‘Los que se van no regresan’, la nueva obra del ensayista y crítico Deen Shulem
Una conmovedora exploración de la vida jasídica
En Los que van NO regresan (Capitán Swing), Deen Shulem narra valientemente su desgarradora pérdida de fe mientras ofrece una mirada esclarecedora a un mundo sumamente reservado.
El título completo del libro de mi referencia es tan “vendedor” y atractivo como el del comentario-reseña bibliográfica que me corresponde hacer hoy. Y el título es este: Los que se van NO regresan. La lucha de un hombre con la fe, la familia y la comunidad en la secta judía jasídica.
Una síntesis del contenido de las 384 páginas del texto pudiera ser la que se destaca en su contraportada, en los términos siguientes:
Se trata de una exploración conmovedora y reveladora de la vida jasídica y de la lucha de un hombre en el seno de esta comunidad. Shulem Deen, su autor, creyó que las preguntas son peligrosas. Como miembro de la comunidad “skver” —una de las sectas jasídicas más aisladas de Estados Unidos— sabe poco sobre el mundo exterior, aparte de que hay que evitarlo. Conciertan su matrimonio a los dieciocho años y pronto se siguen varios hijos. La primera transgresión de Deen, encender la radio, es pequeña, pero su curiosidad lo lleva a la biblioteca y luego a internet. Pronto comienza una investigación febril sobre los principios de sus creencias religiosas hasta que varios años después su fe se desmorona por completo. Ahora, hereje teme ser descubierto y excluido del único mundo que conoce. La relación con su familia está en juego, se ve obligado a una vida de engaño y comienza una larga lucha por aferrarse a quienes más ama: sus cinco hijos. En Los que van NO regresan, Deen narra valientemente su desgarradora pérdida de fe, mientras ofrece una mirada esclarecedora a un mundo sumamente reservado”.
Y es que, tal vez por aquello de que “en todas partes cuecen habas”, en los borreguiles tiempos gloriosos en los que imperaba e impera el principio de que “doctores tiene la Iglesia”, los demás —el pueblo santo de Dios— habrían de limitarse a decir AMÉN. Discurrir por su cuenta, además de imposible, era —y es— herético. La Biblia había que leerla en latín, y las misas, “de espaldas al pueblo”. Los letrados eran —y siguen siendo— solo los clérigos. Los demás eran designados como laicos, es decir, “iletrados” y religiosamente analfabetos. Esta situación ascética, y doctrinal no se corresponde con tiempos medievales. Son de actualidad, contra la que lucha determinadamente el papa Francisco, pese a que los ”Nihil Obstat” e “Imprimatur” canónicos, campeen al inicio de la lectura de no pocos libros, por prescripción o “consejo” de sus respectivos obispos, alejados de estas y tantas otras materias.
Un buen libro y una tristísima y reveladora historia “religiosa”, en cuyo desarrollo y aprendizaje, lo de” hacer preguntas” está sempiternamente vedado, bajo pena de excomunión.
El libro se terminó de imprimir el 18 de marzo del 2021 y Sándor Márai, sentencia en este colofón:
“Entre los judíos, la familia es lo primero y sus miembros individuales vienen después, mientras que entre los católicos, cada uno de los miembros vive sobre todo para sí mismo y de sus emociones y sentimientos sobrantes deja caer a veces algo para los demás. Los judíos viven “para” la familia; los católicos,”por” la familia”.
Fuente Religión Digital
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