Shema Yisra’el…
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«Shema Yisra’el: ‘Adonay ‘Elohénü, ‘Adonay ehadh…»
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Los fragmentos del Shema’ constituyen el núcleo esencial y el elemento más antiguo de la oración cotidiana de la mañana y de la noche del pueblo de Israel. La ley oral comienza con la obligación de recitar cada día el Shema’. Para pronunciar esta oración se requiere el mayor fervor […]. El Shema’ ocupa el primer lugar porque proclama la unidad de Dios, nuestro amor por él, así como nuestro deber de reconocerle a través del estudio […]. Si el amor y la justicia, la alegría y la angustia, el fasto y la miseria, la vida y la muerte provienen de la misma fuente, si todo lo que somos, poseemos y queremos, nuestro cuerpo, nuestro espíritu y nuestro poder, deriva del mismo amor, que da y recibe, del amor del Ser Uno y único, de él solo, entonces le pertenecemos de verdad. Le pertenecemos con todo nuestro ser, con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma y con todas nuestras fuerzas […]. Ésta es la razón de que la continuación sea: «Amarás». Nuestra religión no es una visión conceptualista del mundo o una filosofía abstracta, sino que nos enseña el imperativo del deber y nos proporciona la consigna de la conducta moral: nos ordena amar a Dios y servirle con toda la más variada riqueza de nuestra vida y de nuestro ser. El hombre se entrega directamente al Dios Uno y único, se entrega sin divisiones y sin reservas, y precisamente esta entrega de sí mismo es lo que hace del hombre una personalidad armoniosa y sin contradicciones interiores.
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E. Munk,
El mundo de la oración ,
Roma 1992, pp. 101-103).
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