Coraje
Del blog Nova Bella:
El coraje es tener miedo hasta de la muerte
y quedarse de pie de todas formas.
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John Wayne
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Del blog Nova Bella:
El coraje es tener miedo hasta de la muerte
y quedarse de pie de todas formas.
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John Wayne
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Hay algo tan determinante y claro en la vida de los seres humanos como la necesidad de vivir “agrupados”, pues la interdependencia es característica de toda vida animal: no solo nacemos unos de otros, sino también nos necesitamos como un bastón para sostenernos en pie y seguir adelante. ¿Hay algo más inútil y enclenque que un hombre solo, por muy dotado que esté de facultades y por muchas fuerzas que tenga? ¿Es concebible siquiera la vida humana en una tierra habitada exclusivamente por “robinsones”?
Que la necesidad esencial de agruparse haya llevado a los seres humanos a su más lograda y perfecta forma de hacerlo en las “democracias” ha sido producto de no pocas renuncias individuales que nacen de tener que confiar en otros y delegar la representación personal en muy concretos grupos políticos. Sin embargo, mientras que la confianza ensancha el horizonte vital, la delegación no se hace como renuncia o sometimiento, pues todos tenemos los mismos derechos y nadie debe ser esclavo de nadie, sino por la conveniencia de encontrar acomodo y proyección en el grupo del que necesariamente se forma parte. En otras palabras: confiamos en otros para crecer y delegamos en los representantes políticos, pero no para transferirles un poder de dominio sobre nuestras vidas y haciendas, por más que ese sea el resultado muchas veces, sino para que lleven a efecto una fructífera misión de servicio a la colectividad. Solo el servicio a la comunidad justifica el poder político y la existencia misma de los políticos.
De ahí que toda política que no es servicio, es decir, toda política “dominadora”, sea depredadora, y que los “políticos dominadores” se conviertan en pesadas cargas para las espaldas de los ciudadanos que han confiado en ellos. Y de ahí se deriva igualmente la necesidad de que la política ejercida sea no solo buena, eficaz y productiva, sino también soportable económicamente. El ideal, por inalcanzable que resulte, es muy claro: buena política, pero a bajo costo; país rico con gobierno pobre. Es justo lo contrario de lo que está ocurriendo por lo general en las naciones orgullosas de su democracia. La vocación obliga al político a ser uno de los trabajadores más rentables para el pueblo, uno de los que más produzca a menor costo. Vista desde esa perspectiva, la situación actual no da más que para carcajadas sarcásticas debido a que no pocos políticos aprovechan su situación privilegiada para enriquecerse, comportándose para mayor escarnio como auténticos parásitos y viviendo como insaciables sanguijuelas de la sangre de los ciudadanos. Para no hurgar más en esta herida, de todos es bien sabido que, durante la terrible pandemia que padecemos y mientras muchos ciudadanos han perdido sus trabajos y disminuido sus ingresos, ningún político español ha ido al paro ni ha visto recortada su injustificada remuneración.
Partiendo de estos principios, el primer objetivo de todo gobierno bien emplazado debería ser procurar cobijo y comida a todos los ciudadanos que no quieran vivir a la intemperie ni pasar hambre voluntariamente. Todo ser humano que nace tiene derecho a un lugar donde vivir y a poder llevarse algo a la boca. Digamos, para no desequilibrar la cosa, que también tiene la obligación de contribuir al logro de ese objetivo. Un pueblo en el que haya ciudadanos que pasen hambre y por la noche no tengan para arroparse más que las estrellas es, siempre y en toda circunstancia, un pueblo “mal gobernado”, un pueblo cuya política hace aguas debido a que sus políticos se sirven de él en vez de servirlo. Insisto en que lo que realmente determina que una política discurra por el buen camino es que se logre de alguna manera que todos los ciudadanos tengan un habitáculo y puedan llevar cada día a la boca lo que necesitan para vivir. A ello hay que añadir, además, que disfruten de buena salud, que tengan una educación adecuada y posibilidades de realizarse como personas.
Ahora que en España se ha puesto sobre la mesa la “cuestión laboral” con la idea de injertar como es debido el mundo del trabajo en el empresarial, deberíamos tener el coraje de ir más allá de lo estrictamente salarial y de la durabilidad del trabajo para armonizar convenientemente en la vida de las empresas los roles de los empresarios capitalistas y de los trabajadores asalariados. Frente a tan problemática pantalla, solo me atrevo a insinuar que trabajar por un salario empobrece al trabajador e incluso desnaturaliza su trabajo. La envergadura laboral de un trabajador no se puede medir por la cuantía de un sueldo: considerando la empresa como un ser vivo, el trabajador, como también el empresario y el capital, es un órgano vital. De hecho, el fallo de cualquiera de esos tres órganos la hace inviable. Tengo la impresión de que, tras más de un siglo de dramáticas disputas entre marxismo y capitalismo, aquel nunca se ha atrevido a plantear la cuestión en términos tan esclarecedores como que los trabajadores son tan importantes como el capital y que también ellos son empresa.
Fijar en última instancia lo que son políticas de derechas o de izquierdas, zarzal en el que estamos metidos desde los inicios del s. XX, no solo se ha cobrado millones de víctimas, sino también empobrecido sobremanera nuestras sociedades. Es un problema que sigue muy verde en nuestros días. Sin duda, la persistente lucha obrera, que propugna “un salario mínimo digno”, ha contribuido a rescatar a los trabajadores de una explotación laboral que trataba de valorarlos únicamente como fuerza productiva y que de hecho los sometía y sigue sometiendo, no pocas veces, a una severa esclavitud. Si queremos salir del atolladero en que todavía nos encontramos, hemos de partir del hecho ya apuntado de que toda empresa está formada por el capital que la sostiene, por un cuerpo directivo que la planifica y por los obreros que le ponen carne al esqueleto, las tres columnas que sostienen el edificio: sin base económica no habría proyecto, sin dirigentes todo sería un caos y sin trabajadores no se daría ni un solo paso hacia adelante. La pacificación definitiva del mundo laboral vendrá únicamente de que la empresa funcione realmente como un cuerpo vivo en el que todos sus órganos vitales trabajen a pleno rendimiento.
Hoy, ningún empresario se atrevería a negarle a un trabajador la remuneración mínima suficiente para que puedan vivir él y su familia. De hacerlo, tendría que ser al margen de la ley que lo cuantifica. Sin duda, han quedado atrás los tiempos de la severa esclavitud laboral que muchos trabajadores han padecido, pero seguimos soportando todavía muchos desequilibrios, derivados de llamar empresa y considerar como tal únicamente al capital y a su personal directivo, mientras que los obreros quedaban reducidos a una masa laboral informe, obligada a producir el máximo rendimiento para sus patronos. Mis tiempos de comerciante me enseñaron que el beneficio comercial depende también y no poco de la gestión de compras y del control de los gastos de la transacción, el mayor de los cuales es siempre el costo laboral. De ahí que el trabajador, lejos de ser valorado como una de las tres columnas vertebrales de la empresa, quede reducido muchas veces a un “gasto” inevitable, tanto más soportable cuanto menor sea.
Yendo mucho más allá de cuanto se ha expuesto en tantísimos tratados sobre los empresarios y los trabajadores, sobre el capital y el trabajo, urge que los trabajadores sean colocados a la altura del capital. No me cansaré en insistir en que tan importante es para una empresa el capital sobre el que se funda como el trabajo que la desarrolla. Sin dinero, no hay base sobre la que construir, pero, sin trabajo, no hay construcción posible. Falta todavía mucho para que el trabajador se sienta dueño de alguna manera de la empresa en que trabaja. Cuando seamos capaces de plasmar en el funcionamiento de nuestras empresas ese proceder no solo habremos demostrado la inutilidad de la cansina dialéctica capital-trabajo, en la que seguimos inmersos por intereses económicos e ideológicos, sino también eliminado de raíz la conflictividad laboral que tantísimos disgustos causa, que tantas horas de trabajo tira por el sumidero y que tanto empobrece a los ciudadanos.
Partiendo de que la mínima aspiración de todo buen gobierno ha de consistir en procurar cobijo y comida a todos sus ciudadanos y de que el “salario mínimo” ha de ser de una cuantía que provea a las necesidades básicas del trabajador y de su familia, deberíamos diseñar empresas en las que los trabajadores sean beneficiarios de su productividad en la medida en que su trabajo los convierte en sus dueños. Sin duda, es una tarea harto difícil, pero el día en que se logre se dará al traste con toda la conflictividad laboral y se resolverá de un plumazo uno de los problemas más enquistados en la sociedad: conseguir que “los trabajadores trabajen”. El sistema actual favorece que se acomoden en él fácilmente cientos de miles de parásitos que viven chupando la sangre de otros y cuyos salarios, lejos de ser dignos, son robos descarados.
El doce de enero se daba cuenta en este mismo portal de RD de que el papa Francisco denunciaba que “el trabajo es a menudo rehén de la injusticia social” y pedía que “sea rescatado de la lógica del mero beneficio y pueda ser vivido como derecho y deber fundamental de la persona”. “Derecho” porque es eje esencial del funcionamiento de una empresa en la que se proyecta la vida profesional del trabajador. “Deber” porque incluso fuerza a dejarse la piel en una empresa que se convierte en el sustento de su familia. Hablamos de un equilibrio de fuerzas y de reparto de beneficios que no solo será difícil de diseñar, pues requerirá audaces desarrollos legislativos, sino también de implantar, pues tendrá que lidiar, por un lado, con la precariedad laboral en que se mueven muchas empresas y, por otro, con la cuantificación de la productividad real de cada trabajador.
En este contexto, permítaseme una rápida alusión al mundo de la emigración, tan problemático en nuestros días por incomprensibles razones políticas e ideológicas. Sé de lo que hablo al haber trabajado con emigrantes españoles en Francia y en el Reino Unido. Cuando la emigración no es forzada, sino que obedece al derecho básico que cada cual tiene para buscarse la vida donde mejor le parezca, es realmente una bendición para los pueblos. Lo digo porque, en la actual coyuntura, la emigración está resultando muy conflictiva no solo porque se está haciendo a las bravas, sino también porque el mal entendido “fair play” de algunas naciones facilita que emigren a ellas parásitos de toda índole y hasta peligrosos delincuentes. Sin embargo, cuando se planifica y se desarrolla conforme a la ley, el emigrante, que se ve sometido muchas veces a esfuerzos sobrehumanos, enriquece al mismo tiempo a sus dos pueblos: el de su origen, al que suele enviar importantes ahorros, y el de su destino, que resulta el más beneficiado por su trabajo. Son muchos los españoles que a mediados del siglo pasado contribuyeron, por ejemplo, al desarrollo de Francia, de Alemania y del Reino Unido, al mismo tiempo que, tras vivir ellos con severa austeridad, ayudaban con sus ahorros a sus familias y contribuían con ellos significativamente a sacar a España de la enquistada pobreza en que había caído tras tantas convulsiones políticas.
Ramón Hernández Martín
Religión Digital
Del blog de Jorge Costadoat Cristianismo en construcción:
En muy pocas décadas la crisis de la Iglesia Católica en Chile puede conducir a un catolicismo muy diferente del que conoce la actual generación. Pero es imposible saber si la caída del número de sus miembros y la erosión de la jerarquía eclesiástica se traducirán en un nuevo tipo de cristianismo
Laicos y laicas no participan en ninguna decisión importante en su Iglesia. No eligen a sus autoridades. Estas tampoco les dan cuenta (accountability) de su desempeño. Y, como si lo anterior fuera poco, los abusos sexuales del clero y su encubrimiento ciertamente han podido provocar una estampida
En muy pocas décadas la crisis de la Iglesia Católica en Chile puede conducir a un catolicismo muy diferente del que conoce la actual generación. Pero es imposible saber si la caída del número de sus miembros y la erosión de la jerarquía eclesiástica se traducirán en un nuevo tipo de cristianismo.
La Iglesia Católica ha experimentado una disminución de sus miembros impresionante. Solo en los últimos 15 años los católicos son prácticamente un tercio menos. Lo que las encuestas no pueden medir es qué está ocurriendo en el corazón de cada católico/a, y probablemente tampoco estos lo sepan con exactitud. ¿Alguien puede excluir que haya personas en quienes, en este contexto, ha crecido la preocupación por el prójimo y la paz del mundo? Si así fuere, el panorama no es necesariamente tan malo. Esto puede ser germen de otra versión de la Iglesia. Las hubo en el pasado. La tradición monástica, por ejemplo. Las hay en el presente, las varias familias protestantes, otro ejemplo.
Las causas de la caída, según parece, son varias. Una, y probablemente la principal, es el acelerado proceso de secularización. Muchos connacionales no necesitan de la religión para ir adelante en la vida. La ciencia y la técnica hacen más “milagros” que la fe y los santos. Por lo demás, ¿qué misa puede serle a los jóvenes más profunda que una buena conversación por celular? También debe influir el anacronismo de las instituciones católicas. Las vestimentas y las ceremonias religiosas, sobre todo las más solemnes, parecerán esotéricas incluso a la gente mayor. Otro motivo del declive es la concentración absoluta del poder en la jerarquía eclesiástica. Laicos y laicas no participan en ninguna decisión importante en su Iglesia. No eligen a sus autoridades. Estas tampoco les dan cuenta (accountability) de su desempeño. Y, como si lo anterior fuera poco, los abusos sexuales del clero y su encubrimiento ciertamente han podido provocar una estampida.
Sean estas y otras las razones, es un dato duro la disminución de los ministros. Las congregaciones religiosas femeninas se apagan, los seminarios y noviciados se vacían, y muchos curas dejan el sacerdocio. El caso de los sacerdotes merece una atención aparte. Si pasa por ellos la estructuración de la Iglesia y ellos inciden poderosamente en la experiencia de Dios de las personas, su mengua tendrá un enorme impacto. Pero, aun en el caso que la escasez de obispos y presbíteros se revirtiera, hay un problema de fondo. La versión sacerdotal de la Iglesia se agota. Tal vez surjan otras versiones. Estas exigirían distintas modalidades de eclesialidad, nuevos tipos de líderes e innovaciones en las maneras de formarlos. Este punto es clave.
El seminario tridentino actual, aunque con importantes modernizaciones, continúa formando aparte a sus líderes. Los separa de la gente, de su sentir, de sus modos aprender y de padecer, e instala en ellos una distancia entre lo sagrado y lo profano que han de representar y ejercitar. El Concilio Vaticano II abrió la posibilidad de formar de otras maneras a sus autoridades. Se ensayaron nuevas modalidades, pero el gobierno de Juan Pablo II frenó las innovaciones, mejoró el seminario del concilio de Trento y ordenó sacerdotes a personas que volvieron a considerarse superiores a los demás. El mismo Vaticano II impulsó un progreso en materia de crecimiento humano, intelectual y espiritual de los seminaristas, pero no desmontó el sistema de separaciones estructural que pone de un lado y otro a la Iglesia y el mundo, a los clérigos y el laicado, escisiones que alojan en la psiquis del sacerdote y le hacen vivir con un estrés complicado de soportar.
