“El pecado de omisión en la Iglesia Católica (Dos visiones distintas”, por José Manuel Coviella.
Del cardenal Martini al cardenal Omella median 300 años
“De los 200 años del cardenal Martini, que dijo en 2009 que: ‘La Iglesia se ha quedado 200 años atrás’, a los 100 años que el cardenal Omella, dijo (13-5-2022) que son necesarios para asimilar el cambio”
“Estoy de acuerdo con la afirmación del cardenal Martini. Y veo la de Omella muy pesimista y falta de valentía cuando menos. ¿Estamos ante un pecado de omisión?”
“Los pecados de comisión son aquellas acciones negativas que se realizan de manera proactiva.El pecado de omisión es un pecado que sucede al no hacer algo que es correcto. Es preciso tomar conciencia de que si el bien no actúa, el mal sí actúa”
“¿Cómo tiene que ser la Iglesia del siglo XXI?”
| José Manuel Coviella C.
Introducción
De los 200 años del cardenal Martini, que dijo en 2009 que: “La Iglesia se ha quedado 200 años atrás”. A los 100 años que el cardenal Omella, dijo (13-5-2022) que son necesarios para asimilar el cambio. “… Somos participes de ese cambio pero el fruto no se verá hasta dentro de 100 años…”. Dijo también que “…el Concilio Vaticano II, no lo tenemos asumido del todo…se necesitará 100 años por lo menos para integrarlo bien…”
Estoy de acuerdo con la afirmación del cardenal Martini. Y veo la de Omella muy pesimista y falta de valentía cuando menos. ¿Estamos ante un pecado de omisión?
Estamos en un proceso sinodal. La Iglesia entera ( todos los bautizados, es decir, Papa, obispos, sacerdotes, consagrados y laicos ) participan, garantizando el tomar parte en la reflexión, buscando la comunión, la fraternidad y caminando juntos en la misión. Hasta el 15 de agosto de 2022 es el plazo para la presentación de los resúmenes de las consultas por parte de las Conferencias Episcopales, las Iglesias Orientales Católicas sui iuris y los demás organismos eclesiales.
Comisión y omisión
Todo lo negativo que se genera en el mundo, se genera también por la apatía o la omisión de las personas. Lo negativo que se haga o se permita siempre acaba repercutiendo a toda la humanidad. Los pecados de comisión son aquellas acciones negativas que se realizan de manera proactiva. Mentir, robar, calumniar, etc. son ejemplos de pecados de comisión. El pecado de omisión es un pecado que sucede al no hacer algo que es correcto. Es preciso tomar conciencia de que si el bien no actúa, el mal sí actúa.
“…El que sabe hacer el bien y no lo hace, comete pecado…” (Sant.4,17). En la parábola del Buen Samaritano vemos que el hombre que necesitaba ayuda es visto por un sacerdote y un levita que pasan de largo. Los dos sabían lo que hacían y no hicieron nada. El tercer personaje, un samaritano, se detuvo y tuvo compasión del que necesitaba ayuda. (Lc.10,30-37). Jesús nos dice, con este relato, que es pecado también el evitar hacer el bien.
Y en Mt.25,31-46, viene a decir lo mismo cuando describe que los que vieron a otros hambrientos y sedientos, pero no les dieron agua y alimento; o los que vieron a gente con necesidad de vestido o enfermos o en la cárcel y no hicieron nada para vestirlos, consolarlos, visitarlos, son conductas de pecado de omisión, porque podrían haber atendido a esas personas en esas necesidades y no lo hicieron.
Carlo María Martini: “La Iglesia se ha quedado 200 años atrás”
La rigidez «proviene del miedo al cambio. Detrás de toda rigidez «hay un desequilibrio». A Carlo María Martini, fallecido en 2012, uno de los más prestigiosos biblistas católicos, se le atribuye la afirmación, poco antes de morir: «la Iglesia católica lleva más de 200 años de retraso”, quería la revisión del papel de la mujer en la Iglesia, conocedor de que «en la historia de la Iglesia hubo diaconisas. No se puede entender una Iglesia sin mujeres, pero mujeres activas en la Iglesia. Es necesario ampliar los espacios para una presencia femenina más incisiva en la Iglesia.
“…Las reivindicaciones de los legítimos derechos de las mujeres, a partir de la firme convicción de que varón y mujer tienen la misma dignidad, plantean a la Iglesia profundas preguntas que la desafían y que no se pueden eludir… El sacerdocio ministerial es uno de los medios que Jesús utiliza al servicio de su pueblo, pero la gran dignidad viene del Bautismo, que es accesible a todos…”“Evangelii Gaudium” (2013),( nº: 104), año 2013.
“La Iglesia se ha quedado doscientos años atrás (decía Martini en el año 2009)”
– Nuestra cultura ha envejecido,
– Las casas religiosas están vacías y el aparato burocrático de la Iglesia crece.
– Los ritos y hábitos son pomposos.
Hay cuestiones candentes que afectan a la Iglesia y que, en palabras del cardenal Martini, no pueden esperar más y han de ser abordadas de forma inmediata. Temas como la actitud de la Iglesia hacia los divorciados (es obligado hacer una revisión de la normativa canónica y eclesial), el nombramiento y la elección de los obispos, el celibato de la vida consagrada y los sacerdotes, el papel de los laicos en la Iglesia, la relación entre la jerarquía eclesial y la política y los gobiernos, son algunas de esas cuestiones.
