Bello
Del blog Nova Bella:
“No todo fue naufragar
por no haber creído que amar
era el verbo más bello.”
*
Luis Eduardo Aute
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Del blog Nova Bella:
“No todo fue naufragar
por no haber creído que amar
era el verbo más bello.”
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Luis Eduardo Aute
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De su blog Umbrales de luz:
Franciscanos/as y clarisas, benedictinos/as, mercedarios/as, compañeros y compañeras de Jesús inspiradas por Ignacio de Loyola, hombres y mujeres carmelitas, pasionistas, maristas… una lista sin fin. Nacieron para socorrer, acompañar, educar, sanar, cuidar a los sin nadie y sin nada. O para dedicarse a la “vida contemplativa”, “trabajando y orando”, viviendo a fondo, siendo en comunión profunda con todo. Esas mujeres y hombres, a lo largo de los siglos, han dado al pueblo lo mejor de sí con admirable entrega y desinterés, y el pueblo los ha sostenido material y espiritualmente con inmensa generosidad. Nuestros pueblos y ciudades llevan su impronta.
Pero la “vida religiosa” –al igual que la época de las “religiones” tradicionales– toca a su fin. No quiero decir que aquello para lo que las congregaciones y órdenes nacieron –compasión samaritana, esperanza subversiva, fraterno-sororidad universal– haya perdido valor. Nunca lo perderá, esperemos. Pero en los últimos 60 años se ha desmoronado el marco cultural (teológico y antropológico) sobre el que, desde el s. XIII, se ha sustentado esa forma de vida, y su mismo nombre.
Nuestra visión del mundo y del ser humano, de la “materia” y del “espíritu”, del cuerpo, de la sexualidad y del género… y, en consecuencia, nuestra imagen de Dios, han cambiado profundamente. Ya no se sostiene que el celibato sea más humano o acerque más a Dios o a la Vida que la práctica de la sexualidad, ni que la obediencia a un superior sea valiosa por sí, ni que porque la propiedad de los bienes recaiga sobre la congregación y no sobre el individuo religioso, éste vaya a ser más responsable y solidario. Tampoco se sostiene que los tres votos sean “consejos” dados por Jesús de Nazaret a quienes quisieran seguirle más de cerca, más entregada y proféticamente. Y aunque Jesús los hubiera aconsejado, no por eso nos valdrían hoy, al igual que ya no nos valen sus ideas sobre el origen y el fin del mundo, la creación del ser humano, ángeles y demonios, o sobre el Dios creador.
Se han derrumbado los pilares sobre el que se ha apoyado y justificado la vida religiosa desde sus orígenes hasta hoy. Y por eso, simplemente por eso, están desapareciendo en la Europa occidental las vocaciones a esa forma de vida, en un proceso que se veía venir, pero no se supo ver. No están desapareciendo las vocaciones a la vida en su hondura, sino al modelo teológico y canónico de la “vida consagrada”. La metamorfosis cultural-religiosa, los datos sociológicos y la trayectoria de fondo indican que, dentro de dos o tres décadas, la inmensa mayoría de los monasterios, conventos y casas religiosas de los países europeos quedarán vacías. Y todo apunta que lo que sucede aquí sucederá más pronto que tarde en todos los continentes, al igual que, por ejemplo, en Castilla y Andalucía ya pasa lo que pasó antes en el País Vasco o Cataluña, o en Italia y en España o incluso en Polonia pasa hoy lo que antes pasó en Francia, Dinamarca o Suecia.
¿Tendrán las congregaciones religiosas la lucidez necesaria para comprender el signo de estos tiempos y para convertir su proceso de muerte en camino de vida, su disolución institucional en transformación espiritual? ¿U optarán por cerrar los ojos, huir adelante y condenarse a la decadencia, buscando vocaciones como sea o importándolas de donde sea? Saber vivir culmina en saber morir, en dejarse transformar enteramente.
No puedo aquí dejar de referirme a otro reto mayor, ligado al anterior o derivado de él: ¿qué destino procurarán las congregaciones a sus templos, santuarios y conventos, casas y propiedades, que no son pocas, para cuando sus comunidades se cierren, y justamente para que su carisma originario y su historia más auténtica no se extingan? Es justo que aseguren para todos sus miembros, mientras vivan, las condiciones necesarias para una vida digna. El resto no les pertenece, por muchos y muy legales títulos de propiedad de que dispongan. Lo que no necesitan pertenece al pueblo. Fue el pueblo quien, directa o indirectamente, edificó sus templos y conventos. De ningún modo debieran parar en manos del mejor postor.
Que vuelvan, pues, al pueblo, a las instituciones públicas, pero no mediante venta a precio de mercado, pues esto equivaldría a hacer pagar por segunda vez a los contribuyentes el convento o la iglesia o la propiedad que los contribuyentes o sus antepasados (o los reyes y señores que los explotaron) regalaron a las congregaciones. Que éstas desacralicen sus templos y santuarios, para reconvertirlos en lugares de ”espíritu y de vida” donde el pueblo pueda respirar en paz, gozar de silencio, reunirse y fomentar la convivencia, soñar otro mundo mejor, disfrutar la belleza de la música y de la palabra, celebrar el amor y el nacimiento, despedir a los muertos y aliviar el duelo. Lo demás, incluidos los traspasos a las curias generales y a las instituciones diocesanas, sería una traición de las congregaciones al carisma que las alentó, un fraude al pueblo que las sostuvo y al que se consagraron, una afrenta a la memoria de nuestros padres, abuelos y antepasados.
