Déjala un poco más.
No es la primera vez que vienes
y que la higuera muestra sus hojas arrogante
–verdes, grandes, ásperas, sin fruto–,
engañándote.
Sabes que ocupa terreno fértil,
que sudaste y te deslomaste cuidándola
para que diera los higos mejores,
inútilmente.
Y aunque tienes ganas de cortarla
tu corazón hortelano se resiste.
Le cavarás la tierra, le echarás abono
nuevamente…
Hablo robándote las palabras
que me dijiste al encontrarme
e invitarme a tu causa y buena nueva
urgentemente.
Déjala un poco más.
Déjanos un poco más.
Déjame un poco más, Señor,
y cuídame.
*
Florentino Ulibarri
Fe Adulta
***
Comentarios recientes