Corazones y corazones.
Señor, hay corazones
que son como castillos,
o como palacios,
o como cárceles,
o como ciudades inexpugnables,
o como cajas de caudales…
Todo lo guardan hasta que envejecen,
se desmoronan
y, yermos, mueren.
Y hay corazones
que son praderas,
casas solariegas,
oasis confortables,
cielos con estrellas…
y no tienen murallas ni llave.
Todo lo comparten y siembran
hasta que nace, florece y fructifica,
y se enriquecen.
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Florentino Ulibarri
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