas veces se nos ha inculcado la obligación de buscar a Dios por ese camino, que nos quedamos alelados cuando Jesús nos dice que es Él el que nos busca.

A pesar de la radicalidad del domingo pasado (odia a tu familia, ama la cruz, renuncia a todo), hoy nos dice el evangelio que los “pecadores” se acercaban a Jesús. Es la mejor demostración de que no lo entendieron como rigorismo, sino como acogida entrañable. Los fariseos y letrados se acercaban también, pero para espiarle y condenarle. No podían concebir que un representante de Dios pudiera mezclarse con los “malditos”. El Dios de Jesús está radicalmente en contra del sentir excluyente de los fariseos.

Las parábolas no necesitan explicación alguna, pero exigen implicación. El dios que nos hemos fabricando a nuestra imagen tiene que saltar por los aires. Atreverse a romper el ídolo es la tarea más complicada de todo ser humano. El Dios de Jesús se identifica con cada una de sus criaturas haciéndolas participes de todo lo que él es. No somos nosotros los que tenemos que “convertirnos” a Dios, porque Él está siempre vuelto hacia cada uno de nosotros. No puede esperar nada de nosotros, pero nosotros, todo lo recibimos de Él.

Las tres parábolas que hemos leído van en la misma dirección. No solo nos invitan a la confianza en un Dios que nos busca con amor sino que trastocan radicalmente la idea de Dios, la idea de pecador y de justo. Si comparamos la primera lectura con el evangelio, descubriremos el abismo que existe entre una concepción y otra. Pero se trata de sustituir conceptos religiosos, que son los más difíciles de desarraigar. Después de veinte siglos, seguimos teniendo la misma dificultad a la hora de cambiar nuestro concepto de Dios.

Jesús no pudo expresar toda su experiencia de Dios pero podemos descubrir en su mensaje, rasgos definitivos del verdadero Dios. El Dios de Jesús es, sobre todo, Abba, padre y madre que se entrega incondicionalmente a sus criaturas. Es amor, misericordia y compasión. No el ser poderoso que espera de nosotros vasallaje. Nada del juez que analiza con meticulosidad nuestras acciones. Nada del impasible que defiende su honor por encima de todo. Las tres parábolas insisten en la búsqueda, por su parte, del hombre, aunque se haya extraviado.

Hoy podemos apuntar a Dios con mucha más precisión que los evangelios, porque tenemos mejor conocimiento del hombre y del mundo. Hoy sabemos que Dios no es un ser, ni siquiera el más sublime de todos los seres. Lo que es, lo ha dejado plasmado en cada una de sus criaturas. Dios no puede ser aislado de la creación. No es ni cada criatura ni el conjunto de lo creado; pero tampoco es algo al margen, que se encuentra en alguna parte fuera de la creación. El concepto de creación que hemos manejado hasta la fecha debemos superarlo. La creación es la manifestación de Dios que no exige un principio temporal.

El Dios de Jesús es don absoluto y total. No un don como posibilidad, sino un don efectivo y ya realizado, porque es la base y fundamento de todo lo que somos. Al decir que es Amor (ágape) estamos diciendo que ya se ha dado totalmente y que no le queda nada por dar. Es ridículo querer comprender a Dios poniendo como ejemplo la bondad de los seres humanos. Jesús no vino a salvar, sino a decirnos que estamos salvados. Un lenguaje sobre Dios, que suponga expectativas sobre lo que Dios puede darme o no darme, no tiene sentido.

Si somos capaces de entrar en esta comprensión de Dios, cambiará también nuestra idea de “buenos” y “malos”. La actitud de Dios no puede ser diferente para cada uno de nosotros, porque es anterior a lo que cada uno puede hacer o no. El Dios que premia a los buenos y castiga a los malos es una aberración incompatible que el espíritu de Jesús. Dios no nos ama porque somos buenos, al contrario, somos “buenos” porque hemos descubierto lo que hay de Dios (Amor) en nosotros. Somos “malos” porque no hemos descubierto a Dios.

Alguno puede pensar que aceptar la misericordia de Dios invita a escapar de la responsabilidad personal. Si Dios me ama igual cuando soy bueno que cuando fallo, no merece la pena esforzarse. Esta reflexión indica que no hemos entendido nada del evangelio. Nada más contrario a la predicación de Jesús. La misericordia de Dios es gratuita, infinita y eterna, pero no puede afectarme hasta que yo no la acepto. Creer que puedo acogerme a la misericordia sin responder a su bondad, es entender la relación con Dios de una manera jurídica y externa. La actitud de Dios para conmigo debe ser el motor de cambio en mí.

Para nosotros la máxima expresión de misericordia es el perdón. Entender el perdón de Dios tiene una dificultad casi insuperable, porque nos empeñamos en proyectar sobre Dios nuestra propia manera de perdonar. Nuestro perdón es una reacción a la ofensa del otro. En cambio, el perdón de Dios es anterior al pecado. Dios es solo amor, pero ese amor llega a nosotros como perdón cuando nos sentimos perdonados, por eso para nosotros está siempre unida al pecado. Para aclararnos un poco, vamos a examinar dos conceptos: cómo podemos entender el perdón de Dios y cómo podemos entender el pecado.

Dios solo puede amar. Decimos que Dios ama porque Él es amor, no porque las cosas o las personas sean amables. Dios no ama las cosas porque son buenas, sino que las cosas son buenas porque Dios las ama. El perdón en Dios significa que su amor no acaba cuando nosotros fallamos, como pasa entre los hombres. Si nosotros amamos unas criaturas y no otras, se debe a nuestra ceguera, a nuestra ignorancia. Ahora comprenderéis lo equívoco de nuestro lenguaje sobre Dios cuando hablamos de su perdón como un acto puntual.

