La Asamblea Nacional de Cuba ha aprobado el Código de las Familias, que recoge el derecho al matrimonio igualitario y la adopción homoparental, fijando el 25 de septiembre como la fecha en que se someterá a referéndum vinculante para su implantación definitiva. Aunque el nuevo código cuenta con el respaldo del Gobierno y del Partido Comunista, también se enfrenta a la fuerte oposición tanto de la Iglesia católica como de las cada vez más influyentes Iglesias evangélicas. La gestación del nuevo código se ha producido, precisamente, después de que la presión de los grupos religiosos impidiera que el matrimonio entre personas del mismo sexo se incluyera en la recientemente aprobada Constitución cubana.
El pasado 22 de julio, la Asamblea Nacional de Cuba aprobó el nuevo Código de las Familias, que debería sustituir a la legislación vigente al respecto desde hace 47 años. El proyecto de ley se perfiló con la colaboración de la ciudadanía a través de consultas populares y reuniones que produjeron la modificación de cerca de la mitad del primer anteproyecto, según los datos ofrecidos por el diario gubernamental Gamma. Las principales modificaciones afectaron, precisamente, a la definición de la institución del matrimonio y la filiación.
Las nuevas leyes ampliarán los derechos matrimoniales a las parejas LGBTQ+ y permitirán reconocer como padres a otros adultos que no sean las madres y padres biológicos de los niños, informó the Washington Post.
El nuevo código de familia se sometió a una consulta pública a principios de este año, en la que las autoridades afirmaron que el 62% de los cubanos estaban a favor de los cambios.
Sin embargo, esta cifra fue inferior a la de referendos anteriores. La nueva Constitución fue aprobada con el 86% de los votos en 2019 sin incluir el matrimonio igualitario y algunas propuestas políticas en referendos anteriores recibieron el apoyo de alrededor del 95% de los votantes.
La Constitución cubana aprobada en 2019 define el matrimonio como «una institución social y jurídica. Es una de las formas de organización de las familias. Se funda en el libre consentimiento y en la igualdad de derechos, obligaciones y capacidad legal de los cónyuges. La ley determina la forma en que se constituye y sus efectos». Un texto deliberadamente ambiguo que dejaba la definición precisa de la institución matrimonial en manos de la legislación.
Cumpliendo con ese mandato constitucional, el título VI del Código de las Familias, referente al matrimonio, recoge en primer lugar el artículo 197, con la siguiente redacción:
Artículo 197. Matrimonio.
1. El matrimonio es la unión voluntariamente concertada de dos personas con aptitud legal para ello, con el fin de hacer vida en común, sobre la base del afecto, el amor y el respeto mutuos.
2. Constituye una de las formas de organización de las familias y se funda en el libre consentimiento y en la igualdad de derechos, deberes y capacidad legal de los cónyuges.
3. El matrimonio solo produce efectos legales cuando se formaliza ante el funcionario competente.
En cuanto a la adopción homoparental, el nuevo código se refiere siempre a los cónyuges, cuando esa figura es necesaria, sin establecer diferencia alguna a su sexo o género. Es decir, el nuevo Código de las Familias recoge la definición del matrimonio que se incluía en el anteproyecto de reforma de la Constitución, pero que la presión de las confesiones religiosas impidió que se materializara.
Para poder ser implementada, la nueva normativa deberá ser aprobada en referéndum vinculante, que tendrá lugar el próximo 25 de septiembre (una semana antes entre los cubanos residentes en el exterior). La pregunta sometida a consulta será: «Está usted de acuerdo con el Código de las Familias?», y deberá recibir más del 50 % de los votos emitidos.
Al presentar el código para su votación en la Asamblea Nacional, el ministro de Justicia cubano, Oscar Silvera Martínez, dijo que la medida promovía “el amor, el afecto, el cuidado, la sensibilidad, el respeto a los demás y la armonía de nuestras familias”, informó Reuters.
