El presidente de Serbia, Aleksandar Vučić, ha anunciado la cancelación del Europride de Belgrado programada para los días 12 a 18 de septiembre. El mandatario serbio ha reconocido que ha sido la presión ejercida por los grupos de extrema derecha y la Iglesia ortodoxa la que le ha conducido a tomar esa decisión. Desafortunadamente, ha equiparado esas presiones espurias con la exigencia del mantenimiento de sus compromisos internacionales por parte de la organización del Europride, a quien ha espetado: «no se puede conseguir todo y ya está». La Asociación Europea de Organizadores del Orgullo estima que el presidente serbio no tiene autoridad para cancelar un evento ajeno, lo que además significaría una violación del Convenio Europeo de Derechos Humanos en lo que respecta a los derechos humanos y la protección de las minorías sexuales. Por lo tanto, tanto la organización del Europride como los activistas LGTBI serbios consideran que el evento no ha sido cancelado y tendrá lugar en las fechas previstas. Desde distintos organismos internacionales como Naciones Unidas, el Consejo de Europa o la Comisión Europea, se ha instado al Gobierno serbio a que colabore en la celebración del Europride protegiendo los derechos fundamentales de reunión y manifestación frente a posibles agresores.
El pasado sábado 27 de agosto, el presidente de Serbía, Aleksandar Vučić, compareció en una conferencia de prensa rutinaria en la que trató de asuntos como la prolongación del cargo de primera ministra de la abiertamente lesbiana Ana Brnabić o las medidas a tomar de cara al invierno en cuanto a las necesidades energéticas del país. Pero también aprovechó la ocasión para anunciar la «cancelación o aplazamiento» del Europride 2022, que iba a tener lugar en Belgrado desde los días 12 a 18 de septiembre con una gran manifestación programada para el día 17.
Vučić confirmó que tanto los grupos de extrema derecha como la Iglesia ortodoxa habían presionado para que la celebración fuera cancelada. Efectivamente, en días pasados se habían producido manifestaciones de protesta en Belgrado por parte de los LGTBIfobos e incluso amenazas provenientes de algún obispo ortodoxo. El presidente serbio consideraba que la celebración del Europride, por tanto, no era segura.
Sin embargo, en la comparecencia equiparó esas presiones y amenazas a la seguridad con las exigencias por parte de los organizadores del Europride de que mantuviese su compromiso y velase por los derechos de las minorías. «No se trata de qué presiones sean más fuertes», espetó, «es que en algún momento no se puede conseguir todo, y ya está». Posteriormente aseguró que deseaba que el evento tuviera lugar en «tiempos más felices».
La presidenta de Asociación Europea de Organizadores del Orgullo (organismo que autoriza el Europride), Kristine Garina, emitía el siguiente comunicado, lleno de contundencia:
Ni los anfitriones del Europride 2022, el Orgullo de Belgrado, ni nosotros, como licenciadores, vamos a cancelar el Europride de Belgrado.
El derecho a celebrar el Orgullo ha sido declarado por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos como un derecho humano fundamental. Cualquier intento de «prohibir» un Orgullo es una violación de los artículos 11, 13 y 14 del Convenio Europeo de Derechos Humanos, ratificado por Serbia como miembro del Consejo de Europa.
Aparte de la ilegalidad de tal prohibición, hay que señalar que quienes se oponen al Europride en Belgrado están utilizando viejos tópicos, inexactitudes y francas mentiras para desacreditar lo que es, de hecho, una celebración de los derechos humanos y la igualdad. Dicen que estamos en contra de los valores familiares, cuando todos nosotros venimos de una familia y muchos de nosotros tenemos nuestras propias familias. Dicen que somos maltratadores de niños, cuando todos nos mantenemos firmes contra todo tipo de maltrato infantil. Afirman que las autoridades serbias han invertido 40 millones de euros en el Europride, a pesar de que el evento cuesta una fracción de esa cantidad y no recibe fondos gubernamentales. Cada una de sus afirmaciones es una mentira, y tratar de prohibir el Europride significaría que las autoridades han caído en sus mentiras.
El Europride de Belgrado no se cancelará y reunirá a miles de personas LGBTI+ de toda Europa con personas LGBTI+ de Serbia y de los Balcanes occidentales en general. Aportará muchos millones de dinares a la economía local y permitirá a Serbia demostrar que está en el camino de ser una nación europea progresista y acogedora. Lo que deben hacer las autoridades serbias es mantenerse firmes frente a estos matones, y proteger el evento.