En Chile la crisis de la Iglesia Católica es enorme en relación a los otros países latinoamericanos. Además de la caída inédita en la pertenencia religiosa, también el desprestigio de su dirigencia es incomparable. Todo indica que la iniciativa ahora la tienen los laicos y laicas que crean que una tradición de humanidad de dos mil de años todavía puede inspirar la creación de comunidades cristianas, con nuevas autoridades, con renovadas formas de caridad y de lucha por la justicia a través de las cuales las personas recreen una fraternidad universal.
Fuente Religión Digital
@lleca_org
De acuerdo con el Comité de DDHH de la ONU, entre 2009 y 2020 se registraron 335 muertes violentas de personas LGBTI en Honduras
Por Eréndira Aquino
6 de febrero, 2022
Pasaron más de diez años de deportaciones, miedo, vivir en las calles y ejercer el trabajo sexual para que Tiffany, de origen hondureño, lograra cumplir sus dos sueños: transicionar como mujer y llegar a Estados Unidos.
“Quería que la gente me viera, quería ser quien ahora soy, una mujer trans… La primera vez que salí tenía 16 años, en 2011. Soy de un lugar donde predomina la Mara y yo ya estaba experimentando, ya sabía que me gustaban los hombres. A escondidas me vestía con ropa de mi mamá y de mi hermana, me maquillaba”, cuenta.
A pesar de que se ocultaba, Tiffany fue descubierta por su madre, quien le dio una golpiza, lo que motivó que saliera huyendo de su casa y de su país.
En el camino comenzó a vestirse como mujer por primera vez. Su primer círculo de apoyo fueron las trabajadoras sexuales trans de Guatemala. “Me empiezan a maquillar y con ellas me puse por primera vez un par de tacones. Salí con falda a la calle, traía brassiere… ¡Sentí que me quería comer el mundo! Aunque no podía ni caminar”, relata Tiffany con una sonrisa.
Titubea un poco, y en seguida reconoce que todo el recorrido que hizo, lo hizo sin un peso. “Ejerciendo trabajo sexual con traileros, así fue mi camino”.
Después de varios meses de tránsito, consiguió llegar a Tenosique, Tabasco, donde vivió por aproximadamente cuatro años, a la espera de conseguir documentos que le permitieran permanecer legalmente en México, pero no lo consiguió. En cambio, fue enviada por las autoridades de vuelta a Honduras, pese al riesgo en el que se encontraba.
De acuerdo con el Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, entre 2009 y 2020 se registraron 335 muertes violentas de personas lesbianas, gays, bisexuales y transexuales en Honduras, de las cuales 109 ocurrieron en los últimos tres años.
Naciones Unidas ha documentado que las víctimas identificadas como parte de la comunidad LGBTI comparten rasgos como evidentes señales de tortura o castigos, violaciones, golpes en el rostro, quemaduras, heridas en distintas partes del cuerpo y muertes causadas con armas de fuego.
“Mis ilusiones empezaron a morir en la calle”
“Sufrí mucha discriminación de mi familia. El pueblo de donde soy era de puro cabrón, puro marero -integrantes de la pandilla Mara Salvatrucha-. Estuve un año en Honduras de regreso, me pasaron muchas cosas. De la noche a la mañana tuve que volver a salir huyendo”, recuerda.
Al ser una mujer trans, “me tocaba estar con los mareros, aunque son homofóbicos. Practicaba sexo con ellos por miedo, pero uno de ellos me buscaba siempre que andaba tomado. Yo vivía con una amiga y estaba estudiando cosmetología, ya trabajaba en una estética”.
Según la organización Human Rights Watch (HRW), la violencia contra las personas de la comunidad LGBT en Honduras está asociada con factores económicos que derivan en una marginación sistemática que suele empezar con el rechazo y el abuso por parte de sus familias.
En un informe elaborado en 2020, HRW señaló que la discriminación en la educación y el empleo por motivos de orientación sexual e identidad de género agudizan la marginación económica, y con el tiempo dejan a muchas personas LGBT sin medios de vida estables y con pocas opciones que no sean vecindarios de bajos recursos, a menudo controlados por pandillas.
Era el caso de Tiffany, quien vivía con miedo, hasta el día en el que no pudo soportar más los insultos que el “marero” que la buscaba le gritó.
“Fue tanta mi cólera, porque ya tenía que soportar que no me gustaba, y después quiso seguirme humillando… No me aguanté y vulgarmente le respondí que él era más puto que yo, porque después de comerse el tigre le tenía miedo al cuero” detalla.
En seguida sintió el golpe de la botella de alcohol que sostenía su agresor contra su rostro, y comenzó a sangrar. Salió corriendo y no tuvo tiempo de más que tomar su bolso de maquillaje y salir del cuarto que rentaba. Durmió en otra casa esa noche y a la mañana siguiente volvió a cruzar la frontera hacia Guatemala.
Esta vez Tiffany no quiso cruzar por Tabasco, y prefirió probar suerte en Tapachula, Chiapas. Era junio de 2019 y la ciudad se encontraba saturada debido a la entrada de una caravana migrante. No había lugar en los albergues y los servicios de migración se encontraban saturados.
“Traía todavía las heridas de los vidrios. Fui a derechos humanos y les conté mi historia. Me canalizaron con la ACNUR (Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, por sus siglas en inglés) y COMAR (Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados)”, donde su trámite nuevamente se estancó.
Hasta una tarde en la que fue vista por un conocido de Honduras en Tapachula, quien contó por redes sociales que la había encontrado en México. De inmediato recibió mensajes de su hermana advirtiéndole que en su pueblo ya se sabía dónde estaba.
“Presenté los mensajes de Whatsapp a la COMAR y me dieron un traslado para la Ciudad de México. Por un momento me sentí esperanzada porque había avanzado más allá de Chiapas pero mi vida fue un infierno… lo más difícil estaba por comenzar”.
Sin redes de apoyo ni papeles para poder trabajar, al llegar a la Ciudad de México Tiffany se vio en la necesidad de volver a realizar trabajo sexual.
“Yo solo buscaba una lugar donde vestirme de mujer, tener un empleo normal… la vida que siempre soñé, pero cometí la equivocación de darle mis papeles a guardar a una de las “madrotas” -encargadas de los puntos de trabajo sexual-. Ella desapareció un día con mis cosas. No la volví a ver”.
El tiempo en el que Tiffany estuvo en la Ciudad de México coincidió con el inicio de la pandemia de COVID, lo que complicó aún más su situación: “los clientes bajaron mucho, iban puros que consumían piedra o cristal… ya no había gente que quisiera pagar por servicios sexuales, a lo más, pedían que le compraras alguna droga y ofrecían compartirla a cambio de compañía”.
“Empecé a consumir drogas y en un abrir y cerrar de ojos mi vida dio un cambio. Ya no tenía para pagar hotel. Todas las ilusiones con que venía empezaron a morir en la calle. Mis papeles de migración no salían y yo me hundía cada vez más en la prostitución”, lamenta.
La sororidad trans cruza fronteras
“Es bonito reírse cuando ya estás acá, pero no creas, cuando lo estás viviendo solo tienes miedo de las cosas que pueden pasar”, cuenta entre carcajadas Tiffany, quien actualmente se encuentra en Texas, Estados Unidos, después de una aventura que le llevó meses, y pudo ser posible gracias al apoyo de otras mujeres trans.
La primera en tenderle la mano fue Victoria, quien coordina una organización llamada LLeca-Escuchando la calle. Cada martes, acompañada de voluntarios, acude al Monumento a la Revolución por las noches, para regalar comida y ropa a las mujeres que ejercen el trabajo sexual.
“Ahí fue donde conocí a Victoria, que nos regalaba comida y ropa. Haz de cuenta que en Revolución se forman como 100 trabajadoras sexuales, algunas entaconadas o descalzas, todas con sus pelucas, en lencería o vestidas, pero están formadas por un taco”. Poco a poco su relación comenzó a ser más cercana.
La ayuda de Victoria, cuenta, fue crucial para que pudiera salir del trabajo sexual y del consumo de drogas. Por voluntad propia acudió a un centro de desintoxicación y estuvo internada tres meses, en los que se recuperó, hasta el día en el que salió y pocas horas después le informaron por teléfono que una de sus amigas, quien estuvo anexada con ella, había fallecido.
“No es excusa, pero es algo que no supero hasta el día de hoy. Después de eso empecé a tomar, recaí, pero Victoria y otras chicas del trabajo me dijeron que tenía que valer la pena el esfuerzo que había hecho”. Pero lo que definitivamente la hizo decidir que ya no quería esa vida fue presenciar el ataque contra una de sus compañeras por parte de una madrota. Consiguió la dirección de Victoria, y sin invitación, acudió a tocar su puerta.
Aquella noche, recuerda Victoria, “ni siquiera la esperábamos. Ya que llegó la invité a pasar, se sentó a cenar cereal y de repente un taxista tocó a la puerta para preguntar por ella porque no había pagado”.
Tiffany ríe y reconoce que no tenía para pagar, que de hecho acudió con Victoria porque no tenía dinero para comprar algo que comer, menos aún alquilar una habitación para dormir.
Victoria vive en un departamento de dos habitaciones, en el que desde que comenzó la pandemia da alojamiento a trabajadoras sexuales que se encuentran en situación de calle, y desde aquel día ella era una más de sus huéspedes. Sin embargo, a diferencia de sus compañeras, debía vivir encerrada, ante el miedo de que pudieran hacerle algo por haber sido testigo de la agresión a su compañera.
Mientras las otras huéspedes de Victoria le retribuían el apoyo yendo con ella a dejar comida a las trabajadoras sexuales o llevando ropa, Tiffany colaboraba con las labores del hogar y la preparación de los alimentos. Se encontraba segura mientras no saliera del departamento, pero no pasó mucho tiempo antes de que decidiera que no quería vivir más así.
Consiguió que una amiga que vive en Estados Unidos le enviara dinero para que intentara cruzar la frontera y, en cuanto lo tuvo en sus manos, pagó su pasaje rumbo a Reynosa, Tamaulipas, donde ya la esperaba un ‘coyote’ para llevarla hasta Texas.
“Desgraciadamente después de que me cruzaron, ya en Texas, me subieron a una patrulla y me regresaron por el puente fronterizo. El de migración nos dijo “Bienvenidos a México” y en ese momento rompí en llanto, me arrodillé y grité. Sentí que se me venía el mundo encima”, relata.
Llevaba el dinero contado y tenía días sin comer. Aún con la ropa mojada por haber cruzado por el río, y de vuelta en México, Tiffany pensó que su única opción sería regresar a la capital y ejercer el trabajo sexual. Victoria le mandó 200 pesos para que comprara comida. Con lo que sobró, recuerda que pagó una hora de servicio en un café internet.
“Me fui a meter al café internet y llorando le conté a una amiga que vive en Nueva York que me habían regresado, que estaba mal y no sabía que hacer. Ella me dio el número de mamá Susana. Me dijo que le explicara la verdad de lo que estaba pasando y ella me iba a ayudar sin pensarlo”.
Y así fue como estableció contacto con la directora del albergue Casa de Colores, que apoya a mujeres trans migrantes a llegar a Texas, Estados Unidos, en busca de mejores condiciones de vida y de seguridad, en los casos en que son víctimas de amenazas y persecución.
“Que sea lo que Dios quiera”
La noche en que realizamos la entrevista, Tiffany se encuentra nuevamente realizando maletas. A la mañana siguiente, tiene un vuelo programado para viajar de Texas a California, en donde la esperan integrantes de Translatina, otra asociación que apoya a migrantes, quienes le brindarán alojamiento y la apoyarán para buscar ofertas educativas y de empleo.
Entre risas muestra un lápiz labial, una paleta de sombras y un rimel que se llevó de la casa de Victoria cuando partió a Reynosa. “Llegué solo con la ropa puesta, lo único que traía era el maquillaje en el brassiere para poder retocarme donde fuera”.
Llegar a Ciudad Juárez -donde se encontraba el cruce fronterizo en el que Susana y Casa de Colores podían ayudarla- tampoco fue sencillo. Victoria y sus amigas de la capital juntaron el dinero justo para que comprara el boleto de autobús y tuvo que pasar más de un día sin comida.
Después de años, por fin, pudo cruzar a los Estados Unidos, gracias a que Casa de Colores cuenta con una excepción al Título 42, normativa establecida por el gobierno del expresidente Trump para expulsar migrantes de su territorio. Fue recibida en un hogar donde lo primero que le dijeron era que eligiera la ropa y los zapatos que quisiera, mismos que ahora lleva consigo rumbo a su nueva vida.
“Llevo muchos años ejerciendo el trabajo sexual. Ahora tengo la oportunidad de estar acá, y la verdad todavía no sé para donde voy, pero estoy segura que se me van a abrir muchas puertas. Quiero estudiar inglés y alguna otra cosa para no volver a tener que emplearme en lo mismo”, confiesa.
Ahora que está segura en otro país, solo espera “que sea lo que Dios quiera”.
Fuente Animal Político
Mara Klein
Mientras el Camino Sinodal de Alemania se reúne nuevamente hoy, los miembros están lidiando con cómo el binario de género está afectando tanto la sustancia como el lenguaje involucrado en el proceso.
Mara Klein, miembro no binario de Synodal Way y trabajadora de la iglesia, examinó el papel del género binario en la iglesia en el blog kreuz-und-queer.de. escribiendo antes de la tercera asamblea del proceso sinodal esta semana, Klein criticó la enseñanza de la iglesia por basarse en la idea de que solo existen dos sexos complementarios. Continuaron:
“No se puede pasar por alto lo poco que la Iglesia Católica es capaz de hablar sobre el tema de lo queer. Incluso en el camino sinodal, se habla sobre todo de homosexualidad. Se desconocen o excluyen otras orientaciones no heterosexuales. Me parece que el género es un tema de ansiedad. Esto se aplica a la “cuestión de las mujeres”, así como al debate sobre el lenguaje equitativo de género, que se ha pospuesto nuevamente, ahora a la cuarta asamblea sinodal, donde quizás también haya un texto sobre trans e [intersex]. Se trataría también de trascender la antropología católica exclusivamente binaria del hombre como (cis) hombre y (cis) mujer”.