Escribo estas líneas en vísperas del 2 de febrero, fecha en que se celebra en la liturgia católica “el día de la vida religiosa”. En la misa se volverá a leer el bello pasaje imaginario de Lucas sobre dos ancianos profetas, Simeón y Ana, que reciben al niño Jesús en su presentación en el templo de Jerusalén. Simeón, “hombre justo y piadoso”, “esperaba el consuelo de Israel”, de todos los pueblos. Abre los ojos, ve a Jesús y reconoce la luz de un mundo nuevo, y dice a la Vida: “Puedes dejar a tu siervo irse en paz”. Ana es viuda desde muy joven, tiene 84 años, y ahí está, presente. Abre la boca, toma la palabra y “habla del niño a todos los que esperan la liberación”. No os encerréis en el templo, dice, abrid sus puertas, no hay más claustro que el mundo. No miréis al pasado, otro futuro es posible.
Aizarna, 30 de enero de 2022
Ulrich von Plettenberg
Los vicarios generales de varias diócesis alemanas enviaron una carta a la conferencia de obispos del país solicitando protecciones inmediatas para los trabajadores de la iglesia LGBTQ a medida que se elaboran las reformas de la ley laboral. Y en una historia relacionada, un obispo alemán se pronunció en apoyo de los sacerdotes homosexuales.
Once vicarios generales, que son los principales administradores de sus diócesis, escribieron al presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, el obispo Georg Bätzing de Limburg, según informó Katholisch.de :
“[Los vicarios generales] exigieron en la carta una exención inmediata de las consecuencias en virtud de las leyes laborales para los empleados queer y vueltos a casar. Además, la revisión de los reglamentos [laborales] básicos debería completarse para el verano. Además de [Ulrich von] Plettenberg de Trier, los vicarios generales de las (arqui)diócesis de Berlín, Essen, Hamburgo, Hildesheim, Limburg, Magdeburg, Münster, Paderborn, Speyer y la oficina del obispo militar firmaron la carta.
“En los últimos días, varias diócesis alemanas ya habían declarado que no tendrían ninguna consecuencia según la legislación laboral, incluidas Würzburg, Osnabrück Essen, Münster, Paderborn y Aquisgrán”.
Plettenberg, vicario general de la Diócesis de Trier que organizó la carta abierta, también escribió una carta a los trabajadores de la iglesia en su diócesis asegurándoles que “no consideraba apropiadas las sanciones de la ley laboral en relación con la vida personal” y que no habría no hay despidos por estos motivos, según Katholisch.de. El informe de los medios continuó:
“El vicario general continuó diciendo que de esta manera quería contribuir a que el personal vivenciara la iglesia como un espacio libre de miedos y tuviera la certeza de que su licencia para enseñar y su trabajo no dependían de su orientación sexual y su privacidad. estado civil. Al mismo tiempo, anima a todas las demás entidades legales eclesiásticas y empleados de la Diócesis de Trier a asumir compromisos similares”.
Un obispo, el obispo Peter Kohlgraf de Mainz, dijo que implementar estas protecciones voluntarias era prematuro, ya que se necesitaba más reflexión. No estuvo de acuerdo con la afirmación de que “todos los aspectos de la vida privada son irrelevantes para el derecho laboral”. Anteriormente expresó su apoyo a los trabajadores de la iglesia LGBTQ, rechazando la idea de que deberían enfrentar un doble rasero.
En noticias relacionadas, el obispo Gebhard Fürst de Rottenburg-Stuttgart ofreció su apoyo a los sacerdotes homosexuales con la condición de que permanezcan célibes. “Al igual que con los sacerdotes heterosexuales, el celibato es obligatorio para ellos”, dijo el obispo citado por Katholisch.de.
La conversación eclesial sobre la ley laboral alemana ha estado a toda marcha desde que 125 trabajadores de la iglesia LGBTQ salieron públicamente a través de la iniciativa #OutInChurch y pidieron protecciones integrales contra la discriminación. Desde entonces, decenas de miles de católicos alemanes firmaron una declaración de apoyo y organizaciones católicas de todo el mundo expresaron su solidaridad. En particular, varios líderes de la iglesia también han opinado positivamente. Algunos, como el obispo Franz Jung de Würzburg, incluso han emitido compromisos preventivos de no despedir a los trabajadores de la iglesia por su orientación sexual o identidad de género.
La cuestión de las políticas laborales de la iglesia relacionadas con LGBTQ también se abordó en la última asamblea de Synodal Way a principios de este mes. La mayoría de los delegados, incluida la mayoría de los obispos, votaron para aprobar un documento para consagrar en la ley las protecciones contra la discriminación para los empleados LGBTQ. El impacto podría ser significativo ya que la iglesia alemana es el segundo mayor empleador del país.
Para ver el informe completo de Bondings 2.0 sobre #OutInChurch, haga clic aquí. Para obtener más información sobre el Camino Sinodal y sus desarrollos LGBTQ, haga clic aquí.
—Robert Shine (él/él), New Ways Ministry, 22 de febrero de 2022
Fuente New Ways Ministry
Ayelén Acevedo es una de las protagonistas del documental Sueños, sobre el mundo onírico de las personas en situación de calle, pero acaba de mudarse a un cuarto en Mataderos. Lo que más quiere es vivir; tiene la edad promedio en la que muchas de sus compañeras mueren. Escribe poemas, estudia Historia, y solo pide una cosa: un trabajo digno
Mercedes Funes
13 de Febrero de 2022
Entrevista a Ayelen Acevedo
“Estábamos en un boliche, justamente en ese entorno en donde lo conocí. Estábamos chamuyando, tomando unos tragos. El me tomaba de la falda, yo tenía una pollera. Y bueno, me declaraba que quería tener algo conmigo, pero que quería que fuéramos de a poco. Y al despertar me largué a llorar, porque fue una sensación muy real. Yo me desperté en las cuatro paredes de la Costanera, o sea, fue un sueño nada más”.