Es ridículo pensar que podamos ofender a Dios. La incapacidad de los cristianos para aceptar los fallos se debe a que los identificamos con la persona misma. La persona es una cosa y sus acciones otra. El pecado es siempre fruto de la ignorancia. Para que la voluntad se incline a un objeto, tiene que presentarse como bueno. El entendimiento puede ver una cosa como buena, siendo en realidad mala. Esta es la causa de nuestros fallos. Para superar una actitud de pecado, no debemos apelar a la voluntad, sino al entendimiento.

Si las reflexiones que acabamos de hacer, son ciertas, ¿de qué sirve la confesión? Mal utilizada, para nada. Pero es el hallazgo más interesante de los dos mil años de cristianismo porque responde a una necesidad humana. Somos nosotros, no Dios, quienes necesitamos la confesión como señal de su perdón. La confesión no es para que Dios nos perdone, sino para que nosotros descubramos el mal que hemos hecho y aceptemos el amor de Dios que llega a nosotros sin merecerlo. La confesión es el signo de que Dios ni me falla ni puede fallarme.

 

Meditación-contemplación

El amor de Dios es anterior a mi propio ser.
Todo lo que soy depende de ese don gratuito de Dios.
Deja que ese Ágape se manifieste a través de tu ser.
Tengo que dejarme encontrar por ese Dios.
Tengo que sentir su energía y dejar que me inunde.
Dios en mí es fuerza trasformadora.

 

Fray Marcos

Fuente Fe Adulta

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La psicología del pecado.

Domingo, 11 de septiembre de 2022
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HIJO-PRODIGO

Lc 15, 1-32

«Padre, dame la parte de la hacienda que me corresponde»

El capítulo quince de Lucas expresa de forma sencilla la esencia misma de la buena noticia. A través de las tres parábolas que lo componen, Jesús nos dice que Dios no es el que nos juzga, el que nos aparta de sí por causa de nuestros pecados y nos condena si hemos pecado. Dios es el que nos busca cuando estamos perdidos; el que sale cada atardecer al camino a esperar nuestro regreso; el que nos restituye a nuestra condición de Hijos sin que medie ningún mérito para ello.

El protagonista indiscutible de la parábola del hijo pródigo es el paterfamilias que da al traste con su dignidad y la mitad de su hacienda porque ha recuperado al hijo que estaba perdido, pero hoy queremos extraer de este texto universal una enseñanza sobre la psicología del pecado.

En primer lugar, el pecado es error. El hijo pequeño se va porque piensa que va a vivir mejor lejos de la casa de su padre, pero se equivoca y arruina su vida.

Nuestra condición humana se ve atraída por lo que no le conviene y es propensa a engañarse acerca del bien y el mal. Nos apetece lo que no merece la pena; nos fascina lo que nos perjudica. Por eso, nuestra condición de pecadores significa, básicamente, que no sabemos distinguir; que nos sentimos atraídos por cosas que nos parecen buenas, pero que estropean nuestra vida y hacen daño a los demás. Una buena definición de pecado podía ser ésta: “Preferir el mal engañados por su apariencia de bien”.

Pero no cabe duda de que el pecado tiene también una componente de debilidad, de esclavitud, que, unida al error, nos arrastra a perder la dignidad e incluso la identidad; como le ocurre al hijo de la parábola. Pablo, en su carta a los romanos, se lamenta amargamente de ello: «Realmente, mi proceder no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino que hago lo que aborrezco. Y, si hago lo que no quiero, en realidad ya no soy yo quien obra, sino el pecado que habita en mí»

«Me esclaviza la ley del pecado», dice Pablo en esa misma carta. El evangelio no nos considera libres sin más, sino esclavos del pecado, y desde esa óptica, el papel de Dios no es el del juez que juzga a personas libres y responsables, sino el del padre que ayuda a sus hijos a que vean mejor y se liberen de sus cadenas.

Finalmente, también podemos concebir el pecado como una pesada carga de la que Dios quiere librarnos. Como decía Ruiz de Galarreta: «Habitualmente hablamos del pecado cometido, pero rara vez del pecado padecido». Jesús nos libera de esa carga proponiéndonos un modo de vida mucho más atractivo que el que nos ofrece el mundo; nos descubre un tesoro escondido que, cuando alguien lo encuentra, renuncia a todo lo demás porque todo lo demás deja de tener valor para él.

Miguel Ángel Munárriz Casajús

Para leer el comentario que José E. Galarreta hizo en su momento, pinche aquí

Fe Adulta

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¿Creemos en el Dios Abbá de Jesús? ¿Nos sentimos hijos e hijas?

Domingo, 11 de septiembre de 2022
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hijo-prodigoLucas 15, 1-32

Nuestro Dios es siempre el que sale al encuentro, el que abraza, acoge, carga sobre sí y siente su corazón tan feliz y lleno de alegría al recuperar a uno solo de sus hijos e hijas, que no puede guardarla solo para sí y organiza una fiesta. ¿Vivimos la alegría de experimentarnos hijos e hijas?

Nos encontramos en este evangelio con dos tipos o grupos de personas muy definidos en el evangelio y en la sociedad de Jesús. Grupos muy distintos entre sí. Los publicanos y pecadores, a ambos se los considera perdidos, alejados de Dios y no cumplidores de la Ley. Y los escribas y fariseos, conocedores y cumplidores de la Ley, oficialmente buenos religiosos,  convencidos ellos mismos de ser “puros”  e intachables.

Estos dos grupos se acercan a Jesús de manera muy distinta. Los primeros van a escucharle, admirados y esperanzados ante sus palabras. Los segundos le critican y murmuran. Se acercan para echarle algo en cara o plantearle cuestiones que le pongan en una situación difícil. En esta ocasión, nos dice el evangelio, le acusan de ser amigo de los pecadores, de acogerlos y comer con ellos.

Comer con alguien, entre los judíos era signo de compartir la vida, de  amistad. No se invitaba a comer a cualquiera, en cualquier sitio, como podemos hacer hoy. Se invitaba a casa, de alguna forma se le daba entrada a la vida de la familia. Y esto, para extrañeza de los que se creían cumplidores de la Ley lo hacía Jesús con los pecadores. Jesús, el maestro, en quien algunos ponían las esperanzas reservadas al Mesías, al enviado de Dios.