Klein señaló que esfuerzos recientes como #OutInChurch, en el que 125 trabajadores de la iglesia LGBTQ (incluido Klein) salieron públicamente, “muestran de manera impresionante cómo las personas en la Iglesia Católica se ven afectadas negativamente por la antropología binaria de género”. Klein afirmó que simplemente por ser un miembro no binario del Camino Sinodal, son “un símbolo de la diversidad que ya existe en la iglesia”. Klein pronunció un poderoso discurso en la asamblea de 2020, pidiendo cambios en la enseñanza de la iglesia sobre género y sexualidad.
No obstante, a pesar de la esperanza de Klein de que el proceso conduzca a “una iglesia sin miedo”, concluyeron: “Todavía no me atrevo a adivinar si podemos esperar pasos hacia una apertura del género binario en estas circunstancias”.
Las preocupaciones de Klein son bastante válidas. Entre algunos de los 230 miembros de Synodal Way, hay resistencia a desmantelar el binario de género o incluso a usar un lenguaje neutral en cuanto al género en los documentos del proceso.
Obispo Rudolf Voderholzer
El obispo Rudolf Voderholzer de Regensberg escribió una carta abierta a los líderes de Synodal Way, criticándolos por retrasar el debate sobre el lenguaje neutral en cuanto al género. Voderholzer dijo que no era necesaria una demora porque el “debate sobre el lenguaje neutral en cuanto al género se había prolongado durante años y había suficiente investigación al respecto”, informó America.
El debate se retrasó para que hubiera tiempo para que un grupo de discusión sinodal redactara un texto sobre las personas transgénero e intersexuales. El lenguaje de género neutral en alemán incluiría textos con la “estrella de género”, una forma de sustantivo que coloca un asterisco después de la raíz del sustantivo “para indicar que se refiere a todos los géneros, incluidas las personas no binarias”.
El obispo se opuso particularmente al uso de la estrella de género. Afirmó que su uso en los documentos sinodales sería “un compromiso inequívoco con la ideología de género y, por lo tanto, una contradicción de la antropología bíblica”. Voderholzer tiene reputación de crítico del Camino Sinodal en su conjunto, y ha “lanzado su propio sitio web con contraposiciones a los textos oficiales del Camino Sinodal”.
Los líderes decidieron trasladar el debate sobre el lenguaje neutral al género a la asamblea de otoño de 2022, en lugar de celebrarlo en la asamblea que comienza hoy.
Pero si la discusión sobre el género binario, el lenguaje neutro en cuanto al género y las identidades trans e intersexuales en general se ha pospuesto, habrá algunos temas LGBTQ en la agenda de esta asamblea. Según el National Catholic Reporter, “los delegados esperan adoptar las primeras resoluciones vinculantes sobre los textos de reforma. . .[y] la bendición de las parejas del mismo sexo estará en la agenda en una primera lectura”.
Para ver la cobertura completa de Bondings 2.0 de Synodal Way, haga clic aquí. Para obtener más actualizaciones sobre desarrollos LGBTQ más amplios en la iglesia alemana, haga clic aquí.
—Grace Doerfler (ella/ella) y Robert Shine (él/él), New Ways Ministry, 3 de febrero de 2022
La lucha contra la violencia sexual debe incluir a todos, independientemente del género o la orientación sexual.
En junio de 2021, el activista por los derechos de los homosexuales Omri Feinstein, de Israel, pidió a los homosexuales en Instagram que compartieran sus historias de acoso y agresión sexual, y nunca podría haber estado preparado para la respuesta.
“La cantidad de historias que recibí fue absolutamente demencial”, cuenta Omri. “Era obvio que la gente estaba esperando a que empezara la conversación”.
Creó una cuenta de Instagram llamada “Our Turn”, y el resto es historia. Desde entonces, innumerables personas queer han compartido sus historias de agresión sexual. Ya no es solo una cuenta de Instagram, y los medios de comunicación israelíes se han apresurado a llamarlo por su nombre: la versión de su país del movimiento Me Too.
La comunidad LGBT+ apenas comienza a tomar conciencia de la violencia sexual
La frase “Me Too” (Yo también) fue utilizada por primera vez en 2006 en las redes sociales por la superviviente de una agresión sexual Tarana Burke, pero no fue hasta que numerosas mujeres se presentaron para compartir sus historias de agresión sexual a manos del magnate del cine Harvey Weinstein que se convirtió realmente en un movimiento. Desde el principio, Omri se sintió “incómodo” por el hecho de que la comunidad LGBT+ no parecía participar realmente en el debate más amplio sobre la violencia sexual.
“Durante mucho tiempo seguí hablando de ello con mis amigos y me di cuenta de que la violencia sexual ocurre dentro de la comunidad LGBT+ no menos (y quizás incluso más) que en la población general”, afirma Omri.
Con el paso de los años, la frustración de Omri siguió creciendo. Finalmente, llevó la conversación a Internet. Hoy en día, la cuenta de Instagram “Our Turn” tiene casi 3.000 seguidores, y ha compartido innumerables historias de abuso y mala conducta.
“El perfil se hizo rápidamente viral y atrajo el interés de los medios de comunicación, simplemente por el hecho de que el público en general nunca había oído hablar de estas historias tan abiertamente”, dice Omri.
“Estos problemas se han estado cocinando a fuego lento durante décadas. La violencia sexual formó parte de la comunidad desde el primer día, porque lamentablemente donde hay gente, hay violencia sexual. El principal problema era que este tema se cubría con excusas. Incluso se consideraba una “norma” y una parte integral de la cultura gay. Incluso las organizaciones LGBT+ afirmaban que las normas que se aplican a la población en general con respecto a la violencia sexual no se aplican a la comunidad porque ‘funciona de forma diferente con nosotros y los heterosexuales no lo entenderían'”.
Dice que los supervivientes del colectivo LGBT+ han estado esperando a que el mundo les diga que lo que les ha ocurrido es violencia, y que la violencia nunca debería ser la norma.
“Cuando empecé a compartir historias la gente tuvo por fin un lugar seguro para levantarse y decir: ‘Lo que me pasó no fue culpa mía'”.
El movimiento LGBT+ Me Too de Israel ha provocado la dimisión de un destacado activista
Desde entonces, ha habido una especie de ajuste de cuentas en la comunidad LGBT+ de Israel. En noviembre, la policía israelí anunció la apertura de una investigación sobre Gal Uchovsky, un conocido y hasta entonces muy respetado activista de los derechos LGBT+ en Israel. La emisora pública Kan compartió el testimonio de dos hombres que alegaron haber sido agredidos sexualmente por Uchovsky (él ha negado las acusaciones). Desde entonces ha dimitido de su cargo en Israel Gay Youth, una importante organización de derechos LGBT+.
“Justo después salieron a la luz más cifras y la prensa empezó a llamar a esta época ‘El movimiento Gay Me Too'”, dice Omri.
Se alegra de que su cuenta de Instagram y el debate más amplio en torno a las agresiones sexuales hayan permitido a los homosexuales hacer oír su voz, pero afirma que aún queda mucho trabajo por hacer para erradicar los abusos dentro de la comunidad.
“Siento que la comunidad LGBT+ de todo el mundo sufre violencia sexual y muy pocas veces la gente está dispuesta a hablar de ello”, afirma Omri. “Hay mucha confusión entre la libertad sexual y la violencia sexual. Ser positivo en el sexo es maravilloso, pero debería ir acompañado de mucha conciencia sobre los límites y el consentimiento.
“La gente debería saber que no está bien agarrar a alguien en el club sin su permiso. La gente también debería saber que está bien decir que no durante un contacto en Grindr si algo no le parece bien. Estos temas se tratan de forma global y deberían tratarse de forma global y descarada”.
Omri quiere asegurarse de que la conversación continúe: mientras las personas queer hablen, compartan sus historias y hablen de los abusos, el cambio es posible.
“La lucha contra la violencia sexual tiene que incluir a todo el mundo, independientemente del género o la orientación sexual. La gente debe permitir que las víctimas expresen sus experiencias, la gente debe hacer saber a las víctimas que las creemos y que las apoyamos. Queda mucho camino por recorrer, pero nunca es tarde para empezar”.
Fuente Pink News
Muchos dicen que en esta barca
vamos, más que nunca, a la deriva;
que es muy antigua y nada atractiva,
que ha perdido seguridad y rumbo,
que hace aguas por todas las esquinas
a pesar de los arreglos y proclamas;
y que sus timoneles desconciertan
a quienes se acercan con fe y ganas.
Dicen que sólo ofrece palabras;
que coarta la libertad y la gracia;
que ata, en nombre de Dios, la esperanza
anunciándose servidora humana;
y que se cree tan verdadera y necesaria
que las personas honestas y sanas
acaban dejando que pase,
olvidándola o rechazándola.
Y aunque se pase las noches bregando
ya no pesca nada en las aguas que surca
ni puede compartir con otras barcas
las fatigas y gozos de las grandes redadas.
Antes de quedar varada en la orilla,
todavía puede, siguiendo tu palabra,
remar mar adentro y echar las redes,
pero se halla falta de pericia y confianza.
Y, sin embargo, esta barca,
tan llena de miserias, tan humana,
tan poco atractiva y desfasada,
a la que ya pocos miran
y es objeto de risas y chanzas,
es la que nos llevó por el mar de Galilea
y nos enseñó a no temer tormentas,
y a descubrirte, sereno, en la popa.
Esta barca a la que Tú te subiste,
para hacernos compañía y prometernos
ser pescadores y entrar en tu cuadrilla,
todavía recibe ráfagas de brisa y vida
y es, aunque no lo comprendamos,
nuestra casa, hogar y familia
para andar por los mares de la vida
a ritmo y sin hundirnos, con la esperanza florecida.
*
Florentino Ulibarri
Fe Adulta
***
“Creemos que la construcción del Arca de Noé ha empezado”
La pandemia ha mostrado una abismal desigualdad mundial y una cruel falta de solidaridad hacia las personas que no pueden mantener la distancia social ni dejar de trabajar
En este contexto ultrajante dos alternativas pueden salvarnos: la solidaridad y el internacionalismo. En esa perspectiva consideramos inspiradora una categoría fundamental, venida de África. Esta se expresa por la palabra Ubuntu, que significa: yo solo soy yo a través de ti
Fue relatada por un viajante europeo y blanco que se extasió con el hecho de que siendo más pobres que la mayoría, los africanos eran menos desiguales. Quiso saber el por qué e ideó un test
La pandemia ha mostrado una abismal desigualdad mundial y una cruel falta de solidaridad hacia las personas que no pueden mantener la distancia social ni dejar de trabajar porque entonces no tienen qué comer. Para ser concretos: no hemos abandonado aún el mundo de la barbarie: si ya la habíamos dejado, hemos vuelto ella. Nuestro mundo no se puede llamar civilizado cuando un ser humano no reconoce y acoge a otro ser humano, independientemente del dinero que lleva en el bolsillo o tiene depositado en el banco, o de su visión de mundo y su pertenencia religiosa.
La civilizaciónsurge cuando los seres humanos se entienden iguales y deciden convivir pacíficamente. Si esto es así, estamos todavía en la antesala de la civilización y navegamos en plena barbarie. Este escenario es dominante en el mundo de hoy, agravado aún más por el ataque de la Covid-19. Él adquirió su más siniestra expresión mediante la cultura del capital, competitiva, poco solidaria, individualista, materialista y sin ninguna compasión con la naturaleza. En este contexto ultrajante dos alternativas pueden salvarnos: la solidaridad y el internacionalismo.
La solidaridadpertenece a la esencia de lo humano, pues si no hubiera habido un mínimo de solidaridad y de compasión, ninguno de nosotros estaría aquí hablando de estas cosas. Fue necesario que nuestras madres solidariamente nos acogieran, abrazaran, alimentaran y amaran para que podamos existir.
Sabemos por la bioantropología que por la solidaridad nuestros antepasados antropoides se volvieron humanos, y con esto, civilizados, cuando empezaron a traer comida al grupo, la repartieron solidariamente entre ellos y practicaron la comensalidad. Esta acción continúa todavía hoy, cuando muchos grupos, especialmente los Sin Tierra, se han mostrado solidarios distribuyendo decenas de toneladas de alimentos del campo y muchos centenares de marmitas para saciar el hambre de miles de personas en las calles y periferias de nuestras ciudades.
“Parece obvio: si el problema es internacional, debería haber también una solución concertada internacionalmente. ¿Pero quién cuida de lo internacional?”
Cada país cuida de sí mismo como si no hubiese nada más allá de sus fronteras. Ocurre sin embargo que hemos inaugurado una fase nueva de la historia de la Tierra y de la Humanidad: la fase planetaria, la de la única Casa Común. Los virus no respetan las fronteras nacionales. La Covid-19 ha atacado a toda la Tierra y amenaza a todos los países sin excepción. Las soberanías se muestran obsoletas. ¿Qué hubiera sido de los mayores de Italia, gravemente infectados por la Covid-19, sin la solidaridad de Angela Merkel de Alemania que salvó a la gran mayoría? Pero eso fue una excepción para mostrar que es mediante la superación del nacionalismo envejecido en nombre del internacionalismo solidario como podremos encontrar un camino de salida a nuestra barbarie. En esa perspectiva consideramos inspiradora una categoría fundamental, venida de África. Mucho más pobre que nosotros, ella es más rica en solidaridad. Esta se expresa por la palabra Ubuntu, que significa: yo solo soy yo a través de ti.
Por lo tanto, el otro es esencial para que yo exista en cuanto humano y civilizado. Inspirado por Ubuntu, el recién-fallecido arzobispo anglicano, Desmond Tutu, encontró para Sudáfrica una clave para la reconciliación entre blancos y negros en la Comisión de la Verdad y de la Reconciliación.
Como ilustración de cómo el Ubuntu está enraizado en las culturas africanas, consideremos este pequeño testimonio:
Un viajante europeo y blanco se extasió con el hecho de que siendo más pobres que la mayoría, los africanos eran menos desiguales. Quiso saber el por qué. Ideó un test. Vio un grupo de chicos jugando futbol en un campo rodeado de árboles. Compró una hermosa cesta de variados frutos llenos de color y la puso en lo alto de una pequeña colina.
Llamó a los jóvenes y les dijo: “Allí arriba hay un cesta llena de sabrosos frutos. Vamos a hacer una apuesta, pónganse todos en fila y cuando dé la señal empiecen a correr. El primero que llegue arriba podrá coger la cesta y comer todo lo que quiera”.
Dio la señal de partida. Cosa curiosa: todos se dieron las manos y juntos corrieron hacia lo alto, donde estaba la cesta. Y empezaron a saborear solidariamente los frutos.El europeo, estupefacto, preguntó: ¿por qué hicieron eso? ¿no era que el primero que llegase podría comer todos los frutos él solo?
