Jaume Patuel Puig: Jesús y Sócrates.
Los valores los construyen y eligen las personas. El artículo anterior hablábamos de LA PIRÁMIDE MASLOW, es decir, de una axiología hecha por una persona, ciertamente con su equipo, pero era una persona como punto de referencia. Otras personas son también puntos de referencia a nivel cultural.
En nuestra cultura occidental, que nació con los griegos (S. VII aC), había puntos de referencia, uno de ellos fue Sócrates (470-399 aC). Él prefirió la muerte antes que traicionar la verdad. En otras palabras, las autoridades civiles no soportaban que Sócrates enseñara a pensar libremente a la juventud porque esto sacudía tanto el poder civil como el político. Otro referente y fundamento en nuestra cultura occidental es Jesús (04 aC-33 dC). Fue ejecutado para predicar también la libertad de conciencia. Esto sacudía el poder religioso (judío) y político (romano).
Poco sabemos de la vida histórica de Jesús. En cambio, sus seguidores realizaron unas narraciones, que eran teología narrativa, de su vida como modelo de persona responsable, madura y, sobre todo, de una profundidad humana o madurez integral. Pues bien, sobre estas dos figuras de altura y profundidad humanas en los últimos siglos se ha hablado. Así tenemos a Erasmo de Rotterdam (1515) o Émile Rousseau (1762). Continúa Hegel (1795) y, en la actualidad, Jesús, Sócrates y Buda (Lenoir, 2013). No digamos google, al alcance de todos.
Pero quiero mencionar de forma especial, y esto ha dado lugar al título del artículo: Jesús i Sòcrates (2021). El autor es Roger Armengol (1942), médico psiquiatra. Académico de la Real Academia de Medicina de Cataluña. Miembro del Comité de Bioética de Cataluña y de la Comisión de Deontología del Colegio de médicos de Barcelona. Ha escrito varios libros: El pensamiento socrático y el psicoanálisis de Freud (1994), por lo tanto buen conocedor del psicoanálisis. Creer en Dios o creer en Jesús (2017). La moral, el mal y la conciencia (2018) y Felicidad, moralidad y el dolor (2019).
Conviene decir, en primer lugar, y como él mismo afirma, que no es una persona creyente, sino agnóstica. Remarco este punto porque es gozar no únicamente de una mente abierta, sino investigadora y la vez indagadora junto a la honestidad de un intelectual que sabe reconocer, y así lo expresa en público, que es lector de los grandes especialistas y que él no lo es.
Esto no obstaculiza que formule su propia opinión y exprese, pero basada en estas personalidades de la Ciencia de la Vida. Por eso el subtítulo es, en mi opinión, muy significativo: Dos maestros para el futuro de la humanidad.
Entiendo que el artículo no es el lugar de hacer una recensión. Pero sí lleva a considerar que actualmente es necesario, en la nueva sociedad dinámica, de cambio continuo, de nuevos conocimientos, de creatividad, de tecnología al alcance ya de todos, evitar una falta de puntos de referencia claros.
Parece ser que caemos en la tecnofilia o tecnofobia. La gran angustia y miedo a ser “tragados o deglutidos” por el mundo artificial y algorítmico donde las máquinas solucionan no sólo los problemas técnicos y emocionales sino también la respuesta a las cuestiones existenciales. Dicho de otra forma que el ser humano, bio-psico-conciencial, sea dirigido por la inteligencia artificial, cuidado por robots y que solucione algorítmicamente problemas humanos graves o de importancia. No es una especulación o posible futuro, sino una auténtica realidad ya presente.
Si estamos cabalgando entre un paradigma o modelo cultural de cristiandad y un modelo o paradigma técnico, para educar a la infancia, la adolescencia o la juventud (de 0 a 40 años), ¿qué referentes o personas hay que puedan ser un modelo a admirar por su dinámica de espíritu y seguir lo que ellos hicieron?
Ciertamente aquí nos encontramos con un gran vacío. Y Armengol nos echa una buena mano. La pantalla pequeña, que engancha a tanta gente, no lo ofrece. Y si lo hace, no lo hace con un lenguaje entendido y comprensivo por las nuevas generaciones, nacidas con la pantalla móvil en la mano y aprendida su existencia desde los tres meses. Una pantalla móvil que es la entrada en las redes sociales y en un mundo desconocido que atrae la curiosidad de las primeras edades que entran en el mundo y les toca descubrir el único mundo que existe. Un mundo por humanizar y hacerlo más viable.
Toda la responsabilidad pertenece a todos los seres humanos. Ciertamente, más en uno(a)s que en otro(a)s. No tanto en busca de qué sentido tiene la vida, sino qué me pide la vida para hacerla más humana integralmente. Jesús y Sócrates son dos maestros que indican que la vida vale la pena siempre que se evite hacer daño, actuar constructivamente y ser críticos. Esto, desgraciadamente, no es lo que presentan, con poca pedagogía y carencia de criterios objetivos, los mass-media, en general.
Es necesaria una contrarreación, un ir contracorriente, un pensamiento propio sin miedo a las consecuencias. Así lo expresa Armengol en la última página: “La propuesta moral de Sócrates diría: piensa, reflexiona para saber si lo que vas a decir o hacer es justo. La propuesta moral de Jesús diría: mira, observa si lo que vas a decir o hacer ocasiona dolor, daño o perjuicio; si les causa, aunque creas que es justo, no lo hagas”.
Da a pensar.
Jaume PATUEL PUIG (1935). Pedapsicogogo
Fuente, Fe Adulta
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