Compasión
La compasión consiste en tener el atrevimiento de reconocer nuestro recíproco destino, a fin de que podamos ir hacia adelante, todos juntos, hacia la tierra que Dios nos indica. Compasión significa también “Compartir la alegría”, lo que puede ser tan importante como compartir el dolor. Dar a los otros la posibilidad de ser completamente felices, dejar florecer en plenitud su alegría.
Ahora bien, la compasión es algo más que una esclavitud compartida con el mismo miedo y el mismo suspiro de alivio, y es más que una alegría compartida. Y es que tu compasión nace de la oración, nace de tu encuentro con Dios, que es también el Dios de todos.
En el mismo momento en que te des cuenta de que el Dios que te ama sin condiciones ama a todos los otros seres humanos con el mismo amor, se abrirá ante ti un nuevo modo de vivir, para que llegues a ver con unos ojos nuevos a los que viven a tu lado en este mundo. Te darás cuenta de que tampoco ellos tienen motivos para sentir miedo, de que tampoco deben esconderse detrás de un seto, de que tampoco tienen necesidad de armas para ser humanos.
Comprenderás que el jardín interior que ha estado desierto durante tanto tiempo, puede florecer también para ellos.
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H. J. M. Nouwen,
A maní aperte,
Brescia 19973, 47s.
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