Todos gritaron al unísono: ¡Ubuntu! ¡Ubuntu! Y un chico algo más mayor le explicó: “¿Cómo uno de nosotros podría ser feliz solo si todos los demás estuvieran tristes?” Y añadió: “Mi señor, la palabra Ubuntu significa eso para nosotros: “yo solo puedo ser yo por medio del otro”. “Sin el otro no soy nada y estaría siempre solo”. “Soy quien soy porque soy a través de los otros. Por eso repartimos todo entre nosotros, colaboramos unos con otros y así nadie se queda fuera y triste. Eso hicimos con su propuesta. Comemos todos juntos porque todos ganamos la carrera y juntos disfrutamos los buenos frutos que nos trajo. ¿Entendió ahora?”
Este pequeño relato es lo contrario de la cultura capitalista. Esta imagina que alguien es tanto más feliz cuanto más puede acumular individualmente y disfrutarlo solo. A causa de esta actitud reina la barbarie, y hay tanto egoísmo, falta de generosidad y ausencia de colaboración entre las personas. La alegría (falsa) es de pocos, al lado de la tristeza (verdadera) de muchos. Para vivir bien en nuestra cultura, muchos tienen que vivir mal. Sin embargo, por todas partes en la humanidad, están fermentando grupos y movimientos que ensayan vivir esa nueva civilización de la solidaridad entre los humanos y también con la naturaleza. Creemos que la construcción del Arca de Noé ha empezado. Ella podrá salvarnos si el Universo y el Creador nos conceden el tiempo necesario. Fuera de la solidaridad y el sentido internacionalista pereceremos en nuestra barbarie.
*Leonardo Boff es eco-teólogo y ha escrito Covid-19, la Madre Tierra contraataca a la humanidad, Vozes 2020; Habitar la Tierra: ¿cuál es el camino para la fraternidad universal?, Vozes 2121.
Traducción de Mª José Gavito Milano
Fuente Religión Digital
Se publicó la edición en inglés de un libro de padres católicos en Italia que tienen hijos lesbianas y homosexuales, días después de que el Papa Francisco alentara a esos padres a acompañar, no condenar, a sus hijos.
El libro, Blessed Parents: Experiences of Catholic Parents with Lesbian and Gay Children, (Padres Benditos: Experiencias de Padres Católicos con Niños Lesbianas y Gays), fue publicado en inglés por New Ways Ministry. Es una antología de historias de padres sobre tener familias arcoíris. Publicado originalmente en 2019 por el grupo LGBTQ italiano Tenda di Gionata, luego se compartió con el Papa Francisco en 2020. El grupo italiano solicitó al Ministerio New Ways que produjera una versión en inglés.
Aunque todas las historias fueron escritas por italianos, reflejan las mismas preocupaciones, preguntas, miedos, coraje, esperanza, fe y amor que tantos padres católicos de personas LGBTQ en todo el mundo experimentan en sus viajes. A través de diferentes culturas con diferentes costumbres, lo que brilla a través de estas historias es el amor universal que todos los padres tienen por sus hijos y también su compromiso de construir una iglesia inclusiva.
La versión en inglés tiene una introducción del director ejecutivo del Ministerio New Ways, Francis DeBernardo, y un epílogo de la hermana Jeannine Gramick, cofundadora de New Ways. También incluye una lista de recursos impresos, web y de video para familias católicas con miembros LGBTQ.
En 2020, una de las autoras, Mara Grassi, que tiene un hijo homosexual y es vicepresidenta de la Tenda di Gionata, entregó al Papa la copia italiana del libro durante una audiencia privada. El otoño pasado, en 2021, Grassi dio un discurso sobre la experiencia de conocer a Francisco y lo que significó ese encuentro para los padres involucrados con Tenda di Gionata.
Explicó que el grupo había pedido participar en una audiencia papal y había recibido una invitación inmediata, aunque la audiencia real se retrasaría debido a la pandemia. Grassi lo dejó claro desde el principio: “se buscaba nuestra presencia”. Ella describió además el encuentro:
“Y esto me dijo el Papa: ‘Todos son hijos de Dios, tal como son’ y abrazándome, abrazó a las madres de Mestre que poco antes le habían gritado: ‘Papa Francisco, acuérdate de nosotros, somos padres de niños [LGBT]. Nuestros hijos necesitan tu abrazo’.
“Se detuvo ante esos gritos y dio su bendición. Como Dea y Stefano, padres de Roma que estaban presentes…, escribieron: ‘Después de años de desconcierto, dolor y vergüenza, esos padres estaban allí gritando, en una plaza llena de gente, sin esconderse más, orgullosos de sus hijos e hijas’.
“Cuando vino a mí. . .Le dije que el regalo era precisamente este nuevo lente que nos hacía ver en nuestros niños LGBT la sabiduría y la bondad de Dios.
“Pero, añadí, también era necesario que la Iglesia cambiara de mirada. Mientras yo hablaba [Francisco] me dijo: ‘Lo hace, lo hace’. Y me repitió, articulando claramente las palabras: ‘Todo hombre y toda mujer son hijos de Dios y Dios los ama y la Iglesia debe amar a todo hombre y a toda mujer’”.
El Papa Francisco con la vicepresidenta de La Tenda di Gionata, Mara Grassi
El impacto de este encuentro con el Papa Francisco fue profundo para los padres. Grassi declaró en su discurso de 2021:
“Comprendimos que no solo teníamos que soñar con una Iglesia diferente, como había escrito el Papa, sino que estábamos dispuestos a gastar todo de nosotros mismos para que se hiciera realidad una Iglesia en la que es posible pasar del paradigma de del pecado al del camino, del paradigma de la ley al de la persona”.
Expresó su compromiso ahora con el Sínodo sobre la Sinodalidad como parte del trabajo de los padres, diciendo que “harán todo lo posible para que nuestras voces se escuchen, en las parroquias, en las diócesis, en los grupos sinodales, para que las palabras que el el Papa me dijo que se hiciera realidad”.
Ya sea que sea padre o no, encontrará abundante información e inspiración en las páginas de los Padres Benditos, leyendo las palabras de Mara Grassi y muchos otros autores maravillosos.
Copias de Padres Benditos están disponibles a través del sitio web del Ministerio New Ways. Si desea obtener más información sobre el libro o solicitar su copia ahora, haga clic aquí.
—Robert Shine (él/él), New Ways Ministry, 29 de enero de 2022
El informe dijo que es vital “que los líderes de la iglesia tengan claro cuál es su posición en los asuntos LGBT+”. (Getty)
Un preocupante informe ha demostrado que sólo un tercio de los cristianos LGBT+ se sienten seguros de ser ellos mismos en la iglesia, por temor a la “hostilidad y la discriminación”.
El informe de la Fundación Ozanne, en colaboración con ocho organizaciones cristianas LGBT+, es el resultado de una investigación realizada el año pasado y supervisada por la Dra. Sarah Carr, especialista en investigación sobre salud mental y atención social.
Los niños LGTB+ no se sienten seguros en las escuelas
La mayoría de los australianos sienten que la masculinidad tóxica está frenando a los hombres
La encuesta recibió alrededor de 750 respuestas de adultos cristianos queer en el Reino Unido, la mayoría (59%) asisten a iglesias de la Iglesia de Inglaterra, y el resto de los encuestados pertenecen a otras denominaciones cristianas.
El estudio reveló que menos de un tercio (31%) de los cristianos LGBT+ sentían que podían “ser ellos mismos” en la iglesia, siendo los hombres homosexuales los más propensos a “sentirse seguros para salir del armario con todo el mundo en su iglesia local” (45%).
Esta cifra se redujo significativamente en el caso de las lesbianas (35%), y aún más en el de las personas trans y no binarias (28%), y sólo el 23% de los cristianos bisexuales dijeron sentirse seguros al salir del armario en la iglesia.
La mayoría de los encuestados consideraron que, si bien los líderes de la iglesia daban prioridad a su seguridad física, se prestaba mucha menos atención a su seguridad “espiritual”, “sexual”, “psicológica” y “emocional”.
El Dr. Carr dijo: “Los resultados muestran que el miedo y la anticipación, así como las experiencias de hostilidad y discriminación, pueden hacer que las iglesias sean entornos inseguros y excluyentes en los que muchas personas LGBT+ afirman que “tienen miedo de ser ellos mismos”.
“Si bien se reconoció que las iglesias se centraron en los aspectos físicos de la salvaguardia, se consideró que faltaba atención a la salvaguardia emocional y psicológica, que según los resultados son justo el tipo de salvaguardia que necesitan los cristianos LGBT+”.
Key to improving things for #LGBT+ #Christians the 2021 LGBT Christian Safeguarding Survey report shows that churches need to broaden their concept of Safeguarding from focusing on just church goers’ ‘physical’ safety to including ’emotional’, ‘spiritual’ & ‘mental health’ safety pic.twitter.com/BNVT2ULk6L
— Ozanne Foundation (@OzanneFoundn) January 31, 2022
Cuando se les preguntó qué significaba estar seguros en la iglesia, tres cuartas partes de los cristianos LGBT+ lo describieron como no estar “preocupados por lo que se pueda decir en el sermón” y poder ser “abiertos con el clero sobre mi sexualidad y/o identidad de género”.
El papel del clero en la protección de los cristianos LGBT+ fue claro, y otros dijeron que los líderes de la iglesia “afirmando abiertamente las relaciones entre personas del mismo sexo”, teniendo una “declaración inclusiva en el sitio web de nuestra iglesia” y teniendo “un reconocimiento positivo de las personas LGBT+ en los sermones” les haría sentir más seguros.
El reverendo Paul Bayes, obispo de Liverpool y ex presidente de la Fundación Ozanne, dijo que la investigación “muestra lo importante que es para los líderes de la iglesia ser claros sobre su posición en asuntos LGBT+”.
“El silencio tiene un precio, y ahora vemos claramente quién lo ha estado pagando”, añadió.
“Anhelo el día en que todas las personas LGBT+ puedan entrar en una iglesia y no se sientan aprensivas o ansiosas por el trato que puedan recibir”.
Dave Moreton, de Oasis Open House, una organización que apoya a las personas LGBT+ de fe, describió los preocupantes resultados expuestos en el informe como “el resultado del rechazo por la fe y la terapia de conversión”.
Moreton dijo: “La salvaguarda es uno de los temas más desafiantes que tiene la Iglesia hoy en día, especialmente porque muchos de nuestros hermanos LGBT+ se dañan trágicamente, dejan la iglesia e incluso se quitan la vida.
“Es una pena que muchos de nuestros hermanos LGBT+ se sientan más seguros en un bar gay que en una de las congregaciones de nuestra iglesia”.
El informe incluía recomendaciones para los líderes de las iglesias, y afirmaba que éstas deben “ser mucho más proactivas a la hora de ayudar a los cristianos LGBT+ a sentirse lo suficientemente seguros como para ser ellos mismos”, “ampliar su concepto de seguridad para incluir los asuntos que afectan a la salud emocional y mental de sus miembros” y “tener clara su postura sobre los asuntos LGBT+”. Las comunidades religiosas más amplias también deben “impulsar la concienciación sobre las presiones a las que se enfrentan los cristianos LGBT+”.
Jayne Ozanne, directora de la Fundación Ozanne, dijo: “Esta investigación muestra lo vulnerables que se sienten los cristianos LGBT+ en nuestras iglesias.
“El hecho de que tantas personas se muestren aprensivas a la hora de asistir a la iglesia y estén preocupadas por lo que pueda decirse en el sermón debería ser una seria llamada de atención a los líderes de la iglesia.
“Es hora de que nos tomemos en serio el bienestar de las personas LGBT+ a nuestro cargo y busquemos la manera de ayudarles a sentirse seguros”.
En lo que va de 2022 se cuentan cinco muertes LGBT+ en Honduras. Entretanto, desde 2009, al menos 405 personas diversas han muerto violentamente en el país
Jonathan Martínez y César Zúñiga eran una pareja residente en la colonia La Sabana de la ciudad San Pedro Sula, departamento de Cortés, en el norte de Honduras. Mientras tanto, Fer Martínez fue asesinada en La Libertad, Comayagua, en el centro del país.
El jueves 27 de enero, la presidenta Xiomara Castro prometió en su discurso de toma de posesión que la “comunidad LGBTI+” tendría “un lugar y atención precisa” en su gobierno.
Los asesinatos se cometieron el 2 de febrero en distintos puntos geográficos de Honduras.
Las muertes
Con las tres muertes del miércoles llegan a 405 las personas LGBT+ asesinadas desde el 2009 hasta hoy, según el Observatorio de Muertes Violentas de la Red Lésbica Cattrachas, con sede en Tegucigalpa, en el centro de Honduras.
La primera víctima mortal del 2022 en Honduras fue la líder trans Thalía Rodríguez, quien fue asesinada en Tegucigalpa, Francisco Morazán. Luego, una mujer lesbiana murió violentamente en Choloma, en el norte del país.
A esos crímenes se suman las tres muertes violentas del jueves: las dos víctimas homosexuales en San Pedro Sula y la joven asesinada en La Libertad, Comayagua.
En total, asesinaron a al menos 5 personas LGBTI+ en lo que va de 2022.
Iban vestidos de policías
Según lxs vecinxs de la colonia La Sabana, hombres vestidos de policías asesinaron a tiros a Jonathan Martínez y a su pareja, César Gustavo Zúñiga, en un negocio de bebidas alcohólicas que era propiedad de Martínez.
En el mismo hecho murió German Nufio Hernández, quien se presume que era cliente del bar.
Presentes pidió una declaración oficial a las autoridades de investigación hondureño y hasta la fecha todavía no han ofrecido un informe sobre los crímenes.
Según testigos, Jonathan y César fueron asesinados en un bar.
Asesinan a Fer: organizaciones exigen justicia
La misma noche que mataron a los tres hombres en San Pedro Sula, murió de varios balazos Fer Martínez en la colonia Bella Vista del municipio de La Libertad, Comayagua, en el centro de Honduras.
Karla Martínez dio a conocer en redes sociales la muerte violenta de Fer, quien en 2018 se unió a una caravana de migrantes que se dirigía a Estados Unidos. Solo pudo llegar a México antes de que la deportaran en 2019 porque era menor de edad.
Una de las caravanas de migrantes más grandes en la historia de Honduras se produjo en enero de 2021, cuando cerca de 10,000 hondureñxs migraron a Estados Unidos. Entre esos miles de migrantes iban al menos 300 personas de la diversidad sexual de todos los rincones de Honduras.
“Justicia y clemencia para Fer, que ya no haya más muertes innecesarias como esta. Era una persona muy joven. El sistema siempre se ensaña con lxs menores y eso es lamentable”, dijo el director de la organización humanitaria Casa de Luz en Tijuana, Irving Mondragón, quien conoció de cerca a Fernanda cuando ella pasó por México de camino a Estados Unidos.
