¿Multiplicar los panes?: solidaridad
Del blog de Tomás Muro La Verdad es libre:
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San Juan sitúa en la Última Cena el mandamiento del amor y el lavatorio de los pies, pero la Eucaristía: Yo soy el pan de vida, lo ubica S Juan en el capítulo 6º de su Evangelio: en el relato de la multiplicación de los panes: Yo soy el pan que ha bajado del cielo.
- Memoria de la multiplicación de los panes.
Sea como fuere, el relato -el acontecimiento- de la multiplicación de los panes, quedó muy grabado en la mente y en el corazón de los primeros cristianos, pues aparece seis veces en los cuatro evangelios.
Jesús se preocupa de las necesidades, de los enfermos, de los marginados, en el caso de hoy del hambre de aquella multitud que había acudido a escucharle. La gente, el ser humano necesita comer, en el amplio sentido del término alimentarse.
v 5. Estaba cerca la Pascua de los judíos“. No es un dato cronológico, sino teológico. La Pascua de los judíos ni alimenta ni salva. La gente no sube ya a Jerusalén, como era su obligación, sino que busca en Jesús el alimento y la liberación que ni el templo ni la religión pueden dar.
Necesitamos comer: pan, cultura, higiene, medicina, fe. espíritu, etc…
- ¿De dónde sacaremos dinero para comprar pan?
Esta pregunta, ¿de dónde? Es constante en el evangelio de S Juan:
La samaritana (Jn 4,11) le pregunta a Jesús: ¿De dónde vas a sacar tú agua?
El maestresala de las bodas de Caná le dice al novio: De dónde has sacado este vino nuevo? (Jn 2,9)
Jesús le dice a Nicodemo: El viento sopla donde quiere y, aunque oyes su sonido, no sabes de dónde viene ni a dónde va. (Jn 3,8).
El pan de vida no viene del dinero o de la compra abundante, que no sacia, sino que el pan de vida viene del corazón, de la buena relación y solidaridad entre los seres humanos. El pan de vida es un don, una gracia (gratuidad) del Señor.
- La multiplicación de los panes no es magia.
Era evidente que Jesús ni sus discípulos podían comprar pan para toda aquella gente.
Jesús lo sabe. Los que tienen dinero no resolverán nunca el problema del hambre en el mundo, porque para resolver el problema del hambre (crisis, tercer mundo, Grecia, etc.) se necesita algo más que dinero: se necesita querer a los demás: solidaridad y buena voluntad.
La multiplicación de los panes es multiplicar el trabajo, acoger a los emigrantes, a los que pasan en pateras. En la tierra hay alimento, medicinas y medios de educación para todos, incluso sobra si es que no acaparamos y los laboratorios no especulan con las vacunas, etc…
Había un muchacho que tenía cinco panes y dos peces. Pero el muchacho no se los queda para él: los reparte.
v 8 Jesús propone una solución distinta a la del comprar. Habla de los panes y los peces que tiene el muchacho y que pone al servicio de los demás, sus pocos panes y peces son algo de lo que se puede disponer. El muchacho(en griego: siervo) pone su poca comida al servicio de los demás, como la pobre viuda del evangelio que echa “veinte céntimos” en el cepillo del Templo: todo lo que tenía para vivir. Es como José, el hermano menor vendido por sus hermanos mayores, que luego será quien alimente a su familia y al pueblo.
El hambre del tercer mundo, el paro se resuelve cuando nadie acapara lo suyo habiendo otros que pasan hambre.
Decía D Ricardo Alberdi que mientras exista paro y hambre en el mundo es más que discutible que lo que decimos que es nuestro, lo sea.
La Iglesia y la humanidad habremos de aprender a poner a disposición de los hambrientos lo que tengamos, aunque sólo sea “cinco panes de cebada y un par de peces”.
5 panes y dos peces: 5+2: 7. Siete es número de plenitud. Hay alimento de sobra para todos.
Es muy difícil enseñar a compartir cuando únicamente sabemos comprar con ansiedad. Los criterios hondamente insolidarios, que rigen nuestras sociedades difícilmente resolverán el problema del hambre.
El milagro de la multiplicación de los panes consiste en liberarnos de nuestra indiferencia ante quienes mueren de miseria y hambre y compartir el pan con quienes lo necesitan.
Cuando somos solidarios, hay pan para todos, incluso sobra. Llenaron doce canastas, que hacen referencia a las doce tribus de Israel, es decir: todo el pueblo.
- v 10 Jesús mandó que se sentaran (recostaran) todos.
Las verdes praderas del Reino es una evocación mesiánica del salmo 22: en verdes praderas me hace recostar. Comer recostadoera signo de personas libres. La solidaridad crea personas que viven en común y libres. La Eucaristía -cuando es tal- crea fraternidad. El cristianismo no crea “clases sociales”, estamentos, no quiere servidumbres ni dependencias de ninguna clase. Todos vosotros sois hermanos, (Mt 23,8).
- Multiplicar los panes es Eucaristía.
Hoy hemos comenzado a leer el cp. 6º de san Juan, que seguiremos leyendo durante un mes, más o menos. Es un largo texto que nos habla de la multiplicación de los panes, después pasa al pan de vida: Yo soy el pan de vida.
Este capítulo sexto de Juan nos habla de la Eucaristía:
Jesús alzó los ojos, tomó el pan, dijo la acción de gracias: “habiendo dado gracias y lo repartió.”. Es la Eucaristía. Se trata de conectar la comida y la solidaridad con el ámbito del Señor. Es la Eucaristía. Una vez liberado del acaparamiento egoísta, todos tendrán acceso al alimento, bien necesario
Es la Eucaristía.
Baste por hoy terminar con que: la solidaridad, multiplicar los panes es Eucaristía y la Eucaristía nos ha de llevar a la solidaridad.
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