Cada vez que vuelve a verse en la película, Ayelén Acevedo se emociona. Fue un largo recorrido hasta la estabilidad con la que empieza soñar ahora. Anoche lloró de nuevo en la proyección de Sueños en el Centro Cultural San Martín. Es una de las protagonistas del documental de Marcos Martínez que cuenta los sueños de las personas en situación de calle –disponible en Cinear.play Estrenos–, pero desde hace un mes vive en un cuarto en Mataderos.
Es un cuarto amplio, con piso de cemento y una ventana desde la que habla con los vecinos, en una casa chorizo de construcción humilde que habitan unas veinte familias. Tiene pocas cosas: una cama, una mesa de madera con dos sillas, un mueblecito en donde guarda algunos elementos de cocina, una pava eléctrica, una radio a pilas, y un mate al que siempre le agrega el contenido de un saquito de té de hierbas. También una foto de Tini Stoessel recortada de una revista, que decora la pared junto a algunos discos viejos.
Entrevista a Ayelén Acevedo
No es mucho, pero ella está contenta: logró tener un cuarto propio. Alquila, sí, pero es de ella, tiene un techo, pudo salir de la calle. Al menos por ahora. Sus sueños siguen siendo los mismos: un amor que la quiera así, de a poco, que se atreva a quererla y no se vaya; conocer a Tini Stoessel y a María Laura Santillán, sus ídolas –dice que lee Infobae por las notas de la periodista y conductora–; un trabajo digno y una vida estable. Sobre todo eso, una vida. Con 38 años, sabe que la pesadilla que termina con las de muchas de sus compañeras antes de los 40 todavía está cerca, la ronda. No quiere eso para ella. Para nadie.
Por eso para Ayelén fue tan importante participar de la película, que la escucharan: “Era la oportunidad de mostrarle a la gente que también hay otras formas, que hay otra mirada posible. Que nos vean desde otra perspectiva, saliendo un poco del estigma de la prostitución, poder contar esto de que una chica trans puede trabajar de otra cosa y desenvolverse de otra manera en la vida”.
Ayelén entendió desde chica que una casa es algo que se puede perder y que, ahí nomás, está la calle: “Yo nací en Avellaneda, vivíamos en una casilla humilde en González Catán. Con la famosa debacle del 2001, a mi familia, como a tantas, le fue mal, y perdimos la casa. Cuando tenía 16 años, a mis padres les surgió una oportunidad de trabajo en Río Gallegos, y nos fuimos para allá buscando tener una mejor calidad de vida. Ellos todavía viven en el Sur”.
De Río Gallegos se fue cuando terminó la secundaria. Como muchas chicas trans, sólo pudo abrazar su identidad yéndose del hogar familiar. “Con mi vieja funcionamos de muchas maneras, y ella a veces es muy cruel –cuenta–. No es una mamá como otras, es dura; y mi viejo es un hombre de pocas palabras. Entonces a mí no me quedó otra que pelearla, en todo sentido. Yo quería estar en Buenos Aires, porque además allá es todo muy chato, estás a 3000 kilómetros de lo que pasa. La gente, por el frío, o vaya a saber por qué, es mucho más distante. Y yo estaba en plena adolescencia, donde uno necesita contacto y todo lo social influye”.
“Así que me decidí a tomar las riendas de mi vida de manera autónoma y en pos de lo que siento, de lo que soy: quería estar acá en Buenos Aires con mi espacio, mi alquiler, poder invitar amigos, amigas… Porque allá era siempre la mirada de mi vieja: ‘Ay, mira ese, la cara que tiene’, o ‘¿Por qué tiene el pelo largo?’, o ‘¿Por qué tiene esa remera?’. Me acuerdo de la vez que me vio con el ojo delineado, me dio con una chancleta de corcho: ‘Sacate eso que te va a ver tu papá’. Y nada, la pasé… Entonces acá era la puerta para yo vivir libre en cuanto a eso, porque estar allá era sometida.”
Ayelén es un nombre por el que nunca la llamaron sus padres, pese a que tiene DNI femenino desde 2013. Para que pudiera transicionar, tuvieron que pasar diez años desde que dejó Río Gallegos y una ley que garantiza su identidad de género, pero su familia todavía no la acepta; cuando los ve, tiene que esconderla, como cuando iba al colegio. No les guarda rencor. “Ya están grandes, son mis padres; vos no te vas a poner a discutir o a decirles cosas que los hagan sentir mal. Creo que hicieron lo que pudieron y hay cosas que ya no las van a entender”, dice.
En Sueños, Ayelén recita uno de sus poemas, en los que mezcla humor con erotismo. Comienza con el estribillo de una canción de Tini: “Llevas tiempo imaginándome, imaginándonos, y yo seré tu princesa”. Dice que sabe que es frívola, pero es lo que quiere: un príncipe azul que la rescate. En otro habla de lo difícil que es conseguir un baño prestado siendo trans. Siempre le gustó escribir, y siguió haciéndolo en la calle: hace tres años publicó un fanzine que presentó en la Noche de los Museos.
En 2020 empezó a estudiar Profesorado de Historia en el Alicia Moreau de Justo y cursó algunas materias en modalidad virtual con su teléfono. Su meta es retomar de manera presencial. Pero lo que más le importa es trabajar. Le gusta cocinar y, antes de quedar “en la calle, literal”, se las arreglaba vendiendo mermeladas y escabeches que hacía ella misma. También fue vendedora en la feria de Solano e hizo tareas domésticas en un hogar y en casas de familia.