Este es el escenario que enmarca las palabras de Jesús, ese mensaje largo de este domingo que va dirigido, tanto a los que se le acercan a escucharle con el corazón abierto como a los que se han acercado a criticarle. A todos responde con estas tres parábolas:

  • La del pastor que tiene cien ovejas y se le pierde una
  • La de la mujer que tiene diez monedas y pierde una
  • La del hijo pródigo.

Lo primero que puede sorprendernos es que Jesús no rebate la acusación, ni explica por qué se porta así con los pecadores. Jesús va al fondo de la cuestión: ¿Cómo es Dios? ¿Cómo es el Dios en quien creemos? Porque en definitiva lo que están cuestionando los escribas y fariseos es: ¿Quién es Dios? ¿Cómo se comporta con los hombres? ¿No está Dios solamente cerca de los que “cumplen” la ley?… Y Jesús responde revelando el verdadero rostro de Dios, el auténtico protagonista de estas parábolas. Las tres nos dicen que nuestro Dios:

  • Es el pastor que, entendiendo muy poco de matemáticas, deja noventa y nueve ovejas y sale a buscar a la que se ha perdido, o se ha escapado, o se ha querido esconder…
  • Es la mujer que no se conforma con asegurar las nueve monedas sino que revuelve toda la casa porque ha perdido una
  • Y es el Padre que por encima del dolor que le haya podido producir la marcha de su hijo y el ver como despilfarra sus bienes sale continuamente al camino a esperarle.

En los tres casos es el que sale al encuentro, el que busca, abraza, acoge, carga sobre sí y siente su corazón tan feliz y lleno de alegría al recuperar a uno solo de sus hijos e hijas, que no puede guardarla solo para sí y organiza una fiesta. El Dios Abbá “misericordioso con todos, que hacer salir el sol sobre buenos y malos y envía la lluvia sobre justos e injustos” (Mt 5, 45)

En ninguna parábola se nos narra un reproche, un “ya te lo dije”, “te avisé que…” Ni siquiera expresa su perdón, ni pide cambio de conducta… es sin duda chocante. ¿Cuántos de nosotros tratamos así a nuestros hijos, alumnos, amigos…? Es más, ¿nos tratamos así a nosotros mismos? O aún más importante, ¿nos creemos de  verdad que nuestro Dios, nuestro Abbá nos trata así?

¿Esperamos que vaya a buscarnos porque estamos perdidos, que nos abrace cuando nos dejamos encontrar, que nos restituya y nos siga tratando como a hijos, sin ni siquiera pedirnos cuentas?

Al escuchar estas parábolas, es fácil comprender la alegría que invadiría a los que se sentían pecadores y el malestar y enfado en el que caerían los que se creían mejores. El mismo Lucas, quizá para prevenir también a los primeros cristianos, nos lo dibuja en la persona del “hijo mayor” el bueno, el que nunca se ha ido de la casa del padre, el que no ha dejado el rebaño, el que nunca se ha perdido…

Este, posiblemente esperaba que el padre castigara al “mal hijo”, que le llamara al orden, quizá que lo perdonara y lo acogiera de vuelta también, pero que haga una fiesta… ¡hasta ahí podíamos llegar! Y aquí sale esa amargura y dolor: “Yo siempre, yo he hecho, yo… Y a mí nunca me has dado…”

No, no es malo el hermano mayor. El Padre con infinito amor y ternura tampoco le recrimina a él, solo le hace ver “Hijo mío, todo lo mío es tuyo, tu siempre estás conmigo…”. No es malo, lo que le pasa es que no se siente hijo.  Calcula, obedece, pero no ha descubierto el amor inmenso de su padre hacia él mismo, no porque sea bueno, solo porque es hijo. Esta es la Buena Noticia de Jesús, su evangelio, somos hijos de un Dios que es nuestro Padre y Madre. Imagen que choca con la imagen de Dios que muchos tenían en su tiempo.

Y ahora es bueno que nos preguntemos, ¿cómo me siento yo al leer esto? ¿Me entusiasma saber que soy amado, que soy amada así?  ¿Qué el amor que Dios me tiene no me lo estoy ganando, y por tanto no lo voy a perder, aunque me “pierda” o me “vaya”?

Lo importante es que nos dejemos grabar a fuego en nuestros corazones esta realidad del amor que Dios nos tiene.

Lo importante es vivir la experiencia de ser hijos e hijas. Porque perdernos, nos hemos perdido y nos vamos a perder muchas veces. Irnos, también nos hemos ido y  nos vamos a ir, pero si en el fondo de nosotros mismos está esta experiencia, de ser hijos e hijas amadas, volveremos, nos pondremos en camino para volver al corazón de Aquel que ya está en camino para encontrarnos y nos espera con los brazos abiertos.

Mª Guadalupe Labrador Encinas. Fmmdp

Fuente Fe Adulta

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Gratuidad y Alegría.

Domingo, 11 de septiembre de 2022
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4D7C3018-E426-452A-9968-CB2740799D82Domingo XXIV del Tiempo Ordinario

11 septiembre 2022

Lc 15, 1-10

Muchos de nosotros hemos sido educados en la idea del mérito y el ideal de perfección. No dudo de que nuestros educadores, formados también en esas mismas claves, lo hicieron con la mejor intención.

Sin embargo, ambas claves conllevan riesgos graves, ya que, en la práctica, refuerzan el voluntarismo, el moralismo, el orgullo espiritual, el fariseísmo, la represión -y el consiguiente descuido- de la propia sombra, el juicio rápido a los otros -a quienes se mide con la vara del mérito y de la “perfección”- y el olvido de la gratuidad como dimensión básica de la existencia.

