Una turba homófoba impide la celebración de Orgullo de Tiflis (Georgia) y arrasa la sede de sus organizadores
Una turba homófoba impidió el pasado lunes la celebración del que iba a ser primer Orgullo LGTBI de Tiflis, en Georgia, asaltando además la sede de sus organizadores, cuyo personal pudo por fortuna escapar a tiempo y evitar el que podría haber sido un fatal linchamiento. Los violentos también agredieron a numerosos periodistas que iban a cubrir el evento, a cuya celebración se habían opuesto tanto la influyente (y muy homófoba) Iglesia ortodoxa georgiana y el primer ministro del país, Irakli Garbibashvili, que horas antes había argumentado públicamente que «la mayoría de nuestra ciudadanía lo considera inaceptable».
Las imágenes son escalofriantes. Una turba homófoba formada por manifestantes de extrema derecha y afines a la Iglesia ortodoxa se concentró frente al edificio en el que se sitía la sede del Orgullo de Tiflis, compartida con la organización Shame Movement, el mismo día en el que en teoría iba a tener lugar la primera manifestación del Orgullo después de otro intento infructuoso en 2019. La manifestación propiamente dicha ya se había cancelado, ya que los homófobos habían ocupado el espacio urbano amenazando a todo aquel al que identificaban como activista sin que la policía hiciera nada por evitarlo. Numerosos periodistas fueron agredidos, así como un turista al que identificaron de forma errónea como un activista gay. Para rematar su obra, la turba decidió atacar la sede de los organizadores, que por fortuna habían abandonado ya el despacho, temiendo por su seguridad. Aunque el edificio estaba cerrado, un grupo de asaltantes escalaron la fachada hasta el tercer piso, saltaron al balcón, arrojaron a la calle las banderas arcoirís y vandalizaron la sede, destrozando todo lo que encontraron en su camino.
La Iglesia Ortodoxa de Georgia fue la principal organizadora de las protestas contra el Orgullo del lunes. Los sacerdotes ortodoxos fueron visibles en las protestas durante todo el día, y al menos en una ocasión parecieron participar en un ataque a un periodista. Al menos un sacerdote, el diácono Spiridon Tskipurishvili, dijo a la multitud frente al parlamento que estaban “obligados a cometer violencia por la patria”.
Sacerdotes atacando a un periodista
Durante el día, el órgano rector de la Iglesia, el Patriarcado, emitió repetidamente declaraciones en las que pedía a los manifestantes que permanecieran en paz. El reverendo Shio Mujiri, titular del trono patriarcal, sugirió que para evitar futuros incidentes violentos, Georgia debería prohibir “insultar los sentimientos religiosos y nacionales”.
El Ministerio del Interior informó de que 55 personas fueron víctimas de ataques durante el día, incluidos 53 periodistas. Dijeron que ocho personas habían sido arrestadas por cargos administrativos, así como una por el intento de asesinato del turista que fue apuñalado.
El Comisionado de Derechos Humanos del Consejo de Europa, Dunja Mijatovic, también condenó la violencia contra activistas y periodistas en Tbilisi, calificándola de “ilustración lamentable de las repetidas amenazas que enfrentan las personas LGBTI en Georgia”.
El siguiente vídeo recoge algunas imágenes de lo sucedido:
Manifestantes pro-LGTBI se concentran frente al Parlamento
Las reacciones a lo sucedido no se han hecho esperar. Internamente, la Oficina del Defensor del Pueblo de Georgia ha expresado su enérgica condena, ha lamentado el papel jugado por el primer ministro Garbibashvili, que considera que solo sirvió para exacerbar los ánimos, y ha recordado que es obligación del Estado garantizar los derechos de reunión y de manifestación. Lo sucedido también ha merecido la condena de la Oficina de Naciones Unidas en Georgia y de la Delegación de la Unión Europea, que han emitido un comunicado conjunto que han suscrito además 16 embajadas en el país caucásico, incluyendo la española.
Pero quizá la reacción más emocionante es la que ha tenido lugar este martes, un día después del ataque. Miles de personas se han concentrado frente al Parlamento, enarbolando banderas arcoíris, para expresar su protesta por lo sucedido. En esta ocasión, al menos en el momento de publicar esta entrada, los defensores de los derechos LGTBI se han podido concentrar sin especiales dificultades pese a la presencia constante de contramanifestantes, muy posiblemente como consecuencia del eco internacional de lo sucedido el día anterior. En el perfil de Twitter del Orgullo de Tiflis (Tbilisi Pride) es posible disfrutar de algunas imágenes:
#TbilisiPride21 😁🏳️🌈 pic.twitter.com/iPYt7Kg6V8
— Tbilisi Pride (@TbilisiPride) July 6, 2021
Historic picture. Us in front of the Parliament of Georgia with 7,000 people ✊ pic.twitter.com/0P1eMhJmiB
— Tbilisi Pride (@TbilisiPride) July 6, 2021
Llueve sobre mojado
Por desgracia, ya son muchos los antecedentes de violencia homófoba en Georgia. En 2019, cuando se intentó organizar por primera vez una manifestación del Orgullo, grupos nacionalistas azuzados por la Iglesia ortodoxa impidieron su celebración, pese a que se intentó en varias fechas distintas. También en 2019 esos mismos grupos intentaron de forma violenta impedir la exhibición en varias ciudades de la película And Then We Danced (Solo nos queda bailar), una coproducción sueco-georgiana de gran éxito internacional que precisamente narra el romance entre dos bailarines en el país caucásico.
Pero ya antes habíamos recogido otros incidentes. Allá por 2013, por ejemplo, los contramanifestantes homófobos provocaron varios heridos en Tiflis al atacar una concentración convocada con motivo del Día Internacional contra la LGTBIfobia. Y en 2018 un joven agredía a un activista LGTBI que se encontraba pronunciando un discurso para un pequeño grupo en una vía pública de Tiflis, solo unos días después de que las amenazas de la extrema derecha obligaran al activismo a desconvocar otra manifestación por el Día contra la LGTBIfobia.
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