Al hablar con ella uno se pregunta cómo alguien con tantos recursos pudo quedar tan marginada de todo. La respuesta es una sola: la soledad y la perdida de una red de contención, sí; pero sobre todo, la discriminación. De todos: la sociedad, el Estado y su familia. Le pregunto en qué momento comenzó el desamparo, ¿cuándo llegó a Buenos Aires? “En el vaivén de venir y poder disfrutar de mi identidad y mi sexualidad, nunca tuve un lugar fijo –dice–. El común denominador siempre fue la falta de techo”.
–¿Tenías un lugar donde parar cuando llegaste?
–Al principio cuando vine era a quedarme en lo de amigos, vivir de prestado un tiempo. Después había conseguido en Floresta un puesto de ayudante de cocina en un bodegón, y me alquilé una piecita en Flores que era como el pasillito este (señala), o un poquito más grande, pero ya no dependía de mi madre. Porque ella te ayuda, pero te somete a sus reglas, ¿no? O sea, en cuanto ella ve que vos te estás saliendo, bueno, ahí te suelta también con lo económico.
–¿Te acordás de la primera vez que dormiste en la calle?
–Fue en Solano, ya ahí no tenía dónde estar. Mi vieja cuando me vio después de transicionar, me dejó de pagar el alquiler. Yo ya estaba rubia. Me maquillaba, tenía una calza o una mini. Quizás ahora porque me visto más como señora, pero, sí, yo a raíz de eso empecé a dormir en el Hospital de Solano. Tenía una red de conocidos que me ayudaban a lo mejor con alimentos o, durante el día, una amiga me dejaba usar su casa para que me pudiera higienizar y todo eso. Esa fue la parte más cruda, ahí me golpearon, me trataron de violar. Las mujeres en la calle son siempre más vulnerables, y siendo trans también se sufre la discriminación, las cosas que te dicen, las que te hacen. Acá en Capital, si bien vos estás en situación de calle, es diferente; en provincia es mucho más complicado, por el lugar y el contexto. Cuando yo quedé en la calle, recién había salido la Ley, y se empezaba a visibilizar. Por ende, nosotras nos empezábamos a ver, a interactuar con la gente. Éramos como un bicho raro, y la gente te ayudaba, pero hasta por ahí nomás. En provincia, en ese entonces, era todo mucho más difícil. Y la pasé feo, la pasé bastante feo.
–¿Cuánto hace ya de esa primera noche afuera?
–Y… hace mucho. Prácticamente desde que obtuve mi identidad. Antes de eso, estaba viviendo en la casa de amigos, pero el último tiempo la cosa se puso heavy, porque mi proceso hormonal empezó a dar resultado, y la novia de mi amigo empezó a flashear cosas. Y bueno, me tuve que ir a otro lugar, hasta que una referente de una agrupación de provincia me comentó de un programa en Capital. En el Hogar Azucena Villaflor me recibieron por primera vez, y no solo una vez, sino muchas; o sea, es raro decir que es como mi casa, pero las veces que yo necesité del lugar me han recibido, me conocen hace mucho.
–Hablabas antes de una red, los amigos, el entorno, ¿eso se rompió también?
–Es como que mi grupo de gente no es siempre el mismo, porque una va cambiando, las personas van cambiando. No es sólo que una ya se siente desplazada de la familia, del sistema, sino que gente que vos considerabas que era tu familia, también te suelta la mano. Entonces no tengo un grupo de pertenencia fijo, son contadas con los dedos de las manos las personas que están siempre. Me quedaron algunos amigos de Río Gallegos con los que me sigo mandando mensajes; uno que era metalero y ahora nada que ver, una chica que tuvo un hijo y ayer me dio like en una publicación que puse en Instagram.
–En todo ese tiempo sin tener trabajo ni un lugar donde vivir, ¿la prostitución nunca fue una alternativa para vos?
–Nunca la ejercí. Una sola vez me pasó con un camionero. Me acuerdo que yo tenía la heladera vacía literal y fue la primera y única vez. Pero no como lo pueden hacer otras compañeras que ya se dedican a eso netamente. Yo nunca bajé los brazos, sabía que podía y que podemos todas hacer otra cosa que no sea eso. A mí a lo mejor se me allanó el camino y encontré la gente que me dio la oportunidad de empleo, o de manejarme de otra manera, de vender en la feria. Lamentablemente, muchas otras chicas del colectivo no. Con mi participación en la película y con mis poemas, lo que yo quiero visibilizar es eso: que una chica trans puede ser kiosquera, verdulera, actriz… Porque la estigmatización sigue estando. Yo no juzgo a las compañeras que lo hacen, repito, a lo mejor a mí el camino se me hizo diferente. De hecho, yo estuve conviviendo –porque me mandó la Defensoría– en el Gondolin, que es un hotel en Villa Crespo de todas chicas trans que ejercen, y fue muy gracioso, porque la primera noche, cuando estaba por acostarme, ya me había agarrado sueño, y me dicen: “¿Y, amiga? ¿Vos no vas a ir a chambear? Le digo: “No, yo escribí un libro”. Y me miraban, no entendían nada. Estuve menos de una semana, porque ellas no entendían cómo yo siendo trans o “trava”, digamos, no ejercía la prostitución.
Ayelén con el equipo de Sueños durante el rodaje: Matías Iaccarino, Adriana Acosta, Daniela D’Urbano, y el director de la película, Marcos Martínez
–En el sueño que narrás en la película, hablás de un hombre que te elige, pero quiere ir despacio. ¿Es difícil el amor siendo trans y viviendo en la calle?