Estos elementos permiten captar la ironía de Jesús cuando habla de “los justos que no necesitan arrepentirse”. Quienes se hallan asentados en el pedestal de la “perfección” -quienes se creen “justos”- no pueden sino mirar con desprecio a los “pecadores”. Sin advertir que en ellos mismos ha desaparecido la actitud más clara de madurez -o de perfección bien entendida-: la gratuidad. Por el contrario, quienes reconocen y aceptan su propia sombra no caerán en la trampa de creerse por encima de los demás. El autoconocimiento constituye, sin duda, la mejor escuela de humildad.

Quien sabe que todo es gracia, aun valorando el esfuerzo e incluso el mérito, no hace de estos el “ideal” de vida, sino que vive en apertura, disponibilidad y gratitud, sin apropiarse de algo que no es suyo.

La vivencia de la gratuidad es, al mismo tiempo, la fuente de la alegría. Alegría que desaparece cuando predomina la apropiación y la dinámica del ego. Y es sustituida por la sensación de carga, la tensión y, con frecuencia, por el resentimiento más o menos amargado.

Para quien recibe todo como regalo y aprende a vivir diciendo “” a la vida, se abre el manantial de la alegría y de la compasión. O, como dice Jesús, la “alegría en el cielo”.

¿Qué lugar ocupa la gratuidad en mi vida?

Enrique Martínez Lozano

Fuente Boletín Semanal

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Cuando todo está perdido, allí está Dios.

Domingo, 11 de septiembre de 2022
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Rembrandt_Harmensz._van_Rijn_-_The_Return_of_the_Prodigal_SonDel blog de Tomás Muro La Verdad es libre:

01.- Algunas notas previas.

– Estas tres parábolas constituyen el evangelio del Evangelio, el núcleo central del mensaje de Jesús, del cristianismo.

– Es un evangelio, es la buena noticia, dicha de tres modos distintos. Son las tres parábolas de la misericordia.

– Estas tres parábolas están tejidas de infinidad de aspectos, actitudes y todos muy valiosos. Las hemos meditado y podemos volver sobre estas parábolas mil veces en nuestra vida.

         Fijémonos hoy en el eje o esquema sobre el que están construidas las tres parábolas:

  • Alguien se pierde en la vida.
  • Un Dios que sufre hasta que encuentra lo perdido.
  • La fiesta, la alegría que causa el encuentro.

02.- Cuando nos hemos perdido

En la parábola del hijo pródigo: un padre tenía dos hijos. Dos fueron Caín y Abel: es decir, toda la descendencia de la humanidad.

         Nosotros podemos ser (¿somos?) la oveja que ha marchado del redil del pueblo, de la familia, de “nosotros mismos”. Podemos ser ese dracma que se ha desgajado de la iglesia, de la vida eclesial o de la familia, o que hacemos nuestra vida por libre en la comunidad. Tal vez somos seres humanos alejados de la humanidad, de la convivencia.

         Quién sabe si estamos perdidos en la vida: nuestra psicología se halla descolocada, podemos andar descentrados afectivamente, quizás no sabemos dónde pisamos ideológicamente, sin un “redil cristiano” o religioso habitable, tal vez vivimos a descampado sin poder asumir nuestras limitaciones, nuestras situaciones familiares. Quizás hemos perdido la ilusión y la esperanza; tal vez estamos perdiendo la salud, las facultades

03.-Cuando y donde todo está perdido, está Dios.

         Hay situaciones en la vida en las que “tocamos fondo” y no podemos salir: física, moral, psíquicamente nos podemos ver hundidos. En esa profundidad está Dios. Y Dios nos conoce en esos bajos fondos.

Señor, tú me sondeas y me conoces;
me conoces cuando me siento o me levanto,
de lejos penetras mis pensamientos;
distingues mi camino y mi descanso,
todas mis sendas te son familiares.
(Salmo 138)

Cuando todo está perdido, allí está Dios con nosotros. Y lo decisivo es que Dios esté con nosotros. Otras cuestiones eclesiásticas: litúrgicas, dogmáticas, etc., son de menor importancia.

El Dios de Jesús no se queda tan tranquilo ante nuestros hundimientos. Desciende hasta los infiernos para encontrarnos y rescatarnos. Esto es lo que significa que Jesús descendió a los infiernos, es decir: hasta las profundidades de la condición humana.

La actitud más genuina del Dios de Jesús es salir a buscar lo que estaba perdido.

No estamos muy acostumbrados a estas cosas en el catolicismo. Las actitudes han sido y son otras: de condenas eclesiásticas, castigos, excomuniones, descalificaciones, heterodoxias, etc.

Si queremos saber quién y cómo es el Dios de Jesús, es la parábola del Padre y del hijo pródigo (y el hermano mayor), Dios es el Buen pastor que nos busca siempre en la vida.

Humanamente cuanto más íntimo es algo que se pierde o que perdemos, mayor es el sufrimiento. Cuando nos perdemos, sufrimos nosotros, sufren quienes conviven con nosotros; y sufre Dios. Por eso Dios sale disparado al encuentro de la oveja, de la dracma, de su hijo (s) perdidoso (s). La actitud cristiana es salir al encuentro, buscar, acoger al que está sufriendo, al que está perdido.

La parábola la “preside” el padre, con bondad, amor y compasión. La parábola es un canto al amor de Dios hacia sus hijos perdidos. El amor del padre se dirige hacia el hijo perdido. El hijo mayor está en casa (planteará otros y más graves problemas). El Padre prefiere perderse él a perder un hijo. La presidencia en el cristianismo está en las búsquedas, en la alegría del encuentro, en el amor, no en el báculo ni en la mitra. A Dios no le cuesta ningún trabajo ser bondadoso ni perdonar.

El buen pastor busca la oveja perdida, las otras 99 están en el redil. Prefiere arriesgar su vida para encontrar lo que estaba perdido.

         El sufrimiento del Padre por un hijo perdido expresa el valor y amor que siente por cada ser humano. Un solo ser humano tiene un valor infinito para Dios.