Entretanto, desde Ciudad de México, la organización de ayuda a migrantes Casa Frida publicó en Twitter: “Desde México, Honduras y la región enfrentamos la que quizás es la mayor crisis de violencia y crímenes de odio por orientación sexual y/o identidad de género en 2022 que expone la cruda realidad ante la falta de voluntad política”.
https://twitter.com/casafridalgbt/status/1489416024143368193?s=21
“Soy fuerte, pero no tengo valor de verte”
“Pensé que eras la que me iba a ver así”, escribió en sus redes Karla Martínez sobre Fer, “pero me tocó a mi pequeña. Duele tanto. Soy fuerte, según yo, pero no he tenido el valor de verte. Me alegra saber que había muchas personas que te querían y me lo han demostrado. Solo me queda decirle gracias a cada uno de ustedes, Dios les bendiga hoy, mañana y siempre”.
Karla continuó su emotivo mensaje hablando sobre la aventura de su hija cuando intentó emigrar. “Fuiste bien aventurera. Muy pronto estaremos juntas. María Fernanda Martínez, te amo siempre”.
Karla confesó que no siente “odio y rencor” por el asesinato de Fer. También les deseó bendiciones a quienes la mataron. “Era una niña… 12 tiros y de remate le tiraron una piedra en su cabeza”.
Fer estaba a punto de cumplir 19 años en marzo, agregó su mamá en el posteo: “Vuela alto, mi pequeña”.
Fer en la caravana de migrantes durante el año 2018.
Condenan crímenes
Entretanto, la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Oacnudh) condenó las muertes violentas de las tres personas LGBTI asesinadas la noche del miércoles.
“Expresamos nuestra solidaridad con los familiares de las víctimas”, escribió la institución. “La Oficina expresa su preocupación frente a los ataques, amenazas y hostigamiento que enfrentan las personas LGBTI en el país. El Estado hondureño debe garantizar la verdad, justicia y reparación por estos crímenes y la no repetición de los hechos”.
1/3 #OACNUDH condena las muertes violentas de tres personas LGBTI, dos hombres gay en San Pedro Sula el 2 feb. y una joven en La Libertad, Comayagua el 3 feb. Expresamos nuestra solidaridad con los familiares de las víctimas. pic.twitter.com/s15v6vK69x
— OACNUDH Honduras (@OACNUDHHN) February 3, 2022
Para el defensor y psicólogo hondureño experto en migración, Osman Lara, los crímenes como el de Fer, Jonathan y César provocan aún más olas de desplazamiento forzado de personas diversas del país.
“Actualmente, de tres a cinco personas LGBTIQ+ viajan a diario desde San Pedro Sula rumbo a Estados Unidos y con el incremento de los crímenes de odio, muchxs se cuestionan si realmente salir del clóset es seguro en un país como Honduras”, señala.
Honduras y los crímenes de odio
Honduras es uno de los peores países de Latinoamérica para ser una persona de la diversidad sexual.
Desde septiembre de 2021, la violencia agudizó después de que el expresidente Juan Orlando Hernández, unido con líderes del fundamentalismo religioso y políticos, utilizara mensajes para promover LGBTIQ+-odio en el marco de las elecciones generales pasadas.
“Para Juan Orlando, las personas diversas somos enemigos de la patria y no nos quieren”, señala Lara. Desde entonces, las agresiones, crímenes y ataques en diferentes medios de comunicación han sido más recurrentes, según denuncias de más de 30 organizaciones.
En contraste con el discurso del 12 años del gobierno nacionalista, la nueva presidenta de Honduras, Xiomara Castro, prometió en su toma de posesión que las personas LGBTI+ tendrían “un lugar y atención precisa” dentro de su gobierno.
El nuevo gobierno de centro-izquierda que lidera la primera presidenta del país tendrá que investigar estas primeras tres muertes.
Además, debe cumplir la sentencia de la Corte IDH que condenó a Honduras por el asesinato de Vicky Hernández y otrxs en el marco del golpe de Estado del 2009.
El Estado hondureño tiene que hacer una serie de reparaciones y reconocimientos para las personas trans y LGBT+ en el país.
Fuente Agencia Presentes
Habrá siempre que remar por la noche
contra las olas y el viento…
¡Pero por qué te asustas siempre!
¿Te toca a ti remediarlo?
¿ Por qué, infeliz,
no pides auxilio?
¿A qué esperas para hacerlo?
Tentación siempre recurrente
de bajar los brazos,
en lugar de gritar tu desconcierto …
¡No porque estés en la oscuridad
estás obligado a rechazar la luz!
No te aferres a nada, se entiende,
pero no olvides la Corriente que te lleva!
Grano de polvo en el espacio infinito,
no olvides sin embargo
de qué Cuerpo eres sólo una parte ínfima…
Que tu mirada interior
permanezca vuelta, pase lo que pase,
hacia él, más allá de tus miedos, de tu cansancio
y de tus pensamientos débiles…
Porque es de Él, y sin cesar,
De quien tienes que recibir todo…
*
Philippe,
hermano de la Communion Béthanie.
***
***
En aquel tiempo, la gente se agolpaba alrededor de Jesús para oír la palabra de Dios, estando él a orillas del lago de Genesaret. Vio dos barcas que estaban junto a la orilla; los pescadores habían desembarcado y estaban lavando las redes.
Subió a una de las barcas, la de Simón, y le pidió que la apartara un poco de tierra. Desde la barca, sentado, enseñaba a la gente.
Cuando acabó de hablar, dijo a Simón:
– “Rema mar adentro, y echad las redes para pescar.”
Simón contestó:
– “Maestro, nos hemos pasado la noche bregando y no hemos cogido nada; pero, por tu palabra, echaré las redes.”
Y, puestos a la obra, hicieron una redada de peces tan grande que reventaba la red. Hicieron señas a los socios de la otra barca, para que vinieran a echarles una mano. Se acercaron ellos y llenaron las dos barcas, que casi se hundían. Al ver esto, Simón Pedro se arrojó a los pies de Jesús diciendo:
– “Apártate de mí, Señor, que soy un pecador.”
Y es que el asombro se había apoderado de él y de los que estaban con él, al ver la redada de peces que habían cogido; y lo mismo les pasaba a Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón.
Jesús dijo a Simón:
– “No temas; desde ahora serás pescador de hombres.”
Ellos sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron.
*
Lucas 5, 1-11
***
El encuentro con Dios me hace entrever continuamente nuevos espacios de amor y no me hace pensar lo más mínimo en haber hecho bastante, porque el amor me impulsa y me hace entrar en la ecología de Dios, donde el sufrimiento del mundo se convierte en mi alforja de peregrino. En esta alforja hay un deseo continuo: «Señor, si quieres, envíame. Aquí estoy, dispuesto a liberar al hermano, a calmar su hambre, a socorrerle. Si quieres, envíame».
En un mundo tan poco humano, donde la gente llora por las guerras, por el hambre, el encuentro con Dios nos transforma, nos hace tener impresos en el rostro los rasgos de Dios, nos hace tener en el rostro el amor que hemos encontrado, junto con un poco de tristeza por no ver realizado este amor. Yo he encontrado al Señor, pero he encontrado asimismo nuestras miserias y, ante las más grandes injusticias – y muchas de ellas las he visto de manera directa-, nunca he podido ni he querido decir: «Dios, no eres Padre». Sólo me he visto obligado a decir justamente: «Hombre, hombre, no eres hermano». Y he vuelto a prometer a mi corazón el deseo de llegar a ser yo más fraterno, más hombre de Dios, más santo, a fin de propagar más el amor concreto que nos lleva a socorrer a los hambrientos, a las víctimas de la violencia, a los que no conocen ni siquiera sus derechos, a los que ya no se preguntan de dónde vienen ni a dónde se dirigen.
Es preciso vivir el carácter cotidiano del encuentro con él, cambiando nosotros mismos. He visto realizarse muchos sueños inesperados. Pero el acontecimiento más extraordinario, que todavía me sorprende, empezó cuando niños, jóvenes, personas de todas las edades, me eligieron como padre, como consejero y como cabeza de cordada. No me esperaba precisamente esto, y cada vez que un alma, un corazón, se confía a mí para que le aconseje, dentro de mí caigo de rodillas y me repito: «¿Quién soy yo, quién soy yo para ser digno de guiar a personas más buenas que yo? No, no soy digno, pero, Señor, por tu Palabra, también yo “me volveré red” para tu pesca milagrosa»
*
E. Olivero,
Amar con el corazón de Dios,
Turín 1993, pp. 7-9.
***
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Se dice a menudo que ha desaparecido la conciencia de pecado. No es del todo cierto. Lo que sucede es que la crisis de fe ha traído consigo una manera diferente, no siempre más sana, de enfrentarse a la propia culpabilidad. De hecho, al prescindir de Dios, no pocos viven la culpa de modo más confuso y solitario.
Algunos han quedado estancados en la forma más primitiva y arcaica de vivir el pecado. Se sienten «manchados» por su maldad. Indignos de convivir junto a sus seres queridos. No conocen la experiencia de un Dios perdonador, pero tampoco han encontrado otro camino para liberarse de su malestar interior.
Otros siguen viviendo el pecado como «transgresión». Es cierto que han borrado de su conciencia algunos «mandamientos», pero lo que no ha desaparecido en su interior es la imagen de un Dios legislador ante el que no saben cómo situarse. Sienten la culpa como una transgresión con la que no es fácil convivir.
Bastantes viven el pecado como «autoacusación». Al diluirse su fe en Dios, la culpa se va convirtiendo en una «acusación sin acusador» (Paul Ricoeur). No hace falta que nadie los condene. Ellos mismos lo hacen. Pero ¿cómo liberarse de esta autocondena?, ¿basta olvidar el pasado y tratar de eliminar la propia responsabilidad?
Se ha intentado también reducir el pecado a una «vivencia psicológica» más. Un bloqueo de la persona. El pecador sería una especie de «enfermo», víctima de su propia debilidad. Se ha llegado incluso a hablar de una «moral sin pecado». Pero ¿es posible vivir una vida moral sin vivenciar la culpabilidad?
Para el creyente, el pecado es una realidad. Inútil encubrirlo. Aunque se sabe muy condicionado en su libertad, el cristiano se siente responsable de su vida ante sí mismo y ante Dios. Por eso confiesa su pecado y lo reconoce como una «ofensa contra Dios». Pero contra un Dios que solo busca la felicidad del ser humano. Nunca hemos de olvidar que el pecado ofende a Dios en cuanto que nos daña a nosotros mismos, seres infinitamente queridos por él.
Sobrecogido por la presencia de Jesús, Pedro reacciona reconociendo su pecado: «Apártate de mí, Señor, que soy un pecador». Pero Jesús no se aparta de él, sino que le confía una nueva misión: «No temas; desde ahora serás pescador de hombres». Reconocer el pecado e invocar el perdón es, para el creyente, la forma sana de renovarse y crecer como persona.
José Antonio Pagola
Leído en Koinonia:
Isaías 6, 1-2a. 3-8: Aquí estoy, mándame.
Salmo responsorial: 137: Delante de los ángeles tañeré para ti, Señor.
1Corintios 15, 1-11: Esto es lo que predicamos; esto es lo que habéis creído.
Lucas 5, 1-11: Dejándolo todo, lo siguieron.
El autor de la primera lectura ubica la escena en un tiempo concreto, año 740 a.C. que corresponde a la muerte del rey Osías (740 a.C). El relato se divide en dos partes: la visión (vv. 1-4) y la reacción del profeta (vv. 5-8). Una tercera parte, que ha sido excluida en nuestro texto litúrgico (vv. 9-13), cuenta la misión que recibe el profeta. Realmente todo el capítulo 13 forma una unidad literaria. Por su similitud con los relatos de vocación de Jeremías y Ezequiel, que tienen estas mismas tres partes, algunos consideran este relato como de vocación. Sin embargo, el contenido nos lleva a pensar en un relato de misión.
La escena comienza a desarrollarse probablemente en el templo de Jerusalén, donde el profeta recibe la visión de una liturgia celeste. El profeta ve a Yahvé con los rasgos de un rey, ejerciendo su poder. También sobresale un lenguaje de plenitud expresado en frases como “el ruedo de su manto llenaba el templo”, “su gloria llena la tierra toda”… Los serafines (serafín = ardiente), seres alados de fuego, que no son todavía los ángeles de la tradición posterior, están por encima del rey, en actitud de servicio. Los serafines entonan el canto del «santo, santo, santo». La santidad de Dios se hace visible a través de su gloria, y la gloria de Dios se manifiesta a través de sus obras en la creación y de sus acciones liberadoras a favor de su pueblo.
En los vv. 5-7 se nos muestra la reacción de Isaías ante la visión, poniendo el acento en la impureza de sus labios y los de su pueblo. Se siente perdido por que tal vez no habló en el momento que lo debía hacer, esto lo hace impuro e incapacitado para ejercer su vocación de hablar en le nombre de Yahvé. La exclamación angustiosa que expresa conversión es atendida con un serafín quien a través de un carbón encendido toca su boca para que le sean perdonados sus pecados. Isaías entonces está habilitado de nuevo como profeta, no sólo para hablar sino para escuchar la voz de Dios que busca un profeta. Pasando de la angustia del pecado a la seguridad de estar acreditado para hacer de profeta, responde de inmediato “aquí me tienes”, manifestando así su disponibilidad y pertenencia absoluta a la voluntad del Señor.
Todo el capítulo 15 de 1 Corintios tiene como eje temático la resurrección de Jesucristo, puesta en duda en el v.12: “¿cómo dice alguno que no hay resurrección de los muertos?”. Al comenzar el capítulo Pablo recuerda la Buena Nueva como el mejor regalo entregado a la comunidad de Corinto, regalo que fue recibido y mantenido con fidelidad a las palabras anunciadas. Aparece claro que el elemento común a los cristianos de todos los pueblos, culturas y tradiciones es la palabra de Dios. El contenido de la Buena Nueva lo describe Pablo citando un fragmento del primer credo cristiano que tiene como protagonista a Cristo, como testimonio de solidaridad, su muerte por nuestros pecados, como punto de referencia, las Escrituras, como respuesta solidaria humana, su sepultura, como intervención directa de Dios, su resurrección, como testigos de la resurrección, a todos los que se les apareció. El Dios de la Vida y la vida de nuestro pueblo es la razón de ser de toda vocación cristiana, que es vocación a defender y acrecentar la vida. «Para que tengan Vida y Vida en abundancia».
