A veces, Señor, a veces…
A veces, Señor, a veces
son tantas las ofertas
y tantos los guiños e insinuaciones,
que el corazón se desboca
y la mente se ofusca
con propuestas tan llamativas y gustosas.
Y entonces, Señor, entonces,
me voy por sendas oscuras,
no presto atención a tus melodías,
evito tu roce y caricias,
y me pierdo, aunque sea de día,
porque me obsesionan los cantos de sirena.
Pero…
A veces, Señor, a veces
sólo anhelo que Tú me llames,
pronunciando mi nombre, como otras veces,
para despertarme y pacificarme,
y poder compartir heridas, deseos y tareas
a la vera del camino de la vida.
Y entonces, Señor, entonces,
aunque haya bandidos y ladrones,
sé que Tú vas cerca y delante
abriendo caminos y horizontes,
silbando alegres canciones
y dándonos a todos vida abundante.
A veces, Señor, a veces
reconozco tu presencia y voz,
y entonces, Señor, entonces
te sigo y salgo al mundo con ilusión.
*
Florentino Ulibarri
Fuente Fe Adulta
***
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