¿El ateísmo es la mayor liberación del ser humano?
Del blog de Tomás Muro La verdad es Libre:
01.- ¿Dios ha muerto?
Todos los pueblos y culturas han creído siempre en Dios. De formas muy diversas, con mitos, ritos y doctrinas muy diferentes pero la humanidad no ha sido atea, ni lo es a excepción –hoy en día- del mundo occidental.
El ateísmo es un fenómeno relativamente nuevo, ya que nace a mediados del siglo XIX. Apenas llevamos 150 años de ateísmo explícito.
El filósofo y “padre espiritual” de K Marx, L. Feuerbach (1837-1872) fue el primer ateo de la historia.
Nietzsche moría el año 1900, es decir en el pórtico del siglo XX. Este filósofo fue el que proclamó la muerte de Dios: Dios ha muerto y las iglesias son sus tumbas.
El hábitat cultural en el que vivimos hoy en día es el nihilismo de Nietzsche: Dios no está ya presente ni en la vida social, ni en la vida cultural, ni en la educación, ni casi en las familias. “No existe nada ni falta que hace”.
02.- ¿El futuro es la increencia y la nada?
Pareciera como si el futuro y el progreso de la humanidad fuese la increencia en sus variadas formas: ateísmo, agnosticismo, nihilismo, etc.
¿Ser ateo es lo mejor que nos puede pasar personal y como pueblos? ¿Ser increyente es ser más libre?
Mucha gente, los políticos y –por desgracia- el mismo mundo de la educación piensa que teniendo dinero ya estamos salvados.
Pero las grandes cuestiones de la vida no se resuelven con dinero. El sentido de la vida, el problema de la muerte, la ética no se solucionan con dinero y democracia.
¿Dónde hallar una respuesta a los problemas humanos? ¿En el “becerro de oro” de la banca, en la etnia-nación? ¿Habremos de aprender a vivir en la nada?
Cuando se siembra nada, se recoge vacío.
Es triste y angustioso tener la “nada” por origen y destino.
En lenguaje filosófico creer en Dios es creer en el ser. Frente al vacío y el absurdo que puede embargar la existencia humana, creer en Dios significa en que somos y seremos en Dios. Ni venimos de la “nada”, ni vamos hacia la “nada”. Somos en el que es. Yo soy el que soy, (Ex 3,14).
03.- Dios ha muerto, pero la vida y el amor permanecen.
Yo no sé si el Dios prepotente y justiciero ha muerto o no. Más bien creo que ese tipo de Dios no ha existido, aunque nos lo hayan enseñado y lo hayamos padecido.
Flaco favor está haciendo a la sociedad este momento eclesiástico ultramontano desenterrando lo más sombrío de un cristianismo sombrío y ritualista.
Lo que podemos observar es que el ser humano sigue pensando, amando, casándose y divorciándose, trabajando, en paro y con huelgas, disfrutando y sufriendo, siendo feliz y triste. Al mismo tiempo los humanos seguimos envejeciendo, enfermando física y psíquicamente, muriendo.
¿Todo para nada?
04.- ¿Y quién es Dios?
Dios nos libre de quien crea saber quién es Dios, aunque hay mucho “enterado eclesiástico” suelto.
Rahner hacía una gran distinción entre el Dios, la Trinidad inmanente (lo que Dios sea en sí), y el Dios, la Trinidad económica: (oikos significa hogar y nomos: ley. Economía significa: ley del hogar); es decir: ¿Qué es lo que Dios ha hecho por su hogar, por su familia? Y Rahner se contestaba a sí mismo: Desconocemos lo que Dios sea en sí mismo (Trinidad inmanente.) A Dios no le ha visto nadie nunca jamás, (Jn 1,18), pero sí sabemos lo que Dios ha hecho por nosotros (Trinidad económica). Y lo que Dios ha hecho por nosotros es amarnos y salvarnos por medio de JesuCristo.
05.- Dios es y es amor (y el ser humano también)
Lo que sabemos de Dios, al menos del Dios de JesuCristo, es que Dios es amor. Y a Dios le conocemos si sabemos lo que es amar y amamos.
Dios nos ha creado -por medio de la evolución y de nuestros padres- porque nos ama, por puro regalo y gracia.
Dios nos ha creado porque nos ama. Y porque nos ha creado y nos ama, nos salva.
El primer acto salvífico es la creación
La humanidad y el mundo están impregnados del amor de Dios, lleno de la amistad y gracia de Dios: ningún ser humano es des-graciado”. Ningún ser humano escapa a la bondad de Dios. Dios nos quiere a todos. El Dios que Jesús nos anuncia es el Dios de la misericordia. JesuCristo es feliz con los pecadores.
La tradición de San Juan es reiterativa, el que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor. (1Jn 4,8). Quien permanece en el amor, permanece en Dios, (1Jn 4,16).
Donde hay amor, allí está Dios.
Quien cree en el amor, quien ama, ese tal no es ateo. A Dios no le amamos directamente, como tampoco le conocemos directamente como si tuviésemos el número de su móvil. A Dios le amamos y conocemos en la medida en que tenemos experiencia del amor en la vida y amamos a los demás.
Quien ama conoce a Dios.
Solamente en Dios descansa mi vida.
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