Hoy
Aquí tocamos otro error de fondo. Hay ‘devotos’ que se ilusionan con saltar fuera del presente para zambullirse en la espera del Reino futuro. De este modo, piensan permanecer fieles a lo eterno, descuidando la historia. No se dan cuenta de que lo eterno expresa la misma actualidad en las contingencias históricas. Y que por eso la traición al tiempo equivale a la traición a lo eterno. Esos tales conciben el más allá como algo totalmente separado de la tierra. No captan el nexo que existe entre ambos reinos. ¡Qué equivocación! ‘La salvación, el Reino de Dios, no sobrevuelan el mundo como nubes entre el cielo y la tierra, sino que están verdaderamente dentro, se preparan dentro del mundoť (Y. Congar). ‘La eternidad no es una especie de añadido futuro a la vida, de prolongación lineal de nuestra existencia hacia el infinito; la eternidad se encuentra ya en lo íntimo del hombre, es fruto de su obrar espiritualť (K. Rahner) […].
En consecuencia, el presente, el hoy, contiene ya, para el cristiano, el germen del futuro. Para él ya ha comenzado verdaderamente el futuro. Y su fidelidad al presente se resuelve, en sustancia, en una fidelidad al futuro.
*
A. Pronzato,
Evangelios molestos,
Ediciones Sígueme, Salamanca 1997.
***
Comentarios recientes