El activista serbio Marko Mihailović aseguraba por su parte en las redes sociales: «El Estado no puede cancelar el Europride , solo puede tratar de prohibirlo, lo que sería una clara violación de la Constitución, así como de la sentencia del Tribunal Constitucional sobre las prohibiciones del Orgullo de los años 2011, 2012 y 2013 que fueron declaradas inconstitucionales. ¡El Orgullo tendrá lugar como estaba previsto el 17 de septiembre. a las 17 horas frente a la Asamblea Nacional!»
Reacciones internacionales
Desde el anuncio del presidente serbio se han sucedido de manera inmediata y contundente las reacciones de distintos organismos internacionales. Christophe Lacroix, relator general sobre los derechos de las personas LGBTI de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, hacía unas declaraciones, casi advertencias, en los siguientes términos:
A las personas LGBTI todavía se les hace sentir con demasiada frecuencia que tienen algo que ocultar. Los actos del orgullo son una fuente vital de fuerza y solidaridad, y dan una visibilidad crucial a la lucha por la igualdad LGBTI. Como el Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha dejado claro en repetidas ocasiones, y como la Asamblea volvió a subrayar en enero, el Orgullo no es un problema: prohibirlo sí lo es. Las autoridades deben apoyar activamente estos actos y permitir que se celebren con seguridad. Deben respetarse tanto la igualdad como la libertad de expresión y de reunión. Serbia ha avanzado mucho desde los años en que los requisitos de seguridad se utilizaban como falso pretexto para prohibir los actos del Orgullo. Acoger el Europride representa un hito importante en ese camino. La interferencia política desde las más altas esferas, presionando a las instituciones democráticas para que privilegien las supuestas preocupaciones por la seguridad nacional por encima de la promoción activa de la igualdad en la sociedad, representaría un grave retroceso tanto para la democracia como para los derechos humanos en Serbia. Europa está mirando. No se equivoquen.
El actual presidente del Consejo de Ministros de la Comisión Europea y ministro de Asuntos Exteriores de Irlanda, Simon Coveney, hacía a su vez las siguientes manifestaciones:
La libertad de reunión y la prohibición de la discriminación son libertades fundamentales consagradas en el Convenio Europeo de Derechos Humanos. En su calidad de Presidente del Consejo de Europa, Irlanda reconoce los derechos LGBTQI como derechos humanos y anima a Serbia a apoyar y facilitar un Europride pacífico y seguro.
La ministra de Asuntos Exteriores de Noruega, Anniken Huitfeldt, instaba en redes sociales al Gobierno serbio a que facilitase la celebración del Europride, al igual que hacía su homóloga sueca, Ann Linde.
Recordemos que Serbia ha solicitado el ingreso en la Unión Europea y está bajo un continuo escrutinio del cumplimiento de los requisitos previos imprescindibles para su incorporación.
Por su parte, Françoise Jacob, coordinadora residente de las Naciones Unidas en Serbia, destacaba el Europride como «una oportunidad para celebrar los fundamentos de una sociedad fuerte y progresista basada en la equidad social, la igualdad de todos los derechos, la solidaridad, la amistad y el amor». También calificaba la cancelación del evento como «una violación del derecho a la libertad de reunión garantizado por la Constitución serbia, tal y como ha dictaminado el Tribunal Constitucional serbio en años anteriores. Iría en contra de los compromisos internacionales de Serbia en materia de derechos humanos, incluidos la Declaración Universal de Derechos Humanos de la ONU y el Convenio Europeo de Derechos Humanos».
La Iglesia ortodoxa y la extrema derecha prorrusa exhiben su poder en Belgrado
Al día siguiente de las declaraciones del presidente serbio, se celebraba una procesión ortodoxa por las calles del Belgrado correspondiente a una determinada festividad. Sin embargo, previamente se había difundido que el acto religioso se celebraría en protesta por la celebración del Europride y para «salvar a Serbia».
De hecho, la procesión la encabezan dirigentes De la Iglesia ortodoxa y miembros de la rama serbia del grupo de extrema derecha ruso llamado «Lobos nocturnos», que apoya incondicionalmente a Vladimir Putin. Los participantes exhibían cruces e iconos religiosos junto a pancartas con el texto «Salvemos a nuestros hijos y a nuestra familia» y enarbolaban banderas rusas.
El obispo ortodoxo Nikanor Bogunović se dirigió a los miles de manifestantes, expresando su satisfacción por la decisión tomada por el presidente de cancelar lo que calificó de «profanación de nuestro país, nuestra iglesia y nuestra familia». También aseguró que la población serbia estaría dispuesta a salir a la calla para oponerse a «quienes pretenden destruir los valores de Serbia».
Fuente Dosmanzanas
General, Homofobia/ Transfobia., Iglesia Ortodoxa
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