         Y, sobre todo, en lo más profundo de nuestro interior, cuando nos podemos sentir “lejos de casa”, perdidos, quizás “medio muertos”, precisamente en esas situaciones, Dios está en nuestra profundidad.

04.-La memoria de los dos hijos respecto del Padre.

Los dos hijos guardan una memoria muy distinta del Padre.

El hijo perdido.

El hijo perdido / muerto (¿y quién no somos hijos pródigos y en situaciones de muerte?) recuerda a su padre como padre, aún en las situaciones más bajas y sombrías de su vida. En su memoria hay nostalgia de Padre:

¡Cuántos jornaleros en la casa de mi padre!…Padre, no merezco llamarme hijo tuyo…

El hijo perdido tiene el recuerdo de su buen padre. Siente pena en su interior.

El hijo pródigo comienza a preparar el examen de conciencia y va haciendo la lista de pecados: iré y le diré… Pero el Padre “no hace ni caso, le “tapa la boca”: se conmueve, le abraza y le devuelve a la vida: abrazos, túnica, sandalias, anillo, fiesta, ternero cebado, música…

La memoria del Padre es sanante, liberadora, este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida.

También nosotros podemos llegar a situaciones de muerte, a abismos profundos y no solamente por el pecado, sino también por los fanatismos que podemos ejercer o soportar, por la depresión, por las noches oscuras del alma, abatimientos, decepciones, por situaciones de odio, venganzas

La memoria -el recuerdo- del Padre abre horizontes, sana, devuelve a la vida..

La última palabra del Dios de Jesús (del cristianismo) es la bondad, la gracia. La realidad última y definitiva cristiana es la casa el Padre: la vida, la fiesta.

El hijo mayor.

l personaje trágico de esta parábola es el hijo mayor

Nunca llama padre a su padre.

Nunca llama hermano a su hermano: ese hijo tuyo…

No es el Padre, sino el hijo mayor quien condena a su hermano menor. (El Dios de Jesús no enjuicia a los “hijos perdidos”). La mirada que el hermano mayor dirige a su hermano pequeño es la de Caín a Abel, es la mirada de los hermanos mayores a su hermano pequeño, José, (que le venden).

         El hijo mayor se siente no un hijo, sino un asalariado de su padre al que éste, le debe pagar.

La memoria y recuerdo del hijo mayor es una memoria legalista y cumplidora, justiciera, super-religiosa, etc., pero no cristiana

El hijo mayor no quiere entrar en la fiesta de la bondad y de la vida. [2]

05.-Alegría y celebración del encuentro.

         Las tres parábolas, (el único evangelio) expresan alegría por encontrar lo que estaba perdido: ¡felicitadme! porque he encontrado la oveja perdida, el miembro de la comunidad, de la familia, de los amigos (dracma) perdido. Y por eso hay que celebrar una fiesta. El encuentro, todo encuentro entre personas es siempre motivo de paz, de serenidad, de alegría. Cuando un matrimonio se reencuentra, cuando un hijo vuelve a casa es motivo de gran alegría…

Cuanto más profundo e íntimo es aquello que hemos perdido y que encontramos, mayor es la alegría. Había que celebrar una fiesta.

06,- ¿Y entre nosotros?

         Nos hace falta recordar, memoria, la bondad de Dios.

La misericordia y bondad crea memoria sanante, cicatriza viejas heridas.

  • La memoria de los obispos, cardenales, curas y laicos contrarios y polémicos con el papa Francisco han perdido el norte de la bondad, de la misericordia, de los débiles, de los que sufren por un divorcio, etc.
  • En nuestra propia diócesis hemos vivido largos años sin misericordia ni bondad. Hemos visto decretos, ventas inmobiliarias, adoración al santísimo, viajes, pero no vemos alegría, ni encuentros, ni fiesta, ni paz. Hemos vivido la mentalidad del hijo mayor, pero hemos perdido la memoria del Padre, de la bondad, de la misericordia. Una diócesis en las que las relaciones las presidiera el Padre de la parábola, sería una iglesia muy distinta de la que conocemos. (No es lo mismo tener -o pretender tener- la razón a tener bondad en la vida). No sigamos cultivando una religión leguleya y farisaica.
  • Quiera Dios que quien haya de ser nuestro nuevo obispo crea en la actitud de estas parábolas y sea hombre de búsquedas, misericordia, hombre de encuentro, de alegría y celebración porque esta diócesis estaba medio muerta y ha vuelto a la vida.

 

Jesús comía con pecadores. La Iglesia de Jesús no es una comunidad de élite, de puritanos, de ultra-ortodoxos, sino una asamblea de gente perdida: pobres hombres y mujeres, separados y divorciados, impuros, pobres,

¡Cuando estamos perdidos es cuando más necesitados estamos del amor de Dios! Y Él no nos niega nunca su cercanía.

¿Va a resultar que lo eclesiástico dificulte o impida los acercamientos de Dios a quienes andamos perdidos en la vida?

Celebremos la Eucaristía, celebremos la vida porque estábamos perdidos y Dios nos ha encontrado y llevado a su casa.

[1] Nostalgia significa: dolor por la vuelta.

[2] El cuadro de Rembrandt sobre el esta parábola representa bien al hijo mayor a la puerta de casa, sin querer entrar.

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Meditación

Sábado, 10 de septiembre de 2022
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Del blog Amigos de Thomas Merton:

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“Muchas personas no entienden en realidad lo que es la meditación. Se apuntan a ello como el que se apunta a psicoterapia, o a un grupo de reducción de peso, a fin de encontrarse mejor. Pero si eso es lo que hace , entonces usted no está practicando de ninguna manera lo que se llama dharma, o yoga, o zen. La meditación es la única actividad humana que no tiene propósito. La meditación se suele representar con la posición sentada porque es el arte de estar completamente aquí y ahora, sin otra razón“.

