Un informe elaborado por el observatorio regional Sin Violencia LGBTI que si bien hubo un descenso en el registro de homicidios en 9 de los 11 países de la región, la cifra aumentó respecto a 2019.
Trescientas setenta personas fueron asesinadas por motivos relacionados con el prejuicio frente a la orientación sexual o identidad de género en once países de América Latina y el Caribe durante el 2020. Los datos fueron registrados en el informe de Sin Violencia LGBTI, el primer observatorio regional de crímenes contra personas LGBT+.
La red Sin Violencia LGBTI fue impulsada por las organizaciones Letra S de México, Colombia Diversa y Cattrachas de Honduras, y actualmente pertenecen a ella 11 países: Guatemala, El Salvador, República Dominicana, Nicaragua, Perú, Bolivia, Brasil y Ecuador, además de los países fundantes.
“Somos una base confiable para la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y también para las fiscalías y los entes de investigación de cada uno de nuestros países”, indicó Indyra Mendoza, la directora de Cattrachas.
Según los datos del observatorio, entre 2014 y 2020, al menos 3.599 personas LGBTI fueron asesinadas en los once países integrantes de la red. Más de mil (1.403, es decir, el 38.98%) por motivos relacionados con el prejuicio frente a su orientación sexual o identidad de género. Sólo en el año 2019 se registraron 319 casos y 370, en 2020.
Durante el 2020, la red observó un descenso en los homicidios a personas LGBTI en 9 de los 11 países. Sin embargo, resaltaron que esto “no presenta un panorama alentador” y enumeraron tres tendencias que tuvieron lugar a lo largo del año pasado.
“La primera es que se evidencia la carencia de acciones específicas de los Estados para prevenir, atender y sancionar esta violencia”, dijeron desde la red. La baja, según consideraron, pudo haber estado vinculada “con las transformaciones en las formas de interacción que representó la pandemia de covid-19”.
“En Colombia, por ejemplo, a pesar de que se redujo la tasa general de casos de violencia letal a causa de las restricciones impuestas a nivel nacional, se evidenció un aumento en el total de homicidios a personas LGBTI. La cifra concentró el 62,97% de los casos a nivel regional”, destacaron.
Los países con más víctimas letales fueron Colombia, México y Honduras, que aportaron el 82,76% del total de los casos registrados durante el 2019 y el 89,72% en 2020.
La segunda tendencia refiere a que “los principales patrones de violencia homicida contra personas LGBTI en la región persistieron en proporciones similares a los años anteriores”.
En tercer lugar, la última tendencia “tiene que ver con los nuevos riesgos que enfrentaron las personas LGBTI de la región en el contexto de pandemia por COVID-19”.
El impacto de las medidas de bioseguridad en las situaciones de violencia
En este sentido, Sin Violencia LGBTI destacó el rol que ocupó la imposición de medidas de bioseguridad. “Las medidas como los toques de queda, la limitación de acceso a servicios (en función del número de identificación o del género), así como el despliegue de fuerzas policiales y militares para garantizar su cumplimiento, aumentaron los riesgos de violencia no letal por parte de agentes del Estado”.
Esto ocurrió -señalan- “con personas trans en países como Colombia, Panamá, Paraguay y Perú” y se debió al «prejuicio frente a la orientación sexual o la identidad de género de las víctimas”.
Sobre la identidad de las víctimas, el observatorio indica que desde años anteriores existe una tendencia que permite señalar que los hombres gay, las mujeres trans y las lesbianas son las orientaciones sexuales e identidades de género mayormente victimizadas a nivel regional. “Sin embargo, la exacerbación de registros en Colombia para el año 2020, señala un preocupante aumento de los homicidios hacia hombres bisexuales”, agregan.
En cuanto a los lugares donde se cometieron los crímenes, la mayoría fueron principalmente en domicilios y con múltiples heridas de arma blanca. Mientras que, en el espacio público, fueron víctimas de armas de fuego y objetos cortopunzantes.