En el evangelio de hoy nos encontramos con un diálogo entre Jesús y Pedro, sencillo y profundo a la vez, diálogo que podríamos hacer nuestro en medio de las aguas tempestuosas de este mundo mientras nos esforzamos en nadar contra corriente. Pedro, por el oficio, era el experto en lugares y horas precisas para pescar. Sabía que en la noche y con las aguas tranquilas se pesca mejor, eso había estado haciendo toda la noche ¡y no habían cogido ni un pececito! Pero llega Jesús que sin ser pescador le dice sencillamente, que eche las redes para pescar…
Pedro, el experto, pudo haber dicho que no, que no era ni la hora ni el lugar para pescar y todo hubiera quedado ahí. Pero no, calla su experiencia y sabiduría (“hemos pasado toda la noche bregando”); reconoce su fracaso y desilusión (“no hemos cogido nada”), y “en nombre de Jesús echa las redes”. Y ya conocemos el final del relato: ¡una pesca maravillosa! Cuando Jesús le pide a Pedro que “reme mar adentro” lo está invitando a una aventura que lo lleva más allá de las playas cotidianas en busca de un horizonte mucho más amplio. Y Pedro cree en la palabra de Jesús.
Éste es el verdadero milagro: creer cuando todo parece ilógico. La abundante pesca y las redes llenas de peces son sólo la consecuencia de la fe. Todos los relatos de milagros en el evangelio comienzan con la fe o la suscitan, es la condición para ver la acción de Jesús. Cuando no la hay, Jesús simplemente se va a la otra orilla como veremos en las próximas semanas. Si creemos en Jesús entonces se realiza el milagro!
Claro, la cosa no es tan sencilla, se necesita una fe muy grande dada por Dios. Pidamos esa fe para que igual que Pedro, creamos en Jesús, obedezcamos su palabra, rememos mar adentro y echemos las redes para pescar, entonces, veremos otro milagro en nuestras vidas y en nuestra comunidad.
Y es que ser discípulos de Jesús exige confiar en su palabra. La misión a la que Jesús nos quiere enviar es osada y, hoy por hoy, con pocas probabilidades de éxito. Jesús quiere contar con nosotros y nosotras para el proyecto de Reino. Jesús convoca a los Apóstoles para que sean pescadores de personas, por eso toda vocación exige “remar mar adentro” para abandonar las seguridades de la orilla, tener un horizonte ilimitado asumir responsabilidades y meterse en una gran obra: el servicio al Reinado de Dios, es decir, una utopía de la que serán beneficiaros todos los hombres y mujeres del mundo.
Sin que desmerezca el oficio de los pescadores, lo que le propone Jesús a Pedro es una superación en el oficio que hasta ahora había desempeñado: pescar hombres y mujeres para el Reino es una empresa más noble y difícil que pescar peces, es algo más milagroso que la pesca que acaban de hacer.
Pero algunos llamados a esta nueva labor son también invitados a “dejarlo todo” para seguir a Cristo. Los necesita dedicados a tiempo completo, dedicándole a esta “misión” todas las fuerzas. Pescar hombres y mujeres para el Reino exige renunciar a todo lo demás y asumir a Jesús como única posesión. La misión a la que se llama exige desprenderse por completo, para apegarse totalmente a Jesús. En el relato de hoy se van con Jesús, que vale mucho más que las dos barcas llenas de pescados que les acaba de regalar. Dejan esa abundante pesca que los había admirado tanto porque comprenden que la vocación compromete al ser humano en un trabajo que está por encima de los trabajos humanos ordinarios. La vocación–misión es una invitación a colaborarle a Dios, un trabajo milagroso. Oremos hoy por aquellos que dejándolo todo se han ido tras el Señor. Leer más…
Del blog de Xabier Pikaza:
El tema es claro: Jesús nos dice que dejemos la “orillita” donde estamos trampeando sin conseguir nada; que vayamos al mar hondo. La traducción latina dice: Duc in altum: lleva el barco a más hondura, avanza hasta el mar abierto. El texto litúrgico castellana dice “rema mar adentro”, esfuérzate, no sigas en tu orilla tranquila repitiendo los mismos erroes.
Sea como fuere, Simón y sus compañeros tienen que arriesgar si quiren lograr algo. Parece que habían andado pescando en plan de costa, por los alrededores conocidos, al modo de siempre (como seguimos muchos ; por los caladeros de la playita particular al estilo de siempre. No hemos sigo “iglesia en salida” (en salida de mar).
El evangelio añade que en la zona donde andamos, ya no hay pesca. Debemos aventurarnos con Jesús (por Jesús) hacia profundidades y mares aún desconocidos. Esto es lo que dijo Jesús a Pedro, esto es lo que hoy nos repite, al Papa Francisco y a todod: Arriésgate ya ¿nos arriesgamos?
| X Pikaza Ibarrondo
Texto: Lucas 5, 1-11
En aquel tiempo, la gente se agolpaba alrededor de Jesús para oír la palabra de Dios, estando él a orillas del lago de Genesaret. Vio dos barcas que estaban junto a la orilla; los pescadores habían desembarcado y estaban lavando las redes. Subió a una de las barcas, la de Simón, y le pidió que la apartara un poco de tierra. Desde la barca, sentado, enseñaba a la gente. Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: “Rema mar adentro, y echad las redes para pescar. “Simón contestó: “Maestro, nos hemos pasado la noche bregando y no hemos cogido nada; pero, por tu palabra, echaré las redes.”
Y, puestos a la obra, hicieron una redada de peces tan grande que reventaba la red. Hicieron señas a los socios de la otra barca, para que vinieran a echarles una mano. Se acercaron ellos y llenaron las dos barcas, que casi se hundían. Al ver esto, Simón Pedro se arrojó a los pies de Jesús diciendo: “Apártate de mí, Señor, que soy un pecador.” Y es que el asombro se había apoderado de él y de los que estaban con él, al ver la redada de peces que habían cogido; y lo mismo les pasaba a Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón.
Jesús dijo a Simón: “No temas; desde ahora serás pescador de hombres.”Ellos sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron.
Situar el texto:
Este pasaje tiene un fondo histórico. Jesús debió andar de pesca con su gente, pero refleja al mismo tiempo la historia del cristianismo primitivo, desde la perspectiva de Pedro y a sus primeros compañeros. Éstos son algunos datos de su historia:
1. Se llamaba Simón (nombre hebreo-arameo, pero helenizado)… y era de Betsaida, de oficio pescador, casado en Cafarnaúm (y viviendo posiblemente en la casa de la madre de su mujer). Tenía un fondo laboral y familiar claro, conocido, lo mismo que Andrés, su hermanos. Parece que vivía de su trabajo, pero no era dueño de una barca propia como los zebedeos. No parece que pudiera navegar lejos, cambiar el arte de la pesca. Pues bien, Jesús va a decirle que arriesgue más, que vaya a pescar (a buscar, a escuchar, a querer) a otros caladeros. Ese hoy nuestro tema. Estamos haciendo una “pesca de costa”. Necesitamos arriesgar más.
2. Había sido discípulo de Juan Bautista(Jn 1, 36-42) donde Jesús le encontró probablemente, y le atrajo para su misión de Reino. Eso significa que era un hombre entrenado en cuestiones de “espíritu”, especialmente de arrepentimiento y penitencia. Conocía la espiritualidad y tarea de los de los bautista…, pero se convirtió a Jesús… y se vio obligado a cambiar el lugar y la forma de pesca. También muchos de nosotros (una parte considerable de la iglesia, somos más de Juan Bautista que de Jesús. Sabemos de arrepentimientos y de conversiones junto al río, a flor de costa, con agua tranquila…¿Estaremos dispuestos a llevar nuestra barca hacia mares lejanos, profundos…distintos?
3. El Evangelio de Marcos (Mc 1, 16-42) ha recreado la llamada de Pedro (Simón) y de sus tres compañeros (su hermano Andrés y los dos zebedeos) en forma “ideal”, en un contexto de pesca y playa. Es posible que esa recreación tenga un fondo histórico. Pedro y sus compañeros siguieron de algún modo pescando durante el tiempo del mensaje de Jesús… Jesús les conoció también en la playa, y ellos le enseñaron tareas de pesca.
Jesús llamó a Simón de un modo especial y le apellidó Pedro (Roca…), quizá de un modo irónico… confiándole una tarea especial… Pero Pedro negó a Jesús… en el momento de su detención. Tenía, sin duda, iniciativas y propuestas, quiso el poder (cf. Mc 8), no le parecían buenas algunas ideas de Jesús, que llegó a llamarle “Satanás”, aunque le conservó a su lado.
4. Pedro creyó en Jesús tras su crucifixión e inició (con las mujeres y con otros discípulos) el camino de la Iglesia, ofreciendo el mensaje en especial a los judíos. Así le ve y acepta Pablo, que mantiene con él una relación tirante pero de reconocimiento mutuo. Pedro estaba convencido del proyecto de Jesus… Pero no supo o no quiso arriesgar. Estaba tipo convencido de Jesús, pero se mantuvo a la orilla, sin arriesgar, se llegar hasta el fondo del mensaje y camino de Jesús. Era de los de Jesús, pro no cambió lo suficiente, siguió en la vieja orilla…. Pero se mantuvo, y se fue “convirtiendo” en una historia larga de encuentros y desencuentros con Pablo (y con Santiago, el hermano de Jesús). No tuvo miedo a equivocarse, y por eso terminó acertando, y marchando a Roma con el estandarte de Jesús, donde le mataron los romanos.
5. Pedro asumió la misión a los gentiles…, aunque con ciertos matices distintos de los de Pablo, por lo que tuvieron diferencias, que aparecen reflejadas en Gal 2 y Hch 15. Pero al fin asumió la tarea de Pablo, interpretando así el evangelio como misión universal, para lo que vino a Roma, que era un buen sitio entonces para ser universales. Pablo era necesario, fue providencial, vio las cosas como nadie… Y así abrió el camino que desembocó en la pesca de Pedro. Hoy (año 2022) hace falta una nueva “conversión” de Pedro. Los papas, sucesores de Pedro, llevan demasiados años (siglos) pescando en la orilla, sin atreverse a escuchar a Jesús de profundizar, penetrando en el mar (a remos como dice la traducción española) o a vela, como parece suponer el texto original. Lo claro es que hay que arriesgarse y salir a alta mar, como hizo Pedro. En eso tiene que andar Francisco, en eso tenemos que andar todos.
6. Pedro en Lucas y en el evangelio de Juan. La abundancia de la misión de la Iglesia está vinculada a Pedro. En esa línea, el texto de Jn 21 y este de Lc 5 son no sólo paralelos, sino que provienen de una tradición común de “pesca milagrosa”, de abundancia de iglesia. Es evidente que Pedro ha contribuido poderosamente a la extensión del mensaje y vida de Jesús, y así lo ratifica Jn 21, añadiendo una nota esencial a lo que dice Lc 5. En Lc 5 es Pedo el que dirige la faena y entra en la hondura del mar…Los otros, a su lado, son simples acompañantes. Por el contrario, en Jn 21, Pedro tiene que hacer lo que hace y, al mismo tiempo, tiene que aceptar el mensaje y proyecto del discípulo amado. Quedan así claros los dos proyectos: El de conducir la barca de la iglesia hasta la hondura del mar…y el de pactar con el Discípulo Amado. Pero esto es ya tema y tarea de otro dia.
2. Lucas reelabora aquí una tradición que ha sido recreada también por Jn 21 (pesca milagrosa, misión…). Hay muchos elementos comunes, pero la versión de Juan está mucho más enriquecida, como parábola total y conclusión del Evangelio: Los “pescadores” son siete (no cuatro…) y Pedro recibe una tarea especial de “pastorear” a las ovejas de Jesús (al lado del Discípulo amado).
3. La novedad del texto de Lucas (y de Juan) está en el hecho de que Jesús (que es el Jesús pascual) pide a Pedro que vuelva a iniciar la faena, en un mar más profundo, en el centro del mar, lejos de la costa. En un primer momento, Pedro y los suyos trabajaban cerca de la costa (entre judíos…); el Jesús pascual les pide que se arriesguen, que vayan más allá (que asuman en el fondo la tarea de Pablo, que es la misión de los gentiles). Sin este nuevo mandato de Jesús, y sin la “obediencia” de Pedro (que se pone en marcha, aunque tenga el riesgo de hundirse, como sabe Mt 14) no habría surgido la Iglesia (con Pablo sólo era difícil crear iglesia vinculada a la historia de Jesús).
4. Este Pedro el “aventado y arriesgado”, que va a pescar más lejos de la orilla, con sus compañeros, es el signo de la iglesia que se debe aventurar a romper los moldes hechos, la misión ya fijada… Es evidente que tiene el riesgo de fracasar y de hundirse (como en Mt 14), pero si se queda en la orilla donde no hay olas, ni hay gentes de otro tipo,… ha fracaso de antemano. Éste es el Pedro de la Iglesia que debe encontrar, en este mar-mundo del 2022, nueva “pecado”, nueva pesca. Estamos hoy discutiendo de temas menores, a la orilla del evangelio, a la orilla de la humanidad. Necesitamos que Jesús nos diga “duc in altum”, ir al centro del mar, a la nueva humanidad, para proclamar allí el evangelio.
6. Pedro ha realizado una acción arriesgada, al servicio de la misión universal de la Iglesia, teniendo que enfrentarse para ello con los mismos discípulos de Jerusalén, que le critican de hereje y aventado (cf. Hch 10…). El buen Pedro tiene que defenderse apelando al Espíritu Santo…, pero queda ante los de Jerusalén como un hombre “peligroso”, que inicia misiones “imposibles”, fuera del cerco sagrado de la buena ley de Jesús… Éste es el fondo de nuestra escena: Por Mandato del Jesús Pascual… Pedro se arriesga a pesar mar adentro…
7. Los protestantes, en general, aceptan la misión de Pedro y le veneran como gran apóstol, junto a Pablo… Pero piensan que su misión no debe perpetuarse de manera personal en la Iglesia, a través de un papa de Roma. Por eso lo tienen más fácil: Pedro queda en el pasado, su tiempo terminó, le recordamos y agradecemos su misión… y basta. Hay algunos protestantes que se quedan con la versión de Marcos, suponiendo que Pedro lo hizo al fin mal, pero creo que su lectora no recoge la dinámica del evangelio.
8. Los católicos lo tenemos mucho más difícil,pues pensamos que la misión de Pedro continúa y está expresada, de algún modo, en el Papa y en sus compañeros… Aquí está nuestra paradoja: Los papas lleven siglos haciendo de “rémora”, impidiendo que la barca de la Iglesia se arriesgue de verdad, buscando nuevos mares… No me imagino a los últimos papas remangándose como Pedro para llevar la barca de la iglesia a nuevos mares: Duc in Altum. No me imagino al Papa echándose al agua (como Pedro en Jn 21…), ni escuchando de verdad la reprimenda de Jesús que le dice: ¡No me andes espiando al discípulo amado, que te he hecho pastor, no inquisidor!.