*

Alan Watts,
Vivir el presente

***

"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad , ,

“¿Actualizamos el Espíritu de Jesús?”, por JL Vázquez Borau.

Sábado, 10 de septiembre de 2022
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a701d18233cc5fc329a38d4635395b2d--religious-icons-marieDe su blog Café diálogo:

El Maestro Interior

El silencio es nuestro gran enemigo, pues nos lleva a nuestros interrogantes y a nuestras verdades más íntimas. Es por esto que no queremos escucharlo. Sin el silencio interior no podemos escuchar a Dios y no podemos reconocer su presencia en nuestra vida. Sin el silencio interior no podemos crecer como personas ni como creyentes. San Bernardo, refiriéndose a un teólogo le dice: «Árido es todo el alimento del alma si no es rociado con este aceite; es insípido si no se sazona con esta sal. Lo que escribes no tiene sabor para mí, si no leo en ello a Jesús». Y afirma: «Solo Jesús es miel en la boca, cántico en el oído, júbilo en el corazón».

Se entiende por espiritualidad una existencia religiosa comprometida. El elemento más importante de la espiritualidad es el compromiso de fe de una existencia con Dios. Se trata de una experiencia, de un entendimiento y una comprensión de la relación con Dios, así como una actitud ética que gobierne la vida de la persona. De esta manera podemos decir que hay una espiritualidad hindú, budista, judía, musulmana y cristiana.

La espiritualidad cristiana es la forma en que una persona, que está animada por la presencia viva y por la acción del Espíritu de Cristo, reacciona y actúa habitualmente de acuerdo a Él. De esta forma la espiritualidad cristiana abarca toda la persona humana (cuerpo, alma, espíritu). Para San Pablo una persona es espiritual, cuando todo su ser y toda su vida están ordenados, dirigidos e influenciados por el Espíritu de Dios (1 Cor 2,12, 14) por su aliento, que es vida. Actualiza el espíritu de Jesús.

Hay que entrar en lo profundo de nosotros mismos, donde reina el silencio, para encontrarse con el Maestro interior: Cristo Jesús, en quien reconocemos «la imagen visible del Dios invisible» (1 Col1,15). Por medio de Él vislumbramos tanto lo que es Dios como lo que estamos llamados a ser. El cristiano es aquel que vive de la luz de Cristo y es el mismo parte de esa luz, lo que comporta una gran responsabilidad social. El encuentro con Cristo no nos aparta de la tarea de transformar el mundo, sino que nos empuja a un compromiso cósmico e histórico sin reserva.

JL Vázquez Borau

Fuente Religión Digital

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“La Sala Espejos”, por Susi Pérez-Bustos Leal.

Sábado, 10 de septiembre de 2022
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 25A04C77-514D-4EF9-A43D-8BEEE9C7A6DDEstremecedor relato de una realidad, la de la trata de personas, con la que hemos de acabar.
Me vendieron como cabeza de ganado, haciéndome creer que “era buena con los hombres”.

Cada día, me descubro en un ritual disfrazándome de otra que no soy yo. Ajusto las botas de tacón de aguja en mis piernas como palillos chinos. Envuelvo mi cintura con una minifalda, balanceando mis pechos sintiendo el canalillo perfumado. En silencio, voy contando uno a uno los lunares que juegan a desafiarme en un cuerpo que no me pertenece. Maquillo despacio mi rostro, dándole un toque aterciopelado. A ellos, los puteros, les gusto “a la plancha”. Dicen que “La Doradita” es la que mejor come la pescadilla y ellos mueven la cola.

Cuando pinto los labios de carmín, siento que voy con mis amigas a una fiesta de fin de año a la “Sala Espejos”, como hacíamos en el pueblo al lado del estado de Jalisco. ¡Qué será de ellas! Cierro los ojos, ¡sintiendo! que seguimos jugando a ser peluqueras debajo del puente que unía un estado con otro. Zoe Guadalupe y yo, ¡queríamos salir de México, ganar dinero y enviarlo a nuestras familias! Debajo del viaducto, construimos una cabaña. Allí vivimos nuestro tiempo adolescente: Aprendimos a fumar, beber tequila, escuchar música, y ¡soñar! Éramos tres mujeres que vivíamos y nos divertíamos con la vida. Queríamos tener nuestra peluquería, y hacer peinados a domicilio. Desde nuestro cobertizo, contemplábamos el horizonte, que nos pedía a gritos ¡¡salid, que nada os detenga!! Este sentimiento nos mantenía unidas.

Todas las noches, aparecía un cartel luminoso y desaparecía al amanecer. Teníamos curiosidad. Zoe Guadalupe y yo, nos pusimos nuestros mejores vestidos y caminamos hasta llegar a aquellos destellos de luz. Al llegar al aparcamiento, descubrimos música, coches, gritos y risas de chicas, que se divertían como nosotras. Corrimos a toda velocidad para mezclarnos entre la gente. Zoe, sintió miedo… agarré fuerte su brazo y nos metimos en la “Sala Espejos”.

Entre la nube de humo, calor, y olor a rancio, desapareció. Alguien me cogió de la mano, ofreciéndome pesos y los guardó en mi bolso. Jamás había visto tanto dinero junto. Mis pupilas, como dólares petrificados, no daban crédito a lo que estaba viendo. Caí redonda en un escenario, parecido una pista de baile. Me desperté en una habitación rosa, como rosas eran las sábanas y las luces del tocador. Él estaba allí, esperando a que abriese los ojos. Levanté despacio los párpados; con el rímel corrido, no pude aclarar quién era aquel globo aerostático sentado en una esquina, como tampoco sabía qué hacía mi cuerpo en una casa que no era la mía. La mirada del hombre estaba clavada en mis pezones erguidos, asustados, llenos de miedo. Pedí agua y ¡me dio tequila! Tiré el vaso e intenté levantarme recibiendo el primer golpe de mi vida. Grité tan fuerte que me ahogué en silencio. Nadie escuchó nada. El globo desinflado por la ira, se echó encima, sin poder moverme. Tapó mi boca, sujetó mis caderas y noté su respiración entre mi camisa. Imaginé que estaba en la cabaña con Guadalupe y Zoe, hablando de nuestras cosas, de nuestra amistad y de la vida. Mientras ¡¡¡él!!! frotaba una y otra vez sus piernas contra las mías. ¡No pude escapar! De una habitación salté a ¡¡¡otra, otra y otra!!! Me daba tiempo a ducharme, cambiarme de ropa interior y comer un sándwich que la madame dejaba en la puerta de cada una de los apartamentos.