–Es todo un tema. Con mi última pareja, cuando llegó el momento de comprometernos, se asustó y se fue, y encima se me llevó el celular. Él tenía problemas de consumo, pero el día que lo conocí yo estaba tan embelesada, que ese dato como que me lo olvidé o inconscientemente no me lo quería acordar. Estuvimos en un hotel por acá cerca, y nos echaron, fue justo en plena pandemia. Nos echaron, pero en el lugar había otras parejas; a lo mejor no éramos el tipo de pareja que concebía la dueña. Entonces fue un claro hecho de discriminación. Y me acordé de acá (acá es este inquilinato de Mataderos), acá si vos te manejás bien y venís bien con el alquiler, al dueño no le importa mucho eso. Entonces vinimos y estuvimos un tiempo, prácticamente un mes. Y yo cometí el error a lo mejor de querer avanzar un plano más y mostrarme a la familia tal cual soy, ¿por qué tengo que estar siempre camuflándome?
–¿Y qué pasó entonces?
–Se ve que se asustó, porque, a la mañana, me despierto y no estaba. Se me llevó el celular, mis cosas: en ese tiempo yo tenía una olla eléctrica, la pavita esa, que la sigo teniendo. Pudo haber sido más malo si hubiese querido… Pero, dentro de todo, me marcó mucho por su forma de manejarse: muy caballero, muy dulce. Y si en la calle alguien nos decía algo, lo enfrentaba. O sea, duró poco, pero lo bueno es que duró, y yo tengo un buen recuerdo. Si me pongo a pensar más allá de que traicionó mi confianza, fue un hombre muy caballero y a lo mejor, digamos, lo que lo que toda mujer trans termina soñando. Justamente estamos hablando de los sueños, ¿no?
–Bueno, estás cumpliendo otro sueño, ahora tenés un lugar para vos. ¿Cómo conseguiste un cuarto de nuevo?
–Yo antes estaba en el parador. Ahí por un programa empecé a trabajar en una empresa de monitoreo de alarmas. Pero sufrí bullying por parte de mi jefe, y me dijeron que no fuera más. Me pagaron lo que correspondía, y con eso me vine a alquilar acá adelantando dos meses, y pude comprar algunos utensilios de cocina y la cama para poder estar más cómoda.
–¿En algún momento de tu vida sentiste que tenías estabilidad?
–No, fue un constante tambaleo. Y al tambalear unas cosas, también se tambaleaban otras. A eso sumale que a los que les corresponde hacer algo, no lo hacen, entonces estuve siempre muy en el aire.
–¿Y tenés identificado cuándo era que, después de ese tambaleo, te terminabas cayendo?
–Sí, por ejemplo, cuando tuve que dejar todas mis cosas en Flores porque no tenía plata para que me las guardaran; perderlas, ver como el sacrificio que había hecho para tener algo se esfumó. Tener una comodidad y de repente no tenerla más, eso me ha sucedido muchas veces. Acá mismo estuve antes, y después volví a la calle. Ahora, gracias a Dios, pude adelantar unos meses, pero en otra época no tenía. En definitiva, aunque está el subsidio habitacional, y con la ciudadanía porteña yo tengo mi tarjeta de alimentos que me sirve mucho, pero al no tener un trabajo estable, que no te paguen a tiempo, eso el dueño nunca lo entiende porque hace su negocio, y donde me voy yo, vienen tres. Es muy diferente a saber que en tal fecha vas a tener tu sueldo y vas a poder pagar, ahí la cosa cambia. Yo tuve esta experiencia en la empresa que pensé que iba a ser un salto cualitativo en mi vida, no sólo económico, sino en muchas cosas, porque al estar activa también te llenas más de proyectos. Pero no duró ni dos meses.
–¿Cómo es tener tu lugar después de haber estado sin nada?
–Es un alivio. Porque una piensa que va a poder seguir construyendo, porque una tiene ideales, tiene proyectos, pero el contexto y el sistema, que no nos da la cabida suficiente en cuanto a lo laboral, no ayudan. Si bien yo di con esta empresa, que a lo mejor justo tenía una política inclusiva, a veces siento que se la pasan hablando de inclusión y no existe realmente, porque si existiera, la mayoría de las chicas del colectivo no estaríamos en esta situación. Yo dentro de todo, al tener otras herramientas, como decía hace un rato, al tener la secundaria y haber crecido en una familia en donde leer un libro era más importante que ver la tele, me puedo defender y a lo mejor hacer pie más que otras compañeras. Pero en cuanto a la igualdad de oportunidades, estamos todas igual. La inclusión no es sólo hablar con la “e”. El sistema constantemente es perverso y esa ilusión no existe. Y sin embargo, hoy por hoy siento que tengo cierta estabilidad y estoy disfrutando de este momento. Porque fue todo un aprendizaje y un recorrido.
–Vos en la película contás tus sueños oníricos, ¿cuáles son tus sueños en la realidad, tus deseos?
–Básicamente tener una estabilidad, que el sistema realmente nos reconozca y nos resguarde, porque eso no está sucediendo. Si bien hay planes, hay programas, no se trata sólo de eso. Es una cadena que arranca desde lo psicológico, en todo sentido hay escasez. Mi sueño sería una estabilidad, no tener que estar todos los meses con el corazón en la boca por si cobraré o no. Y por qué no, a futuro, formar una familia con el hombre que elija, ¿no?
–¿De qué manera pensás que la gente que hoy se entera de cuáles son tus sueños te puede acompañar para que los logres?
–Y… yo tengo entendido que los medios de comunicación llegan a muchas partes y a lo mejor una toca la fibra de alguien o de alguna autoridad. Yo lo que pido es un trabajo digno, genuino, que yo me pueda ganar el pan todos los días, porque tengo dos piernas, tengo dos brazos: puedo ganármelo y ser autogestiva. Y creo que el trabajo digno, el techo digno, es un derecho básico para cualquier persona. Es lo único que pido para salir adelante.
