No os dejéis engañar.
¡Qué tiempos estos que nos toca vivir
en la calle y en la Iglesia,
en casa y en el trabajo,
tan convulsos y duros
que, para afrontarlos,
necesitan tu palabra evangélica!
Hay en ellos cosas
que nos deslumbran antes de conocerlas,
o que nos seducen
al primer golpe,
o al cabo de un rato,
o al caer de la tarde,
o en plena noche,
porque tienen tantas caras y brillos
como nosotros portamos
frustraciones y necesidades.
Y también las hay
que juegan a camuflarse
y engañan a los caminantes
perdiéndonos entre debates,
comparaciones,
dogmas
y yermas verdades.
Aunque más duro y triste
es encontrarse con personas,
de cultura y fe reconocida y solvente,
que, humildemente y en tu nombre,
se proclaman servidores
mas ejercen de jefes y señores
sin descubrir sus contradicciones,
y hacen sufrir a sus semejantes
y traicionan a tantos y tantos creyentes….
Pero Tú nos dijiste para momentos así:
Tened cuidado y no os dejéis engañar.
Y aunque desplieguen gran parafernalia,
no los sigáis ni a orar ni a tomar cañas.
Aprended de esa viuda, que es pobre
y ha dejado en el cepillo lo que necesitaba.
Permaneced firmes en mi palabra
y tendréis vida en abundancia.
*
Florentino Ulibarri
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