¿Para qué sirve una iglesia de cristianos instalados , sin pasión alguna por Dios y sin compasión por los que sufren?
Del blog de Tomás Muro La Verdad es libre:
01.- El texto evangélico de hoy
El Evangelio de hoy resulta un tanto extraño. No son palabras blandas, sino más bien fuertes y molestas. Jesús habla con energía de fuego, guerra, división.
Quizás estamos acostumbrados a pensar y vivir una fe sociológica, de mera tradición y algo flácida, una fe decorativa o, como decía J.A.T. Robinson (1919-1983), Dios y la fe son la guinda del pastel: algo meramente superfluo, pero que queda bien, aunque no sirve para nada.
La vida, la sociedad, la política, la economía, la cultura, etc. funcionan perfectamente (o malamente) sin la hipótesis de trabajo “Dios” (fe). Pero queda bien una Misa para inaugurar un año, para que los niños hagan una fiesta llamada Primera Comunión; una boda por la iglesia queda muy bien tiene siempre una cierta solemnidad; un funeral, aunque ya cada vez menos, pero siempre queda bien…
Muchos cristianos tendemos a vivir la fe como una religión de adorno.
Sin embargo, la Palabra de hoy, nos mueve el suelo que pisamos, porque la fe tal como la vivió Jesús, no fue “líquida” ni neutral.
Las palabras de fuego, guerray división son fuertes, purifican nuestra fe. Porque si Él vivió así, poniéndose del lado de los que sufren, sus seguidores no podemos callarnos ante los atropellos cometidos y esto provocará lucha e incomodidad.
02.- La fe es una provocación.
La Palabra de Jesús y su vida nos pone en crisis. No he venido a traer paz sino división. (Lc 12,51). La fe no es decorar la vida con un poco de religión. ¿Creéis que he venido a traer paz a la tierra? No, sino división. (Lc 12, 51). ¿Qué quiso decir Jesús con la palabra división? No es una llamada a la desunión y discordia, sino que fue ocasión para que las personas, se definiesen en la vida desde el evangelio. Cuando Jesús hablaba, unos se ponían a favor y otros en contra, lo mismo que ocurre hoy.
Jesús provocaba a la gente y eso ocasionaba el rechazo de muchos, que se negaban a aceptar la provocación.
03.- La fe no son unas rebajas teológicas de verano
Hoy decimos que la Iglesia tiene que cambiar, debe adaptarse a los tiempos que corren, etc. En alguna medida es cierto. Pero la fe no son unas rebajas teológico.cristianas en las que se “vende todo a cien”. Eso no es así, ni es deseable.
Esto a su vez no significa que el cristianismo haya de ser duro, a veces violento, no. Jesús tiene una fe comprometida, unos criterios: el ser humano está por encima de la ley, el amor, el servicio en la comunidad eclesial, la bondad de Dios, etc. Y todo ello le llevará a la cruz.
Uno puede ser creyente o no, puede ser cristiano o no. Cada cual es muy libre de pensar y vivir conforme a lo que considera que puede realizar su vida. El pensamiento cristiano es el que es y lo aceptamos y vivimos no como una dictadura, sino como una liberación o lo dejamos de lado.
Hay un refrán sefardí que dice: “amigo de todos y de nesuno, todo es uno”. No se puede ser amigo de todos. Parece como si se deseara hoy que el cristianismo se adaptase como la plastilina. Se puede ser cristiano y se puede no serlo. Son opciones libres.
Cada persona se tiene que decidir por la fe cristiana o no, lo cual puede causar enfrentamientos, divisiones, etc. Jesús nos quiso poner en guardia. Seguir a Jesús, podía, puede, llegar a dividir y a romper incluso a las familias. Cada cual por sí mismo ha de tomar la decisión fundamental sobre su vida. Lo que cuenta es vivir la propia vida en coherencia de fe en el Señor.
04.- El fuego de Jesús.
En la tradición bíblica fuego puede significar tres realidades: 1. Crisis, (crisol) juicio. 2. El Espíritu de Jesús en la Iglesia. 2. El fuego de la persecución que el cristianismo por parte del mundo judío y del mundo romano.
En cualquiera de los tres casos significa que el Espíritu del evangelio de Jesús no es algo anodino, sino que tiene fuerza, provoca un juicio profundo al esquema religioso judío y a todo esquema religioso.
El fuego que Cristo quiere poner en la tierra es su Misión, es decir: La Pasión por Dios y la Compasión por los que sufren. Sin este fuego, la vida cristiana termina extinguiéndose.
¿Para qué sirve una iglesia de cristianos instalados cómodamente, sin pasión alguna por Dios y sin compasión por los que sufren? Esta Iglesia ni divierte ni convierte.
Acojamos en nuestra vida el fuego y la luz del Señor
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