Para hacerse prójimo.
Dos ojos para mirar
y ver corazones, reversos y cunetas
tan llenos de vida y llamadas
que detienen nuestros negocios
a pesar de su importancia y urgencia.
Dos oídos, también, para escuchar
los gritos y susurros del Espíritu
y de todos los silenciados de la historia,
que claman con fuerza
medio muertos en las cunetas.
Para oler, una sola nariz
con dos ventanas siempre abiertas
que testimonian la presencia
de un acontecimiento real
aunque se quiera negar su evidencia.
Unos labios para besar,
una garganta para hablar,
una boca para masticar y saborear,
y ese rostro que nos recuerda
lo buena que es la suavidad.
Un corazón que, a veces, duele
de tanto entregarse y palpitar
intentando romper la soledad
y crear igualdad y fraternidad.
Y todo el cuerpo para rozarse más.
También, una cabalgadura para viajar,
algo de dinero y mucha paz;
aceite, agua y vino en la mochila
por si acaso y por seguridad
y compartir en caso de necesidad.
Buenas relaciones en todos los lugares
aunque uno sea samaritano y extranjero;
tener la confianza de los posaderos
mostrándose de fiar y generoso
al ejercer la solidaridad.
Y si te ponen de héroe y ejemplo
o hacen con tu historia un bello relato,
tú guarda silencio y paz
y sigue tus negocios y camino
haciéndote, día a día, más prójimo.
*
Florentino Ulibarri
Fe Adulta
***
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