9. Los católicos tenemos más difícil… pues los últimos papas (desde hace siglos) se siguen quedando en la orilla de Roma,a la orilla del Derecho Canónico, en un tipo de iglesia-israel (¡quizá mal Israel!) que no ha escuchado ni ha visto, ni ha querido resolver desde el evangelio las cosas que hay más allá… Da la impresión de que los nuevos “pedros” de la iglesia lo hacen en un sentido bien, pero no salen a pescar a nuevos mares… De manera que nadie les puede criticar como criticaron a Pedro los buenos cristianos de Jerusalén por haber aceptado en la Iglesia a un tipo raro, como el centurión de Cesarea. A pesar de ello seguimos (yo sigo) confiando en el verdadero Pedro, el arriesgado de Jesús, que se pone a pescar de nuevo allí donde había fracasado antes….
10. Habrá que recordarle a Pedro “duc in altum”… Arriésgate Pedro (arriesgaos los zebedeos…). Hay faena que hacer fuera de los mares tranquilos de vuestra Roma.
Del blog El Evangelio del Domingo, de José Luis Sicre sj:
Después del fracaso en Nazaret (que leímos el domingo pasado), la liturgia dominical omite algunos episodios y pasa a la vocación de los primeros discípulos, aunque el relato de Lucas podríamos titularlo, con más razón, “La vocación de Pedro”. Como paralelo del Antiguo Testamento, la primera lectura cuenta la vocación de Isaías. Y la segunda, aunque se centra en el contenido de la primera predicación cristiana, hace una referencia clara a la vocación de Pablo. Buen tema de reflexión en una época en la que tanto nos preocupa la escasez de vocaciones.
A propósito de la visita de Jesús a Nazaret vimos que Lucas se basa en el evangelio de Marcos, pero lo modifica para enfocar el episodio de forma nueva. Hoy ocurre lo mismo con la vocación de los primeros discípulos. Para comprender el relato de Lucas conviene recordar el de Marcos.
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El escueto relato de Marcos sobre la vocación de los primeros discípulos
Caminando junto al lago de Galilea, vio a Simón y a su hermano Andrés que echaban las redes al lago, pues eran pescadores. Jesús les dijo:
“Veníos conmigo y os haré pescadores de hombres”.
Al punto, dejando las redes, le siguieron.
Un trecho más adelante vio a Santiago de Zebedeo y a su hermano Juan, que arreglaban las redes en la barca. Inmediatamente los llamó. Y ellos dejando a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros, se fueron con él.
El relato no puede ser más breve. Parecen simples notas para ser desarrolladas por Marcos en su comunidad. Dos parejas de hermanos, un lago, unas redes, una barca, el padre de dos de ellos, unos jornaleros. En este ambiente tan sencillo y cotidiano, Jesús se encuentra por primera vez con estos cuatro muchachos, los llama, y ellos lo siguen dejándolo todo. Una reacción que desconcierta a cualquier lector atento.
La versión de Lucas
En aquel tiempo, la gente se agolpaba alrededor de Jesús para oír la palabra de Dios, estando él a orillas del lago de Genesaret. Vio dos barcas que estaban junto a la orilla; los pescadores habían desembarcado y estaban lavando las redes. Subió a una de las barcas, la de Simón, y le pidió que la apartara, un poco de tierra. Desde la barca, sentado, enseñaba a la gente. Cuando acabó de hablar, dijo a Simón:
– «Remad mar adentro, y echada las redes para pescar.»
Simón contestó:
– «Maestro, nos hemos pasado la noche bregando y no hemos cogido nada; pero, por tu palabra, echaré las redes.»
Y, puestos a la obra, hicieron una redada de peces tan grande que reventaba la red. Hicieron señas a los socios de la otra barca, para que vinieran a echarles una mano. Se acercaron ellos y llenaron las dos barcas, que casi se hundían. Al ver esto, Simón Pedro se arrojó a los pies de Jesús diciendo:
– «Apártate de mí, Señor, que soy un pecador.»
Y es que el asombro- se había apoderado de él y de los que estaban con él, al ver la redada de peces que habían cogido; y lo mismo les pasaba a Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón.
Jesús dijo a Simón:
– «No temas; desde ahora serás pescador de hombres.»
Ellos sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron.
Los tres cambios que introduce Lucas
¿Qué pretende decirnos Lucas con estos cambios?
La finalidad del primero es clara: hacer más comprensible el seguimiento de los discípulos.
El segundo pone de relieve la figura de Pedro. Lo mismo hace Lucas al final de su evangelio, cuando pone en boca de los discípulos estas palabras: “Realmente ha resucitado el Señor y se ha aparecido a Simón” (Lc 24,34). Simón protagonista al comienzo y al final del evangelio de Lucas. Es posible que algunos cristianos, basándose en el duro ataque de Pablo a Pedro en Antioquía (contado en la carta a los Gálatas), pusiesen en discusión su autoridad, y Lucas quisiera ponerla a salvo.
El tercero nos recuerda que cualquier vocación sirve para conocer mejor a Jesús. El relato de Marcos dice que Jesús no es un francotirador cuya obra desaparecerá con su muerte; quiere y busca colaboradores que continúen su misión. Lucas añade el aspecto de la enseñanza y la autoridad. Pero sugiere también algo mucho mayor: es un personaje santo, que provoca en Simón un sentimiento de indignidad. Para comprender este aspecto hay que recordar la vocación de Isaías, primera lectura de este domingo.
El relato de la vocación de Isaías (1ª lectura)
El año de la muerte del rey Ozías, vi al Señor sentado sobre un trono alto y excelso: la orla de su manto llenaba el templo. Y vi serafines en pie junto a él. Y se gritaban uno a otro, diciendo: “¡Santo, santo, santo, el Señor de los ejércitos, la tierra está llena de su gloria!” Y temblaban los umbrales de las puertas al clamor de su voz, y el templo estaba lleno de humo.
Yo dije: “¡Ay de mí, estoy perdido! Yo, hombre de labios impuros, que habito en medio de un pueblo de labios impuros, he visto con mis ojos al Rey y Señor de los ejércitos.”
Y voló hacia mí uno de los serafines, con una ascua en la mano, que había cogido del altar con unas tenazas; la aplicó a mi boca y me dijo: “Mira; esto ha tocado tus labios, ha desaparecido tu culpa, está perdonado tu pecado.”
Entonces, escuché la voz del Señor, que decía: “¿A quién mandaré? ¿Quién irá por mí?”
Contesté: “Aquí estoy, mándame.”
Retrocedamos ocho siglos, al año 739 a.C., cuando muere el rey Ozías. En ese momento sitúa Isaías su vocación. Pero la cuenta de un modo muy distinto. En ese encuentro inicial con Dios lo que más le llama la atención es su majestad y soberanía, que destaca mediante tres contrastes. El primero con Ozías, muerto; del rey mortal se pasa al rey inmortal. El segundo, con los serafines, a los que describe detenidamente, mientras de Dios solo puede decir que “la orla de su manto llenaba el templo”. El tercero, con Isaías, que se siente impuro ante el Señor. Tenemos tres binomios que subrayan la soberanía de Dios (vida-muerte, invisibilidad-visibilidad, santidad-impureza). Todo esto, enmarcado en un terremoto que hace temblar los umbrales y llena de humo el templo.
Basándose en la queja de Isaías (“soy un hombre de labios impuros”), un serafín purifica sus labios, como símbolo de la purificación de toda la persona. Por eso, la consecuencia final no es que Isaías ya tiene los labios puros, sino que “ha desaparecido tu culpa, está perdonado tu pecado”. Cuando Dios pregunte “¿A quién mandaré? ¿Quién irá de mi parte?”, Isaías podrá ofrecerse voluntariamente: “Aquí estoy, mándame”.
La vocación de Isaías y la vocación de Simón
Lucas, gran conocedor del Antiguo Testamento, parece ofrecer en su relato de la vocación de Simón Pedro una relectura de la vocación de Isaías. Al menos es interesante advertir las diferencias.
El escenario. La vocación de Isaías tiene lugar en el ámbito sagrado del templo, con Dios en un trono alto y excelso, rodeado de serafines. La de Pedro, en una barca dentro del lago, rodeado de los compañeros y jornaleros.
La persona que llama. En el caso se Isaías se subraya la majestad y santidad de Dios. A Jesús se lo presenta inicialmente de forma muy humana, aunque capaz de congregar a una multitud y de convencer a Pedro para que vuelva a pescar. Solo después de la pesca advertirá Pedro que se encuentra ante un personaje excepcional.
La reacción inicial del llamado. En ambos casos el protagonista se siente pecador. La reacción de Isaías es más trágica (“estoy perdido”) porque parte de la idea de que nadie puede ver a Dios y seguir con vida. Pedro se reconoce simplemente ante un personaje sagrado junto al cual no puede estar (“apártate de mí”).
La preparación del enviado. A Isaías, un serafín lo purifica como paso previo para poder realizar su misión. Jesús no realiza nada parecido con Pedro. La forma de prepararse es seguir a Jesús. “Dejándolo todo lo siguieron”.
La misión. La liturgia ha suprimido la parte final del relato de Isaías, donde recibe la desconcertante misión de endurecer el corazón del pueblo judío y cegar sus ojos; la misión principal de Isaías consistirá en transmitir un mensaje durísimo. En cambio, la de Pedro será positiva, “pescador de hombres”.
La reacción final del elegido. Aquí no hay diferencia. En ambos casos se advierte la misma disponibilidad, aunque en los discípulos se subraya que lo dejan todo para seguir a Jesús.
La breve referencia de Pablo a su vocación (2ª lectura)
Al enumerar las apariciones de Jesús, Pablo no evita una referencia a sí mismo: “por último, como a un aborto, se me apareció también a mí”. La gran diferencia con Isaías y Pedro es que Pablo ha sido un perseguidor de la iglesia. Pero también él recibe una misión, y ha respondido con toda generosidad. Incluso con cierto orgullo confiesa: “he trabajado más que todos ellos”. Para corregirse inmediatamente: “Aunque no he sido yo, sino la gracia de Dios conmigo”.
Reflexión y pregunta
La generosidad de los cuatro primeros discípulos, dejándolo todo para seguir a Jesús, nos recuerda a tantas personas que siguen dejando todo, incluso la familia y la patria, a veces para ser “pescadores de hombres”, otras para ayudar a cualquiera que lo necesite, incluso de religión distinta. Un ejemplo que sirve de estímulo y demuestra el poder de la llamada de Jesús.
La pregunta: ¿Cuántas veces a la semana cumplo su mandato: “Rogad al Señor de la mies que envíe obreros a su mies”?
“Ellos sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron.”
Y hay que decir que esta vez “todo” era mucho. Eran dos barcas tan llenas de peces que casi se hundían…
Lo normal hubiera sido que Pedro o los hijos de Zebedeo hubieran contratado a Jesús como pescador. Con él en la empresa los beneficios hubieran aumentado considerablemente. Sus familias se habrían enriquecido y con parte de los beneficios podrían haber ayudado a otras muchas personas. Podrían haber fundado una escuela de predicadores y una ONG, por ejemplo.
Así son las cosas como las pensamos nosotros. Dios suele tener otras ideas y aquí es cuando estos pescadores, el mejor día de toda su carrera laboral deciden dejarlo TODO.
Una decisión absolutamente absurda desde el punto de vista humano. Es una pena no conocer la reacción de las familias y amigos de estos pescadores. Pero seguro que fue similar a la de tantas familias que ven como una hija, un hermano, una sobrina o un primo se encuentra con Dios y lo deja todo.
Quienes lo ven desde fuera no lo comprenden. Una vez, hace años, una persona que vino a la hospedería, conversando con la hospedera, se interesaba por una hermana. Había oído decir que en el monasterio había una hermana que era médico y preguntaba si era cierto. Ante la respuesta afirmativa dijo: “-¡Qué desperdicio de vida!”
Que una persona que tenía una buena profesión decida meterse monja suscita incomprensión e incluso desprecio. No hay lógica humana que comprenda que alguien sea capaz de dejar dos barcas llenas de peces y seguir a un Maestro medio desconocido. No se comprende, pero sigue sucediendo.
Jamás podrá comprenderse porque es una respuesta que tiene que ver con el corazón, no con la razón. El amor nunca es razonable. Y ahí van quedando barcas llenas de peces en muchas orillas. Porque cuando Dios irrumpe en la vida de alguien primero la hace rebosar y después se lo pide TODO.
Oración
Ven, Trinidad Santa, a nuestras orillas, cuando repasamos nuestras redes vacías, cuando dejamos nuestras barcas llenas. Amén.
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Fuente Monasterio de Monjas Trinitarias de Suesa
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DOMINGO 5º (C)
Lc 5,1-11
Empezamos hoy el c. 5 del evangelio de Lucas con un episodio múltiple: La multitud que se agolpa en torno a Jesús para escuchar la palabra de Dios; la enseñanza desde la barca; la invitación a remar mar adentro; pesca inesperada; la confesión de la indignidad de Pedro; la llamada de los discípulos y el inmediato seguimiento. No nos dice de qué les habla Jesús, pero lo que sigue nos da la verdadera pista para descubrir de qué se trata. Este relato es muy parecido al que narra Juan en el capítulo 21. Los dos abren un horizonte nuevo. Los dos nos invitan a conocer a Jesús y a conocernos mejor para parecernos a él.
Hemos pasado la noche bregando y no hemos cogido nada. El hecho de que la pesca abundante sea precedida de un total fracaso, tiene un significado teológico muy profundo. ¿Quién no ha tenido la sensación de haber trabajado en vano durante décadas? Solo tendremos éxito cuando actuemos en nombre de Jesús. Esto quiere decir que debemos actuar de acuerdo con su actitud vital, más allá de nuestras posiciones raquíticas y a ras de tierra. Lo que se nos pide es muy distinto a decir: por Jesucristo nuestro Señor.
Rema mar adentro. La multitud se queda en tierra, solo Pedro y los suyos (muy pocos) se adentran en lo profundo. Esta sugerencia de Jesús es también simbólica. En griego “bados” y en latín “altum” significan profundidad (alta mar), y expresa mejor el simbolismo. Solo de las profundidades del hombre se puede sacar lo más auténtico. Todo lo que buscamos en vano en la superficie está ya dentro de nosotros mismos. Pero ir más adentro exige traspasar las falsas seguridades del yo superficial y adentrarse en aguas incontroladas. Adentrarse en lo que no controlamos exige fe-confianza. Decía Teilhard de Chardin: Cuando bajaba a lo hondo de mi ser, dejé de hacer pie y parecía que me deslizaba hacia el vacío.