Fotos: Franco Fafasuli
Video: Matías Arbotto
Edición: Carolina Villanueva y Rocío Klipphan
Fuente Infobae
Salek Magamadov e Ismail Isayev. (Crisis Group)
Un tribunal de Chechenia condenó a un par de hermanos LGBT+ a casi una década de detención por cargos aparentemente falsos.
El martes (22 de febrero), el tribunal de distrito de Achkhoy-Martan de la república del sur de Rusia condenó a los hermanos Salekh Magamadov, de 21 años, e Ismail Isayev, de 19, por “complicidad con formaciones armadas ilegales mediante el suministro de productos”.
Magamadov recibió una sentencia de ocho años (uno en prisión y siete en una colonia de régimen estricto) e Isayev fue sentenciado a seis años en una colonia de régimen común, confirmó Crisis Group NC SOS el martes (22 de febrero).
Los investigadores chechenos alegan que los hermanos pasaron de contrabando “comestibles” al presunto militante Rustam Borchashvili.
Los hermanos se declararon inocentes y, según Crisis Group NC SOS, creen que el caso en su contra fue inventado debido a su orientación sexual y opiniones políticas. Uno es gay, el otro trans, según Amnistía.
En 2019, un oficial de policía detuvo a Isayev durante 10 días después de encontrar una bandera del Orgullo LGBT+ en su teléfono móvil, lo que los puso en el radar de las fuerzas del orden.
Las autoridades secuestraron a Isayev nuevamente cuando tenía solo 16 años, en abril de 2020. Isayev y Magamadov habían estado moderando el canal Telegram dirigido por jóvenes Osal Nakh 95 que criticaba al liderazgo checheno.
Después de ser torturado, Isayev se vio obligado a “disculparse” ante la cámara por su participación en el canal.
En julio de 2020, la Red LGBT rusa facilitó a Magamadov e Isayev un piso en la ciudad de Nizhny Novgorod con planes de solicitar asilo en otro país. Los oficiales secuestraron a los hermanos de su casa y los transportaron a la fuerza de regreso a Chechenia en febrero de 2021.
Gran parte de la acusación se basó en dos supuestas “confesiones” que los investigadores obligaron a los hermanos a escribir durante “dos meses infernales” de detención, que decían que entregaron productos a Borchashvili en junio de 2020. Borchashvili fue posteriormente asesinado por las fuerzas de seguridad en octubre de 2020 como parte de una operación antiterrorista.
En diciembre pasado, Salekh Magamadov e Ismail Isaev, hermanos homosexuales detenidos en Chechenia, comenzaron una huelga de hambre después de que un juez denegara una solicitud para trasladar su caso a otra región. La Red LGBT de Rusia dijo en un comunicado a través de su grupo de crisis “North Caucasus SOS” que Magamadov e Isaev “declararon el comienzo de una huelga de hambre”. The Washington Blade informó que la declaración se produjo después de que un juez denegó la solicitud de los hermanos de trasladar su caso de Achknoy-Martan, una localidad en el distrito Achkhoy-Martanovsky de Chechenia, a otro tribunal en la región semiautónoma rusa.
El grupo dijo que Magamadov e Isaev habían estado detenidos en “el Centro de Detención No. 1 en Grozny, República de Chechenia [durante] más de 10 meses”, informó the Advocate. “Han denunciado haber sido torturados durante este tiempo, pero el Comité de Investigación se negó a investigar el hecho de la tortura e iniciar un caso penal”, dijo el grupo. “Magamadov e Isaev han dicho que se les ha presionado y que se vieron obligados a rechazar el apoyo legal”.
El grupo también afirmó que los hermanos habían sido amenazados con “asesinatos por honor” por parientes lejanos en la televisión en Chechenia. La Red LGBT de Rusia dijo al sitio de noticias ruso Meduza en marzo que la policía chechena había alentado a los amigos y familiares de los hombres a realizar “asesinatos por honor”. En un extraño giro de los acontecimientos, a los hombres homosexuales también se les ofreció protección estatal en Chechenia para evitar los “asesinatos por honor”.
La Red LGBT de Rusia solicitó al comité de investigación de Chechenia que protegiera a Magamadov e Isayev, según el Moscow Times. Pero no hubo aclaración en ese momento sobre cómo era esta protección.
A principios de este año, la policía de Chechenia también detuvo e interrogó al menos a 20 personas relacionadas con Magamadov e Isayev. Según los informes, la policía exigió saber el paradero de los padres de Isayev y Magamadov, que también habían huido de Chechenia. La madre de los hombres, Zara Magamadova, filmó una apelación con la Red LGBT+ rusa acusando a las autoridades de “fabricar” el caso contra sus hijos. “Le pido a cualquiera que pueda ayudar, por favor ayúdame a ver a mis hijos vivos y con buena salud”, dijo.
Sus abogados han subrayado que no hay pruebas objetivas de la culpabilidad de ninguno de los dos y que el proceso judicial ha estado plagado de “testimonios incoherentes y contradictorios de los testigos de cargo. El veredicto de hoy de la corte chechena es un crimen contra el sentido común”, dijo Miron Rozanov de Crisis Group NC SOS. Salekh Magamadov e Ismail Isaev son inocentes. Su caso está completamente fabricado. Salekh e Ismail son presos de conciencia”, agregó. “Increíblemente resistentes y valientes, son inocentes y deben ser liberados de inmediato”.
La directora de Amnistía Internacional para Europa del Este y Asia Central, Marie Struthers, añadió: “Salekh Magamadov e Ismail Isaev deben quedar en libertad de forma inmediata e incondicional. Nunca debieron haber sido acusados en primer lugar. Pertenecer a la comunidad LGBTI en Chechenia, o en cualquier otro lugar, no es un delito.Nadie debe ser detenido por su orientación sexual o identidad de género o por criticar a las autoridades, Su calvario debe terminar ahora”, agregó Struthers.
