Cuaresma de la NO QUEJA
Del blog del Monasterio de Monjas Trinitarias de Suesa:
Esta es la propuesta comunitaria de este tiempo: la cuaresma de la NO QUEJA..
¡Ja!, parece fácil, pero realmente no lo es tanto.
Cuando nos reunimos en la comunidad hace unas semanas y dialogamos sobre cómo enfocar este tiempo de conversión, de revisión de vida, de mejora estructural, en definitiva, decidimos que podía ser interesante darnos cuenta de cuánto nos quejamos a lo largo del día.
Hay quejas justificadas que es necesario atender y valorar, porque tras la queja va una fundamentación de la misma. Pero hay muuuucha queja vacua, acostumbrada a escaparse de nuestros labios a la primera de cambio, en cuanto sentimos que la más mínima contrariedad acecha nuestra comodidad.
Hay opiniones que a veces parecen quejas, y viceversa, por lo cual será importante analizar, con honestidad, el origen profundo y real de esa opinión. Si descubrimos que nuestras palabras, o nuestra percepción, son poco claras, porque atacan nuestra comodidad, nuestro pensamiento habitual, porque no nos abrimos a otra realidad, a otra posibilidad dispar de la nuestra, entonces quizás la opinión no es tal sino queja.
Hacernos conscientes de cuánto y de qué nos quejamos es una buena manera para, en cambio, darnos cuenta de todo lo que hemos de agradecer.
Habrá excepciones pero, en general, en nuestra vida tenemos mucho más por lo que dar gracias que por lo que quejarnos.
Callado está dicho pero quedaría bastante ruin andar levantando el dedo y acusar a la hermana que se queja. No, cada cual conoce lo que sucede en el corazón y la propuesta es avanzar y crecer hacia dentro, hacia la gratitud, cumbre de toda vida espiritual.
Te contamos esta sencilla iniciativa comunitaria por si te parece importante e interesante realizar este ejercicio humilde y privado de no quejarte durante la cuaresma, de hacerte consciente de la negatividad que quizás repartes por ahí, sin darte cuenta siquiera. Por cada queja, un agradecimiento.
A lo mejor, si nos quejamos un poquito menos aportamos un poquito más de distensión a la vida.
Por cierto, no vale desquitarse en la Pascua, ¿eh? 😉
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