El escritor Javier Ruescas hace pública la agresión homófoba sufrida por su novio a manos de un policía municipal de Madrid
El joven escritor Javier Ruescas ha hecho pública en redes sociales la denuncia que ha interpuesto contra un agente de la Policía Municipal de Madrid por una agresión de carácter homófobo. Sucedió la pasada madrugada, en plenas celebraciones del Orgullo LGTBI de Madrid, cuando Ruescas y el grupo que le acompañaba abandonaba el barrio de Chueca y tras atravesar uno de los controles policiales que regulaban el aforo.
«Anoche sufrimos una agresión por parte de la policía municipal de Madrid. Puede que este mensaje no llegue a nada, pero quiero contar lo que sucedió para que, si por desgracia, os sucede algo similar, sepáis como reaccionar», comienza el relato publicado por Ruescas. El escritor denuncia que sobre las 02:50 de la madrugada de este domingo, cuando iba en compañía de varias personas, entre ellas su novio, y juntos abandonaban el barrio de Chueca camino de la Gran Vía por la calle Clavel de Madrid, el grupo se topó con el dispositivo policial que controlaba el acceso al barrio en ese punto. «Mi novio, Andrés, se adelantó unos pasos al grupo. Quiso darse la vuelta para despedirse de un amigo, cuando se dio cuenta de que ya había cruzado la valla y no podía volver. El policía municipal le dijo textualmente: ‘¿a dónde te crees que vas, bombón?’, que fue cuando llegamos a su lado. Y él le preguntó que a quién le estaba llamando bombón. El policía le soltó: ‘a ti, maricón’. Entonces, viendo lo que podía ocurrir, nos alejamos de allí hacia Gran Vía. Mi novio iba farfullando cabreado sobre el trato recibido hasta que de pronto el policía (de al menos 1,95 metros y cuadrado como un armario) sale del control donde estaba con toda su agresividad, camina varios metros hacia la Gran Vía, donde ya estábamos nosotros, y le arrea un guantazo con la mano abierta por algo que creía haber oído».
«Al momento, mientras empujamos a Andrés lejos de ahí, los compañeros del policía municipal se llevan al hombre, con la mirada inyectada de rabia, lo hacen desaparecer dentro de la calle por la que no podemos pasar y cuando vamos a pedir identificaciones por esta agresión injustificad y desproporcionada, ellos primero nos dicen que no, que por qué nos van a dar su número de placa si ellos no han hecho nada, todo con cara incluso de sorpresa por lo que les estábamos pidiendo, y después incluso tratando de amedrentarnos diciéndonos que tuviéramos cuidado, que Andrés habí incurrido en un delito por haberse encarado a la policía», prosigue el relato de Ruescas. «Se aprovechan literalmente del momento, del susto, del shock, de que es la primera vez que vives esto, para que el tiempo pase y, en lugar de ofrecerte ayuda, te achantes y te marches sin molestar», se lamenta.
«Les decimos que queremos denunciar y aún tienen las narices de decirnos que, bueno, si queremos, tenemos que esperar a ir a la comisaría de policía municipal a las 09:00 AM, que a esas horas está todo cerrado. Todo esto con un tono tranquilizador que me desconcertó aún más. pPor supuesto que no les hacemos caso, porque es evidente que quieren escurrir el bulto, y nos dirigimos Andrés, unos amigos que habían sido testigos y yo a la comisaría de la calle Montera. Pero ahí nos dicen que no podemos poner la denuncia y que eso tenemos que hacerlo en la calle Leganitos [comisaría de la Policia Nacional]. Y ahí nos vamos. Nos pidieron los datos, se los dimos y nos tomaron parte de la denuncia», continúa el relato. «¿Qué ocurre? Que debido al shock del momento, de estar preocupados por separarlos, de comprobar que Andrés estuviera bien, perdimos los segundos necesarios para conseguir placas, grabar, tomar los datos del coche en el que se llevaron al agresor… Y aunque nos dicen que van a revisar las cámaras de seguridad, la realidad es que es muy difícil que haya un efecto real con ese policía que, haciendo uso de la brutalidad, le estampó la mano en la cara con violencia a un chaval. Y la realidad que subyace detrás de todo esto es que cualquiera podemos ser víctimas de estas agresiones. Y voy a confesar algo: durante un microsegundo, de tanto verlo en redes, pelis, series… yo pensé: ‘claro, es normal, es policía y nos pega’. Durante un segundo, sí, pero lo pensé. Para despuès darme cuenta de lo surrealista que era todo y lo equivocado que estaba y reaccionar. La policía no puede agredir de esa manera. No puede. No debe. No tienen que comportarse como matones. Deben tener autocontrol, y más en situaciones como esa en la que no había ninguna agreisón por parte nuestra. Menos mal que los policias nacionales que estuvieron con nosotros en comisaría fueron amables, considerados y se mostraron atentos en todo momento. Me llevo al menos eso», asegura Ruescas.
«Lo siguiente que entendimos fue que nos que nos ha pasado es una agresión HOMÓFOBA. Con todas las letras de la palabra. Y que con ese ‘maricón’ y también con ese ‘bombón’ que soltó el policía dejó claro que una de las cosas que alimentó su rabia para salir del control en el que se encontraba y atizar a mi novio fue el asco que le surgió de las entrañas por encontrarse con un homosexual. Así que por favor: si por desgracia os ocurre algo similar, antes de denunciar, en ese instante, tratad de recopilar todos los datos que podáis. Y después, sí, denunciad. Id con testigos, a ser posible (desde aquí, mil gracias a los amigos que nos acompañaron anoche). La impotencia, la rabia y el miedo que ahora sentimos no nos lo quita nadie, pero lo llevan claro si piensan que nos vamos a callar. Puede que no encuentren ninguna prueba, pero al menos no vamos a guardar silencio», finaliza su testimonio:
Anoche, @andrew__klein y yo sufrimos una agresión homofoba por parte de la policía municipal de Madrid, al salir de Chueca. @AlmeidaPP_ esperamos que hagas algo para detener estos ataques injustificados y con cariz homófobo que están teniendo lugar en la ciudad que gobiernas. pic.twitter.com/ZPP15oxlI9
— Javier Ruescas 🏳️🌈 (@javier_ruescas) July 4, 2021
Fuente Dosmanzanas
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