La “purga gay” de Chechenia
Dos psicópatas: El tiránico líder de Chechenia, Ramzan Kadyrov con Vladimir Putin
Innumerables activistas, periodistas y sobrevivientes han acusado a las fuerzas de seguridad chechenas de arrestar, torturar y matar a personas LGBT+.
En 2017, comenzaron a surgir informes de una “purga gay” en Chechenia, El periódico Novaya Gazeta informó que más de 100 hombres homosexuales habían sido detenidos y dijo que al menos tres habían muerto en ejecuciones extrajudiciales.que involucró detención masiva, secuestro, tortura y abuso de los derechos humanos contra la comunidad LGBT +. Fue en febrero de 2017 cuando este reportaje publicado en el periódico ruso Novaya Gazeta, destapaba la persecución brutal a la que el líder checheno, un aliado muy cercano de Vladimir Putin, estaba sometiendo a la población LGTB+. Varios supervivientes que pudieron escapar del país explicaron que el gobierno había habilitado antiguas prisiones como campos de concentración a los que se llevaba a cualquier persona sospechosa de ser LGTB+ para ser torturada y, en muchos casos, asesinada de forma totalmente impune.
La policía torturó a los hombres con descargas eléctricas y hambre, y les exigió que revelaran los nombres de sus parejas y líderes de la comunidad LGBT+, dijeron sobrevivientes a Human Rights Watch. Los familiares de los detenidos también fueron a menudo torturados y presionados.
Cuando se le presionó sobre la llamada “purga gay”, un portavoz del líder de Chechenia, Ramzan Kadyrov, dijo a Novaya Gazeta: “No se puede arrestar o reprimir a personas que simplemente no existen en la república. Si tales personas existieran en Chechenia, las fuerzas del orden no tendrían que preocuparse por ellas, ya que sus propios familiares las habrían enviado a donde nunca podrían regresar”.
La comunidad internacional reaccionó con cierta frialdad a esas denuncias. Líderes internacionales, como Angela Merkel y Emmanuel Macron habrían exigido a Vladimir Putin que pusiera fin a estos abusos, lo que llevaba a Rusia a abrir una investigación para esclarecer los hechos, que finalmente determinaría que «no hay víctimas de persecución, amenazas o violencia» en la República de Chechenia. Ante la pantomima que se traduce de esta investigación, Novaya Gazeta publicaba la lista de hasta 27 personas que habrían sido asesinadas a manos de los funcionarios de Kadyrov por el mero hecho de ser gays o bisexuales. Mientras tanto, siguen llegando testimonios de personas que denuncian haber sido sometidos a torturas en campos de concentración clandestinos, para sufrir después el escarnio ante sus propios familiares a los que culpabilizan de deshonor.
Pero finalmente se exigió a Moscú que investigara la situación, lo que llevó a Rusia a asegurar ante la ONU que en Chechenia no existen las personas LGTB+. Una estupidez muy en la línea de lo que declaraba el propio Kadyrov al ser entrevistado por la televisión norteamericana: “No tenemos ese tipo de gente aquí. No tenemos ningún gay. Si lo hay, lleváoslo a Canadá. Alabado sea Dios. Lleváoslos lejos para que no los tengamos en casa. Para purificar nuestra sangre, si hay alguno, lleváoslo. Son demonios. Están a la venta. No son personas.”
El líder de Chechenia, Ramzan Kadryov, que había negado los informes la existencia de personas LGBT + en la región. El líder de la región autónoma rusa, un aliado clave de Vladimir Putin, había eludido en gran medida toda responsabilidad a pesar de años de alarma de grupos de derechos humanos sobre la violencia y las “desapariciones” dirigidas a la comunidad LGBT + de Chechenia. Finalmente fue sancionado por el gobierno de Estados Unidos en julio de 2020 por las atrocidades.
El gobierno del Reino Unido también ordenó que se impongan sanciones estrictas a tres altos funcionarios chechenos acusados de torturar a personas LGBT + en la “purga gay de la región en diciembre de 2020”. Magomed Daudov, portavoz del parlamento checheno, Aiub kataev, jefe del Ministerio del Interior y Apti Alaudinov, viceministro y mayor general de la policía, estarán sujetos a prohibiciones de viaje y congelación de activos bajo las sanciones globales de derechos humanos del Reino Unido.
A pesar de las numerosas peticiones a nivel internacional, las autoridades de Rusia no habrían abierto ninguna investigación oficial en relación a lo sucedido en la república caucásica. En diciembre de 2018, por ejemplo, la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) publicaba un informe que consideraba probada la existencia de pruebas manifiestas de la persecución, tortura y ejecución de personas homosexuales en Chechenia, acusando a las autoridades rusas de una ausencia de voluntad política para esclarecer los hechos y depurar responsabilidades. Una dejación que alentaba una segunda oleada de violencia homófoba desde enero de 2019.
El esfuerzo de represión se renovó en 2019. Los informes de tales atrocidades han continuado en los años posteriores. En 2019, Rachel denb, subdirectora para Europa y Asia Central de Human Rights Watch, dijo que la impunidad por la purga de 2017 había “sancionado una nueva ola de tortura y humillación en Chechenia”. La The Russian LGBT Network (Red LGBT de Rusia) dijo en un informe que al menos dos personas fueron asesinadas y alrededor de 40 hombres y mujeres confinados en una celda de prisión improvisada. Una vez más, mientras la policía chechena llevó a cabo la redada masiva, enfrentaron pocas repercusiones por parte de las autoridades federales.
