El Buen Pastor da la vida a sus ovejas.
El agua que no corre se estanca, se pudre y huele mal. Pero también se pudre y huele mal toda vida que no fluye (Pablo D’Ors)
Domingo IV de Pascua
Jn 10, 11-18
-Yo soy el buen pastor. El buen pastor da la vida por sus ovejas
Cinco veces aparece en el Evangelio la expresión redentora de “da la vida por sus ovejas”. Aunque la realidad salvadora, la cumplió Jesús en el mundo en “dar la vida a” más que en “darla por”. El nuevo rebaño –o comunidad mesiánica- con acceso a la salvación (alcanzar la plenitud humana) la otorga el buen pastor comunicando vida a su rebaño: “Yo vine para que tengan vida, y la tengan en abundancia”, dice Juan en el versículo diez del citado décimo capítulo.
A partir de aquí surgen relaciones de mutuo conocimiento, amor y comunión entre Jesús y sus discípulos. Relaciones mantenidas entre todo verdadero Maestro espiritual y seguidores. La palabra religión, de re-ligare -volver a unir- es re-ligazón con el Absoluto, “que irrumpe en nuestras vidas creando unión –comunión- con Él, con todo lo humano y también con el cosmos“, como escribe el acreditado teólogo granadino Manuel Gª Hdez, en su última obra Ensayo sobre la vida y espiritualidad. (Ed. Desclée de Brouwer, 2015).
El Nuevo Testamento retoma y aplica a la figura de Jesús –Marcos 12, 10, Hechos 4, 11 y Primera de Pedro 2, 7- la imagen de la piedra angular del edificio cantada por el Salmista y constituido por cuantos escuchan y siguen su doctrina. Una mansión construida al margen de los cánones legales establecidos y, en consecuencia, deshechada por los arquitectos oficiales.
El agua que no corre se estanca, se pudre y huele mal, pero también se pudre y huele mal toda vida que no fluye. Lo sabemos todos y de modo particular, debieran conocerlo los propios interesados. Pues como señala D’Ors en otro momento, y en una dimensión cósmica: “Todo lo que haces a los demás seres y a la naturaleza te lo haces a ti” (Pablo D’Ors, Biografía del Silencio, Ed. Siruela).
Desde esta perspectiva evangélica se funden y confunden ovejas y pastores. Jesús delegó en cada uno de sus seguidores la vigilancia de no contaminación, y el mantenimiento y pertinente desarrollo del edificio del Reino. Desde entonces Jesús somos nosotros. Para llevar a cabo tan vital tarea, el mejor aparejo nos lo brinda el Papa Francisco en la Evangelii Gaudium: “Redescubrir la Iglesia y la alegria de ser cristianos”.
En su homilia del pasado Jueves Santo indicó a los sacerdotes que no pueden ser “pastores con cara de vinagre, quejosos ni, lo que es peor, pastores aburridos”. Y reiteró la necesidad que tiene la sociedad de pastores “con olor a oveja” y “sonrisa de padre”. Que no tienen nada que ver con esos “que huelen a perfume caro y te miran de lejos desde arriba”. Con similar talante no es posible dar vida alguna a las ovejas.
Colaborar en la misión de que todos tengan vida y la tengan en abundancia es tarea que a todos nos afecta. Un extraño concierto de ideas sembradas en surcos terrenales que debiera ser forma de vida para todos.
LA ALONDRA: UNA MANERA DE PENSAR
Soñé también que alondra era
sobre la era de un pueblo en La Ribera
castellano-leonesa del Bernesga.
Un punto allá en el cielo,
bendiciendo trigales con sus versos.
Los labriegos buscaban su cantar
y su figura en las alturas.
Mas sólo la veían las miradas
comprometidas con lo que cantaba.
……………………….
Admirados un día se quedaron
todos los del pueblo.
Se anunciaba:
“El Búho y la Alondra darán juntos
un extraño concierto”.
Se reunieron todos en la era,
que era un comunal espacio.
Actuaban el Búho Soliloquio
y la Alondra del pueblo ribereño.
Entonaron celestiales ideas
sembradas en besanas terrenales.
Les escucharon todos y aplaudieron,
porque lo que cantaron
¡era Forma de Vida para Todos!
También estaba Dios en el teatro.
(SOLILOQUIOS, Ediciones Feadulta)
Vicente Martínez
Fuente Fe Adulta
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