No era la misma. Mi cuerpo estaba habitado por otros que venían del pueblo de al lado: “el carnicero, el frutero, ¡el hijo del mecánico! y ¡¡¡ el marido de mi vecina!!!”

El burdel se quedó pequeño de chicas como yo. De madrugada, me llevaron en coche hasta la frontera del país, y desde el asiento trasero, escuché mi precio en dólares americanos. Me vendieron como cabeza de ganado, haciéndome creer que “era buena con los hombres”. El dueño de la “Sala Espejos” vendió mi cuerpo al mercado para continuar hasta Europa. Despegué en avión sentada en primera, con maletas de marca, y ropa interior, donde venía etiquetada la dirección de mi nuevo destino. Para el próximo comprador tenía cuatro años menos, y no tenía que darse cuenta de mi madurez en México.

Atrás… dejé a Zoe, Guadalupe, nuestro refugio, donde mirábamos el amanecer, soñando que algún día “seríamos libres construyendo nuestros sueños”.

Desde que bajé en Barajas-Adolfo Suárez, mi vida fue una noria; cambiando de “una Sala Espejos” a otra por toda España, hasta que cumplí treinta y cinco años. No era máquina de hacer dinero para mis proxenetas. Expulsada del burdel, me abandonaron en una carretera con mis pocas pertenencias. Paró la policía, llevándome a la comisaría más cercana. Pensé en mis amigas, nuestros sueños, y nuestra cabaña. ¡¡¡Denuncié!!! Era la primera vez que me llamaban por mi nombre, olvidándome del apodo “La Doradita”.

Con el tiempo, escapé de las botas tacón de aguja, camisas transparentes y mini faldas. Me corté el pelo y lo teñí morado, tal y como teníamos pintada la cabaña mis dos amigas y yo. La vida iba por un lado, y yo por otro. Me ayudaron a salir, tuve suerte. Formé parte de un grupo de mujeres que convivían en un piso; lo llamé “Mi refugio”. Aprendí a saber que debajo de la piel estaba yo. Seguí contando mis lunares y puse nombre a cada uno de ellos en recuerdo de todas las compañeras que se habían quedado en el camino. La vida me había dado la mejor oportunidad. Sé que los sueños se cumplen con la fuerza del corazón y con la ayuda de otras personas, he conseguido montar una peluquería. Se llama “La cabaña de Zoe y Guadalupe” dedicada a ellas, y a tantas otras mujeres que como yo, hemos sido prostituidas y explotadas. Siempre dejo la puerta abierta para que entren en libertad, se tiñan de morado y salgan con fuerza, a ser las mujeres que siempre han querido ser, con tacones o sin ellos.

Susi Pérez-Bustos Leal

Fuente Religión Digital

 

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La princesa Diana cambió la forma en que el mundo veía el VIH y el SIDA con un gesto simple pero profundo

Sábado, 10 de septiembre de 2022
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Princess Diana visiting a patient at the London Lighthouse, a centre for people affected by HIV and AIDS, in London, October 1996. (Photo by Jayne Fincher/Getty Images)

La princesa Diana visitando a un paciente en el London Lighthouse, un centro para personas afectadas por el VIH y el sida, en 1996. (Jayne Fincher/Getty Images)

La princesa Diana es recordada por su amabilidad y generosidad, y 25 años después de su muerte, no hay mejor ejemplo que su visita a un grupo de pacientes con VIH/SIDA.

Hace veinticinco años, el 31 de agosto de 1997, Diana, princesa de Gales, murió en un accidente automovilístico.

Su muerte desencadenó una ola de ira y dolor públicos como ninguna otra en la memoria viva, y hasta el día de hoy sigue siendo una de las personas de las que más se habla en la tierra.

En los años transcurridos desde entonces, se ha hablado mucho de su legado: su papel en la familia real y la intrusión de la prensa que finalmente le quitó la vida. Pero quizás por encima de todo, Diana es recordada por su amabilidad, de la cual no hay mejor ejemplo que su visita a pacientes con VIH/SIDA en el London Middlesex Hospital.

Para muchos de ellos, el miedo y el temor eran de esperarse de los seres queridos que los visitaban, si es que venían, o incluso de los trabajadores de la salud que los apoyaban.

De hecho, la falta de comprensión, así como la información errónea sobre un virus astuto y devastador, ha provocado la muerte de innumerables personas LGBTQ+. Muchos temían que el VIH pudiera transmitirse de persona a persona a través del tacto.

Pero ver la mano desnuda y extendida de una Diana sonriente en 1987 fue un momento que les dio a ellos, y a muchos de los miles que viven con el VIH, esperanza. “No dudo que de haber vivido hubiera sido una poderosa aliada en la lucha contra el estigma del VIH”

Ninguno de los 12 pacientes de la primera unidad de VIH/SIDA construida especialmente en Gran Bretaña quería ver a la princesa Diana. Temían lo que les pasaría si se convirtieran en el tema de una prensa sumamente hostil a las personas que viven con el VIH.

Finalmente, un hombre, que no estaba lejos de la muerte, accedió a encontrarse con Diana. Frente a los medios de comunicación del mundo, Diana estrechó la mano de un hombre diagnosticado con la enfermedad.

