“Tú eres mi Hijo amado, mi predilecto”
KÉNOSIS
Entra en picado
por aquella kenosis
que el Verbo aventuró
desnudamente,
de abismo en abismo,
hasta el foso fecundo de la muerte.
*
Pedro Casaldáliga
El Tiempo y la Espera, Sal Terrae, 1986
***
Así dice el Señor:
“Tú eres mi Hijo, el amado, el predilecto”
.
“Mirad a mi siervo, a quien sostengo; mi elegido, a quien prefiero.
Sobre él he puesto mi espíritu, para que traiga el derecho a las naciones.
No gritará, no clamará, no voceará por las calles.
La caña cascada no la quebrará, el pábilo vacilante no lo apagará.
Promoverá fielmente el derecho, no vacilará ni se quebrará, hasta implantar el derecho en la tierra, y sus leyes que esperan las islas.
Yo, el Señor, te he llamado con justicia, te he cogido de la mano, te he formado, y te he hecho alianza de un pueblo, luz de las naciones.
Para que abras los ojos de los ciegos, saques a los cautivos de la prisión, y de la mazmorra a los que habitan las tinieblas.”
*
(Isaías 42, 1-4. 6-7)
***
“Jesús, que no tiene pecado, se pone en fila con los pecadores, esperando ser bautizado por Juan. Cuando Jesús comienza su ministerio, elige entrar en solidaridad con la humanidad pecadora… Jesús elige el camino de la humildad. No aparece con fanfarrias como un salvador poderoso, anunciando un nuevo orden. Por el contrario, viene calladamente, con muchos de los pecadores que van a recibir el bautismo de arrepentimiento… En las tentaciones que siguieron, se hace claro cuán radical es esta elección… Es difícil creer que Dios nos revelaría su presencia divina en el hombre de Nazaret humilde y que se autodespoja. Hay tanto en mí que busca influencia, poder, éxito y popularidad. El camino de Jesús es el camino del ocultamiento, la impotencia y la pequeñez. Sin embargo, cuando entre en comunión verdadera y profunda con Jesús, descubriré que este camino pequeño es el que lleva a la paz real y a la alegría.
En esta fiesta del bautismo del Señor, rezo por el coraje de elegir el camino pequeño y seguir eligiéndolo”.
*
Henri Nouwen
LUMEN
***
El pueblo estaba a la expectativa y todos se preguntaban si no sería Juan el Mesías.
Entonces Juan les dijo:
–Yo os bautizo con agua; pero viene el que es más fuerte que yo, a quien no soy digno de desatar la correa de las sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego.
Un día en que se bautizó mucha gente, también Jesús se bautizó. Y mientras Jesús oraba se abrió el cielo, y el Espíritu Santo bajó sobre él en forma visible, como una paloma, y se oyó una voz que venía del cielo:
–Tú eres mi Hijo el amado, en ti me complazco.
*
Lucas 3,15-16.21-22
***
Tu verdadera identidad es ser hijo de Dios. Es ésta la identidad que debes aceptar. Una vez que la la has reivindicado y te has instalado en ella, puedes vivir en un mundo que te da mucha alegría y también mucho dolor. Puedes recibir alabanzas o calumnias que llegan a ti como una ocasión para fortalecer tu identidad fundamental, porque la identidad que te hace libre ha clavado su ancla más allá de toda alabanza y de toda calumnia humana. Tú perteneces a Dios, y como hijo de Dios has sido enviado al mundo. Necesitas un guía espiritual. Necesitas personas que te mantengan anclado a tu verdadera identidad. Subsiste siempre la tentación de cortar el lazo con el lugar profundo en el que Dios te habita y de dejarte ahogar por la alabanza o la calumnia del mundo.
Mientras lo más profundo dentro de ti, donde se hunden las raíces de tu identidad como hijo de Dios, te ha sido desconocido, los que eran capaces de “tocarte” han tenido sobre ti un poder imprevisible y a menudo aplastante. Han llegado a ser parte de tu identidad; ya no podías vivir sin ellos. Pero ellos no podían desempeñar el papel divino y te han dejado, y tú te has sentido abandonado.
Pero precisamente esta experiencia de abandono es la que te ha hecho volver a tu identidad de hijo de Dios. Sólo Dios puede habitar plenamente en lo más profundo de tu alma y darte sentido de seguridad. Pero queda el peligro de que dejes entrar a otros en tu lugar sagrado, hundiéndote así en la angustia.
*
H. J. M. Nouwen,
La voz interior del amor, Madrid 1998
***
***
Comentarios recientes