Los oficiales comenzaron la segunda ola de encarcelamientos al traer al moderador de una sala de chat en línea para personas homosexuales.
El primer ministro de Rusia, Mikhail Mishustin (L) y Ramzan Kadyrov, jefe de la República de Chechenia, durante una reunión. (Dmitry AstakhovTASS vía Getty Images)
La Red LGBT rusa dijo en ese momento que había ayudado a más de 140 personas LGBT+ chechenas a huir a otros países europeos y Canadá. Los que se quedan, al igual que
La Red LGBT rusa dijo en ese momento que había ayudado a más de 140 personas LGBT+ chechenas a huir a otros países europeos y Canadá. Aquellos que se quedan, al igual que Magamadov e Isayev, a menudo enfrentan tiempo tras las rejas por cargos falsos.
Según el Centre for Eastern Studies, Centro de Estudios Orientales, las colonias de régimen estricto ven la vida de los reclusos profundamente restringida. Los presos viven en celdas superpobladas compartidas con otros 20 a 50. Las colonias penales comunes todavía están muy supervisadas, y los reclusos viven en grandes barracones por los que no pueden moverse libremente.
Fuete Pink News/Cristianos Gays
Fuente Pink News
Al menos una decena de alumnos del Instituto de Educación Secundaria Les Alfàbegues de Bétera (Valencia) han sido expulsados del centro tras protagonizar una agresión de carácter homófobo a un profesor, según ha informado À Punt, la radiotelevisión pública valenciana. Los hechos se produjeron después de que el profesor, Miquel Álvarez, interviniese para detener la protesta con banderas de España que un grupo de alumnos protagonizaba en el patio del centro en respuesta a que otras dos alumnas exhibiesen el día anterior una bandera arcoíris.
Según la narración de los hechos que hace À Punt, el miércoles de la pasada semana dos alumnas salieron al patio del centro portando una bandera arcoirís, lo que desembocó en una espontánea manifestación de apoyo que el mismo profesor que fue agredido al día siguiente les pidió detener por alterar la normalidad del centro. En cualquier caso, lo sucedido no gustó a otro grupo de alumnos, que respondieron al día siguiente acudiendo con banderas rojigualdas, lo que a su vez desembocó en otra numerosa movilización y en momentos de tensión. Miquel Álvarez intentó de nuevo detener lo que estaba sucediendo, con la significativa diferencia de que en esta ocasión el docente resultó agredido por alumnos de este segundo grupo, que le lanzaron objetos, le agarraron del pelo y le dirigieron insultos alusivos a su orientación sexual.
Los hechos, de una indudable gravedad, habrían desembocado por el momento en la expulsión de una decena de alumnos del grupo agresor, si bien la Consejería valenciana de Educación ha declinado dar más información, al involucrar a menores de edad. El caso, además, está ya en manos de la Fiscalía de Menores. La Consejería de Educación sí que ha activado Plan de Prevención de la Violencia y de Promoción de la Convivencia (PREVI), que entre otras medidas contempla asesoramiento y asistencia jurídica gratuita al profesorado.
Ya se conocen algunas reacciones significativas a lo sucedido en Bétera, algo que por otra parte refleja a la perfección cómo el discurso de odio, aireado de forma creciente desde las tribunas políticas y mediáticas de este país, va calando también entre los más jóvenes. La alcaldesa de la localidad, Elia Verdevio, ha condenado la agresión. «Desde el Ayuntamiento apostamos por la diversidad, la igualdad, la no discriminación y la convivencia de nuestros vecinos y vecinas independientemente de la orientación sexual y la identidad de género», ha declarado. Sindicatos docentes como STEPV (Sindicat de treballadors i treballadores de l’ensenyament del País Valencià) o la Federación de Enseñanza de Comisiones Obreras del País Valenciano han condenado también la agresión y se han puesto a disposición del profesor agredido y del centro. «Por fortuna, hechos como estos no son habituales en los centros educativos, pero desgraciadamente no es casualidad que una agresión tan grave como esta que se haya producido en un contexto político como el actual, con el auge de determinada ideología que fomenta estos comportamientos y no respeta ningún hecho diferencial», ha expresado STEPV en un comunicado. «Hechos como dste constatan la necesidad de seguir haciendo esfuerzos, poner todos los recursos necesarios e implicar a toda la sociedad para avanzar hacia la convivencia. El discurso LGTBIfóbico de la ultraderecha pasa factura introduciendo crispación y polarización en todos los entornos de la sociedad y en todas las edades», lamentan por su parte desde Comisiones Obreras.
El profesor agredido: «el discurso de odio está latente»
Miquel Álvarez, el profesor agredido, ha concedido una entrevista a À Punt, el medio que adelantó en exclusiva la noticia, en la que ha dado algunos detalles sobre lo sucedido. En concreto, ha aclarado que su petición a los alumnos de que retiraran las banderas rojigualdas no se debía a que estas fueran banderas de España, sino a que las estaban utilizando como provocación hacia otro sector del alumnado que el día anterior habían exhibido la bandera arcoirís el el patio, que por cierto él también pidió que se guardaran (sin ser por ello agredido). Álvarez considera que los adolescente simplemente están reproduciendo el discurso de odio que ven cada vez más presente en la sociedad. «El discurso de odio está latente y solo falta una chispa como esta para que se encienda todo», se ha lamentado.
«Yo no tengo miedo de seguir yendo a trabajar, hace ya años que soy docente y sé que hay que coger el toro por los cuernos y pensar que no van a poder contigo. Mi trabajo es ser docente y seguiré siéndolo, cueste lo que cueste», ha añadido, al tiempo que ha agradecido el apoyo recibido.
Fuente Dosmanzanas
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