Yo pecador…
Me resulta cada día más difícil el rezar en la eucaristía el “Yo confieso”, porque me imagino un gran tribunal en él que está Dios Todopoderoso, para juzgarme. Yo me siento sumamente pecador “por mi culpa” y pido perdón, solicitando para ello la ayuda de María y de los santos y de toda la comunidad. Es una imagen de un juicio con abogados defensores.
Cuando miro el evangelio, veo al hijo pródigo volver a casa de “su padre” y decirle sencilla pero profundamente: “Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, ya no soy digno de ser llamado hijo tuyo”. Pero el Padre sale en su búsqueda porque ya ha perdonado antes a su hijo y le invita al banquete, que para acogerle ha preparado el Padre.
Así me gusta tratar y manifestar mi pecado (que no es tan grave) a Dios Padre, sin necesidad de tribunales ni de pedir la intercesión de nadie, porque “donde hay capitán, no mandan los marineros.” Y Dios, por esencia, es perdón, es misericordia, es acogida. Dios ha abierto los cielos y se ha encarnado en Jesús y con Él, en toda la humanidad.
Me resultan difíciles las oraciones del misal porque casi todas están dirigidas al “Dios Omnipotente y Señor”. Por eso lo que hacemos es pedir con miedo su ayuda. Prefiero encontrarme con Dios, mi Padre en Jesús y manifestar y celebrar la Salvación que ya se me da en Cristo Jesús.
Hay otras oraciones que también me interrogan mucho. Aquello de “no soy digno” que el centurión expone a Jesús por ser un extranjero, a mí me parece que se puede cambiar así “Señor, sí soy digno de que entres en mi casa porque una Palabra tuya ha bastado para sanarme”.
Las oraciones en las que pedimos que tenga piedad, yo las veo como “Señor, Tú tienes piedad de nosotros” ¿No vivimos la experiencia de que Dios nos ama y nos ha perdonado ya?
En algunos templos oigo que se reza el “Señor mío Jesucristo” antes de empezar los rezos. Más difícil todavía para mí. ¿Es creador, Padre y Redentor mío? Hay toda una confusión. Y encima “Redentor”. Y luego “porque podéis castigarme con las penas del infierno”. Me cuesta entender un Dios así. Me parece totalmente necesario el que busquemos otras fórmulas y eduquemos en una fe renovada descubriendo al Dios que nos ha perdonado y salvado en Jesús. Vivirlo y anunciarlo así de todos los modos posibles.
Gerardo Villar
Fuente Fe Adulta
Comentarios recientes