LONDON - APRIL 9: Diana, Princess of Wales shakes hands with a Aids victim as she opens a new Aids ward at the Middlesex Hospital on April 9, 1987 in London, England. (Photo by Anwar Hussein/WireImage) Diana, princesa de Gales, estrecha la mano de un enfermo de SIDA, una imagen que vendría a simbolizar su bondad y activismo. (Anwar Hussein/WireImage)

Un acto simple y audaz que llegó a capturar cómo la princesa Diana sería recordada incluso ahora, como el comodín de una monarquía que la rechazó, y alguien tan dinámica como glamorosa.

Diana declaró a la prensa que jugaba a su alrededor: “se ha de saber que El VIH no hace que la gente sea peligrosa.

“Así que puedes darles la mano y darles un abrazo, Dios sabe que lo necesitan”.

Muchos de los principales grupos de VIH y líderes LGBTQ+ la recordaron como una pionera que rompió filas para estar ahí para uno de los grupos más vulnerables y marginados de la sociedad.

Matthew Hodson, director ejecutivo de NAM aidsmap, contó a PinkNews cómo, siendo un niño de los años ochenta, la princesa Diana era una parte “inevitable” de su vida.

Ella estaba allí todos los días, riendo o llorando en las portadas de los periódicos”, dijo. “Estrechar la mano de alguien con SIDA, en un momento en que no había un tratamiento efectivo, puede parecer pequeño ahora, pero en ese momento fue fundamental.

“No tengo ninguna duda de que, de haber vivido, habría sido una poderosa aliada en la lucha contra el estigma del VIH.

“Nadie esperaba que su historia terminara tan abruptamente. Me sorprendió mi dolor. Me uní a la multitud entre los palacios de Kensington y Buckingham para ver pasar el cortejo fúnebre.

“Los caballos que tiraban del ataúd levantaron polvo, que atrapó la luz del sol. Los dolientes que me rodeaban en esa sección de la ruta parecían ser principalmente hombres y mujeres negros, personas con discapacidades visibles y hombres homosexuales y lesbianas.

Diana, con todos sus privilegios de nacimiento, hablaba de sentirse una extraña. Creo que muchos de los que se sintieron marginados por la sociedad se relacionaron con ella y su muerte los golpeó particularmente. Todavía me entristece”.

Fraser Wilson de Terrence Higgins Trust, una organización benéfica de salud sexual, le dijo a PinkNews: “Con apretones de manos y abrazos, la princesa Diana ayudó a cambiar las percepciones sobre el VIH y calmó parte de la histeria que se desató durante los primeros días de la epidemia.

“A través de sus acciones, dejó en claro que no se puede contraer el VIH por contacto o contacto cercano. No se debe subestimar ni olvidar el impacto que tuvo la Princesa Diana poniendo el foco de atención que la siguió sobre las personas con VIH.

“Se la echa mucho de menos. El trabajo de la princesa Diana ahora está siendo honrado y desarrollado por su hijo, el príncipe Harry.

“Hemos recorrido un largo camino desde la década de 1980 en lo que respecta al estigma del VIH, pero aún queda un largo camino por recorrer”.

Princesa Diana: una realeza magnética cuyo amable legado incitó a sus hijos a recoger sulegado

Las fotografías de Diana visitando las salas de VIH en toda Gran Bretaña se convirtieron en sinónimo de su legado de bondad, ya que se convirtió en patrocinadora oficial del National AIDs Trust, una organización benéfica fundada para desacreditar muchos de los mitos tóxicos que ensombrecen la enfermedad.

En un discurso de 1993 que pronunció Diana en uno de los eventos de la organización, reflexionó sobre las formas en que el VIH debilita la vida de las madres y sus hijos, disipando aún más el mito de que el VIH era un problema solo para los hombres homosexuales.

“Para aquellas madres y niños que ya viven bajo la sombra del SIDA”, dijo, “necesitamos ayudarlos a regresar a la luz, tranquilizarlos y apoyar sus necesidades.

“Y tal vez aprendamos de ellos cómo vivir nuestras propias vidas de manera más plena, por mucho tiempo que sea”.

Por mucho que persistan y cuajen las actitudes negativas hacia el VIH, se ha aplaudido la forma en que Diana ofreció a la realeza, enamorada durante mucho tiempo de las viejas convenciones, una forma de modernizarse.

Sus dos hijos se han convertido en sus propias estrellas polares en la lucha contra los gruñidos estigmas del VIH/SIDA, encarnando una generación más joven de miembros de la realeza.

En 2015, el príncipe Harry, duque de Sussex, se puso una cinta roja del SIDA el lunes mientras visitaba Mildmay, un hospital benéfico para el VIH ubicado en el este de Londres.

886EC6C4-9ACF-4ED6-9BA5-76F2ED24339BEl príncipe Harry de Gran Bretaña pasa ante imágenes de su difunta madre, Dianna, princesa de Gales, durante su visita al hospital Mildmay HIV. (YUI MOK/AFP vía Getty Images)

Al reunirse con los pacientes y el personal, se hizo la prueba del VIH para mostrar lo fácil que es. Otro pequeño acto que tiene un peso inconmensurable.

“Cuando mi madre tomó la mano de un hombre que se estaba muriendo de SIDA”, dijo el príncipe, “nadie hubiera imaginado que poco más de un cuarto de siglo después existiría un tratamiento que podría hacer que las personas seropositivas vivan plenas, sanas y amorosas. vive.”

Agregó: “Si ella todavía estuviera aquí hoy, probablemente se haría la prueba todos los meses, solo para probar un punto”.

Mientras tanto, el príncipe William, duque de Cambridge, apareció en la portada de la revista gay británica Attitude para condenar el bullying homofóbico.

Diana, en los próximos años, seguirá siendo elogiada por su filantropía y calidez. Puede ser difícil resumir 36 años de la vida de una persona, pero una cita se acerca.

“Nada me da más felicidad que tratar de ayudar a las personas más vulnerables de la sociedad”, dijo Diana en una entrevista de 1995. “Es una meta y una parte esencial de mi vida, una especie de destino”.

Fuente Pink News

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