El ministro se pronunció en Twitter después de que el Parlamento aprobara la decisión de celebrar el referéndum, calificando la votación de “día histórico”: “Es el resultado de mucho trabajo y, en particular, de la contribución de nuestro pueblo“, escribió e instó a los cubanos a votar por la medida.
Según el ministro de Justicia cubano, Óscar Silvera Martínez, «estamos en presencia de un Código que es para el beneficio de todos, lo que patentiza su carácter inclusivo, protector y de igualdad, que no regula modelos familiares rígidos ni preestablecidos, y permite solucionar los conflictos que acontezcan y ejercer los derechos reconocidos en ese ámbito, atendiendo a las características, situaciones y posibilidades de cada persona».
Ria Acosta Cruz y Gabriela Alfonso, una pareja del mismo sexo que vive en La Habana, dijeron a Reuters que era su derecho humano poder casarse y adoptar niños. “La oportunidad que nos da es la del matrimonio”, dijo Alfonso. “El hecho de poder optar juntos a ciertas cosas y ciertos trámites legales que necesitamos como pareja y no como personas independientes”.
Acosta añadió que se trata de un “matrimonio“, ya que la pareja de homosexuales ha construido una vida en común, pero quieren que se reconozca legalmente su relación y su futura familia. “Tenemos los planes juntos, la economía junta“, dijo. “No es justo que no exista esta posibilidad”.
El texto ha recibido el apoyo tanto de los miembros del Gobierno cubano como de los distintos movimientos sociales que forman parte del Partido Comunista en el poder. Sin embargo, mientras otros plebiscitos contaban con un apoyo abrumador en las encuestas, siempre por encima del 95 %, en este caso el respaldo popular que reflejan es de apenas un 62 %. Esto se debe, sin duda, a la fuerte oposición de la Iglesia católica y de las Iglesias evangélicas.
Rechazo de las Iglesias católica y evangélica
En un comunicado de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba, durante el proceso de aprobación del Código de las Familias, los integrantes de la institución religiosa afirmaban: «Creemos que nuestro pueblo, en la materia que nos atañe, fue muy claro en la discusión previa a la aprobación de la Constitución actual del 2019. Es una constatación innegable que la mayoría de los cubanos quiso que se mantuviera la definición de matrimonio como la unión de un hombre y una mujer, tal y como aparece en el actual Código de Familia de 1975». También acusaba al proyecto de ley de estar «permeado por lo que se conoce como ‘ideología de género’» y solicitaba que los artículos del texto afectados por esa supuesta ideología fuesen sometidos a referéndum por separado.
Desde las Iglesias evangélicas la oposición no es de menor calibre. Una de sus plataformas más populares es la llamada «A la escuela sin ideología de género», que se formó para paralizar una reforma educativa que, en su opinión, quería llevar a las escuelas lo que ellos definen como ideología, consiguiendo el apoyo de más de 140.000 ciudadanos. Su coordinador, Óscar Rivero, exponía en una entrevista: «El aspecto más nocivo es el mal llamado matrimonio homosexual. Tratar de reconocer a dos personas del mismo sexo como matrimonio, consideramos que es erróneo, porque el matrimonio en su concepto es que está destinado al fin de la procreación, uno de sus fines que garantizan el relevo generacional en la sociedad. En la consulta popular de la Reforma Constitucional ya hubo una mayoría de electores que expresaron no estar de acuerdo con el matrimonio homosexual. Nosotros queremos que se mantenga el código vigente, de que el matrimonio es entre hombre y mujer. No es correcto tampoco la legalización de la homosexualidad. En la homosexualidad no está perseguida, pero no tiene sentido que se legisle, sino que quede como una opción de la libertad de las personas».
A pesar de las encuestas levemente favorables al nuevo Código de las Familias, la influencia de ambas confesiones religiosas en la población cubana hace temer que sus seguidores se movilicen mayoritariamente. Sobre todo si inciden en que el texto legal defiende la «ideología de género» y la «legalización de la homosexualidad», lo que quizás ocasionaría que el resto de la ciudadanía no se movilizase con la misma intensidad.
Fuente Dosmanzanas/Pink News
General, Historia LGTBI
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