Sobre esto destacaron que “la invisibilidad social impuesta a las lesbianas dificulta la documentación de los asesinatos cometidos en su contra, ya que podrían registrarse únicamente como homicidios de mujeres, sin hacer referencia a su orientación sexual”.
La ausencia del Estado
Desde Sin Violencia LGBTI consideran que “la tendencia a la baja en los homicidios de personas LGBTI en 9 de los 11 países integrantes de la red no presenta un panorama alentador, antes que nada, debido a que existieron barreras para la identificación y registro de otras víctimas” y que “no fue el resultado de la acción de los Estados”.
Además, alertaron sobre “nuevas tendencias preocupantes” como la “persistencia de homicidios a personas LGBTI defensoras de derechos humanos, así como un aumento proporcional de homicidios en espacios públicos y con arma de fuego”.
El trabajo de Sin Violencia LGBTI busca crear información de acceso público. Se dirige a gobiernos y organismos internacionales para formular políticas que garanticen la protección y generen mecanismos de prevención en contra de la violencia homicida. Además genera material para que docentes, estudiantes e investigadorxs hagan estudios y creen conciencia sobre las violencias contra personas LGBTI en América Latina y el Caribe.
Una red imprescindible
Indyra Mendoza, directora de Cattrachas, una de las organizaciones fundadoras de la red, contó cómo fue su gestación. “Estábamos algunas organizaciones de sociedad civil de América Latina y el Caribe reunidas en Costa Rica, en San José, el 7 de diciembre de 2012. Ese día conocí a la organización Letra S de México, a su coordinador, y a Marcela Sánchez Buitrago, coordinadora de Colombia Diversa. Desde Cattrachas fuimos ponentes del observatorio de muertes violentas LGTBI y Letra S y Colombia Diversa hablaron de cómo elles registraban esta información”.
“Nos dimos cuenta de las diferencias, pero también que era necesario tener un observatorio común, con las mismas variantes para analizar patrones. Así fue como Colombia Diversa, Letra S de México y Cattrachas de Honduras nos juntamos, buscamos otras organizaciones de la región y creamos Sin Violencia LGBTI, en 2016. Hasta el 2018 tuvimos grandes reuniones y ya en 2019 nuestro primer informe”, contó a Presentes.
Desde entonces, la red ha crecido en gran medida como observatorio regional. “Pudimos hacer no sólo informes, también apoyamos a otras organizaciones, tuvimos mucha incidencia con países de la Unión Europea y aprendimos a unificar los distintos métodos de registro”.
Carlos Romero Prieto, secretario ejecutivo de la Red Nacional de Diversidad Sexual y VIH (REDNADS) de Guatemala, e integrante de Sin Violencia LGBTI , reconoció que “la red es importante porque es la primera en la región que plantea un sistema de información. No percibe los fenómenos de violencia como desarticulados, sino que atiende a un contexto a patrones de exclusión y de vulnerabilidad de las personas LGBTIQ”.
“Para Guatemala es muy valioso porque antes de este observatorio, solamente los colectivos de mujeres trans hacían documentación en torno a la violencia por prejuicio y quedaban afuera otras identidades. Por ejemplo, las violencias contra lesbianas, hombres trans, gays”, señaló Romero Prieto.
Y concluyó: “La valía de esta red es poder documentar la mayoría de hechos de violencia vinculados a nosotres. Poder aplicar enfoques de territorialidad particularmente e identificar cuáles son los territorios más hostiles para las personas LGBTIQ. Y a partir de eso reconocer patrones y movilizar acciones también con las instancias gestoras de seguridad y justicia”.
El informe completo se puede ver en este link.
General, Homofobia/ Transfobia.
América Latina, Caribe, Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), Delitos de Odio, Homofobia/Transfobia, Sin Violencia LGBTI
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