Fiado en tu palabra, echaré las redes. El que Pedro se fíe de la palabra de Jesús que le manda, contra toda lógica, echar las redes a una hora impropia, tiene mucha miga. Las tareas importantes las debemos hacer siempre fiándonos de otro. Tenemos que dejarnos conducir por la Vida. Cuando intentamos controlar lo que es más que nosotros, aseguramos nuestro fracaso. El mismo Nietzsche dijo: “El ser humano nunca ha llegado más lejos que cuando no sabía a donde le llevaban sus pasos”. Lo que trasciende a nuestro ser consciente es mucho más importante que el pequeñísimo espacio que abarca nuestra razón. Dejarnos llevar por lo que es más que nosotros es signo de verdadera sabiduría.
No temas. El temor y el progreso son incompatibles. Mientras sigamos instalados en el miedo, la libertad mínima indispensable para crecer será imposible. Más de 130 veces se habla en la Biblia del miedo ante lo divino. Casi siempre, sobre todo en los evangelios, se afirma que no hay motivo para temer nada. El miedo nos paraliza e impide cualquier decisión hacia la Vida. Si el acercamiento a Dios nos da miedo, ese Dios es falso. Cuando la religión sigue apostando por el miedo, está manipulando el evangelio y abusando de Dios.
El mar era el símbolo de las fuerzas del mal. “Pescar hombres” era un dicho popular que significaba sacar a uno de un peligro grave. No quiere decir, como se ha entendido con frecuencia, pescar o cazar a uno para la causa de Jesús. Aquí quiere decir: ayudar a los hombres a salir de todas las opresiones que el impiden crecer. Solo puede ayudar a otro a salir de la influencia del mal, el que ha encontrado lo auténtico de sí mismo. Crecer en mi verdadero ser es lo mejor que puedo hacer por todos los demás. La principal tarea de todo ser humano está dentro de él. Dios quiere que crezcas siendo lo que eres de verdad.
Y, dejándolo todo, lo siguieron. Seguimos en un lenguaje simbólico, teológico. Es imposible que Pedro y sus socios dejaran las barcas, los peces cogidos, la familia… y se fueran físicamente detrás de Jesús desde aquel instante. El tema de la vocación es muy importante en la vida de todo ser humano. La vida es siempre ir más allá de lo que somos, por lo tanto, el mismo hecho de vivir nos plantea las posibilidades que tenemos de ir en una dirección o en otra. Con demasiada frecuencia se reduce el tema de la “vocación” al ámbito religioso. Nada más ridículo que esa postura. Quedaría reducido el tema a una minoría. Todos estamos llamados a la plenitud, a desplegar todas nuestras mejores posibilidades.
La vocación no es nada distinto de mi propio ser. No es un acto puntual y externo de Dios en un momento determinado de mi historia. Dios no tiene otra forma de decirme lo que espera de mí, que a través de mi propio ser. Elige a todos de la misma manera, sin exclusiones ni preferencias. La meta es la misma para todos. Dios no puede tener privilegios con nadie. Soy yo el que tengo de adivinar todas las posibilidades de ser que yo debo desarrollar a lo largo de mi existencia. Ni puede ni tiene que añadir nada a mi ser. Desde el principio están en mí todas esas posibilidades, no tengo que esperar nada de Dios.
Mi vocación sería encontrar el camino que me llevará más lejos en esa realización personal, aprovechando al máximo todos mis recursos. Los distintos caminos no son, en sí, ni mejores ni peores. Lo importante es acertar con el que mejor se adecue a mis aptitudes personales. La vocación la tenemos que buscar dentro de nosotros mismos, no fuera. No debemos olvidar nunca que toda elección lleva con sigo muchas renuncias que no se tienen que convertir en obsesión, sino en la conciencia clara de nuestra limitación. Si de verdad queremos avanzar hacia una meta, no podemos elegir más que un camino. El riesgo de equivocarnos no debe paralizarnos, porque aunque nos equivoquemos, si hacemos todo lo que está de nuestra parte, llegaremos a la meta, aunque sea con un mayor esfuerzo.
Este relato está resumiendo el proyecto vital de todo ser humano. Jesús estaba desarrollado su proyecto de vida y quiere que los demás desarrollen el suyo. No se trata de una imitación externa sino de un vivir lo que él vivió desde su ser más auténtico y profundo. Pedro lo ve como imposible y hace patente su incapacidad. Está instalado en su individualidad y en su racionalidad y es figura de todos nosotros que no somos capaces de superar el ego psicológico y el ego mental. Todo lo que no son mis sentimientos y mis proyectos racionales lo considero inalcanzable. Todas las posibilidades de ser que están más allá de esta ridícula acotación no me interesan y ni siquiera tengo interés en descubrirlo.
Pero la verdad es que más allá de lo que creo ser, está lo que soy de verdad. Aquí está la clave de nuestro fracaso espiritual. Descubrimos que hay seres humanos que han alcanzado ese nivel superior de ser, pero a mí me parece inalcanzable porque “soy un pecador”. “¿Quién te ha dicho que estabas desnudo?” Dios se lo pregunta a Adán, dando por supuesto que Él no ha sido. Notad el empeño que ha tenido la religión en convencernos de que estábamos empecatados y que no debíamos aspirar más que a reconocer nuestros pecado y hacer penitencia. Ojalá superásemos esa tentación y aspirásemos todos a la plenitud a la que podemos llegar. Ni lo biológico, ni lo psicológico, ni lo racional constituyen la meta del hombre, pero en nuestro mundo es la única aspiración y lo único que cuenta.
Meditación
Llega a lo profundo de tu ser.
Sin esa profundización, no es posible la plenitud humana.
La contemplación es el único camino.
Aprende a pescar en tu propio pozo.
Lo que con tanto afán buscas fuera de ti,
lo tienes al alcance de la mano dentro de ti.
Fray Marcos
Fuente Fe Adulta
Lc 5, 1-11
«Ellos sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron»
En mayor o menor medida, todos nos sentimos llamados a hacer algo en la vida.
El hedonista se siente llamado a disfrutar de los placeres y momentos gratos que le brinda la vida, el existencialista a construirse a sí mismo para dotar de una esencia personal a la existencia que ha recibido, el místico a buscar a Dios en lo más íntimo de su ser, el hinduista a cultivar el equilibrio interior que le permita contribuir a la armonía universal, el cristiano a responder al amor de Dios con amor a los demás…
En el caso del cristiano, hay muchas formas de responder a la llamada dependiendo de la personalidad de cada uno, aunque, básicamente, podemos decir que unos responden alabando a Dios con la oración y la práctica frecuente de los sacramentos y otros ayudando a quienes los necesitan. No obstante, si levantamos un poco la vista hacia el horizonte, quizá veamos que la misión última del cristiano es construir humanidad; es decir, colaborar en la obra de Dios porque Dios necesita de nosotros para sacarla adelante.
Desde esta perspectiva, también podemos comprobar que todas estas formas de sentir la llamada y responder a ella están engarzadas entre sí y encaminadas a un mismo fin, porque la “humanidad” solo se puede construir con una actitud de ayuda a los demás, y para lograr esta actitud es precisa la oración.
Es probable que conozcan la leyenda de aquel maestro de obra que, en plena Edad Media, visitaba la sección de cantería en el solar donde se estaba construyendo una catedral. Dice la leyenda que se acercó a uno de los canteros, y le preguntó: «¿Qué estás haciendo?», y él le respondió: «Estoy tallando este bloque de mármol». Le hizo la misma pregunta a un segundo cantero, y éste le dijo: «Estoy fabricando un capitel». Siguió su camino, y ante la misma pregunta un tercer cantero le respondió: «Estoy construyendo una catedral»… Los tres estaban haciendo lo mismo, pero con una perspectiva y una motivación muy diferentes.
Nuestra catedral es la humanidad, y para construirla es necesario convertirse en servidor, compartir lo que tenemos con los que no tienen, perdonar setenta veces siete, trabajar por la paz y la justicia, y, en definitiva, hace falta que «los hombres vean en nuestras buenas obras el amor del Padre» (Mt 5,16). Nosotros creemos en Abbá porque lo hemos visto reflejado en Jesús, y “los hombres” solo podrán creer en Jesús si ven en nosotros unos criterios de vida más sólidos y convincentes que los que les ofrece el mundo.
Y es que responder a la llamada de Jesús comporta una gran responsabilidad. Por eso, Ruiz de Galarreta proponía el siguiente lema como propio del cristiano: «Máximo compromiso, máxima confianza»… Máximo compromiso porque la envergadura de la tarea así lo requiere, y máxima confianza porque ese compromiso es con nuestra Madre.
Miguel Ángel Munárriz Casajús
Para leer el comentario que José E. Galarreta hizo en su momento, pinche aquí
Fuente Fe Adulta
Lc 5, 1-11
Sí, se dice Pedro a sí mismo, “dejándolo todo… lo seguimos”. Es la frase que lo explica todo. Recuerda emocionado aquellos días y hechos que le cambiaron el rumbo, que le dieron un nombre y una identidad nueva, otra forma de pensar y de vivir. Y todo empezó con Jesús… con ese Nazareno que le salió al encuentro, que se subió a su barca, que intentó darle lecciones de pesca, a él, que no había hecho otra cosa en su vida… Todo empezó con ese hombre que le hizo conocerse por dentro y sentirse en relación con Dios, cerca de Él. Por él, por Jesús, todo había cambiado… dejó todo: barca, redes, trabajo, amigos, familia…
Sí, habían pasado muchos años y aún lo recordaba vivamente. Él estaba afanado y malhumorado por una noche de trabajo inútil, con ganas de terminar de remendar las redes para irse a casa y entonces Jesús se sube a su barca como si nada, y se pone a hablar a todos. Son tantos los que le escuchan que se ve obligado a separar la barca de la orilla para que no lo aplasten… ¡Como si no tuviera más que hacer! pero recuerda como poco a poco él mismo va dejando las redes y también escucha… ¡Nadie ha hablado como este hombre! Está entusiasmado él también… Y cuando termina se siente más tranquilo, de mejor humor. Y entonces viene lo inesperado, oye que Jesús le dice: “Rema mar adentro y echa las redes para pescar”… Y recuerda que tuvo que hacer un esfuerzo para no gritarle: ¿A estas horas? Que sabrás tú de pesca…
Pero vuelve a sentirse como entonces, y ahora entiende por qué no le discutió. Recuerda que contra toda lógica empezó a hacer lo que le decía y que llevado por una fuerza desconocida en él se oye decir: Lo hago porque tú lo dices, solo porque tú lo dices. Pero, ¿quién eras tú para mí entonces? Un maestro que hablaba de lo que no sabía… aun así obedeció saltándose toda lógica.
Y sucedió el milagro. Sí, el milagro, recuerda Pedro, no fue pescar mucho a mediodía, con ser al menos algo fuera de lo normal. El milagro es lo que le pasó por dentro: cómo se descubrió a él mismo y cómo descubrió a Jesús, fue como verse con el alma y el corazón desnudo frente a Dios, un Dios que te sonríe y te quiere y eso le hacía sentirse más pobre, más pecador, más indigno de estar con Él.
Y entonces vino la frase “pescador de hombres” y Pedro, que seguía sin entender nada, hizo lo mismo que acababa de hacer con la pesca… en tu nombre, porque tú lo dices… “lo dejo todo y te sigo”.
Han pasado muchos años, fue testigo de su muerte. Es testigo de su vida de resucitado y ahora en Roma está a punto de terminar su vida, está condenado a muerte. Y de nuevo “Por Él”. ¿Ha valido la pena?
La pregunta no es para Pedro sino para ti y para mí. Porque el evangelio de este domingo habla de nuestra vida, de la de todo cristiano. ¿Podemos vislumbrar nuestra propia historia, como Pedro, a la luz de este evangelio?
Escuchamos a Ana, una mujer sencilla del grupo de reflexión bíblica. Al terminar de leer este texto, toma la palabra y un tanto emocionada nos dice:
Yo era joven, estudiante. Poco a poco, entre voluntariados, charlas y celebraciones al aire libre la imagen de Jesús se fue perfilando ante mí, tan impresionante como la describe Lucas en la orilla de Tiberíades. Sin que yo lo decidiera, así es como lo recuerdo, Él se metió en mi vida, se subió a mi barca y casi sin darme cuenta sus palabras captaron mi atención; lo que decía era verdad y me llenaba el corazón. Y empecé a escucharle día tras día, a leer los evangelios, a buscar a los que hablaban de Él y a rezar hablando con Él como tantos a mi alrededor.
Y una tarde, recuerdo el sitio y la hora, me dijo algo parecido a ese “rema mar adentro”… me sonó a “Dedícate a cuidar a los que nadie cuida…” Deja todas tus preocupaciones y planes sobre el futuro y sígueme. Yo, que estaba terminado la carrera y tenía ya ofertas de empleo en una gran multinacional, yo que me prometía un futuro exitoso y brillante… Y como Pedro pensé: “Qué sabrás tú de éxitos y ganancias en esta sociedad del s. XXI tan distinta a la que tú viviste…”
Yo quería seguir con él, pero ¿dejarlo todo? ¿No podíamos llegar a “un arreglo”? Poco a poco, mis mismas preguntas y dudas me ayudaron a conocerme…. A descubrirme tan poca cosa para recibir su invitación… a no entender cómo me invitaba a mí que era… Y, como Pedro, solo le quería decir “apártate de mí que soy así” Pero también yo escuché aquello de “Te haré…” y la alegría me envolvió, me entusiasmó de tal forma que aún sin entender nada, dejé todos mis planes, mis ofertas de trabajo en las que iba a ganar tanto dinero y… aquí estoy cuidando cada día a los que nadie más cuida… ganándome la vida de otra forma, con otros criterios, más cercanos a los suyos. Y me siento tan feliz y agradecida por su invitación y su llamada… Aún me repito: me llamó a mí, a pesar de mi falta de fe, a pesar de mi pobreza y mi pecado…
Como Pedro, como Ana, ¿podremos descubrir en este evangelio nuestra historia? ¿Cómo narraríamos nuestro encuentro con Jesús, ese encuentro que nos cambió la vida? ¿O aún estamos buscando “arreglos” que nos ayuden a seguir siendo sus discípulos, sus discípulas, sin dejarlo todo?
Abramos nuestro corazón y “en su nombre”, solo porque El lo dice, hagamos que este evangelio sea nuestra historia, recordemos que lo es y demos gracias a Dios por ello.
Mª Guadalupe Labrador Encinas, fmmdp
Fuente Fe Adulta
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