La Iglesia necesita hacer una mirada retrospectiva, ver lo que se ha logrado, considerar los pecados. Martini expresó que la Iglesia debe reconocer sus propios errores y debe realizar un cambio radical.
¿Cómo tiene que ser la Iglesia del siglo XXI?
1- Se precisa conversión. Las preguntas sobre la sexualidad y sobre todos los temas que implican el cuerpo son un ejemplo de ello. Tenemos que preguntarnos si las personas aún escuchan los consejos de la Iglesia. Muchas personas se han alejado de la Iglesia, y la Iglesia se ha alejado de las personas ¿Es la Iglesia todavía una autoridad de referencia o sólo una caricatura en los medios? Hoy no es la Iglesia la única que que produce cultura, ni la primera, ni la más escuchada. Por tanto, es necesario un cambio de mentalidad pastoral.
2- Fidelidad a la Palabra de Dios. El Concilio Vaticano II devolvió la Biblia a los católicos.
3- Los Sacramentos. Los sacramentos no son una herramienta para la disciplina, sino una ayuda en los momentos del caminar y en las debilidades de la vida. ¿Llevamos los sacramentos a los personas que necesitan una nueva fuerza?
4- La tradición. La tradición es el rio vivo. La Tradición es el río vivo que se remonta a los orígenes, el río vivo en el que los orígenes están siempre presentes, decía Benedicto XVI en abril del 2006. La Tradición es pues la suma total del dogma, moral, disciplina, liturgia y actividad pastoral. Los elementos que completan lo que es la Tradición si pueden cambiar.
La tradición no es una colección de cosas, de palabras, como una caja de cosas muertas. La Tradición es el río de la vida nueva, que viene desde los orígenes, desde Cristo, hasta nosotros, y nos inserta en la historia de Dios con la humanidad. (3 mayo 2006)
Cardenal Juan José Omella. “…los cambios se realizan lentamente: necesita 100 años…”
El 13 mayo 2022, en Fórum Europa estuvo el Cardenal y Presidente de la Conferencia Episcopal Española, Juan José Omella.
Durante su intervención dijo que en este momento estamos en un cambio de época y como dicen los entendidos, los cambios de época se realizan lentamente: necesita 100 años …con lo cual nosotros somos participes de ese cambio pero el fruto no se verá hasta dentro de 100 años. Y en ese tiempo de crisis, de cambio no sabemos muy bien por dónde ir. En estos momentos hay que discernir cuáles serían los grandes retos que tenemos delante y por los que tenemos que trabajar.
Ante la pregunta por ¿qué opina de la incorporación de la mujer al sacerdocio? El cardenal recuerda que ya Juan Pablo II dijo que el tema del acceso de las mujeres al sacerdocio estaba cerrado. … Tengo que decir lo mismo, dijo Omella. Ahora bien, eso no quiere decir que se pueda plantear y eso los teólogos tendrán que decir al respecto y tendrá que decir la Santa Sede, el Papa. Yo, dijo el cardenal, si hay cambio lo aceptaré y si no hay cambio también aceptaré.
Ahora bien a veces vemos que el acceso o no acceso del sacerdocio a las mujeres es un tema visto desde el poder; yo creo, dijo, que eso es una un concepto equivocado. En esta línea de la sinodalidad, lo importante no está en los cargos de arriba (Papa, obispos, sacerdotes). Venimos de un concepto piramidal de la iglesia donde el poder está arriba y el pueblo abajo obedeciendo. Esa visión piramidal el Concilio Vaticano II, que no lo tenemos asumido del todo (se necesitará 100 años por lo menos para integrarlo bien) le ha dado la vuelta.
Partimos (nueva visión) de un círculo; un círculo donde el centro es el pueblo de Dios, todos los bautizados somos el sujeto, el centro y cada uno está al servicio de este pueblo de Dios. ¿El obispo qué hace? Como guía de la comunidad va delante indicando el camino pero a la vez tiene que estar en el centro compartiendo y a la vez detrás recogiendo a todos los que se van quedando. Es el servidor de la comunión.
¿Una mujer puede presidir? Sí; pero eso Dios dirá si esto se puede hacer o no se puede hacer; Dios dirá. Ahora bien lo que importa no es el poder sino el servicio a la comunidad y ese servicio a la comunidad para ejercicio de la comunión lo podemos hacer todos pero de manera especial lo tiene que hacer el sacerdote y el obispo. Es preciso escuchar qué dice y qué quiere el espíritu en este momento y juntos discernir y tomar la decisión y no por votos sino por consenso, porque creemos que esa es la voluntad de Dios. Eso exige discernimiento y saber ceder. Es lo que pasó en el Concilio de Jerusalén (siglo I).
No estamos acostumbrados a esto. Creo, dijo Omella, que el Papa, para todas esas cuestiones (sacerdocio de mujer…etc ) ha marcado el camino, un camino sinodal; esta actitud que es nueva para nosotros, ha estado en el origen de la Iglesia. El ADN de la Iglesia es la sinodalidad. Lo estamos de alguna manera recuperando.
Fuente Religión Digital
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